domingo, 9 de diciembre de 2012

La lentitud en la escuela


 
Leonardo Da Vinci, "La Virgen de las rocas", (Detalle)

  Pocos hacen un elogio de la lentitud en el ámbito escolar. Muy por el contrario. Desde que tengo memoria, y sobre todo en las huellas de mi memoria afectiva, que quedó marcada por mi paso por allí, en la escuela siempre se premió la velocidad de pensamiento, de respuesta, de concreción, de resolución y hasta de movimiento, y se la privilegió como una aptitud que se propone para la competencia entre alumnos, galardonando al más rápido y estigmatizando al más lento como inepto, inseguro, torpe, disperso y toda una serie de etiquetas indeseables y corrosivas, siempre fieles a los principios que introdujera la Revolución Industrial hace ya más de dos siglos y a la idea de la eficiencia como sinónimo de rapidez que llegó de la mano con la deshumanizante producción en serie.

  En ocasiones, los docentes parecen no haber aprendido siquiera las nociones básicas de psicopedagogía y sus conocimientos académicos parecen no ir de la mano del sentido común, y victimizan de manera explícita y hasta cruel al que no funciona a ese ritmo y a quien resulta lento en relación a una media caprichosamente arbitraria, sin pensar en las consecuencias psicoafectivas que acarrea para el alumno el cargar con ese prejuicio que se esparce como reguero de pólvora en sala de maestros y que luego resulta casi imposible de desterrar, a tal punto que es su portador quien termina creyéndolo más que ninguna otra persona en el mundo.

  Lo que me impulsó a escribir sucedió recientemente con mi hija, de naturaleza analítica, quien se muestra insegura al ser confrontada con el desafío de lograr calidad de resultados en cierta cantidad mezquina de tiempo, especialmente en matemáticas. Se la somete a evaluaciones extensas con cantidad de contenidos para los que no se le muestra una aplicación concreta, que van más allá del tiempo de atención que un niño de su edad puede sostener y que parecen propiciar el error contra reloj más que permitir la medición fidedigna de lo aprendido. En los escasos 40 minutos de una hora de clase, se le asignan entre ocho a diez ítems para resolver sin ayuda, ya que si la solicita, la docente a cargo deja constancia escrita de que la asistió y baja su calificación por eso.


  Y suele pasar que su maestra de matemáticas elige días en los que sólo dispone de una hora de clase frente al curso, por lo que pide prestados unos minutos de otras materias a sus colegas para que los rezagados puedan terminar su prueba escrita, como si los números fuesen más importantes que la lengua o la educación artística. Pasó entonces que mi hija estaba luchando por concluir con su prueba mientras su maestra de matemáticas comentó al alcance de su oído con su par de Lengua, quien le cedió amablemente algunos minutos de su clase, que se trataba de una alumna "muy lenta e insegura a pesar de ser capaz". Afortunadamente, su colega no contestó y había compartido conmigo un concepto diferente sobre el rendimiento y la persona de mi hija de nueve años que pude emplear para darle ánimos al relatarme entre lágrimas el episodio de vuelta en casa.


 Además de llanto, hubo malhumor y desconsuelo ante lo que asumió como desconfianza de parte de su maestra en sus capacidades, ya que también la interrogó repetidamente para constatar si había estado estudiando para la evaluación durante el fin de semana anterior. Papá y mamá nos habíamos pasado el fin de semana largo haciéndola practicar fracciones propias, aparentes, impropias, números mixtos y demás yerbas, por lo que decidimos que el comentario merecía una observación, ya que después de un fin de semana y un día de perros padecimos una noche de terror: cuando su ansiedad escolar se eleva, suele pasar mal la noche y termina durmiendo mal y poco en nuestra cama.


  Al hablar en buenos términos con la maestra, simplemente para evitar que situaciones similares se repitan y para que se entere del efecto nefasto que un desliz así tiene sobre nuestra hija, la señora aseguró que su comentario no se había referido a ella, sino a otra alumna de otra división,  excusa que, de ser cierta, no la exime de su mal proceder, y aseguró que hablaría con mi hija para aclararlo. Así lo hizo. La llamó fuera del aula y la reprendió por dedicarse a escuchar conversaciones adultas en lugar de concentrarse en terminar sus cosas a tiempo.


