Francisco de Goya, "Visión Fantástica", (Boceto)
Soplan vientos fuertes que arrasan con los árboles de Buenos Aires. Se caen sobre los autos estacionados y en movimiento, cortan los cables que nos comunican con nuestros familiares, que nos proveen de la energía que escasea, pasa la tormenta, despertamos, limpiamos, y todo sigue igual que el día anterior. Vastas áreas sin luz y sin agua, y mucho calor.
Me levanto temprano para ir a tomar examen a una zona privilegiada de la ciudad. Paso por vidrieras que venden bañeras enormes, como las del siglo XIX, y me pregunto si no será obsceno comprarse una de esas en medio de esta situación. Es que en el camino, a bordo de un colectivo atestado de personas de pie, me prendo a los auriculares de mi celular para escuchar la radio que sintonizamos los que necesitamos la noticia suave. Justo engancho una entrevista con el Doctor Mercado, Jefe del Hospital San Roque de Córdoba, y caigo en la cuenta de que mientras dormía se desataron otros vientos en la provincia de Córdoba. Estos son vientos calientes que ya nos resultan conocidos a los argentinos en diciembre. Vientos de violencia social que sabemos cuando comienzan pero no hasta donde nos van a arrastrar.
El Doctor Mercado relata la noticia sin dar mayor información. No puede. Está todo en manos de la Justicia, dice. Pero a él lo que lo frena es la imagen de ese muchacho de veinte años a quien no pudo salvar. Un argentinito malogrado en medio de los incidentes causados por vándalos o criminales a sueldo. Cientos de heridos de bala en una guardia de madrugada. Familias trabajadoras desbordadas por el pánico al ser asaltadas. Gente mayor que pierde lo poco que tiene. El pibe de Ciudad Evita que andaba por Córdoba capital en moto con un amigo entró muerto en el hospital y fue a dar a las manos del Doctor Mercado, además de otros centenares de heridos de bala. Las radios de todos el país se estaban comunicando con un clínico y cardiólogo argentino y cordobés que se siente impotente y vencido frente a tanto desenfreno, frente a tanta desidia. Y cuando el periodista presiona por más detalles sobre lo que no necesita mayor descripción, se quiebra en un llanto mudo que lo paraliza, pide disculpas dos veces al aire, y me cambia el panorama del día desde temprano.
Tal vez el día anterior había festejado con unas ricas empanadas y un vinito el Día del Médico en nuestra tierra. Pasó el día sin mayores sobresaltos, en un clima festivo y algo distendido, y a la madrugada del día siguiente se enfrenta con el entramado destejido de una sociedad que no comprende. Su llanto, mudo en los auriculares clavados en mis orejas, es el llanto que compartimos tantos millones de argentinos que nos levantamos a trabajar todos los días para parar la olla, que hemos estudiado años y nos sentimos insatisfechos en nuestros puestos de trabajo, que hacemos malabares para pagar nuestros impuestos, para llenar el chango en el supermercado, para llevar a nuestros hijos al colegio.
Siete y cuarenta y cinco de un día miércoles, el llanto mudo de un médico me atraviesa como esa bala que mató al muchacho. Rompe en llanto un médico por la radio, como lo hacemos tantos, porque ha invertido años de su vida para vivir una realidad mejor. Soñó alguna vez con salvar personas enfermas, pero esta enfermedad social es un mal contra el que parece que no podemos. Los poderosos, entre tanto, se tiran la pelota unos a otros, como hacen siempre, y ninguno nos protege. Enciendo el televisor recién a la noche para apagarlo al rato, porque sólo se puede seguir llorando ante tal panorama de oscuridad. Me doy una vuelta por la terraza, y el viento sigue soplando fuerte sobre la ciudad silente.
Hay una tradición para el tiempo de Adviento que voy a celebrar este 2013 en particular. Se encienden varias velas en una corona circular de muérdago y se pide por cada vela una virtud o un don que se necesita reforzar. Pido al ángel de Belén, el mismo ángel del dolor que nos hace romper en llanto comunitario de tanto en tanto, que nos traiga fortaleza, templanza, sabiduría y esperanza.
A boca de jarro
Francisco de Goya, "Visión Fantástica", (Boceto) |
Soplan vientos fuertes que arrasan con los árboles de Buenos Aires. Se caen sobre los autos estacionados y en movimiento, cortan los cables que nos comunican con nuestros familiares, que nos proveen de la energía que escasea, pasa la tormenta, despertamos, limpiamos, y todo sigue igual que el día anterior. Vastas áreas sin luz y sin agua, y mucho calor.
