domingo, 3 de abril de 2011

¿Juego de niñas?

   Mi hija juega mucho con su prima. Se juntan en casa e inventan historias con sus muñecas. En el juego los niños recrean  la vida adulta, que  idealizan, lógicamente. Son las dos muy maternales y amantes de la naturaleza.
Una tarde las llevamos a un hermoso vivero que está cerca y quedaron encantadas con lo que vieron allí. A partir de entonces, decidieron que iban a tener una casa en común, donde iban a vivir con sus respectivos esposos e hijos, todos juntos, y que esa casa tendría un hermoso jardín que cuidarían juntas, donde sus hijos (que ya tienen nombre y todo) podrían jugar.
Pero lo que más me sorprendió de esta maravillosa idea es que hicieron hincapié en que cuidarían de los chicos juntas, de que se ayudarían y se turnarían “para poder ser buenas mamás, hacer todo las tareas del hogar y salir a trabajar”.
   Me maravilla la sabiduría ancestral que hay en este proyecto de vida creado por sus mentes sabias e infantiles. Si hay algo que ellas seguramente perciben  en sus mamás es el enorme stress que genera el trabajo que implica hacer malabares con todo: los hijos, la pareja, la casa, el trabajo afuera, la familia extendida, el ocio nuestro y de ellos, etc.
Es evidente que por más que le pongamos garra, se nos nota muchas veces desbordadas, porque no se puede tanto y todo bien. Este es el paradigma que nos tocó vivir a nosotras, porque creo que cuando elegimos  una carrera y formar una familia, no teníamos idea de lo arduo que iba a resultar manejarlo equilibrada y armoniosamente, sin de tanto en tanto creer enloquecer en el intento cotidiano de poner en su lugar las piezas de este rompecabezas de horarios, quehaceres, idas y venidas .
   Las mujeres urbanas de clase media de mi generación que hemos estudiado y nos hemos formado para salir al mundo “masculino”  del trabajo pero que también soñamos crear nuestro mundo “femenino” con una familia y “crianza comprometida”, estamos  y nos sentimos generalmente muy solas, muy aisladas en la crianza de nuestros hijos , con poca ayuda del afuera más que la  de nuestras parejas , atestados de trabajo para bancar económicamente lo que gestamos, o la de una abuela o algún otro adulto amoroso nos pueda dispensar. 
    Y estas nenas idean un paradigma que nos remonta a la aldea de la que  alguna vez formamos parte, al barrio de la generación de mis abuelos y de mis padres, no tan atrás en el tiempo, donde cualquier matrona o vecina o hermana o tía estaba cerca y dispuesta para echarle un vistazo a los chicos. Estas niñas, que están más conectadas con la naturaleza que los adultos a su alrededor, se saben “mamíferos”, y piensan en términos de “cría y manada”, como diría Laura Gutman. Es una muy buena idea que ojalá logren realizar esto de “tejer una red de mujeres” que se cubran las espaldas para recuperar un poco más de la calma y el sosiego que añoramos las  adultas contemporáneas, tan fundamental para el bienestar de todos.

   Y te lo digo así : a boca de jarro y con "linda letra".

viernes, 1 de abril de 2011

Las manos que guían


  Mi hija parece haber dejado atrás su stress escolar, y se la nota contenta e inspirada. Ayer decoró toda la superficie de nuestra terraza con rayuelas y muñecas gigantes pintadas con tizas de colores, lo que hoy los artistas llamarían “gigantografías”. A ella le encantó esa nueva palabra, que inmediatamente añadió a su ya rico  y vasto universo lexical.
Yo, que siempre quiero ir un poco más allá de lo que noto, y que en este caso también me tiene a mí más contenta e inspirada, trato de analizar las causas de este cambio positivo en su estado de ánimo. Y siempre llego a la misma causa primordial:

Las manos que guían.

¡Sí! La mayoría de sus maestras este año la estimulan y no corroen su autoestima ni la intimidan. La idea de jugar a la rayuela, y de dibujarla con tizas, la trajo del instituto donde aprende inglés, donde aprende también jugando.  Obviamente, mi hija ADORA a su “Miss Flower” y sus clases de inglés, y esto la transporta e inspira, porque el disfrute genera justamente esas ganas sanas de explorar y “re-crear”.

Aprender es siempre ir un poco más allá.

