Esta foto la tomé del muro de Facebook de un querido amigo, Xavier. En Facebook circula acompañada de una breve reflexión firmada. Ignoro su origen. Las palabras están de más... Puede resultar un golpe bajo, aunque quizás como sociedad estemos necesitando un sacudón por estos días, en los que no le damos respiro a la billetera y la tarjeta de crédito.
No hay que irse hasta África para definir la necesidad. Si nos detenemos a mirar cerquita, bien cerquita nuestro, en la puerta del shopping, o de casa sin ir más lejos, encontraremos muchos seres que definen la necesidad todos los días.
No hay que irse hasta África para definir la necesidad. Si nos detenemos a mirar cerquita, bien cerquita nuestro, en la puerta del shopping, o de casa sin ir más lejos, encontraremos muchos seres que definen la necesidad todos los días.
Recuerdo que el New York Times causó conmoción con una imagen de tapa en un momento de este año. Se tomó la decisión editorial de mostrar una fotografía de extrema crudeza, a la que no se le podía sostener la mirada, para poner en evidencia la existencia de nuestros congéneres que, en algún lado, se están
muriendo masivamente de hambre, con lo cual, las problemáticas del Tea Party por aquel entonces quedaban totalmente opacadas colocadas al lado de la foto de un niño somalí malnutrido.
La imagen le dio a esta edición del periódico una repercusión extraordinaria. Generó un impacto muy fuerte en los lectores y tuvo miles de reacciones en Internet. Y lo inesperado de la publicación fue que, lejos de eclipsar la noticia de un posible derrumbe económico más en Estados Unidos, la realzó fuertemente. Dijo entonces La Nación sobre la imagen en cuestión, que no publicó:
La imagen le dio a esta edición del periódico una repercusión extraordinaria. Generó un impacto muy fuerte en los lectores y tuvo miles de reacciones en Internet. Y lo inesperado de la publicación fue que, lejos de eclipsar la noticia de un posible derrumbe económico más en Estados Unidos, la realzó fuertemente. Dijo entonces La Nación sobre la imagen en cuestión, que no publicó:
"Produce un
desgarro profundo a cualquiera que la mire. Este niño desnutrido, que
tapa su rostro como si quisiera protegerse de las calamidades que lo
acosan, es sólo un caso de una tragedia de proporciones bíblicas. Según UNICEF, hay 2,3 millones de niños con malnutrición aguda en la región
del "Cuerno de África" (Somalía, Yibuti, Eritrea y Etiopía) y más de 500
mil moribundos si no reciben ayuda en las próximas semanas. La
situación es catastrófica y exige ayuda internacional urgente."
Ayer, deambulando por el shopping en el intento de ampararme del calor en alza de la ciudad y hacer tiempo para retirar a mi hija de una ostentosa fiesta de cumpleaños cerca de allí, tuve una "Epifanía", es decir, un instante indescriptible en el cual algo que trasciende los sentidos nos es develado. "Una revelación, la comprensión instantánea y no intelectual de una verdad profunda, perenne." Así se la define en un buen artículo que leí recientemente. Sentí una sensación de no encajar en mi entorno, y por ende, en mi mundo, en la sociedad en la que me toca vivir e interactuar con los demás, de no lograr entender lo que sucede alrededor mío. Es una vivencia de rareza, de extrañarme de mí misma por no conseguir entrar en la misma sintonía que los demás, por no contentarme con lo mismo que los otros, por no ocuparme de las mismas cosas. Y no se trata de un sentimiento que me haga bien, ni mejor, ni superior: simplemente me siento diferente y rara.
Me forcé entonces a entrar a la obligada juguetería llena de cuerpos abalanzándose sobre juguetes obscenamente costosos, para simplemente mirar las góndolas abarrotadas de clones de objetos de los que sobran entre las pertenencias de mis amados hijos y sobrinos, quienes de hecho esperan un regalo mío. Y pensé otra vez, como lo hice el día del niño, que hay muchas infancias. Entonces se me vino la imagen, la fuerza de la imagen por sobre las palabras. Son días de imágenes. Son días en los que me quedo sin palabras.
Me forcé entonces a entrar a la obligada juguetería llena de cuerpos abalanzándose sobre juguetes obscenamente costosos, para simplemente mirar las góndolas abarrotadas de clones de objetos de los que sobran entre las pertenencias de mis amados hijos y sobrinos, quienes de hecho esperan un regalo mío. Y pensé otra vez, como lo hice el día del niño, que hay muchas infancias. Entonces se me vino la imagen, la fuerza de la imagen por sobre las palabras. Son días de imágenes. Son días en los que me quedo sin palabras.