Me levanto temprano para ir a tomar examen a una zona privilegiada de la ciudad. Paso por vidrieras que venden bañeras enormes, como las del siglo XIX, y me pregunto si no será obsceno comprarse una de esas en medio de esta situación. Es que en el camino, a bordo de un colectivo atestado de personas de pie, me prendo a los auriculares de mi celular para escuchar la radio que sintonizamos los que necesitamos la noticia suave. Justo engancho una entrevista con el Doctor Mercado, Jefe del Hospital San Roque de Córdoba, y caigo en la cuenta de que mientras dormía se desataron otros vientos en la provincia de Córdoba. Estos son vientos calientes que ya nos resultan conocidos a los argentinos en diciembre. Vientos de violencia social que sabemos cuando comienzan pero no hasta donde nos van a arrastrar.
El Doctor Mercado relata la noticia sin dar mayor información. No puede. Está todo en manos de la Justicia, dice. Pero a él lo que lo frena es la imagen de ese muchacho de veinte años a quien no pudo salvar. Un argentinito malogrado en medio de los incidentes causados por vándalos o criminales a sueldo. Cientos de heridos de bala en una guardia de madrugada. Familias trabajadoras desbordadas por el pánico al ser asaltadas. Gente mayor que pierde lo poco que tiene. El pibe de Ciudad Evita que andaba por Córdoba capital en moto con un amigo entró muerto en el hospital y fue a dar a las manos del Doctor Mercado, además de otros centenares de heridos de bala. Las radios de todos el país se estaban comunicando con un clínico y cardiólogo argentino y cordobés que se siente impotente y vencido frente a tanto desenfreno, frente a tanta desidia. Y cuando el periodista presiona por más detalles sobre lo que no necesita mayor descripción, se quiebra en un llanto mudo que lo paraliza, pide disculpas dos veces al aire, y me cambia el panorama del día desde temprano.
Tal vez el día anterior había festejado con unas ricas empanadas y un vinito el Día del Médico en nuestra tierra. Pasó el día sin mayores sobresaltos, en un clima festivo y algo distendido, y a la madrugada del día siguiente se enfrenta con el entramado destejido de una sociedad que no comprende. Su llanto, mudo en los auriculares clavados en mis orejas, es el llanto que compartimos tantos millones de argentinos que nos levantamos a trabajar todos los días para parar la olla, que hemos estudiado años y nos sentimos insatisfechos en nuestros puestos de trabajo, que hacemos malabares para pagar nuestros impuestos, para llenar el chango en el supermercado, para llevar a nuestros hijos al colegio.
Siete y cuarenta y cinco de un día miércoles, el llanto mudo de un médico me atraviesa como esa bala que mató al muchacho. Rompe en llanto un médico por la radio, como lo hacemos tantos, porque ha invertido años de su vida para vivir una realidad mejor. Soñó alguna vez con salvar personas enfermas, pero esta enfermedad social es un mal contra el que parece que no podemos. Los poderosos, entre tanto, se tiran la pelota unos a otros, como hacen siempre, y ninguno nos protege. Enciendo el televisor recién a la noche para apagarlo al rato, porque sólo se puede seguir llorando ante tal panorama de oscuridad. Me doy una vuelta por la terraza, y el viento sigue soplando fuerte sobre la ciudad silente.
Hay una tradición para el tiempo de Adviento que voy a celebrar este 2013 en particular. Se encienden varias velas en una corona circular de muérdago y se pide por cada vela una virtud o un don que se necesita reforzar. Pido al ángel de Belén, el mismo ángel del dolor que nos hace romper en llanto comunitario de tanto en tanto, que nos traiga fortaleza, templanza, sabiduría y esperanza.
A boca de jarro
Esos dones que pides, Fer, no tengas duda que los trae la reflexión obligada tras el llanto, pero eso sí: Es preciso llorar lo necesario, familiarizarse con cada matiz de nuestro sentimiento de una forma consciente, nunca sufrida, porque la inercia del sufrimiento causa una comodidad fatal. Si ponemos toda nuestra conciencia en cada matiz de aquello que sentimos, la reflexión surge por si misma, y tras ella, todos esos dones que pides a una figura inexistente.
ResponderBorrarUn abrazo.
Que así sea, mi estimado Manuel.
BorrarUn fuerte abrazo.
