sábado, 8 de septiembre de 2012

La corriente de aire

Ravi Shankar en 2006, cuando fue recibido por el entonces jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman, y otras autoridades políticas nacionales.


Este es un cuento de Anthony de Mello que incluye Elisabeth Lukas en su libro Psicología espiritual. Dice así:

  El salón estaba repleto, en su mayor parte de señoras no muy jóvenes. Asistían a una conferencia sobre una especie de religión o secta nueva. Se puso de pie el conferenciante, vestido únicamente con un turbante y un taparrabo. Con efusión habló del poder del espíritu sobre la materia, de la psique sobre el cuerpo.

  Todos pendían de sus labios. Finalmente, el orador regresó a su asiento. Su vecino se dirigió a él y le preguntó: "¿Realmente cree usted lo que acaba de decir: que el cuerpo no siente nada, que todo ocurre en el espíritu y que la voluntad puede influir conscientemente en él?". "¡Por supuesto!" respondió el charlatán con piadosa convicción, a lo que el vecino retrucó: "¿Entonces me haría usted el favor de cambiar su lugar por el mío? Estoy sentado en medio de la corriente de aire".

Este relato viene a cuento del paso de este hindú por la Argentina, gurú fundador de la ONG El arte de vivir, que brinda cursos pagos sobre respiración (pranaiama) con importante difusión en  muchos países del mundo. Según se informa, su principal objetivo en sus viajes es aliviar tanto el estrés de los individuos como los problemas de la sociedad y la violencia.

De acuerdo a las noticias más recientes, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cuyos aires han dejado de ser buenos hace tiempo, habría solicitado sus servicios en esta oportunidad, aunque fue desmentido por el actual Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. No obstante, se informa que ya habían sido contratados por el Gobierno nacional en el 2006: "...se firmó un convenio con el Ministerio de Justicia de la Nación para dictar cursos de relajación y respiración en cárceles del Servicio Penitenciario Federal". (...) Seis años después, el Estado decidió ahora investigar a la Fundación. La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) realizó (...) una denuncia ante la Justicia Penal Tributaria para que se investigue el origen de unos $20 millones que El Arte de Vivir manejó en el país durante 2011, según informaron fuentes oficiales a la agencia DyN. Asimismo, el organismo giró un Reporte de Operación Sospechosa (ROS) a la Unidad de Información Financiera (UIF), lo que derivará en investigaciones por presunta evasión o actividades de lavado de dinero."

Más allá de todo este chanchullo que implica chicanas políticas y enormes cantidades de dinero que de ningún modo se condicen con los nobles objetivos de la espiritualidad que nos enseñaría el arte de vivir y nos ayudaría a crecer y mejorar como personas y como sociedad, creo que el cuento de la corriente de aire es una magnífica ilustración del meollo del asunto por el que sigo cuestionando desde el sentido común el cuento de la espiritualidad masificada e hípercomercializada en Buenos Aires. La verdadera promoción de los valores humanos universales y la mejora del equilibrio físico, mental y espiritual de las personas, tanto en sus casas como en las calles y en las cárceles, sólo se lograría si nos pusiéramos en medio de la corriente de aire en lugar de enseñar técnicas para inhalar y exhalar un aire que intoxica por los altos niveles de miseria y corrupción que contiene. Son precisamente los malos aires de Buenos Aires los que llenan nuestro espíritu y nuestra mente de miedos fundados e impotencia contenida ante la bochornosa miseria que vemos en aquellos que se alimentan de nuestros residuos, duermen debajo de los árboles y frente a nuestras viviendas y roban y matan con saña por lo que sea. ¿Y nuestras autoridades creen que la solución a estos gravísimos problemas se obtiene auspiciando a un charlatán que nos enseñe a relajarnos para que pongamos nuestra mente en blanco, para que el estrés, la agresividad, insatisfacción y violencia letal a la que le vemos la cara a diario decrezcan por inducción mental, mientras nuestros dineros van a parar a los bolsillos de este producto bien formateado que han comprado tantos? No habría mejor pago para los servicios de este maestro que ponerlo a él y a quienes lo han traído en medio de la corriente de aire que vuela a tantos cotidianamente en Buenos Aires.