A boca de jarro
Son dos enfermedades distintas las que definen las necesidades. Por un lado esos niños africanos que alzan sus manos implorando comida, y las de esas mujeres cargaditas de paquetes que sacian su necesidad de consumo, como hacemos todos. Es la enfermedad del exceso que afecta profundamente al ser.
ResponderBorrarPienso que a muchos nos vendría bien una temporada en África viendo y experimentantdo lo que vemos en fotos en el dominical de la prensa. Una foto conmueve, es cierto, y genera miles de reacciones que pasan en seguida y entonces se va a otra cosa. Los que vemos la foto entendemos el mensaje, claro que sí. El mundo está mal hecho y no es justo que eso pase mientras nosotros enfermamos de sobreabundancia y de colesterol. Pero ¿y qué? Entonces un íntimo malestar de apodera de nosotros. Pero ¿qué hacer con él? El ciudadano medio lo remedia consumiendo más para calmar su desazón, su angustia. Dicen que los cooperantes que pasan temporadas en África en algún campo de refugiados, cuando vuelven a Europa o a América, sienten una profunda angustia cuando ve un supermercado que solo en una línea de lácteos hay centenares de variedades distintas de yogures de todo tipo, mientras que en África no hay nada, nada, a lo sumo, harina de maíz o de yuca o una lata de sardinas en el mejor de los casos.
Este exceso es una enfermedad del ánimo, y entiendo tu malestar en la tienda de juguetes ante la abundancia contrastando con la realidad del cuerno de África. Eso sí, queremos que no mueran pero tampoco que vengan aquí (a Europa) los hambrientos como querrían venir todos si pudieran. Así que nuestro sentimiento es dual.
Una hermosa reflexión que me ha gustado acompañar.
Fer, parece que esa sensacion nunca se acaba en nosotras, que elegimos pensar y recorrer otro camino, no?
ResponderBorrarEs dificil el tema de lo que esperan de nosotras esos hijos y sobrinos, ahijados y demases. Y me imagino que se irá haciendo más dificil con el tiempo, a medida que crecen.
Yo lo unico que puedo recomendarte, sin conocerlos, es pensar realmente en el interes y gusto de cada uno. No se, si a tu hijo mayor le gusta la musica, capaz ir juntos a un recital seria un lindo regalo, que sale del "comprar por comprar" al que nos vemos sometidos. O llevar a tu princesa a ver ballet, o una linda obra de teatro? no se, se me ocurre que al ser vos una mamá trabajadora, capaz una actividad que les guste, compartida con vos, un tiempoa solas, seria un lindo regalos. Lo mismo puede correr para tus sobrinos, si son mas grandecitos. Y si son peques todavia, regalos que fomenten la creatividad siempre son bienvenidos necesitan mas preparacion que compras. Masas para modelar, papeles, cartones, telas, pinturas para baño...
Yo elegí para el mio, un juguete echo a mano, por otra bloguera amiga, igual que para mis dos sobris, pequeñitos aún. Y tambien agregué, por pedido expreso de Coco en la cartita a "papaniel" unas masas para modelar.
A mi mem encanta hacer regalos, de verdad que lo disfruto. Pero los pienso, mucho, e intento comprar lo menos posible, que sean regalos que salgan del corazon.
Me gustó mucho tu post Fer! Te felicito por tu epifanía, ojalá la tengan varios más... A mi me sigue sorprendiendo ver a tantos con tanto paquete tanta cosa, qué sé yo.
ResponderBorrarTe puedo pedir un favor? Me facilitarías el link de la foto? No la encontré y la quiero ver. Esos baldazos de realidad nos vienen muy bien a los que no nos damos cuenta de la enorme suerte que tenemos.
Saludos!
¡Qué interesante lo que me aportas sobre gente que ha pasado una temporada colaborando en África!
ResponderBorrarSí, yo me conozco bastante y se que padezco de cierta disfunción anímica, no se si llamarla distimia, o redondamente neurosis. De todos modos me quedo con mi padecimiento y no con el de las señoras del shopping... Tuve que huí despavorida de allí y fui a sentarme al banquito de una plaza sin comprar nada. No soporto las tiendas por estos días...