  No me quiero extender más porque sé que nuestro mundo es así, intrépidamente veloz, y pocos tienen paciencia para con quienes solemos extendernos. Si fuese por lo que se propicia en la escuela, más de las diez piezas inconclusas de Leonardo da Vinci no serían consideradas obras maestras por no estar terminadas debido a su dispersión, y ningún amante de la música disfrutaría de las delicias sonoras de un Stradivarius, que depende de la lentitud que se toma la naturaleza misma y el artesano que se deleita en ella para secar las maderas de arce y abeto con las que está construido. Estos son sólo dos ejemplos que se me vienen rápidamente a la cabeza, no para insinuar una genialidad de mi hija como alumna que no existe ni deseo, sino para cuestionar una vez más desde este espacio los falsos y dañinos valores que se ponderan en la escuela aún en pleno siglo XXI, avasallando la singularidad de cada persona y destruyendo el castillo de naipes que muchos padres apuntalamos día a día en la noble y vital tarea que cada ser debe afrontar al intentar construir lo más sagrado y valioso que necesita aprender en este tiempo lento de su vida: el amor y el respeto por su singularidad.



A boca de jarro

28 comentarios:

  1. Querida Fernanda: creo que no hace falta decirte que suscribo todas y cada una de tus opiniones.

    Como sociedad (global y mundial) estamos mal orientados y no hay que ser un genio para darse cuenta, basta observar la espiral de egoísmo y violencia en la que estamos inmersos. Apuntamos mal a la finalidad de la enseñanza, porque excluimos la reflexión sobre los valores morales dentro y evaluamos mal, porque soslayamos las singularidades de seres que proclamamos –sólo de la boca para afuera- como únicos e irrepetibles.
    Parece mentira que a esta altura del desarrollo no seamos conscientes que hay personas que responden excelente bajo presión, otras que necesitan de tranquilidad para desarrollar su potencial, otras que son buenas para los números, otros para las letras y otros para la vida, uno que son buenos padres y otros solamente buenos ingenieros. Por lo que escuché –ni siquiera leí- existen diferentes tipos de inteligencia; recuerdo en particular un tipo de inteligencia que tiene que ver con la orientación espacial/orientación -tal vez porque es una de mis múltiples falencias-. Cada vez es más conocido que somos una suma y que ningún término de la suma es el más importante.

    Yo creo que si hay algo que debería transmitirse, si hay algo que debe asegurarse que sea comprendido, es que todo aprendizaje tiene como fin último la felicidad de la persona y esa felicidad nada tiene que ver con la velocidad de respuesta y si con la honradez, con la responsabilidad, con la compasión, con el altruismo y con la solidaridad.

    Ya hablamos muchas veces que estamos viviendo la cultura de los resultados y en nombre de ese desatino vivimos y evaluamos.

    Un beso grande

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    1. A mí me apasiona el tema porque con esta hija las hemos pasado todas. Hemos tenido que consultar con psicopedagogas que nos han dicho que las maestras se tenían que poner "anteojos" y quitarse las "anteojeras"... Pero, lamentablemente, cuando acudimos a la escuela, no sólo encontramos ciegas, sino sordas docentes, aunque nunca mudas. Sus palabras tiran a matar y dan el en blanco más doliente. Y el colmo de los colmos es que mamá y papá somos docentes, por lo cual es muy difícil dejar de ver las barbaridades que se hacen en nombre de la educación.

      A mí también me parece mentira que en pleno siglo XXI, con notebooks para todos y smart boards, la educación sea peor que cuando yo fui a la escuela. No recuerdo maestras tan crueles, sino mujeres maternales, comprensivas y pacientes. Además, tenemos a pensadores que abren caminos como para al menos cambiar la mirada y dejar de martirizar a padres e hijos: Ken Robinson o Howard Gardner, quien describió las inteligencias múltiples, son apenas dos ejemplos de mentes brillantes que proponen una mirada más abarcativa y fresca.

      De la educación de la que hablás, y a la que adhiero 100%, nos tenemos que encargar los padres, si es que son esos los valores que nos guían, y transmitirles a nuestros hijos la templanza de resistir en lo que es una jungla donde lo que parece primar es la supervivencia del más apto.

      Un beso grande de domingo y gracias!