Como reflexiona la autora que incluye este relato como ejemplo del poder curativo de los cuentos, "El idealismo es bueno, pero es mejor si no se desliga de un realismo sensato." Me gustaría creer que sólo se trata de idealismo. Y remata: "Todo elemento falso y discordante, como la cháchara del orador del turbante, finalmente se lleva a sí mismo al absurdo." Tengo mis serias dudas de que esta pureza de pensamiento sea respirable en la realidad en la que me ha tocado vivir.

A boca de jarro

domingo, 2 de septiembre de 2012

El poder de la palabra



"Escúchenme todos y entiéndalo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que hace impuro al hombre es aquello que sale del hombre".

Jesús según Marcos, tomado del Evangelio leído y comentado en la Misa de hoy.

Hacía mucho que no me sucedía. Son esos momentos de epifanía, de depuración, de revelación. Primero la aleccionadora lectura de esta Palabra en la que Jesús se harta de los rituales vacíos, carentes de implicancias espirituales verdaderas y profundas pero limpios y correctos, y luego toma la palabra enérgicamente, lo imagino con los ojos encendidos y las manos en alto, clavándole la mirada límpida y ardiente a los fariseos y diciéndoles a viva voz: "¡Hipócritas!" La palabra taladró hoy mi corazón y me sentí una hipócrita que estaba allí de igual modo que aquellos fariseos que se lavaban las manos antes de comer y consideraban a otros impuros por no hacerlo.

Luego Guillermo lo explicó con absoluta claridad: lo único que es necesario tener limpio para no sentirse un hipócrita es el corazón. Así de simple y así de difícil. Abrir el corazón limpio sin que medie ritual alguno y tantas veces como sea necesario, escuchar que late fuerte y aprender, creciendo, a calmarlo, porque la aceleración de su palpitar viene del egoísmo infantil que sigue quemando por poner mi yo, mi ego, por encima de la necesidad del momento o del mandato de lo único que da sentido y trascendencia a mi existencia: el Amor.


No es la única epifanía que me embargó por estos días. Han sido días soleados y templados, anticipo de primavera. Una primavera que traerá a los gurúes de la espiritualidad posmoderna a la Argentina, a enseñarnos su sabiduría milenaria para enfrentar los desafíos cotidianos a través de la relajación, el yoga y la meditación. Yo me relajo caminando y yendo a donde mis pasos parecen guiarme, dejando pendientes las pilas de tareas que siempre se acumulan: todo un logro. Y me encontré en el lugar al que necesitaba llegar y con la autora a la que necesitaba leer, Elisabeth Lukas, discípula de Viktor Frankl, y su Psicología espiritual,  quien me regaló por menos de la mitad de lo que cuesta cualquier bestseller pasatista o novela en voga en una librería con buena facha este Decálogo que me impulsa al yoga del alma y la meditación que me moviliza y me cuestiona en todo mi accionar, sentir y cavilar cotidianos, igual que la palabra con la que me increpa hoy este Jesús, que no tiene tan buena prensa en mi sociedad como Sri Sri Ravi Shankar y toda la comitiva que se espera y promociona para este mes:

El Decálogo en versión logoterapéutica:

1° Mandamiento: Mantendrás el vínculo con la trascendencia.
2° Mandamiento: Mantendrás tu receptividad para con los valores.
3° Mandamiento: Periódicamente harás una pausa para dialogar con tu conciencia.
4° Mandamiento: Perdonarás a tus padres los errores que cometieron contigo.
5° Mandamiento: Afirmarás incondicionalmente el sentido de la vida.
6° Mandamiento: Consentirás que tu propia satisfacción constituya el efecto secundario de un acto de Amor.
7° Mandamiento: No cargarás sobre tus espaldas ni tomarás posesión de lo que no está destinado a ti.
8° Mandamiento: No acrecentarás el sufrimiento entre las personas.
9° Mandamiento: Respetarás y mantendrás la unidad de la familia.
10° Mandamiento: No aspirarás a tener, sino a ser.