Y sí, también es bien cierto lo que apuntas sobre nuestra dualidad...
Gracias por hacerme compañía en mi sentimiento de rareza. Parece que muchos de los comentaristas están de shopping :)
Un beso, Joselu.
Estoy en el bar de la piscina esperando a que terminen mis hijas de nadar. Creo que en argentino es la pila o la pileta ¿n?. Me entretengo con mi iPad escribiendo. Me lo compré el año pasado para navidades sumido en hondas contradicciones. Por un lado me daba cuenta del consumismo que implicaba, pues no era una real necesidad. Pero ¿qué es una real necesidad? Ahora paso horas al día con este artefacto para bien o para mal. Sin embargo, por un tiempo pensé que en lugar de comprármelo dedicaría el importe a Médicos sin frontera para ayuda a necesidades como esta. No lo hice. Tal vez debía haberlo hecho, pero no lo hice. Quiero decir con esto que yo me encuentro también entre las compradoras compulsivas de esa tienda aunque no me guste la idea y prefiera hacerte compañía fuera sentado en un banco.
ResponderBorrarPor otro lado, este año las compras van a ser menores. A mí no me gusta ir de tiendas. Hoy mi hija tenía en la escuela "un amigo invisible". Ella tenía que llevar un regalo para una niña de la clase. Se pasó el domingo con su madre haciendo un muñequito a partir de un calcetín relleno de algodón. Les costó mucho trabajo, pero les quedó muy bien. Mi hija estaba orgullosa y le dolía desprenderse de su "Calcetino", como le bautizamos. Hoy ha llevado el regalo, pero ha sido la única que lo ha hecho ella. Los demás habían comprado algo. A ella le ha tocado algo comprado en una tienda. Da igual que sea bonito o feo. Pero no tendrá la carga emocional de su Calcetino, con el que ha sufrido regalándolo por el cariño que le había tomado. Este es un buen símbolo de lo que queremos decir.
Besos.
Gracias Mica!
ResponderBorrarBuenas ideas todas.Ya me paso todo el día con mis hijos de hecho, y frecuento a mis sobris, pero veremos una vez más de tratar de no entrar en la fiebre y educarlos en esto también, sin condenarlos a ser diferentes a sus pares.
¡Y gracias, Laura!
El link es:
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.253549088004828.81174.100000492156380&type=3
"Las cosas como son.
De Marcela L Tardivo (Álbumes)", aunque yo, como digo en el post, la tomé del muro de un amigo mío, y está en el mío si querés verla también.
Un beso a ambas y gracias por aportar!
Joselu: ¡nuevamente en sintonía!
ResponderBorrarLe llamamos pileta y también piscina, y es lo que estoy necesitando estos días de tanto calor para mis cachorros.
Tú con tu artefacto, yo con mi notebook, de la cual podría prescindir un buen rato y hacer algo por ayudar a otros que lo necesitan...
Uno entra en lo que se impone, es imposible, creo, no hacerlo en cierta medida, pero lo hace con conciencia.
El ejemplo de lo que le sucedió a tu hija vale, porque es lo les comentaba a las mamás más jóvenes que me aportan ideas: uno debe velar por el equilibrio entre educar a sus hijos en valores (el valor de hacer algo uno, por ejemplo) y lo que se espera de ellos del afuera, porque la aceptación de sus pares es vital para que crezcan sanos también.
Nada fácil... Y yo con las manualidades voy muerta.
¡Otro saludo y gracias!
Hola Fer, a mi tambien me pasa bastante seguido eso de sentir que no encajo y tampoco me hace sentir bien, sino rara, juro que a veces me siento "el contra", y entonces termino como sobreadaptandome a las situaciones... Tengo que ver esa pelicula de la nota de Sophia...suena muy interesante...
