Mostrando las entradas con la etiqueta Crecimiento personal. Querer ser.. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Crecimiento personal. Querer ser.. Mostrar todas las entradas

sábado, 13 de marzo de 2021

Mi credo poético

Arte en los muros de mi Villa Pueyrredón, 
el barrio donde voló mi infancia.)



Creer en el colibrí


Creer en el colibrí, en su aleteo febril,

Trasplantar todo un cantero en flor, bajo el sol de pleno enero,

Contra la jardinera sapiencia de mi bendita ancestría,

Contra la contrariedad de toda la sombra del árbol familiar...

Y, aún así, perfumarlo 

en las macetas de barro de ese jardín urbano que yo enaltecí.



Creer en el colibrí, en que por fin llegará a mí,

hacerle ofrendas de azúcar y pétalos resecos,

esperarlo, de rodillas, 

orando al pie de un viejo banco heredado,

canturrearle mi poesía y, de pie, al alba, 

ahora, 


en el ocaso de mi fértil fémina cincuentena,

 esperarlo con manos tendidas,

con ojos cansados,

oídos alerta,

corazón en mano,

por horas, por días, por meses, por años.

 

Creer en el colibrí, 

desear atar a mi pluma de su aleteo sutil,

despertar de madrugada, 

con sus alas de colores pintadas hasta en mis párpados,

bajar las escaleras, a pie juntillas, a oscuras,

a escondidas de los ojos de los míos


que descreen que ha de venirme un día.

Salir al jardín, invocarlo,

 a boca de jarro, como me sale a mí...

Intentar volcar su vuelo en el papel de un anotador gastado,

sólo por verlo volar sobre mi vida 

por fin.

 

 

Creer en el colibrí:

Un acto de fe cotidiano;

Creer en el colibrí.

Desear cada día su caricia;

Vivir para aprender, como él, a volar

descalza, aleteando el mero instante fugaz .


Este es mi credo poético, 

mi poesía de vida, 

esto es para lo que yo nací.


(En La Plata, en plena fuga, exiliada de la vida adulta, por unos días,

en febrero 2021.)


A boca de jarro

 

lunes, 14 de septiembre de 2015

Espléndida edad



Espléndida edad en la que me pierdo
y no sé muy bien ni qué edad tengo,
pero sí sé que estoy un paso más lejos
del mero detalle en mi documento.

Espléndida edad en la que decido 
colgar los tacones de zapatos viejos,
llevar uñas cortas, el pelo más corto,
mojarme si llueve sin secarme el rostro. 

Espléndida edad que me trajo anteojos
-me dicen que así se logra ver todo-
aunque, contra el saber de mi oftalmólogo,
mi vista es mejor aun sin anteojos.

Espléndida edad: escucho y no oigo,
escucho también los discos de ayer,
visito los sueños del no-pudo-ser,
canto y bailo sola con estilo propio.

Espléndida edad en la que no salgo a comprar,
en la que no paso un helado por no engordar;
las miradas ajenas más bien me resbalan
y el qué dirán: ¿qué? No me dice nada.

Espléndida edad en la que no se está en edad,
en la que se agradece por no estar arrumbada,
en la que, se cree, ya no me-reces nada,
en la que me niegan por lo muy calificada.

¡Espléndida edad!

Porque exijo lo justo, porque armo mi juego,
porque no me contento con ser jubilada,
un ama de casa, madre, esposa abnegada;
porque veo y no leo en revistas baratas

que fulana de tal espléndida está
con una carrera bien consolidada,
su silueta avispada, su panza achatada,
su novio de treinta, sus tetas infladas.

Ni siquiera la juzgo,
sólo siento lástima:
la vida es tan corta
pa' nomás flotarla...

Silenciosamente y de madrugada
celebro mi vientre,
mis pechos caídos,
mi frente marcada.