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  2. ¡Qué bien explicado!. Estoy contigo en todo, estoy también con tu hija. No hay derecho a que este sistema educativo siga tratando a todos los niños como si fueran iguales, ignorando sus potencialidades y sus propios tiempos y procesos, deshumanizando el "aprender", eliminando la curiosidad innata y la magia de aprender por uno mismo. Así nos va el mundo, mientras continúe fomentando valores para que produzcamos y compitamos. Parece, eso sí, que cada vez más personas se dan cuenta de esto; que, poco a poco, vamos sensibilizándonos... lo intentaremos, al menos, desde nuestras casas, como veo que ya haces tú, Fer. Un abrazo enorme a ambas

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  3. Prima la rapidez en todos los sentidos; incluso a la hora de vivir, y no dejamos paso a la reflexión.
    Me consta, porque hace no tantos años que pasé por la escuela, que el sistema de aprendizaje es nada positivo: se castiga desproporcionadamente, se tacha un ejercicio entero aunque te hayas confundido en una coma o en un número. Hace poco escuché que un niño o niña recibe diez estímulos negativos por uno positivo... ¿Cómo va a salir de reforzada y de confiada esa persona cuando sea adulta?
    Soy de los que piensa que tener un hijo, educarlo (ya sea en casa o en la escuela) es mucho más complejo que lo que se cree; que hay que SABER hacerlo porque le puedes destrozar aun con buenas intenciones.

    Me he desviado un poco quizás, pero es lo que me ha salido al leer tu post.

    Un abrazo, Fer.

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    1. Tal vez tu hipótesis sea el punto crucial de la cuestión, Diego: no dejar lugar a la reflexión para que no nos detengamos a observar la cantidad de conocimientos inútiles con los que intentan estandarizarnos, y hacernos sumisos marcando siempre lo que nos faltó. El niño aprende que es mejor no preguntar demasiado, no indagar, no cuestionar, y esto resulta ideal como producto listo para ser cocinado en el horno de las sociedades fácilmente manejables y poco críticas pero productivas.

      Mi hija podrá ser lenta con respecto a la media de su curso, como algunos otros, pero te aseguro que te puede llegar a sacar de quicio la cantidad y la profundidad de preguntas que hace cuando intentas explicarle algo que ha visto en la escuela, a tal punto que, contra todo lo que he aprendido de pedagogía, termino diciéndole: "Esto es así porque sí y punto." Supongo que individuos así resultan un tanto subversivos en el aula y en la sociedad.

      A mí me enseñaron sobre el refuerzo positivo en mi paso por el profesorado, pero es absolutamente cierto que cualquier niño y adolescente normal recibe muchas más observaciones por sus errores que halagos por sus aciertos, y que se anulan ejercicios enteros por un simple error, sin tomar en cuenta todo lo que sí salió bien. Por eso grafico con la imagen de los vasos. Lo mismo nos sucede a los adultos en la esfera del trabajo, inclusive a los docentes, pero eso no justifica que no hagamos lo que sabemos se debe hacer con los educandos.

      Es cierto que es muy complejo educar a un hijo: muchas veces desearía que existiera una escuela para padres.

      Un abrazo y gracias por tu aporte, Diego.

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  4. Fer el problema es de los docentes que se olvidan que detras de cada nombre existe una personita singular y diferente...y que no todos tenemos las mismas aptitudes...y no por ello somos mejore ni peores...creo que a los niños se le exige mas competir que competencia...que no es lo mismo...
    espero que tu hija con ayuda de vosotros aprenda a ser una persona competente y no competitiva...
    un abrazo

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    1. Brillante tu observación, querida Julia, sobre todo con un mundo laboral que la recibirá llenándose la boca hablando de "team work", de trabajo en equipo, de cooperación, de asertividad.

      Recuerdo que odiaba las consignas competitivas en la escuela: cuando anunciaban que el primero en terminar sin un sólo error sacaba un diez, o cuando nos hacían correr carreras, me daba por vencida antes de intentar. Supongo que esta niña ha heredado mis genes en ese aspecto. Pero confío en que andamos por el buen camino: es una personita de la que estoy muy orgullosa por sus valores y su enorme caudal de creatividad y afectividad.

      Abrazo y gracias!

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  5. Intolerable.
    Me sobrecogen tus letras. Te aseguro que yo no habría sido tan educada con esa maestra.
    Para empezar te diré que muchos docentes no tienen ni siquiera la decencia de guardarse sus apreciaciones para cuando están en la sala de profesores, sin tacto y con total impunidad, se creen líderes, entre la manada de niños que les rodean y les avasallan con su ineptitud, porque todo esto del tiempo y las prisas y la exigencia de velocidad no es más que ineptitud por su parte de en primer lugar organización de los contenidos y en segundo lugar del conocimiento sobre los contenidos que ellos mismos tienen.
    Me he dado cuenta, que muchos profesores y maestros, van con la lección aprendida. Sota, caballo y rey, sin más. No les saques de su esquema porque ya no saben por donde les caen las preguntas, ni saben si quiera responder, por eso, son tan cuadriculados. Explican hasta donde conocen y poco más. no se preocupan en ampliar, en expandir otras opciones que hagan a los niños aprender a pensar.
    el pensamiento se toma su tiempo... que seas veloz de ideas, o te guste encontrar todas las opciones posibles no es motivo para que te tilden de lerdo, lento o falto de capacidad.
    Pero hay docentes que les faltan muchos de los valores que intentan inculcar, y si ya partimos de esa base... mal vamos.
    Me parece increible que un profesor sea tan "lerdo" como para pensar que si un niño se toma su tiempo en responder es que es lentito aunque capaz...
    Es intolerable! pero sobre todo que encima lo comente impunemente delante del alumno es denunciable!
    Esta señora no se da cuenta del daño que hace?
    En vez de enseñarles a pensar les enseñan a ser como robots de respuesta automática.
    Los grandes pensamientos no nacen en un intante, sino en el conjunto de un montón de ideas maceradas en la mente.

