lunes, 2 de enero de 2012

Al gran Quino argentino: ¡Salud!


 En este mes de enero en el que millones de porteños parten rumbo a las playas de la Costa Atlántica argentina, colmándolas de sombrillas, carpas y bikinis, yo me he propuesto tener un verano cultural en la ciudad. Es que debería bajar unos cuantos kilos para la bikini que se impone en tiempos de belleza anorexígena, aunque según mi prima Lili, ponerse la bikini no es una cuestión de estética, sino de actitud. Ya me encargaré de reflexionar sobre el estar en forma en alguna entrada próxima...

 Tal vez me escape unos días al mar, en bikini o enteriza, de acuerdo a la actitud, pero entre tanto, intentaré aprovechar los largos días de verano que tengo de vacaciones de aula sumergiéndome en los mares de la obra y lo que se conoce de las vidas de exponentes de la cultura que me interesan, para aprender sobre ellos y compartir mi fascinación por su arte.

 Y se me ha ocurrido empezar por Quino, este genial humorista gráfico argentino que se ha hecho famoso en el mundo entero con Mafalda y sus personajes entrañables y tan coloridamente argentinos, aunque con una validez que va más allá de todos los idiomas a los que ha sido traducido. El trabajo de Quino en sus principios y hasta 1957, cuando logra cumplir uno de sus objetivos como dibujante, es decir, publicar regularmente en "Rico Tipo" y se le exige que sus dibujos sean con texto, no necesita de traducción alguna para arrancar una sonrisa mientras nos hace reflexionar sobre ciertas verdades sin banderas:

Década del treinta

Década del cuarenta
 Joaquín Salvador Lavado, hijo de inmigrantes españoles, andaluces, nació en la ciudad de Mendoza, el 17 de julio de 1932. Desde que nació se lo llamó Quino para distinguirlo de su tío Joaquín Tejón, pintor y dibujante publicitario, con quien a los 3 años descubre su vocación. En la escuela primaria se hace conciente de que su verdadero nombre es Joaquín y vive las dificultades de su personaje Felipe: -"Me angustiaba tanto que en los primeros tres meses tenía malas notas, pero después terminaba el año con notas altas, aunque nunca era el primer alumno y eso me daba bronca", cuenta con la humildad que le es característica en su biografía digital en:http://www.quino.com.ar.

Felipe
 Imaginativo, romántico empedernido, mal estudiante, y un poco vago, Felipe es uno de los personajes más queribles, incluso para el propio autor, quien lo presenta como el más afín a él mismo. Es además el mejor amigo de Mafalda, su complemento ideal, ya que toda la seguridad que tiene Mafalda es equivalente a la suma de las inseguridades de Felipe.


 Quino, el hombre, probablemente no haya tenido una juventud fácil. En el 42 pierde a su madre y en el 45 a su padre. Viaja a la obligada Buenos Aires para comenzar a vivir precariamente deambulando de editorial en editorial sin suerte, y en el 57 se enfrenta con el servicio militar, otro motivo para sentirse: -"...terriblemente angustiado. Pensaba que nunca iba a salir de allí y tenía ganas de matar a todos, pero compartir mi vida con muchachos de diferente extracción social fue una ruptura muy grande, un enriquecimiento. Empecé a dibujar algo distinto".

 Es sin dudas la irrupción de lo distinto, Mafalda, con su genial agudeza, su aversión por la sopa y su mente adulta en el cuerpo de una niña, la que le vale su enorme popularidad y hace de su autor intelectual una marca registrada. En 1964, luego de 10 años de publicar tiras en variadas publicaciones de porte, que continúa creando hasta la actualidad ininterrumpidamente, aparece Mafalda por primera vez en "Gregorio", suplemento de humor de la revista "Leoplán". El 29 de septiembre de ese año en el semanario "Primera Plana", de Buenos Aires, comienza a publicar Mafalda regularmente y esto finalmente establece tanto al personaje como a su creador en el gusto colectivo.


 De allí en adelante, todos son avances. Quino comienza a viajar por el exterior, a publicar sus libros, a forjar los vínculos editoriales que le permiten mayor llegada, llegando a ser publicado en lugares tan remotos como Suecia, Finlandia y Taiwán. Recuerdo haberme encontrado con merchandising de Mafalda en Suiza, cosa que me sorprendió y enorgulleció sobremanera.


 Quino ha sido un hombre con ideales políticos definidos y no le resultó fácil publicar sus tiras cargadas de opinión en tiempos de dictaduras y guerras. En España, por ejemplo, Editorial Lumen lanzó el primer libro de Mafalda en el 70, y la censura del gobierno franquista forzó a los editores a ponerle una franja en la tapa que decía: "Para adultos". En el 76, año del golpe militar en nuestro país, Quino y su mujer, Alicia, con quien no tuvo hijos, se trasladaron a Milán, declarando: -"La Patria significa juventud, por lo tanto el hecho de estar lejos de ella ha hecho que mi humor se haya vuelto un poco menos vivaz pero tal vez algo más profundo". 



 Luego del restablecimiento de la democracia en Argentina, su Mendoza natal le otorga el título de Ciudadano Ilustre y dibuja a Mafalda y Libertad para un afiche del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina que celebra el Día de los Derechos Humanos y la recuperación de la vida democrática en Argentina. También colaboró con campañas por los derechos de los niños para UNICEF. Ha asistido a centenares de eventos en distintos lugares del mundo exponiendo su arte y cosechando premios y menciones, aunque llamativamente es un hombre de poca exposición pública y bajo perfil localmente.




 De acuerdo al testimonio de un artista gráfico al que tengo el gusto de conocer personalmente, y que tuvo el privilegio de asistir a una charla dada por Quino en la que narraba cómo había encontrado inspiración para crear a cada uno de sus personajes, se trata de un hombre verdaderamente simple y humilde, aunque tanto para quienes cultivan el oficio de la viñeta como para quienes crecimos leyendo las tiras de Mafalda, Quino es un artista descomunal. Por lo tano, durante este mes, iré intercalando mis entradas con posteos de algunas de las viñetas que considero más logradas de este genio del humor gráfico de nuestro tiempo para deleite de todos.

San Telmo, Buenos Aires, 2009.

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