ResponderBorrarCon respecto a los regalos...yo ya tengo todos comprados, a algunos los pense mucho, a otros menos... No hay nada muy especial para nadie, aunque creo que las que mas contentas se van a sentir con su regalo son mi suegra y mi cuñada (la esposa de mi hermno) porque realmente son cosas que les gustan mucho. Y da la casualidad de que son las personas con las que suelo tener mas conflicto (internos, porque es muyyy raro que yo exprese algo de mi malestar con ellas) y entonces me senti bien conmigo misma por haber comprado esos regalos. Con mi gorda "escribimos" la carta a Papa Noel, donde volque todo lo que a ella le gusta hacer....pintar y dibujar, amasar, la musica, los libros, jugar en el agua y entonces pedia cualquier cosa para poder jugar a todo eso.... Y le di una copia a abuelos y tios...y todos estuvieron comprando en base a eso.... Tengo dos sobrinos chiquitos, el de dos años y medio pidio un avion, entre otras cosas, y yo le compre una chiquita y otro juguetito y algo de ropa. A mi otro sobrinito de nueve meses, juguetito y ropa tambien. Seguramente sera mas complicado cuando sean mas grandes, porque los chicos piden y si los adultos no les mostramos otro significado de la Navidad, probablemente se queden unicamente con la posibilidad de pedir lo que quieran.... Tambien les regalare a mi marido, padres y hermanos la recopilacion de mis textos del taller, es como regalarme a mi misma... En fin, yo disfruto de hacer regalos y de recibirlos, pero no me interesa el valor economico....
El domingo casualmente enganche un rato de la entrega de premios a los Abanderados de la Argentina solidaria 2011 y me emocione de ver que hay gente que hace cosas por los demas, que destina parte de su vida, de su tiempo, de su corazon, de su cuerpo para ayudar a los que tienen menos.... Fue un canto de esperanza ante tanta violencia, muerte, miseria que se ve todos los dias.... Tambien tuve ganas de hacer algo, porque aunque sea un granito de arena, es mejor que simplemente estar lamentandome....
Para terminar, con mi hija si bien me pregunto cada detalle de mis decisiones en su crianza tambien me pregunto si lo que hago la excluye de la sociedad (mas alla de que la sociedad en general no tenga demasiado para envidiar) y en algun momento la va a hacer sentir un bicho raro como a veces le pasa a su mama...todo un desafio como madre....
Te mando un besote!
Fer te agradezco que nos hagas reflexionar sobre las necesidades de otros...no soy muy de shopping...de hecho suelo regalar cosas hechas por mi...me parece más personal y le dedico mi tiempo...y hace años que colaboro con unicef...pero eso no me aparta de ser una persona privilegiada y consciente de que podría dar mas de lo que doy...
ResponderBorrarQuiero aprovechar para desearte unas felices fiestas las celebres como las celebres...y que el nuevo año sea placido y sereno...nos seguimos leyendo en este espacio común que es la blogosfera...
un abrazo de corazón
"pero hay 35% de deescuento!!! segura que no vas?? Ya compraste todos los regalitos de Navidad? aunque sea aprovechalo y todo te podes comprar algo para vos!". Mis compañeros de trabajo me miran incrédulos cuando contesto que no, gracias, no quiero acompañarlos al shopping que queda a pocas cuadras de la oficina, por más de que hagan un descuento con la tarjeta de nuestro banco. No necesito nada, y además es un infierno de gente y no le veo el disfrute. Según todos, siempre hay ALGO que se puede comprar aprovechando un buen descuento. Somos una máquina de comprar!
ResponderBorrarCon el tema niños pequeños debe ser más dificil imagino sostener el discurso, porque ellos están esperando el regalito. Ya veré cómo me las apaño. Por ahora a los sobrinos les regalo porque lo esperan (y lo solicitan a viva voz): al menos tratamos de buscar regalos medianamente originales o libritos infantiles que hasta ahora vienen teniendo éxito.
La foto del arranque es excelente en Facebook no comenté porque no me terminaba de cerrar el mensaje de abajo. Coincido en que realmente sobran las palabras en ciertos casos!!!
Besos y Feliz Navidad!!!
Gracias, mujeres!!!
ResponderBorrar¿Seremos bichos raros, que sentimos que no encajamos, que creamos con nuestras propias manos o a través de la mente, que no sentimos la necesidad del shopping y de comprar por más descuento que ofrezcan, o será que somos bichos pensantes?
¿Por qué habrá de ser que la mayoría, al menos la mayoría que se hace visible, siempre tenga razón?
Acá mi esposo, otro bicho raro si los hay, me apunta un dicho:
"Coma caca. Millones de moscas no pueden estar equivocadas..."
Pues no comemos caca, no señor.
¡Ni Gi, ni Julia, ni Vale, qué va!
Tenés razón, Gi:¿qué será de nuestros hijos con una mamá tan contrera? Y siendo así, imposible llevarse bien con suegra y cuñada, pero no digamos nada acá... por las dudas... :)
Y a medida que los hijos crecen, los pedidos son cada vez más estrafalarios,es cierto, menos necesarios, cero necesarios...