    De verdad, me da verguenza ver que existen docentes que esconden su ineptitud en la respuesta no inmediata de un niño de 9 años.
    Si todos los niños tuvieran respuesta para todo y fueran tan automáticos como ellos quieren no serían niños, serían otra cosa, superdotados tal vez?
    Pero los niños han de aprender razonando... y si, cada uno se toma su tiempo para hacerlo, y qué? no me parece bien que se les califique de lentos... con eso, solo conseguirmos una cosa por la que siempre hemos luchado, la no discriminación de ningún tipo. Los valores de igualdad y tolerancia, del trato igualitario y no discriminatorio por ninguna causa, ya sea sexual, social, emocional o cognitiva.
    Si los profesores ya van haciendo esas diferencias en sus alumnos entre los rápidos y los lentos mentalmente hablando, ya me explicarás con que valor van a explicarles que todos somos iguales y que no hay que discriminar a nadie por su etnia, ideologia o religión, por poner un ejemplo.

    Ellos, son los que deberían aprender valores antes de exigir a los pequeños un aprendizaje robotizado y automático. Todo de memoria! para que a la vuelta del mes se les haya olvidado!
    Que falta de calidad en la educación!! cuanto profesor necesitaría volver a aprender psicologia infantil y sobre todo, técnicas y recursos educativos y pedagógicos.

    Me indigna, no puedo evitarlo.
    Te aseguro que esta profesora, si fuera la profe de mi niña, iba a tener problemas conmigo... bien clarito se lo iba a decir...

    Siento haber tardado tanto en llegar... últimamente ando algo deshinchada, sin mucho ánimo.
    pero como siempre es un placer volver a leer tus pensamientos, me encantan.
    Besitos mediterráneos.

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    1. Muchísimas gracias, Gala, por tan rico y extenso comentario. Me encantaría poder cantarle todas estas verdades que comparto a esta señora que se llama "maestra" a bocajarro, pero cuando los hijos están de por medio, uno teme las represalias, que de hecho se han dado, aunque parezca mentira.

      Yo también noto que la gran falla está en como ella misma ha manejado los tiempos, y pagamos todos el pato. Y ni hablar de otros tipos de discriminación y maltrato, del cual se lavan las manos diciendo que es algo esperable y "normal" a la edad de estos niños.

      Esta es la escuela que tenemos por estos lares... Se hace difícil intentar razonar y dialogar con docentes y directivos. Y los demás padres sienten temor, y el miedo es cómplice de los atropellos y la mala calidad educativa, al menos en las escuelas por donde han pasado mis hijos. En otras se van a otro extremo y los padres avasallan y hasta violentan a directivos y docentes. Se ha perdido el norte. Va a llevar años volver a a encauzar la educación en mi país, a tal punto que cada año que pasa me cuestiono mi propia vocación docente ante tanta barbarie.
      Yo también me estoy tomando mi tiempo de contestar ya que una fuerte tormenta me ha dejado sin servicio de internet en casa y no me agrada bloguear en lugares públicos, pero ya van tres días.... Todo lleva tiempo en este país, aunque paradójicamente mis hijos deben ir a la velocidad de la luz.

      Un beso grande y gracias por tu riquísimo aporte.

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  6. Qué buena entrada Fer!
    Lo viste?
    http://www.educacionprohibida.org/
    A mí me pareció muy bueno, fijate. Hay cosas que no comparto pero como madre no lo pude dejar pasar...
    Es larga la película pero vale la pena.
    Beso

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    1. La vì completita, Dana, e hice entrada para difundirla, junto con un corto maravilloso que se titula El circo de las mariposas", que podés ver en you tube. Da mucho para pensar, Acá estamos muy lejos de esos paradigmas que sólo se dan en algunas escuelas consideradas "especiales", aunque deberían abundar. No digo que haya que dar vuelta a la escuela tradicional, pero ya es buena hora de hacer cambios en favor de esos derechos del niño que nos cansamos de proclamar sin ponerlos en práctica ante todo en el aula.