Su maestra de plástica trata a sus trabajos como “obras de arte”, ya que entiende que todo niño es en gran medida un artista. No mira los “trabajitos” con los ojos del adulto que ve el lado vacío del vaso, sino que logra ver la riqueza, el potencial, la creatividad espontánea, la libertad de ser único y original que todo niño despliega.
Su maestra de grado no la persigue con evaluaciones constantes, y “no se enoja” si le queda algo de lo mucho que da para hacer en clase como tarea para el hogar.
Para mí era impensable esto de que la maestra “se enojara” con un chico de primer ciclo porque no hizo a tiempo a terminar una seguidilla de ejercicios mecanicistas y aburridos  (“cuentitas”, “problemitas”, “silabeo” “recortar  y pegar palabritas” etc. en pleno siglo XXI…).
Comprendo, como docente y madre que soy, que uno a veces se enoje, especialmente si nota que no hay voluntad, que no hay esfuerzo. Pero en este caso hay cansancio lógico, hay tedio…  Es una pena no saber ver, no saber autoevaluarse como docente. La consecuencia es lastimosa.

Cuando no hay disfrute no se aprende.

Es así que yo encuentro tantos adolescentes más tarde en su escolaridad sintiéndose anulados para las matemáticas, un cero a la izquierda para lengua, y demás. Es que nadie los convocó a averiguar “el para qué” del aprender, no hubo disfrute, no se fue más allá de lo mecánico, que es un escalón para acceder a otros niveles del saber. Con esto no quiero decir que el aprendizaje siempre tiene que ser una fiesta, un juego.
Hay momentos más monótonos, aunque necesarios y productivos. El tema es no quedarse allí, darle la mano al alumno para que de ahí ascienda un peldaño más, para que con esto que costó y cansó haga algo a lo que le encuentre sentido y aplicación relevantes: ahí está el goce.

Se aprende cuando se incorpora algo nuevo que sirve para la vida. Y al descubrir que me sirve, disfruto.

Y este proceso de descubrimiento lo logran las manos que saben guiar.

A boca de jarro

P.D. Excluímos a la maestra de flauta…

lunes, 28 de marzo de 2011

El consejo de Obama



  Continuando con esta idea de los riesgos que conlleva el uso de Facebook y las redes sociales entre los jóvenes, me encontré en youtube.com con parte de un discurso del presidente Barack Obama que dió a un grupo de estudiantes en un colegio de Arlington, Virginia, en 2009. En esa ocasión, les dejó un mensaje de precaución con respecto a todo lo que publicaran en Facebook. Traduzco para quien no capte el original que se ve y escucha en el video, pero no logré dar con un video subtitulado (es muy breve):

     " Quiero que todos los aquí presentes tengan cuidado con lo que publican en Facebook , porque todo lo que hagan, va a aparecer más tarde en algún momento de sus vidas. Y cuando sos joven, cometes algunos errores y haces algunas cosas estúpidas,  y he escuchado mucho últimamente sobre jóvenes que han publicado cosas en Facebook, y luego se postulan para un empleo, alguien busca  y ... (en la red y encuentra)
Entonces, aquí tienen un consejo político práctico."


   Después de Obama, se ven dos cortos publicitarios: el de Sarah, una adolescente que comienza a notar que todos los miembros del sexo opuesto la reconocen en distintos lugares a los que va, y finalmente, a punto de entrar al cine con amigas, el acomodador- a quien nunca vio antes- la saluda y le pregunta :"¿De qué color es tu ropa interior hoy?" Esto deja claro que ha subido fotos de ella misma en ropa interior a la web, y por eso hasta los extraños la reconocen y un mozo le dice "Te veo más tarde" (en la web...) 
La advertencia aquí es:

         "Add people that you only know"
        " Agregá a tu lista de amigos sólo a la gente que conozcas"

  Luego le sigue otra joven que pega su foto en una cartelera del colegio, y se ve como esta foto es tomada de allí y comienza a circular hasta llegar a donde ella ni imaginaba. Ella intenta desesperadamente borrarla, pero no lo logra.
El mensaje en este caso es:

        "Once posted you lose it"
     "Una vez publicado no se borra" 

   Y finalmente, se escuchan voces desde los medios con mensajes de adultos que aconsejan a los adolescentes(quienes según las estadísticas lo hacen), no dar información personal en Internet, como dirección o números telefónicos, y se nos aconseja a los padres monitorear las actividades de nuestros hijos, tener la computadora en lugares "abiertos" de la casa donde podamos ver lo que nuestros hijos están haciendo, y sobre todo NO RETROCEDER ANTE LA PROTESTA DE NUESTROS HIJOS CUANDO PONEMOS EL LÍMITE, QUE CLARAMENTE NECESITAN Y PIDEN A SU MODO.


Y te lo digo así: a boca de jarro.

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