Celebro sobrinos, hijos florecidos,
celebro ese cielo de mis caminatas,
celebro los treinta que quiero cumplir de casada
con el mismo tipo que echó panza y canas,

el único tipo que adoro enojada,
el único que de veras me ama,
y con ese sencillo pase de magia
yo me siento espléndida hoy...

¿Qué importa mañana?


Sting - La belle dame sans regrets

miércoles, 8 de abril de 2015

El cubano cineasta

Film


PURE
POISON



arnaldo  talbot




Copywright


Entré como por un tubo y salté hasta el techo cuando el cubano me contactó para que le tradujera un guión de cine a través de LinkedOut. De cine el guión no tiene nada, pero yo me hice toda la película: trabajar para un cubano que tiene más humos que un habano barato y está radicado en Miami, tal vez viajar alguna vez por cuestiones de trabajo, ¿vio?, ganar unos buenos verdes, darme el gusto de ver mi nombre en alguna publicación, aunque más no sea como traductora, que no soy, pero convengamos que es un buen filón a estas alturas del partido. Toda esta trama a la cubana crea una visión muy potente, mejor aún que el mejor cine, aunque me da cosa, ya que todavía me quedan escrúpulos y todos sabemos que yo traductora no soy. No obstante — me sopla mi conciencia negra mientras la blanca asiente y se relame — , si las traductoras ejercen de profesoras de inglés, ¿por qué no voy a poder hacer lo mismo que hacen mis distinguidas colegas bilingües?

El tipo dice llamarse Arnaldo Talbot y así figura en las redes. Te digo porque el trabajo de rastreo que me mandé es detectivesco al mejor estilo de un Sherlock Holmes digitalizado. Después de mucho averiguar, he llegado a la conclusión de que se trata de un seudónimo, algo así como un nombre artístico  eso si fuese artista, claro. Igualmente, no deja de extrañarme que un cubano tenga un apellido tan sofisticado. Lo que escribe es pura bazofia, por algo lo tituló "Pure Poison", peor que Corín Tellado, que ya es decir bastante, con perdón de todas sus fans. Con decirte que para describir a un personaje en las anotaciones interminables que hace y que parece que nunca le dan pie al diálogo y la acción a pesar de que el tipo pretende crear un thriller, describe a un personaje de la siguiente manera:


Se ve a TITO, 35 años. Totalmente calvo y sin bigotes.


Nunca había leído semejante descripción que alude a los atributos faltantes de un personaje en lugar de aquellos que sí tiene. "Sin bigotes"... Cosa rara, ¿no? Como si se tratara de que le falta un dedo, un ojo o la oreja de Van Gogh... En fin, con todos los verdes que me propone no me voy a poner en exquisita. La bazofia se vende mucho mejor que la buena literatura, es un hecho indiscutible, ¿no me digas? Y acá la cuestión es juntar unos mangos para hacer flote este año hasta tanto la cosa pinte un poco mejor. ¿Pintará? Nunca se sabe. La esperanza es lo último que se pierde, dice la voz del pueblo, que hoy come bosta y la paga por buena lo más contento, así que entremos en el juego, dale que va. Como dice mi cuñado, si no sos rico a los cuarenta, despedite: vas a tener una jubilación de mierda. Yo ya pasé la raya hace seis, van para siete, así que mejor me apuro.

Ahora, vos fijate lo que me hace el muy turro del cubano cineasta. Logra que pique con la oferta, me dora la píldora sin siquiera conocerme, le traduzco su curriculum, que será todo lo que será pero luce espantoso en inglés, le entro al guión, me quedo en casa hasta el domingo de Pascua trabajando con todos los polvorientos y amarillentos diccionarios que tengo abiertos, chorreando sobre mi escritorio, y dos computadoras funcionando al unísono para lograr descifrar de qué va la obra y pasarla decentemente del argot centroamericano al inglés norteamericano, y cuando le envió el trabajo que me tuvo levantada varios días seguidos hasta la madrugada, me envía el siguiente mensaje por mail:

Gracias, María Fernanda:

1.- FORMATO.- Te has fijado bastante bien en el formato que hube de enviarte. No obstante, debes tener en cuenta algunas reglas que son inviolables y que debes aplicar en futuras traducciones.
Para el nombre de la persona que habla: por ejemplo: TITO, se deben dar seis golpes del tabulador.
Para las acotaciones sencillas: (sonríe) etc., son cinco golpes del tabulador. Estas van debajo del nombre del personaje.
Para el diálogo son cuatro golpes del tabulador.
Siempre que aparece un personaje o personajes por primera vez hay que poner el nombre o la identificación en mayúscula. Ejemplo: VICTOR se baja del auto. TRES POLICIAS aparecieron por la puerta trasera. Ya después van en minúscula.
Los movimientos o las acciones de los personajes (que no sean acotaciones sencillas) van descriptas siempre comenzando en el margen izquierdo de la página. Por ejemplo:

Juan avanza (SIEMPRE SE ESCRIBE EN PRESENTE) hasta la rastra y toma una caja de botellas.
NUNCA:
                                 Juan avanza hasta la rastra…etc.

                                      (¿¿¿Eh???)

LOS ÚNICOS QUE PUEDEN EMPLEAR EL VERBO EN PASADO O EN FUTURO SON LOS PERSONAJES.

(Las mayúsculas en un mensaje son equivalentes a gritos, Míster. ¿Eso no te lo enseñaron, tanto que sabés de guiones cine?)

El texto del diálogo no debe llegar hasta el margen derecho de la página.

Estas son cuestiones que se pueden arreglar luego, pero que si se cumplen desde el principio no hay necesidad de perder tiempo.

(Eso es justamente lo que vengo haciendo yo, perder el tiempo...)

Te recomiendo, en el caso de que lleguemos a un acuerdo, que te fijes bien en el formato que te envío. Debes copiar exactamente tal y como te lo hago llegar, con sus espacios, etc.

(Ok. ¿Y de guita cuándo hablamos?)

Por eso es que estoy pasando el texto original al FORMATO ACTUAL, para que no tengas problemas a la hora de traducir. Eso me lleva tiempo, pero es más rápido que si yo te escaneara página por página para enviarte el texto completo, y además te facilita el trabajo pues el texto original está en otro formato que tendrías que adaptar según los parámetros que te he venido explicando.
El texto original consta de cuatro capítulos, pues lo escribí pensando en un serial. Tengo que unir los cuatro capítulos para que sea un filme. Cada capítulo tiene algo más de veinte páginas.

TRADUCCION. No hay problemas, se ve que eres una profesional y una persona cuidadosa.

EN CUANTO AL CONTRATO Y EL PAGO.

(¡Por fin, hermano!)

El asunto es el siguiente. La Empresa productora de películas a las que envío los scripts (AMAZONICA STUDIOS) los acepta tanto en inglés como en español. Yo prefiero enviarlos en inglés. Precisamente en una semana recibo el script de una novela, ya traducida al inglés, la cual voy a enviar de inmediato. El 10 de marzo envié un script en español titulado ¡SOÑAR DORMIDO!, del que estoy esperando respuesta. Te digo esto porque esta empresa, que es la más rápida en los Estados Unidos dando contestación a los envíos, trabaja de la siguiente manera:

1.- A partir de la fecha en que se envía el script ellos emplean 45 días para valorarlo. Si lo aprueban, te pagan $ 200 mil dólares de inmediato.

(A vos te los pagarán, soñando dormido, rufián. Y tendrían que estar del tomate para pagarte esa cifra por esta porquería... )

Si no han terminado de valorarlo entonces te dan diez mil dólares por un año de tiempo para valorarlo de nuevo. 

(¿¿¿Diez mil verdes sólo por valorarlo??? ¡Cuánto me equivoqué en esta vida...!)

Ellos te ofrecen otras opciones de pago, pero la más importante, aparte del pago de los doscientos mil dólares es que si la película llega a vender 60 millones, te dan 400 mil dólares más otros bonos.

(¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde? ¡Que hijo de... ! ¿Y a mí me escatimás el adelanto?)

Para que compruebes lo que te digo te estoy adjuntando un resumen del contrato último firmado con ellos, o sea, el de la comedia ¡SOÑAR DORMIDO! El script se envía con exclusividad para Amazónica, pero si ellos no lo aprueban entonces se hace público para que otras productoras a nivel mundial tengan acceso al mismo y te lo compren si les interesa.

¿Cómo sería nuestro contrato entonces? En primer lugar te pido confíes en mi obra y asumas el riesgo conmigo.

(¿Asumir riesgos por un perfecto desconocido y gratarola? Mirá, yo seré ilusa, pero tan boluda no nací.)

1.- Yo te pagaría el 20%, o sea, 500 dólares en cuanto concluyas el primer capítulo de la obra.

(No, querido, quedamos en que se pagaba por adelantado, son normas internacionales. Consulté con el Colegio de Traductores, tan gilastruna no soy...)

2.- Los otros capítulos (3 en total) tú los traducirías sin cobrar nada, (...)

(EL SUBRAYADO, LAS NEGRITAS Y LAS MAYÚSCULAS
 AHORA SON MÍAS PORQUE YA ESTOY RE-CALIENTE...)

(...) pero en el caso de que la obra fuese aceptada por Amazónica y se me hiciera el pago, yo te pagaría, en vez de los dos mil dólares restantes, cuatro mil, o sea, el doble.
En el caso de que Amazónica me pague diez mil dólares para ampliar el plazo de revisión de la obra, yo te pagaría de ese dinero no cuatro mil sino los dos mil dólares restantes por tu trabajo.
En el caso de que la obra se haga pública y alguna otra Empresa la comprara, yo te pagaría, no los cuatro mil, sino tus dos mil dólares restantes.

("En el caso de...", "en el caso de.."... ¡Vos sí que sos un caso, caradura!)

Supongamos que ni Amazónica ni ninguna otra Empresa (al hacerse pública la obra) compraran el script, entonces yo lo enviaría directamente a productoras de cine tales como Warner Bross, Universal, etc.

(¿Qué habanete te fumaste, tío? ¿Te tomaste todo el pisco y no dejaste ni el gusano? ¡Ojo que ya estás delirando! )




En cualesquiera de estos casos que me compraran el script en inglés, yo te pagaría dos mil dólares. O sea, sólo te pagaría cuatro mil dólares por tu trabajo si Amazónica aprueba el script.

( O sea u osea... He ahí el quid de la cuestión. ¿Qué tul? ¡Sos un troesma! Pará: ¿hay más todavía?)

Otra cosa: tengo la comedia en estado de valoración. Si me la aprueban y pagan, yo te haría efectivo tus dos mil dólares. Lo mismos ocurriría si el script que estoy esperando para enviar me lo aprueban, entonces te pagaría tus dos mil dólares.
Como ves, mi estimada Fernanda, hay muchas opciones, pero todo depende de que quieras correr el riesgo conmigo. De no hacerlo entonces tendré que esperar a que algunos de los scripts presentados se vendan y mandar entonces a hacer la traducción a otra traductora o traductor.

(¡Dale! A ver si enganchás a algún gil matriculado para hacerte este laburito, Arnaldo... Y mejor no te digo con qué rima tu nombre porque soy una lady.)

Dime si entendiste mi explicación. 

(Entendí que sos un ladri y un chantapufi marca cañón.)

Un abrazo.