Y para terminar el domingo, la despedida de un amigo a quien egoístamente no quiero dejar ir. Mucho para trabajar con conciencia plena por un corazón limpio en los días que se vienen. Mucho por crecer, madurar y seguir sanando, sin recetas mágicas, simplemente transitando los arduos senderos del Amor.


A boca de jarro

lunes, 27 de agosto de 2012

¡Yo creo!

"That's one small step for a man, one giant leap for mankind." Neil Armstrong.

El sábado murió Neil Armstrong,"el primer hombre que dejó su huella en la Luna", como lo titula el periódico. Por entonces corría julio de 1969, y aunque no tengo memoria, todos los adultos significativos en mi vida me han relatado el ser testigos de aquel hecho con pasión y fascinación sentados frente al único televisor de imagen en blanco y negro que había en sus casas, ajustando perillas, botones y antenas para lograr una visión clara de una proeza que vieron del mismo modo seiscientos millones de personas en el mundo.

Armstrong confesó en una de sus últimas apariciones públicas que jamás había soñado llegar a la Luna aunque amaba volar desde muy pequeño. Fue piloto de la NASA y voló desde planeadores hasta jets para tocar el cielo con las manos a los 38 años alunizando a bordo de la Apolo 11. En la Luna no quedó sólo su huella y la bandera de su país, sino además su cámara, aquella con la que tomó la foto histórica de su compañero, inmortalizado hoy para las nuevas generaciones por el personaje de "Toy Story", Buzz Lightyear, Edwin E. Aldrin Jr., apodado Buzz. Y a pesar de todos los cambios y avances que el hecho de llegar a la Luna nos ha dejado, muchos jóvenes y no tan jóvenes en la actualidad creen en la teoría conspirativa que sostiene que todo esto que conmovió a la humanidad y se convirtió en un sueño hecho realidad fue un fraude, una gran mentira que intentan demostrar a través de detalles en los registros fotográficos que quedaron, un show de ciencia ficción montado y grabado en un estudio de televisión.

Yo creo. Creo en Armstrong y en lo que su apellido le marcó como destino. Creo en el hombre, en la nobleza de muchos de sus logros y en la admiración que despierta en los que observamos esas proezas y nos enorgullecemos gracias a ellas de formar parte del género humano, aunque sea de vez en cuando. Creo en que es posible llegar a la cima sin haberlo imaginado jamás y luego volver al llano a disfrutar de los frutos de la tierra y una vida sencilla y familiar como lo hizo Armstrong en su granja de Cincinnati. Creo que es un grande aquel que pasó a ser el olvidado y quien sufrió el mayor miedo de que todo fracasara dentro de la nave sin poder dejar su huella en la Luna, pero aún así, desde lo más humano de su heroísmo, hizo posible que sus compañeros lo lograran, como es el caso de Michael Collins. Creo que Armstrong y sus compañeros tuvieron un atisbo desde la Luna de la majestuosidad de nuestro planeta, del universo y de su Hacedor, y creo que esa experiencia los cambió para siempre. Creo en las experiencias que nos dejan cicatrices que nos recuerdan momentos de enorme intensidad y absoluta plenitud y felicidad, de ser uno con el Todo. Y creo que una de estas noches habrá una enorme luna llena a la que podremos brindarle una sonrisa y hacerle un guiño, tal como lo solicitó su familia, en homenaje al astronauta que partió en su última misión a los 82 años, en nombre de lo bueno que somos capaces de hacer cuando nos lo proponemos.

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