El artículo te va a gustar, Gi, está escrito por Sinay. Hay otro en mi muro de Sophia que es para vos también: te lo regalo. Vos me llevaste a Sophia y te lo agradezco. Y la peli no se: si la ves, después me contás qué te pareció. A mi me costó digerirla. Pero cada uno tiene que hacer su experiencia con "El árbol de la vida". Te quiero mucho, Gi, aún sin conocerte personalmente: ¡sos tan transparente e íntegra! Y te deseo unas fiestas felices. Con todo lo que has pensado en los tuyos, realmente te las merecés.
Tienes razón, Julia: el valor de lo hecho a mano es incalculable. Ojalá yo fuese habilidosa, tú tienes un don increíble por lo que se ve en tu bello blog. Y no te preocupes por mí: puedo dar la impresión de troglodita, pero las fiestas las voy a pasar en familia, comiendo y bebiendo mayormente, como todo el que está sano y entero y tiene de sobra. Por eso hay que dar gracias, querida Julia. Incluso daré algún regalo. Y te retribuyo todos los buenos deseos. Claro que nos seguimos leyendo: eres de verdad muy amable, y valoro este espacio justamente porque me permite este riquísimo intercambio con gente valiosa como tú.
Tenés razón, Vale: en Facebook el texto no me hizo mucho sentido. Por eso decidí prescindir de él.
Y me va a encantar que me cuentes cómo te las apañás con niños: ¡sí! Mirá que ser tía es una cosa... Bueno, no digo más nada,ya que es la primera vez que especulás con la posibilidad en concreto, y eso para mí es todo un regalo de navidad, Vale. Te deseo muchas felicidades junto a los tuyos, querida y brillante ex-alumna de mis amores, y un excelente año 2012.
GRACIAS, MUJERES, POR SUS LÚCIDOS APORTES: UN LUJO!!!
¡Beso grande!
Hola, Fer, menos mal que con tu blog no hay problema para comentar, porque tienes la ventana emergente.
ResponderBorrarTienes razón, no hace falta irnos a Afríca para ver que el hambre está extendido en el mundo, y ahora con la crisis mucho más, yo he llegado a ver montones de veces últimamente, personas que abren los contenedores para recoger restos de basura de comida tirada, el hambre está llegando muy cerca con la crisis, es terrible.
Ojala pudiésemos meter el espíritu de navidad en jarros y abrir un jarro cada mes del año. (Harlan Miller)
Te deseo una feliz navidad y que todos tus deseos se vean cumplidos en el próximo año.
Un beso.
Hola, María: el mundo anda loco, loco, loco, como siempre...
ResponderBorrarHermosa la cita, y muy adecuada para mi casita: te la agradezco de corazón y te retribuyo todos los buenos deseos!
Un beso.
Hola FER,
ResponderBorraryo no soy consumista en exceso, nunca lo he sido y eso que mi mundo es justamente el de la tontería, me refiero a que vivo en un ambiente en el que el despilfarro y la locura por las compras es la tónica casi constante, a veces me pregunto si algunas personas no tapan los ruidos de sus cabezas a golpe de tarjetazos...
Pero FER, sinceramente me parece que en este asunto no somos nada coherentes casi nadie.
A la mayoría de las personas nos abruman las imágenes de estos niños que desfallecen de hambre, pero muy pocas veces nos hacen tomar decisiones acordes con el efecto que nos producen ¿quien renuncia a cambiar de coche pensando en esta gente y enviarles su importe? ¿quien deja de irse de vacaciones? ¿quien de verdad deja de consumir pensando en ellos? ¿lo hace alguien? todo, lo más colaboramos con lagunas ONGs y ya está acalladas las conciencias. Me temo que no hacemoa más que darnos golpes de pecho y seguimos con lo mismo, ellos allí y nosotros aquí.
A mi me ocurre como a ti, a veces me quedo parada, me da verdadera vergüenza las cosas que compro ahora en Navidades para regalar sobre todo a mis sobrinas pequeñas y naturalmente que a ráfagas me vienen las caras de estos niños muertos de hambre, pero si mi sobrina me ha pedido tal o cual cosa ¿cómo le llego yo con una muñeca de trapo reciclada porque su importe va a los niños de Somalia? sé cómo sería su cara de desilusión al desenvolverlo y no lo hago...no soy capaz.