      Un beso y gracias!

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    2. Voy a verlo! Gracias!
      Yo me conformaría con que erradiquen el sistema de lecto-escritura definitivamente. Han "enseñado" a niños a no entender ni una sola palabra de lo que leen. Es mi opinión del sistema, en base a lo que tuve que explicar en casa...ja!

      Beso

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  7. Profesor.- Dígame, rápido, ¿cuantas son 5+8?
    Alumno.- 24
    P.- Fallaste!
    A.- ¿pero usted que pide, velocidad o exactitud?

    Quizás es te chiste resuma con cierto humor las prisas en la escuela.
    bsssoss.

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    1. Absolutamente. Lo triste de lo gracioso que resulta para el sentido común es que sí quieren ambas cosas.

      Un beso y gracias!

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  8. Por lo que se ve tenemos magníficos profesores que están tan avanzados que preparan a sus alumnos desde chiquitos para que sus exámenes y pruebas sean semejantes a los que tendrán que realizar cuando necesiten conseguir un puesto de trabajo dentro de 20, años si es que para entonces habrá curro, laburo como decís vosotros, para alguien.
    Pues muy bien, estamos en la tierra de las oportunidades donde los docentes son los mayores provocadores de traumas y frustraciones de cualquier infancia. De los que son chicos hoy en día y de los que lo fuimos en tiempos pasados.
    Por lo menos antes no se valían de juegos hipócritas y te caía la colleja o el coscorrón, físico o verbal, sin más explicaciones. La humillación entonces no era en "petit comité", te llamaban burro o retrasado delante de todo el mundo y te quedabas con la etiqueta hasta que la vida y la realidad te iba desprendiendo de ella.
    Ahora todo es más sutil, más malévolo, más avieso. Te hacen sentir mal y te miran con beatitud lastimera. Te mandan al psicólogo, y de burro y retrasado durante algunos años pasas a ser a ser una persona problemática y "desestructurada" para el resto de tu vida.

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    1. Pues sí, así es, eso es todo lo que hemos avanzado en términos educativos. Por eso aludo a mi memoria afectiva, ya que también quedó lesionada y me asumí como un fracaso para las matemáticas. Ahora que tengo que aprenderlas para asistir a mis hijos noto que no soy tan inútil después de todo. Pero claro, ya no está el dios que me cronometra, etiqueta y califica. Por suerte sobreviví a la escuela y sé que mis hijos lo harán también.

      De hecho, hay padres que están encantados con que ya vengan aprendiendo a despejar incógnitas (que las llamaban "nubecitas") desde primer grado, porque creen que así sus hijos llegarán más lejos que otros que viven y aprenden como niños cuando salgan de la escuela y se encuentren con la otra jungla que les espera en el mundo laboral...

      Un beso, Doc. y gracias por tu reflexión.

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  9. Cada ser humano tiene su tiempo para ser , para hacer las cosas y sentir, no hay mejores tiempos o peores, cada quien el suyo, el que le da la impronta de su personalidad, de la manera en que ve la vida, y mas si es una niña, que está en el proceso de madurar, de asentar la personalidad, de hacerse..
    Un abrazo Fer

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    1. Tienes toda la razón, estimada María. Deberíamos aprender algo tan elemental y tan lleno de sentido común, lógica y humanidad precisamente en la escuela,¿no crees?

      Un beso grande y muchas gracias!

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  10. Se llama piloto automático. O también cadena de montaje. Le podemos poner muchos nombres. Hay supermercados que miden el tiempo medio que se debe invertir cuando se despacha un carro de la compra. De ese modo se obtiene un rendimiento medio. La cajera en su turno debe haber despachado una media de "x" carros.
    Mal está que se haga en la sociedad consumista.Pero en la educación resulta una auténtica aberración.Precisamente ahí la pregunta debiera ser la inversa. ¿que tiempo dedica usted a mi hija? ¿lo controla también? Tomesé su tiempo para contestar. Un poco de sentido común basta como ingrediente en algunas salsas.Un abrazo

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    1. Como decía mi abuela, que contaba con escasa escolarización y toneladas de sentido común como ingrediente clave para las más deliciosas salsas que degusté en mi vida, y que también han quedado en el lado más positivo de mi memoria gustativo-afectiva, el sentido común es el menos común de todos los sentidos.

