Hoy hace exactamente un año que a mi esposo le avisaron telefónicamente, ante la mirada estupefacta de mis dos hijos que lo vieron empalidecer y desmoronarse mientras lo acompañaban en el momento de la compra de fin de año en el supermercado, donde recibió el inesperado llamado, que quedaba afuera de su puesto full-time por reducción de personal, junto a otras ocho personas. Y fueron 351 días que tomó su peregrinar de entrevista en entrevista, mientras realizaba un trabajo que afortunadamente encontró de medio día, hasta encontrar otra posición equivalente a la que perdió.
Algunas de las personas que fueron despedidas masivamente con él no lograron reponerse al duro golpe, y se vieron afectados anímica y psicológicamente por el cimbronazo, al igual que sus familiares. El despido en la vida adulta se parece a un terremoto, que conmociona y destroza en el momento en el que se desata y que además produce el fenómeno de las réplicas, con consecuencias también significativas y devastadoras, tanto para la persona que lo sufre como para su entorno más íntimo. Hoy por hoy, deben ser muchísimas las personas que están recibiendo telegramas o anuncios de despido en diversos puntos de un planeta en crisis y preguntándose qué hacer con sus vidas y las de quienes tienen a su cargo.
Allá por abril, cuando se empezó a sentir sobre nosotros la desolación y la angustia tras el sismo que marcará una antes y un después en nuestras vidas, salió publicado un artículo en La Nación que recorté y pegué en un cuaderno de apuntes que llevo, y que releí cientos de veces por lo esperanzador, escrito por Jorge Mosqueira, especialista en temas laborales y recursos humanos, titulado "Un pasado difícil puede fortalecer", que habla de lo valioso de contar con la experiencia de un despido en el haber de un empleado para los empleadores de hoy, justamente porque gracias a él se puede valorar la fortaleza de la persona en cuestión.
En ese breve artículo que atesoré, tomado de la sección "Miradas", (30/04/11), Mosqueira da una definición de resiliencia:
"Es un término que proviene de la ingeniería. Describe la posibilidad de un material para recuperar su forma original luego de haber sido sometido a presiones deformadoras. Trasladado a individuos de carne y hueso, alude a la capacidad de algunas personas para superar situaciones difíciles y extremas y, más aún, hacer pie sobre ellas para renovarse con más fuerza, enfrentando una nueva vida de proyectos e integrándose de un modo equilibrado a la sociedad."
Lejos de lograr recuperar nuestra forma previa, como sucede con los materiales, el despido nos trans-forma, y está mayormente en nuestra resiliencia el que esta transformación signifique hacer pie para renovarnos, reciclarnos, salir adelante, o hundirnos, para ser apenas la sombra de quienes hemos sido hasta que sucediera. En esta vicisitud, de la que uno se va reponiendo muy lentamente, llenándose de temores y resquemores ante la inevitable pérdida de una buena medida de confianza en el mundo circundante, uno aprende si es o no es resiliente. Mi esposo ha demostrado serlo mucho más que yo: jamás en todos estos meses ha perdido su confianza en sí mismo, la empatía para con los demás, el buen humor y la voluntad de seguir buscando hasta dar con lo que tenía en mente. A tenido sus bajones y sus días grises, desde ya, pero nunca se ha dejado vencer, nunca se ha rendido. Fui yo la que fantaseé con la posibilidad de abandonar nuestra profesión, probar suerte en otro rubro e inclusive irnos a vivir lejos de Buenos Aires o hasta emigrar.
Y aprendimos que es cierto que cuando dos personas conforman una pareja se hacen una: todo lo que le pasa a una le sucede a la otra. Todos esos votos que hicimos alguna vez inconscientemente frente a un altar, elegantemente vestidos para la ocasión y más ocupados con la formalidad del asunto que con sus implicancias, se hacen realidad al atravesarlos: "...prometo serte fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida”.
Esto de ser fiel implica, según lo veo, fidelidad hasta en el sentir. Soy fiel a tu tristeza también, a tu desventura, estoy con vos en eso, siento lo mismo que vos porque sos parte mía y yo, tuya. No se trata de una noción romántica: es la vivencia del amor de pareja real y maduro. Y también he logrado ser fiel a su resiliencia, que no parece ser tan fuerte en mí y que, por cierto, no se adquiere en ninguna escuela ni en ninguna farmacia. He aprendido de su mano que es verdad que es necesario reinventarse, intentar no desfallecer, aunque hay días en que todo intento parezca en vano. Y que es la lucha, mucho más que los logros o las pérdidas, la que le da sentido a nuestras vidas.