Fer
Esta mañana me he despertado con las noticias que llegaban de Córdoba y no podía creer cómo se podía abandonar a toda una ciudad al pillaje. Noto en tus palabras un tono de desesperanza ante una situación que nuestros gobernantes no saben o no quieren remediar. Desde España, donde la situación no es mucho mejor (¿por ahora?) envío un abrazo para nuestros hermanos argentinos.
ResponderBorrarTe agradezco el gesto, Inma, y te retribuyo los abrazos para mis hermanos españoles, porque soy descendiente de españoles, y estoy bien al tanto de la situación allí. Incluso he tenido la fortuna este año de visitar en familia los pueblos donde nacieron mis abuelos.
BorrarMuchas gracias.
Fer
Pidamos, querida Fer, pidamos... que al menos es gratis... y no está dicho con ironía... Y ojalá sea escuchada tu plegaria, porque falta nos hace a todos, sin importar 'donde' estemos, `porque el 'como' cada vez se va pareciendo más en no importa el lugar. Tiempos de frontera entre épocas... tiempos de miseria y violencia... que despiertan los peores instintos que los seres humanos llevamos dentro. No sé, tampoco yo me atrevo a juzgar. Pero lo que está mal, está mal.
ResponderBorrarAquí, lo que nos ha llegado y nos llega, de los sucesos de Córdoba, es terrible... y mientras lo miraba, me ha venido a la mente un viejo refrán castellano que quizás también ahí utilicéis. Dice así: 'Cuando las barbas de tu vecino veas pelar... pon las tuyas a remojar...'
Un gran abrazo, querida.
Las imágenes, los testimonios y lo que se deja entrever mete miedo, querida Cristal. Ojalá sean escuchadas todas las plegarias, y que se comience a actuar de inmediato para prevenir lo que sabemos que puede suceder y sigue sucediendo, aunque no tenga difusión en los medios.
BorrarUn gran abrazo también para ti y muchas gracias.
Fer
Hola,sin palabras frente a tanta crudeza,qué le esta pasando a nuestro querido pais,qué dificil mantener vivo aunque sea un pedacito de esperanza.Un abrazo solidario!
ResponderBorrarGracias, Analía Cristina. Tratemos de mantener la calma y viva la esperanza de paz para nuestro país.
BorrarUn abrazo!
Fer
Qué terrible es todo Fer...
ResponderBorrarPor allá, por acá y cada vez más por todos lados.
Escuché y vi la noticia ayer, una más, por duro que resulte decirlo, de la inhumanidad a la que nos están llevando un porcentaje mínimo de seres que como dices, juegan a pasarse la pelota mientras pisotean a un elevado porcentaje de seres que habituados, acatamos ser proyectados al salvajismo más puro, codicioso, insolidario, burdo y cruel.
Tal vez, el doctor Mercado llore al fin de pura impotencia, incomprensión e incertidumbre, pero sus lágrimas pueden sosegar un algo esa amalgama de sentimientos dolorosos, otros, ya ni lágrimas tienen para verter...
Y el mundo sigue sin que movamos un dedo la masa.
En fin, no sé qué más decir, hace tanto que padecemos esta lacra, que hasta conseguirán robarnos las palabras.
Habrá que hacer lo de esas velas a ver qué tal.
Besos.
Lo de Mercado es absolutamente real, Marinel. Lo escuché en una radio FM que suelen escuchar personas mayores para no exponerse a la noticia cruda que suele darse en las radios AM. Eran alrededor de las siete y media pasadas de la mañana, dijo dos palabras, se puso a llorar al aire y pidió disculpas. Parecía la voz de un hombre bastante joven, pero se supone que el director de un hospital está curtido en lidiar con las emergencias. Evidentemente, toda la ciudad de Córdoba se vio sobrepasada por los incidentes, y el médico seguramente tiene familiares, una casa que cuidar... Es realmente para llorar. Córdoba no es el único lugar del país donde hay saqueos y violencia social. Se presenta un diciembre caliente una vez más en nuestra historia. Las velas además servirán para los frecuentes cortes de luz que seguramente seguiremos padeciendo en todo el país.
BorrarBesos y gracias.
Fer
Fer, no hay palabras, sólo pena inmensa pena.
ResponderBorrarFuerza y salud, para todos los sufridores
♥
Muchas gracias, Tramos. Retribuyo tus deseos para todos los que sufren en la tierra de mis ancestros.
BorrarBesos!
Fer
Los profesionales del dolor y de la muerte no están inmunizados ni a lo uno ni a lo otro, saben curar males ajenos pero no pueden salvar el sufrimiento de su propio corazón que llora ante la impotencia de volver a la vida un cuerpo joven. Todo esto los humaniza.