      Gracias, querido Víctor.

      Un abrazo.

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  11. No me reconozco en el profesor que la mayoría describís. Parece que hay una parte que es la buena, la de los estudiantes y una mala, la de los profesores, que lo hacemos rematadamente mal. Hay conflicto en las dos partes. Hoy ha habido un Simulacro de Indencio en mi centro y, a pesar de todas las explicaciones sobre cómo tenían que actuar, cuando la alarma ha sonado un alumno se ha puesto delante del resto y les ha impedido la salida. He tenido que llegar hasta él y apartarlo del resto, que ya se había amontonado y se pisaban unos a otros. Todo el mundo gritaba y he sentido miedo.

    Hay que distinguir unas lentitudes de otras: algunos alumnos no sacan el cuaderno hasta que no se lo dices, sistemáticamente y cada uno de los días o no traen libro, esa es la actitud; otros son lentos por múltiples causas: algunos tienen dificultades de aprendizaje, muchas no detectadas a una edad temprana; el concepto del tiempo es muy diferente según las culturas y esto afecta a su ritmo natural de hacer las cosas; dentro del mismo grupo hay niños que son mayores que otros y en estas edades su madurez incide directamente en el aprendizaje.

    Profesores buenos y malos los va a haber siempre, como en todas las profesiones, pero abunda más lo bueno, o al menos esa es mi experiencia. Es la vida misma. Alumnos "mejores y peores" también los hay, muchos de ellos el único arraigo qe tienen es la escuela y muchos la única comida decente que hacen es la del comedor escolar. La vida misma.

    No es tan importante que un niño sea lento como saber a qué se debe esa lentitud y saber si hay que intervenir sobre ello o no. La escuela no lo soluciona todo, es importante el entorno familiar.

    Si no lo hacemos mejor no es por falta de ganas, es porque tenemos clases masificadas, donde el trato individual y al ritmo del alumno queda muy bien sobre el papel pero no es la realidad del aula, donde se mezcla la casuística particular de 30 adolescentes (yo soy de Secundaria). Siglo XXI y aún seguimos con pizarra y tiza como recurso fundamental. Con 10 no se trabaja igual que con 20, ni con 20 igual que con 30, ni con 30 igual que con 40, pese a que muchos ahora dicen que en la época de Franco estábamos 40 y aquí estamos, sí, aquí estamos algunos, solo eso, algunos.

    Se habla muy bien de cómo ser padre cuando no se es padre, de como ser profesor cuando no se es profesor... todos seríamos maravillosos haciendo algo de lo que no conocemos realmente por experiencia. Pero cuando lo somos, ya sea padre ya sea profesor... estamos llenos de dudas. Sencillamente lo hacemos lo mejor que podemos.

    En fin, Fer, creo que todo es relativo y que ser profesora es todo un reto y aún a día de hoy, para mí un chollo, porque me gusta, aunque reniegue y reniegue y me queje, porque me seguiré quejando... porque hay que quejarse y quejarse... porque ni a mí ni a muchos nos da igual.

    Yo también me he topado con malos profesionales en la educación de mi hijo, y buenos. De lo que sí he hecho caso es de mi intuición y siempre he creído en él. Muchos de sus descalabros de la escuela también le han hecho madurar, darse cuenta de cosas y rectificar el rumbo. La vida no es plana.

    En fin, un trabajo duro. Hay días que son muy duros.

    Besos, Fer.

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    1. Estoy de acuerdo contigo, Angie. Yo tampoco me reconozco como profesora en los términos en los que trabaja esta señora, maestra de mi hija, por eso me animo a juzgarla, porque conozco el paño.

      Aquí en la Argentina, y no lo digo con ánimo de menospreciar a nadie ya que conozco maestras excelentes y tuve la dicha de tener algunas, una cosa es ser maestra de primaria o jardín de infantes, para lo cual se estudia bastante poco, en mi criterio, y otra es hacer un profesorado, carrera terciaria que abarca muchas más materias y lleva al menos 4 años a buen ritmo. Yo tengo título de Profesora Nacional de Inglés de uno de los profesorados que, se decía hace unos años, era uno de los más prestigiosos de toda América del Sur, aunque los estándares educativos han caído desde que egresé de esa casa de estudios en todos los ámbitos la educación argentina.