A boca de jarro
Fer, hacía unos días que no te leía y realmente es un placer entrar a tu blog... tus palabras, tus reflexiones...
ResponderBorrarGracias por compartir este espacio de pensamientos...
No nos conocemos personalmente pero sin embargo, al entrar al blog siento que estoy charlando con una amiga...
Te mando un abrazo y te deseo lo mejor para este 2012 que se acerca cada vez más!!!
Moni
Gracias, Moni!
ResponderBorrarYo también te sigo y me pasa lo mismo: es como encontrarme con alguien querido y querible cada vez que compartís un pedacito de tus cosas o tu vida en tu espacio, y eso me colma de satisfacciones.
¡Un feliz año para vos también, con más logros en todos los planos!
No hay palabra que me guste más que "resiliencia"... la escuché por primera vez de boca de la persona más resiliente que conozco, una prima a la que amo y admiro mucho.
ResponderBorrarResiliencia encierra todos los esfuerzos por aprender a vivir y lograr la mayor sabiduría que se pueda tener en la vida, abre todas las puertas, llena de esperanza y fé (en nosotros mismos sobre todo). Tengo tatuadas tres flores de loto en mi espalda como símbolo de resiliencia.
Me emociona siempre leer sobre esto.
Besos Fer!
Lore querida: sos una divina de verdad. Vos ya habías leído y hasta comentado esta historia.
ResponderBorrarPero como profesional de la salud mental comprenderás que es necesario contar muchas veces lo que nos marcó a fuego, de por vida, como tus flores de loto, para llegar a procesarlo y seguir adelante con la fortaleza que la vivencia nos brinda.
A mí me conmueve que me digas que algo que me pasó te emociona: tu empatía me conmueve.
¡Gracias gigantes y muchos besos llenos de vientos de resiliencia y empatía para vos!
P.D.: Y mandale un saludo de mi parte a tu prima. Invitala, si se engancha, a leer y a comentar. Me encanta ligar con personas resilientes: estoy casada con uno hace 15 añitos ;)!!!
Interesante reflexión, Fer.
ResponderBorrarSupongo que sea durísimo que en mitad de una carrera profesional y una trayectoria te echen a la calle y son normales las consecuencias "devastadoras". Pero creo que esas consecuencias son más crudas incluso porque no nos han educado para aguantarlo. Sí se dice que hay que luchar, ser fuerte y demás cosas... pero todo a través del trabajo. Cuando te despojan de ese status laboral, la autoestima cae en picado. La gente, en general, no está prparada para decir quiénes son al margen de su profesión. ¿Quién eres tú? ¿Qué contestarían muchos...?
Pienso que a partir de ahora debemos cambiar nuestra manera de pensar, porque lo temporal, la incertidumbre y los vaivenes se van a apoderar de nuestras vidas. Tendremos que aprender a bailar con todo eso.
Un abrazo y feliz año ;)
(Y mucha fuerza)
Diego: sí, absolutamente tienes razón en esto, te doy la derecha, como decimos aquí.
ResponderBorrarTendemos a asimilar nuestra identidad con nuestro "yo profesional" y es duro desde ahí remontar un golpe de estos.No te imaginas cuántas veces hemos hablado de ésto en casa.
Pero además está una vida planteada, Diego, cuotas de colegios que pagar, niños que vestir, un auto que habíamos comprado para renovar el usado y para ir de vacaciones ya reservadas y merecidas, Diego, que hubo que pagar con la incertidimbre de no saber cuándo entraría dinero al bolsillo nuevamente.
Es tal vez más fuerte la sensación de quedarte fuera del mundo,de ser desechable y descartable, desamparado e imposibilatado de afrontar la vida como la conocías, sin lujos pero sin privaciones, que un golpe al ego.
Te aseguro que mi esposo es la persona menos ególatra y menos pagado de sí mismo que conozco sobre la faz de la tierra. Y a nadie le deseo el sentir la impotencia y la rabia de ser despedido un 29 de diciembre, Diego: ¡a nadie!
Gracias por la fuerza que me deseas, por leer y comentar: te retribuyo las buenas vibras para que en el 2012 te acerques un poquito más a tus sueños.
Un beso.
Me gusto mucho leer tu reflexión... Me conmueve el apoyo incondicional que le brindas a tu marido ante una situación tan difícil como es un despido inesperado. El poema de Mario Benedetti un verdadero lujo...Gracias por compartirlo!