ResponderBorrarMuy bien escrito y descrito Fer. Tus letras acaparan la atención de lo que cuentas hasta el final.
un bsazo.
Muchas gracias, querido amigo Spa. Creo, igual que tú, que el médico nos ha dado una lección de humanidad. No sería bueno que estuviéramos inmunizados al sufrimiento y a la impotencia. El llanto es catártico. Lloramos, nos limpiamos y encontramos fuerzas para seguir viviendo.
BorrarUn bsazo.
Fer
Mal, sin ninguna conciencia cívica, actuaron los más de dos mil agentes amotinados.El partido kirchnerismo, y los narcopolicías quedan en un pésimo lugar. Un perfecto caldo de cultivo para crear confusión y caos. De verdad que lo siento mucho, aquí en España las cosas tampoco están bien. Un abrazo y ánimo
ResponderBorrarYa que noto que estás informada sobre la realidad de mi país, Marybel, te de dejo el link a una editorial del periódico La Nación del jueves 5 de diciembre que leí luego de publicar mi vivencia de los sucesos. La misma resume mi visión sobre por qué pasan estas cosas: La Argentina sin liderazgo por Mariano Grondona.
BorrarUn abrazo.
Fer
Me uno a ti en esa rueda y pido paciencia y solidaridad para todos, para los que han sufrido y lo están haciendo y también para los agresores porque estamos todos en el mismo barco de la vida y todos estamos siendo oprimidos y vapuleados.
ResponderBorrarUn abrazo enorme
Estoy contigo, Josela. Justamente el link que le dejo a Marybel Galaaz hace referencia a un navegante que no sabe adonde va y nunca encuentra vientos favorables. Sucede entonces que quedamos todos a la deriva y a merced de los vientos cambiantes.
BorrarUn abrazo y muchas gracias.
Fer
Lo digo bien alto: ese periodista es un auténtico cretino, una de esas aves carroñeras que pululan por los medios con la repugnante pretensión de ganar audiencia o a lo mejor conseguir un estatus que ahora no tiene. Mucha gente de España recordamos aún con espanto, yo y otros como yo entre ellos, cuando una periodista de televisión montó un dispositivo especial a raíz del triple crimen de Alcasser, en que tres niñas de 16 y 17 años fueron violadas. torturadas y asesinadas de forma espantosa. Allí la muy imbécil de Nieves Herrero, la periodista, entre otras perlas no se le ocurrió otra cosa que preguntarle al padre de una de ellas: "¿Qué siente uno cuando han violado y asesinado a tu hija?". El destino no fue grato con esta mujer que desapareció de la televisión casi de forma total pero fue el disparo de salida de todo un lodazal de miseria y bajeza moral transmitido en directo.
ResponderBorrarLa tragedia es tragedia, en Argentina las cosas están muy mala como en muchos otros lugares pero lo peor es que sigue habiendo gente que se frota las manos con el negocio del horror en sucesivas entregas "apasionantes y exclusivas".
Besos
No sé qué decirte, Krapp. Periodistas hay de todas las clases. Esto en verdad sucedió en dos frecuencias FM: la que estaba sintonizando yo, FM Milenium, y Vosterix, una estación principalmente de música rock. La entrevista era de rutina, y, en el caso que estaba escuchando yo, el periodista no es amarillista, es más bien "light" comparado con esos buitres a los que haces referencia, que aquí también los tenemos, y te podría dar una lista de nombres, pero no viene al caso, y desearía terminar el año con el blog en pie... Desde luego que todos matan a su madre por unos puntos de rating más en audiencia, pero el Doctor Mercado estaba quebrado por lo que vivió esa madrugada. También todos los que vimos los hechos por televisión nos sentimos abatidos y quebrados, sobre todo por la memoria de otros diciembres calientes y sucesos terribles que suelen desatarse en la provincia de Córdoba, y por ver cómo vamos como una nave a la deriva. Rara vez escucho radio ya, Krapp. Todos los días es igual. En cuanto salió lo de Mandela, se olvidó lo de Córdoba, y me temo que la cosa no terminó ahí, fue sólo el comienzo. Ojalá me equivoque, querido amigo. Ojalá.
BorrarMuchas gracias por opinar con sinceridad desde el paradigma español que tanto me interesa, aunque me quede afuera a veces por estar más compenetrada con esta oscura realidad y porque lo que predomina aquí es la noticia local del día y el fútbol: ¡eso siempre al frente!