      No intento plantear una cuestión maniqueísta en absoluto y por experiencia sé que de ambos lados del escritorio hay buenos y malos, nos guste o no: es la vida, como bien dices. Un alumno con problemas de aprendizaje debe ser detectado por sus propios docentes en los primeros años de su escolaridad. Nosotros como padres docentes quisimos asegurarnos de que esa lentitud e inseguridad de nuestra hija no eran "disfuncionales" y por eso en su momento consultamos con especialistas que nos tranquilizaron y descartaron problemas de aprendizaje que otra docente tuvo el descaro de pronosticar en el curso del primer mes de clases de su primer grado sin ningún conocimiento de causa, ya que es muy poco lo que estudian de psicopedagogía. Creo que so ha tenido un efecto muy negativo en la auto-confianza de mi niña y en nosotros que nunca perdimos la convicción de que es una chica capaz pero que no funciona bien sin un vínculo afectivo y de confianza que afortunadamente ha logrado con otras maestras.

      Aún en el caso de cursos superpoblados y niños con dificultados o tiempos diferentes, un buen docente debe saber manejarse sin estigmatizar. Para el alumno más "lento", más analítico o más inseguro, se pueden asignar menor cantidad de ejercicios para hacer si lo que se busca es el aprendizaje exitoso y no la cantidad en tiempo como en la cadena de montaje. Creo que estarás de acuerdo conmigo en que el buen docente, maestro o profesor, es el que logra que cada alumno alcance los mejores resultados que puede dentro de su singularidad. Si alguno es redondamente incapaz o perezoso, habrá que indagar cuál es la causa y buscar la solución con la asistencia de los gabinetes psicopedagógicos, que en criollo los llamamos "GAP", y entre nosotros, los docentes,"Gente Al Pedo" (estar al pedo en castellano rioplatense es no trabajar), ya que por experiencia sabemos que al derivarles a un niño con dificultades, dan mil vueltas hasta que consiguen que los padres lo hagan atender en forma privada o le paguen una maestra de apoyo particular, lo cual es bastante común aquí. Tampoco creo que todos los psi que trabajan en educación estén al pedo: conozco profesionales valiosísimos que hacen un trabajo estupendo apuntalando a niños como hija, que sólo tienen una cierta dificultad de inseguridad porque necesita recibir afecto y estímulo de la docente a cargo. Fíjate que con la maestra paralela de Lengua y Ciencias Sociales es una alumna absolutamente autónoma, como les gusta catalogar a los alumnos que no solicitan ayuda, y segura de sí misma. Pero la maestra de Lengua es medida y no les pone una presión de cantidad y tiempo como su par de mates. Me encantaría mostrarte sus carpetas y verías claramente lo que intento explicar.

      (Sigo abajo)

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    2. Hay un dicho en inglés que tal vez te sirva para romper el hielo en alguna de tus clases, porque si no me equivoco, eres como yo, "teacher": "Success is relative: the more sucess, the more relatives." Cuánto más exitoso hagamos sentir a nuestros alumnos aún en la autosuperación de sus propias flaquezas, más éxito tendrán en la vida, Angie. No me cabe dudas de esto que aprendo año a año con la experiencia de aula del día a día, que no es fácil, que tienen todos los bemoles que enumeras, que agota y resulta ingrata porque también se nos etiqueta y se nos evalúa a nosotros permanentemente, pero que define futuros y es por eso que deberíamos ser sumamente cuidadosos con los rótulos y las etiquetas. Para terminar, te cuento que termino el año lectivo horrorizada porque en uno de los cursos de mis alumnos de secundaria, se han suicidado dos adolescentes catalogados como "losers", malos alumnos, fracasos escolares. Desde ya no echo culpas a los docentes ni a nadie. Hay allí una profunda patología de base que no ha sido atendida y vaya a saber cuántas cosas más, pero antes de hablas deberíamos pensar en el efecto letal que nuestros juicios pueden llegar a tener sobre las personas que estamos ayudando a moldear.

      Un beso y gracias por tu aporte, respaldado por la experiencia y por tu visión positiva de lo que lo malo puede brindarnos a padres e hijos en términos de fortaleza para la vida.

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  12. Amigos: muchísimas gracias por sus comentarios. Sepan disculpar mi demora en publicarlos y responderlos, pero estoy sin servicio de internet en casa porque en mi país se toman su tiempo para reparar las líneas luego de las tormentas... Debería demandarlos por su lentitud, pero intento ser comprensiva y no seguir el mal ejemplo de la maestra de matemáticas de mi hija. Espero que sepan también disculpar mi ausencia en sus espacios por unos días, que lamento más yo que ustedes, seguramente.

    Un beso y hasta pronto.