ARNALDO TALBOT

Después de enfriarme un rato bajo la ducha y comer algo para digerir el mal trago, me siento en la compu, abro el mail y escribo lo siguiente, con toda la altura que Dios me ha negado en estatura:


Estimado Arnoldo:

Te agradezco tu respuesta y tus apreciaciones. La tarea de traducir una obra me resulta un desafío para el que me siento preparada aunque a veces me resulta dificultoso seguir la idea detrás del guión. Hay demasiada marcación y poco diálogo con mucho argot centroamericano. 
En cuanto al contrato, debo decirte que, si bien los números son muy tentadores, al tratarse del comienzo de, espero, una fructífera relación profesional, no responde a los parámetros que se estilan para traducciones de este porte. Verás que con la edición de tu CV y las primeras hojas de tu obra te he dado sobrada evidencia de mi confianza en tu palabra y mi valía profesional. Para continuar con la tarea, debemos ajustarnos a las reglas del caso con los plazos para los pagos, para las entregas, para tu valoración y para las correcciones pertinentes. Como te he dicho, siendo nuestra primera experiencia, creo que debemos ceñirnos a las convenciones de este trabajo para construir la confianza que es fundamental en cualquier equipo que se precie de tal. Debemos ante todo conocernos para valorarnos y luego pensar en asumir riesgos. Así, tal como te lo he mencionado, para seguir avanzando deberás hacer efectivo el pago del 20% de la cotización que te he enviado con anterioridad.
Estimo que acordarás con mi visión de este particular.

Te envío un cordial saludo y aguardo tu respuesta.

No hace falta que te diga que el gusano cubano con humos de habano barato de cineasta de cuarta no me va a escribir nunca más.


Glorias Porteñas - "Niño bien" (La Trastienda)
Intérprete: Soledad Villamil

Tango (1928), 
Música de Juan Antonio Collazo
 y letra de Roberto Fontaina y
Víctor Soliño

A boca de jarro

jueves, 15 de agosto de 2013

¡Que viva la imperfección!


Cortito hoy
porque no hay tiempo
porque el tiempo del día se me hace imperfecto
porque las imágenes de casi setenta entradas 
se me piantaron todas por mi imperfección

¡Que viva la imperfección!

Porque quiero enraizar y me voy por las ramas
porque quiero escribir y leer y no duermo en el vano intento
porque hay que lidiar con el trajín cotidiano 
porque hay que poner prioridades para elegir despiojar a la hija
de la perfecta imperfección

¡Que viva la imperfección!

Porque quiero abarcar más de lo que puedo apretar
porque no duermo lo suficiente
porque no pienso claramente
porque me dejo llevar por el caos de la acción en el amor
porque me hundo y me salvo en cada latido de mi imperfecto corazón

¡Que viva la imperfección!

Porque se me fue el corrector al demonio
porque me enfrento sin miedo a la imperfección ortográfica
sintáctica semántica 
métrica higiénica sanitaria
estética y la de puntuación

¡Que viva la imperfección!

Y así me encuentro cara a cara con mi propia imperfección:
¡Que viva la imperfección!

Imperfección que me enseña a no obsesionarme 
con lo inalcanzable, con lo que no es humano
con lo que dicta el mercado con lo que manda el experto
con los resultados con los éxitos huecos 
con hacer más número con dejar de ser yo

¡Que viva la imperfección!





A boca de jarro

martes, 22 de mayo de 2012

Un paso por vez


Cuando me preparé para afrontar la decisión definitiva de dejar mi adicción al tabaco sabía que experimentaría síntomas de abstinencia. La abstinencia tiene muy mala prensa, asusta, se piensa que es antinatural, que implica reprimir algo que el cuerpo pide y que, al negárselo, se lo cobrará con una buena cuota de dolor psicológico, que es sin dudas el que más se teme y el que menos nos sentimos capaces de doblegar. Creo que todos los que nos hemos enfrentado alguna vez con este tipo de dolor hemos quedado marcados a fuego por una clase de miedo que es tremendamente difícil de superar: el miedo al miedo, es decir, el temor de sentir ese miedo de sufrir los síntomas del flagelo psicológico y no ser capaces de manejarlos. Se trata de un miedo anticipatorio: se padece antes de experimentar dolor y a veces ni siquiera llega el dolor que se esperaba. Y es así que cuando este dolor llega y se hace manejable, se siente una agradable sensación de sanidad y bienestar que disipa al cúmulo de miedos que nos paralizaba y nos autofortalecemos.