Besos!
Fer
A pesar de mi falta de fe, prendo una vela por la cordura, por la convivencia en espera de que los hombres recuperemos los valores que nos diferencia de los animales, y seamos capaces de vivir en paz...
ResponderBorrares duro que un médico lloré de impotencia ante la barbarie...y será mas duro aún para las familias que han perdido a ese hijo...
tu que eres creyente, reza, reza mucho para que la paz se instale en el mundo...
Un abrazo
Así lo hago y así lo he de continuar haciendo, Julia querida. Mi madre se ríe cuando le cuento lo de las velas, y me advierte sobre los peligros de provocar un incendio, aunque ella hace lo mismo y me lo ha inculcado desde pequeña. Pero de verdad lo hago a menudo y por motivos diversos. Otra cosa no se puede hacer más que encomendarnos a alguna fuente divina, o la luz, simplemente, para que nos libre de tanta oscura insensatez.
BorrarMuchas gracias por tu aporte.
Un fuerte abrazo.
Fer
No sé si he entendido muy bien lo que sucedió en la ciudad de Córdoba. Lo leí en la prensa y ahora leo lo que tú escribes. En España el partido gobernante abusa de la paciencia de la población que se sume en la impotencia y la desesperanza, y a la vez no desaprovecha la oportunidad de consumir cuando tiene ocasión. Las sociedades en crisis muestran perfiles que mezclan rebeldía y amotinamiento para aprovechamiento de unos pocos. No puedo aportar demasiado porque se me escapa la situación argentina, pero va mi granito de arena para invocar resistencia y sensatez. El kirchnerismo es visto desde aquí con ojos muy críticos pero parece que tiene su apoyo social. Me ha sorprendido la postura de Federico Luppi, tan conservadora, frente a Ricardo Darín contrario a la manipulación kirchnerista. En todas partes cuecen habas.
ResponderBorrarUn abrazo.
Creo que no hay quien termine de entender bien qué es lo que realmente sucede, porque también se manipula la información, Joselu. Imagino que los muertos son muchos más de los que se han dado a conocer, y los protagonistas de los saqueos son de variada extracción. Los políticos estaban en otra cosa, mientras la policía decidió liberar la provincia de Córdoba para reclamar un aumento de sueldo que finalmente se le otorgó. Aquí siempre vamos detrás de los acontecimientos, apagando los incendios como se puede una vez que ya se desató el fuego.
BorrarComo he dicho en otro post, que me costó muy caro, ya que mi blog se vio golpeado por la censura a la libertad de expresión, la sociedad argentina está escindida en "anti" y "pro". Luppi y Darín, como tantos otros artistas mediáticos y comprometidos en política, expresan esa antinomia que en nada favorece el desarrollo de nuestra tierra. Pero así es nuestra historia. Y sí, tienes razón, en todas partes se cuecen habas...
Un abrazo y muchas gracias.
Fer
Me parece terrible. Permanecemos impasibles viendo cómo nos van despojando de nuestros derechos y nuestros bienes y seguimos sin reaccionar. Mal asunto.
ResponderBorrarBesos.
Mal asunto, así es.
ResponderBorrarMuchas gracias, Angie: ¡un verdadero placer y una grata sorpresa tenerte por aquí de vuelta!
Muchos besos.
Fer
Si, amiga tristemente la violencia social es un mal endémico en nuestra América Latina, y como bien dices, los políticos juegan a pasarse la pelota de unos a los otros sin poner autenticas medidas, que vallan a la raíz del problema y no sean puras medidas espasmódicas, que solucionen el momento olvidándose de la raíz, que son las desigualdades económicas tan abismales que generan este tipo de hechos y violencias..
ResponderBorrarUn gran abrazo, querida Fer
Así es, tienes razón: un mal endémico de América Latina. Las desigualdades económicas son abismales, no podrías haberlo puesto en más acertadas palabras, María Candel.
ResponderBorrarMuchas gracias por tu valioso y valiente testimonio.
Un fuerte abrazo, querida amiga!
Fer
Que bien escogidas las peticiones para las velas Fer, ojalá que el adviento te las conceda a ti y a muchos más, y juntó a la esperanza, mezcladas, unas buenas dosis de ilusión que buena falta nos hace al levantarnos cada día, tanto o más que el primer café.
ResponderBorrarUn petonet,
Tienes toda la razón, Rosa querida. Por todos enciendo las velas!!!
BorrarUn petonet y muchas gracias por darme tanto de ti ;)!
Fer