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  13. Totalmente de acuerdo contigo Fer. No sé si habrás visto el documental “La educación prohibida” que critica el actual modelo escolar y de educación en general. Lo cierto es que algo tiene que cambiar.... No me extiendo, prefiero que si tienes tiempo para ver este documental lo hagas, no te dejará indiferente.

    PD: Estoy ausente la mayor parte del tiempo. Ahora empiezo una nueva andadura por el Eternauta. Quizá nunca la abandoné, pero bueno...!!
    No salgo tanto a comentar como antes y quizás siga así...pero nunca se sabe.
    De momento me alejo durante estas fiestas.
    Un abrazo enorme, quiero que sepas que siempre te he admirado, lo digo de corazón.

    FELIZ NAVIDAD
    mj

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    1. Por supuesto que lo he visto y estaba al tanto de proyectos renovadores que contemplan la singularidad de cada niño.

      Te deseo un intenso y rico andar por los caminos que escojas, amigo, y te agradezco yo también de corazón tus cálidas y amorosas palabras. Te echaré de menos.

      ¡Muchas Felicidades!

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  14. Me identifico plenamente con el comentario de Angie. Por eso no voy a repetir lo que tan bien ha expuesto ella.

    Sería deseable que lo que pasa en Finlandia se hiciese extensivo a otros países: allí los profesores tienen un gran prestigio porque han de tener un expediente altísimo y superar diversas pruebas de carácter vocacional para cursar la carrera docente. Pero también, parece ser, en ese país las familia colabora estrechamente con la escuela. Eso, entre otras cosas, explicaría los resultados excepcionales que los alumnos de Secundaria obtienen en las Pruebas PISA...

    Ignoro qué resultados obtienen en la adquisición de hábitos, principios y valores...

    Un abrazo, Fer

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    1. Hace poco mi esposo, también profesor de secundaria argentino, tuvo la oportunidad de presenciar una disertación de un ex-ministro de educación de Finlandia, justamente. Pasi Sahlberg, una figura conocidísima, considerada como uno de que más saben en materia educativa en el mundo, con su blog propio y libros publicados, y por dedicarse a dar a conocer al mundo los secretos del éxito de la educación en Finlandia. Según mi esposo, lo que más recalcó fue el tema del tiempo: le resultó llamativo cómo en nuestro país se impone la alfabetización cada vez más precozmente, ya que en los países nórdicos no se hace hasta los siete años, cuando aquí arrancan entre los cuatro y cinco añitos, e instó a los educadores y directivos de prestigiosos centros educativos locales en esta conferencia a no apurar a los niños y a dejarlos jugar un poco más, sobre todo en sus primeros años de escolarización formal.

      También aclaró que en los países nórdicos todos aquellos que aspiran ser docentes no estudian simplemente dos años, como sucede aquí con el magisterio, que resulta una salida laboral rápida, y que solamente los mejores promedios son aceptados para cursar los extensos estudios que aseguran la excelencia de los docentes en la escuelas públicas de Finlandia, que abarcan el 95% del total de la educación allí, lo cual implica un compromiso serio del estado en el tema.

      Los hábitos, principios y valores que sustentan este sistema son:

      "Finnish early childhood education emphasizes respect for each child’s individuality and the chance for each child to develop as a unique person. Finnish early educators also guide children in the development of social and interactive skills, encouraging them to pay attention to other people’s needs and interests, to care about others, and to have a positive attitude toward other people, other cultures, and different environments. The purpose of gradually providing opportunities for increased independence is to enable all children to take care of themselves as “becoming adults,” to be capable of making responsible decisions, to participate productively in society as an active citizen, and to take care of other people who will need his [or her] help.” (Fuente: Wikipedia: Educación en Finlandia).

      Por si no entiendes inglés, te traduzco los conceptos básicos: "respeto por la individualidad de cada niño para que pueda desarrollar su unicidad como persona". Los educadores finlandeses se ocupan de "guiar a los niños en prestar atención a las necesidades e intereses de los demás, cuidar de ellos y desarrollar una actitud positiva hacia los demás".

      Es justamente todo lo contrario a lo que relato en este episodio que se ha repetido ya muchas veces en los años que llevan mis hijos de escolaridad en la Argentina, que obtiene paupérrimos resultados en las mediciones de PISA, y en donde el respeto por las diferencias es reemplazado por la competitividad y el maltrato hacia "el diferente" a menudo y lamentablemente, inclusive, como ves por lo que comparto, hasta de parte de ciertos maestros. Son esos lo valores que inculcan estos docentes argentinos a través de lo que más educa o des-educa: el ejemplo.

      Un abrazo y gracias por tu valiosa opinión, estimado Luis Antonio.

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