He estado leyendo bastante sobre adicciones en general  por estos días y aprendí que todos los adictos a ciertas sustancias somos propensos a hacernos adictos a más de una cosa ya que tenemos ciertas características que nos hacen vulnerables. Inclusive se sospecha que nuestros genes nos juegan en contra y se habla de personalidades adictivas. Las características que se asocian con este tipo de personas son todas negativas y, en mi caso personal, ciertas. Tanto que al dejar esta adicción me he propuesto luchar por lograr un cambio que me lleve a una superación que permita que me desintoxique ya no sólo a nivel físico sino a nivel psicológico. La primera vez que leí que era necesario "crear una nueva identidad" en la cual el fumar no estuviera asociado conmigo, pensé que sería imposible. Pero a medida que fueron transcurriendo los días que llevo sin fumar y al atravesar por estados de ánimo cambiantes que me han llevado a ver otras cosas sobre mí misma y mis conductas y emociones, entiendo que esto es real, aunque mucho más demandante que el hecho de dejar de fumar en sí mismo.

Abstenerse, de acuerdo al diccionario, significa renunciar a alguna cosa fundamentalmente por cuestiones morales. Está además ligado con la sintomatología que presenta la decisión de renunciar a algo a lo que uno se ha hecho adicto. Y al renunciar a la cosa, también se debe renunciar en buen grado a esa parte de nuestra personalidad que depende de ella para sentir que funciona, aunque se trate de un autoengaño, ya que al ser dependiente, se disfunciona. Al entender esto, intentamos enmendar todo el daño que este disfuncionamiento nos ha causado a nosotros mismos y a quienes nos rodean, y nos asalta el miedo: el miedo a sufrir, el miedo a fracasar, el miedo a que todas las características de nuestra personalidad que nos han hecho caer en la adicción salgan a la superficie. Estas son: la inseguridad que genera una baja autoestima, el infantilismo de querer satisfacer nuestros deseos inmediatos y nuestra falta de autocontrol e impulsividad, nuestro alto nivel de frustración y baja tolerancia, nuestra tendencia al autoengaño, la negación y la autojustificación, la ansiedad y la angustia.

Lo que más asombra a quienes somos adictos en recuperación es el permiso que nos hemos dado por tanto tiempo una y otra vez de caer en eso que sabemos que nos daña a pesar de las claras evidencias del deterioro que la adicción hace evidente con el paso del tiempo. Cuando nuestra conciencia comienza a advertir que algo anda mal y que ya no estamos en control de nuestras vidas se toca fondo emocional y se ve claramente esto que en principio parecía una locura, aunque es el único camino hacia el reestablecimiento de esa armonía que llamamos salud: hay que recrear nuestra identidad sin la muleta que nos hacía creer mejores y más fuertes, asumirnos desde nuestras flaquezas, y desde allí empezar a apuntalarnos. Hay que restablecer el equilibrio sutil entre nuestras luces y nuestras sombras.

Al lograrlo día a día, se va robusteciendo el sentido de valía que tiende a ser escaso en nosotros. Comenzamos a notar pequeños cambios que nos van conectando con alguien novedoso que habíamos olvidado. Hay más luz, alegría y esperanza. Hay una reconexión con nuestro ser esencial que se había bloqueado y esa ausencia nos hacía sentir más vacíos. Hay alivio. Hay más ganas y más fuerza para cambiar otros aspectos que se hacen visibles y notorios. Y hay todo un largo camino para seguir andando, porque cualquier paso en falso implicaría volver a descentrarse. Es, como dicen todos los que lo han transitado y caminan este sendero erguidos día a día, dar un paso por vez. El maestro Jung lo explica en términos del claroscuro que entiendo que somos, y se me hace mucho más claro a cada paso:



A boca de jarro

domingo, 13 de mayo de 2012

Ser capaces de dar


"Dichosos los que pueden dar "

Hay muchas frases célebres sobre la capacidad de dar. Todos los libros sagrados, todos los iluminados, aquellos a quienes muchos tenemos como ejemplos de vida por su humildad, sencillez, auténtica generosidad, y por haber dejado una huella humana viviendo una vida llena de sentido gracias a lo que han dado para el bienestar de la vida de otros, nos han dado además poderosas palabras que ensalzan el acto de dar. "Así que yo les digo: pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá"; así enseñó Jesús que hay más dicha en dar que en recibir. "Da y tendrás en abundancia", decía Dar un vaso de agua a cambio de un vaso de agua no es nada; la verdadera grandeza consiste en devolver el bien por el mal", nos transmitió La raíz escondida no pide premio alguno por llenar de frutos la rama




"Si sólo se dieran limosnas por piedad, todos los mendigos hubieran ya muerto de hambre", dijo el hombre que declaró a Dios muerto, Friedrich Nietzsche. Y resulta tan cierto como que si el dar se convierte en un acto para demostrarme a mí mismo y a los demás lo bueno que soy capaz de ser, no da frutos. Si damos forzándonos a desprendernos de aquello que consideramos nuestro tesoro, ya sea nuestras posesiones, nuestro tiempo, nuestra presencia, nuestra escucha, nuestro apoyo, nuestro afecto incondicional, nuestra contención, nuestro interés por el otro, entonces es que no hemos nacido con la enorme riqueza de ser capaces de dar, y sufriremos esa amarga miseria de estrechez de corazón que no se arregla a fuerza de ceñirnos a máximas y preceptos. Seremos lo que Jesús llamaba "pobres de espíritu".


Creo que en eso los místicos no se equivocan. La visión del cielo en la tierra es la que vivenciaron almas capaces de darse a sí mismas con absoluto desapego por lo que la gran mayoría de los mortales consideramos digno de ser cuidado, protegido y valorado para ser. Esa inmensa mayoría incluye a todos los que no tenemos la libertad de corazón para dar-nos, y es allí donde encontramos nuestra propia cárcel. Somos aquellos incapaces de dar antes de que se nos pida, y nuestro infierno consiste en no conocer la verdadera generosidad, la que sabe anticipar lo que el otro necesita recibir de uno, y en eso encuentro dicha. Somos aquellos que creemos que nuestro efímero valor se prueba a fuerza de poner a buen recaudo nuestras posesiones materiales, y nos duele compartirlas: ahí reside nuestra mayor miseria, en nuestra incapacidad de desprendernos y de compartir. Y esta estrechez, tan típicamente humana, es lo que nos hace profundamente infelices, y la que difícilmente podamos enmendar a fuerza de hacernos seguidores del gurú de turno que vende sus libros en el kiosco de revistas.


Siempre que siento el dolor de dar y, sobre todo, el de dar-me, en la medida en que implica un autosacrificio, una auto postergación, una renuncia a lo que considero mi necesidad, mi yo, mi prioridad, mi momento, mi ego, recuerdo esa frase de la Madre Teresa que admite que hay un punto donde se experimenta dolor: "Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal." Y sin embargo sigo creyendo que a pesar de toda la publicidad negativa que estos conceptos tienen hoy, en tiempos de egoísmo, individualismo y hedonismo, realmente sería mucho más feliz si fuese capaz de dar y dar-me sin pagar esa cuota de dolor como buena señal.