ResponderBorrarOjalá este nuevo año que comienza no nos haga volver a emplear esa palabra ;) jeje Que sea docil y alegre solamente
ResponderBorrarLa verdad, entiendo lo que pueden haber pasado (aunque no de primera mano) porque lo esta viviendo mi papá, hace ya unos dos años, con casi 50 de edad, lo despidieron de la empresa donde habia trabajado 24 años. Y como vos contas de tu marido, no baja los brazos, y sigue peleando, a pesar de que aun no encuentra otro "trabajo full time" y está trabajando con el auto que justamente habia empezado a pagar antes de la noticia. Pero todo pasa, eso dicen, no? y vos, con todo esto, dejás otro rayito de esperanza.
Un beso Fer! buen comienzo de 2012!!
Ah, y queria dejarte esto, no se si lo habras ya leido. Me acorde de vos y tu hijo
ResponderBorrarhttp://grupomaternal.blogspot.com/2011/12/carta-abierta-un-adolescente.html
Gracias por compartir esto y mostrarnos que hay mil caminos en nuestras vidas para salir de todo.
ResponderBorrarHe recibido lo tuyo y está genial, ya te aviso cuando publique, hoy marcho de viaje así que sólo me queda desearte una entrada al año nuevo llena de ilusiones y que tus sueños se cumplan todos.
Un abrazo del Peregrino
Bren: gracias y me alegro de que te haya gustado el poema. Llevalo si querés, es bueno tenerlo presente.
ResponderBorrarMica: lo de tu papá se complica porque en esta sociedad, cuanto más grande te pasa, y tu papá no es grande, pero es una edad que no se requiere demasiado en el mercado laboral, equivocadamente, entiendo, más ardua resulta la reinserción laboral. Pero su actitud de pelearla es positiva.
Gracias por tu regalo (voy a ver de qué se trata, y después te cuento), y tus buenos augurios.
Yo te deseo lo mismo, Mica: ¡un 2012 muy pleno, lleno de concreciones de esas con las que soñás!
Y José Antonio:¡qué gusto enorme haber intercambiado prendas y estar contentos terminando el año en esta iniciativa!
¡Buen viaje! Hoy publico lo tuyo. En un ratito.
¡Muchas felicidades y buen comienzo de 2012!
A raíz de la catástrofe del maremoto en Japón tuve oportunidad de saber el contenido de la expresión, resiliencia.
ResponderBorrarAquí está la entrada que escribí entonces:
http://lperezcerra.blogspot.com/search?q=resiliencia
Sobre los problemas laborales que está planteando la crisis financiera, el déficit público, etc. en España también "sabemos y sufrimos mucho"... La resiliencia es básica para sobrevivir y la esperanza para seguir soñando.
Otros abrazo
En un rato paso a leerla, Luis Antonio: ¡muchísimas gracias por la sintonía fina!
ResponderBorrar¡Otro abrazo, claro que sí!
me encantò. Venìa buscando esta entrada que ayer vi cuando entrè en "quiza tambièn le ineterese", y aqui esta. Cada día me gusta mas tu blog!
ResponderBorrarCaro (www.solootraaficionada.blogspot.com)
Muchas gracias, Caro: ¡sos más que bienvenbida a participar con tus comentarios sobre todo lo que te interese! Eso es lo rico de los blogs.
ResponderBorrarUn beso.
Admiro tu personalidad. Eres una persona luchadora, aguerrida. Lo que le ha sucedido a tu esposo es difícil de llevar. Como reza el poema Los Heraldo Negros de César Vallejo: "Hay golpes en la vida, tan fuertes...Yo no sé". Espero que haya sido superada esta situación en tu familia. Un fuerte abrazo y miles de bendiciones.
ResponderBorrarEres realmente muy amable, María Gabriela, en venirte hasta aquí a leer lo que has sabido descubrir como la raíz de un proceso que me ha llevado a escribir públicamente y sin vergüenza. Cuando mi esposo quedó en la calle fue cuando comencé a escribir asiduamente en el blog, que tenía abierto hacía rato con una sola entrada colgando y dos comentarios que me esperaron allí por meses y me alentaban a continuar.
ResponderBorrarAunque no lo creas, mi esposo continúa en la búsqueda porque no ha encontrado ninguna posición que lo satisfaga como aquella que perdió, y yo estoy a punto de plantar mi trabajo de docente para dedicarme a escribir, aunque a muchos les parezca una locura. Loca me volveré yo si no lo hago: esto quema, urge, no puede esperar más. Será por estos días cuando finalmente tome una determinación.
Voy a leer ese poema que me regalas con mucho interés.
La admiración es mutua y me siento feliz de que me acompañes en esta loca aventura de vivir y de escribir.
Gracias mil!
Fer