 "Cuando yo doy, me doy a mí mismo."  Walt Whitman



A boca de jarro

miércoles, 18 de abril de 2012

Yoismo



Hay algo que noté últimamente en mi manía de autoanalizarme que me hace sentir un poco como aquel personaje de la película protagonizada por Jack Nicholson, "Mejor imposible" ("As Good as It Gets", 1997), un escritor de novelas románticas que padece un trastorno obsesivo-compulsivo (T.O.C.), y se le pasa lidiando con sus obsesiones y buscando formas para eludir todo aquello que lo neurotiza. Se podría tratar de una obsesión que me lleva a intentar eludir, aunque mayormente sin éxito, a las personas que abusan del "yo" en su discurso todo el tiempo, personas con quienes la comunicación se limita a ser el receptor pasivo y paciente de un monólogo en el que predomina la palabra "yo". Es a la tercera o cuarta vez que lo escucho cuando empiezo a notar el parloteo de mi mente que me dice:  

— Aguantá, ya sabés cómo viene la mano.... 

Siento que mis hombros y mi cuello se contracturan, que suspiro, que mi vista busca eludirse, que me dan ganas de pararme y salirme de la escucha ante la primer excusa que se presenta, pero, por lo general, soporto estoicamente intentando consolarme con que sólo se trata de un rato de vez en cuando.


A veces son personas con quienes mi vínculo es circunstancial o esporádico. Podría obviarlas, aunque sería descortés y pasaría por antisocial. Prefiero escuchar, paciente pero doliente, el monólogo compuesto por la superabundancia del "yo" y hacer como que está todo bien. Otros son vínculos de años, que siempre han sido así, y ya sé que no cambiarán: ni las personas, ni su discurso ni el vínculo.


Y es que, en definitiva, lo que irrita es que en un discurso yoista no entra la dimensión del receptor, no se lo registra, el "yo propio" no cabe. Es un discurso tiránico que te exige escuchar y no da lugar a comentar o a compartir pareceres. No escuchan. Se sabe que no habrá interés genuino por escuchar tu aporte a la conversación, por mínimo que sea, que serás interrumpido con una oración que irremediablemente responderá al modelo "Yo....". Y es ahí donde atacan los síntomas de mi propia obsesión.


Intento entonces practicar formas de serenarme: respiración consciente, poner la mente en blanco, pensar en lo estrecho del "yo" de esta persona, en su necesidad de volcar su catarata yoista por falta de otros oídos donde dejarla correr, apelo a la empatía, a la compasión, pero no hay caso: termino cargada. Mientras más busco formas de serenarme y soportarlo, menos las encuentro. Mi mente no se silencia, sino que padezco en silencio. Entonces no es posible abordar la calma. Surgen los sentimientos y los reconozco. Y aunque intente no identificarme con ellos, allí estoy, con mi "yo propio" enmudecido e irritado.


El discurso se expande lo que dura el intercambio: "Yo", "mi día", "mi salud", "mi trabajo", "mis logros", "mi pareja", "mi perro", "mis hijos", "mi casa", "mi auto", "mis compras", "mi mundo"... Ellos se convierten en todo eso que nombran, son puro"yo".
 

Dicen los psicólogos que lo que más nos molesta de los demás es precisamente aquello de lo que padecemos nosotros mismos. Por eso intento por todos los medios forzarme a no hacer un uso excesivo del "yo" en mis conversaciones. Se hace una pausa mental en mi discurso antes de que emerja con fuerza, respiro, contengo... ¿reprimo? ¡No, no y no! No quiero un "yo" tan pobre que no registre, que no escuche, que no dialogue.
 

Es hasta peligroso quedar atrapados en las garras del "yo" sin percibir lo que les pasa a quienes están alrededor. Los ejemplos entre los poderosos abundan.  Así nos va. Y aunque seamos seres ordinarios, no hay nada más triste que sólo tener un "yo" como tema de conversación. Por eso, ahora que llegó la hora de ir dejando por hoy, hago silencio y les cedo la palabra.


A boca de jarro

Buscar este blog

A boca de jarro

A boca de jarro
Escritura terapéutica por alma en reparación.

Vasija de barro

Vasija de barro

Archivo del Blog

Archivos del blog por mes de publicación


¡Abriéndole las ventanas a la realidad!

"La verdad espera que los ojos
no estén nublados por el anhelo."

Global site tag

Powered By Blogger