A veces, lo que he hecho es darles junto con lo que sé que esperan, algo hecho por algún artesano de los que venden por las calles de países africanos o sudamericanos aquí en España es muy fácil encontrarte con sus puestos y les intento explicar lo que significa, el valor que tiene algo hecho con las manos, pero es muuuy difícil transmitir solidaridad, generosidad y un poco de reparto a niños que crecen en la abundancia, en todo caso es nuestra deuda con ellos, si queremos tener esperanza de que el futuro sea un poquito mejor de lo que es... yo, me esfuerzo, te lo aseguro, pero no se si eso es suficiente.
En todo caso, debo reconocerte que para mi las Navidades poco tienen que ver con las compras, para mi es volver a casa con los míos, disfrutar de ellos unos días que son los únicos que puedo hacerlo en todo el año, eso es para mi la Navidad, espachurar a los que quiero y sentir que por unos días al año todos podemos volver a ser un poco niños, consentidos, caprichoso... lo que tú quieras, pero niños al fin... en medio de la más absoluta miseria estoy segura que sigue existiendo la ilusión y ella, jamás se comprará ni se destruirá por culpa del dinero.
Muy felices días con los tuyos y todo lo mejor para ahora y siempre FER.
¡¡MUY FELIZ NAVIDAD!! sobre todo que dentro exista ese sentimiento de que ese sentimiento de compartir, si no es con los de lejos al menos con los de cerca.
Un beso grande, bonita.
Hasta la vuelta.
Gracias, Fer por tus palabras! Snif, que emocion! Yo tambien te quiero y me encanto cruzarte en el mundo blogger ;) y ojala algun dia nos conozcamos personalmente! Besotes y muchas felicidades para vos y tu familia!
ResponderBorrarMaría: ¡muchísimas gracias por dispensarme este lúcido comentario!
ResponderBorrarYo no creo que nosotros privándonos de ciertas cosas, por más superfluas que resulten, vayamos a solucionar la espantosa inequidad de nuestro mundo. No creo que en esto sea suficiente el esfuerzo individual, ni siquiera el de las organizaciones que se encargan de socorrer a través de la caridad. Esto no soluciona el problema de fondo, querida María.
Tal vez la pobreza sea parte de la condición humana y jamás la erradicaremos de plano.
Lo mío simplemente pasó como un flash ante una foto que vi y me dio una bofetada, aunque estoy plantada firme en no entrar en la locura colectiva de las compras frívolas solamente porque lo indica el calendario.
Te doy un ejemplo gráfico: a mi hija pequeña le han crecido los pies durante el invierno, aquí ha comenzado a hacer mucho calor, echamos mano al calzado que teníamos del verano pasado, unos cuantos pares de sandalias y ojotas, y nada le queda.
Salimos entonces al centro comercial más cercano por necesidad, porque no le voy hacer esperar hasta después de esta locura para comprarle un par de ojotas para andar por casa fresca ahora que no va al colegio.
Fuimos en auto por el calor, si no, preferimos ir caminando. No encontrábamos un lugar para estacionar el auto en 10 cuadras a la redonda, íbamos en una caravana insostenible a 20 KM por hora, y cuando finalmente logramos aparcar lejos del local, no se podía avanzar por las calles sin llevarse por delante gente cargada de bolsas, con niños pequeños berreando a cuestas, y demás. Todo por un par de ojotas que verdaderamente necesitábamos...
Esa es la locura que no comprendo. Y ni te cuento del precio de las cosas y de la relación entre costo de vida y salario que tenemos por aquí: es por eso que me extraño tanto. Porque sin jamás haber sido pobre, me siento desorientada en cuanto al valor de las cosas que compramos todos los días. Pero los más grandes me dicen que en la Argentina las cosas siempre fueron más o menos así.
Ahora bien, estando las cosas como están y sabiendo que se nos presenta un año que se nos anunció duro, aquí y en el mundo, que impacta también sobre nuestra economía, tener que hacer cola en una zapatería donde hay gente comprando calzado para regalarle a su cuñada, y calculando si el número que se prueban le irá bien porque es dos números más grande que el propio, eso me parece un grado de estupidez supremo. Encima llamando con un celular para avisarle a su suegra que ya lo tenía.
Los niños, comprendo, son otra historia. Finalmente les damos el gusto dentro de nuestras posibilidades, para luego recordarles a los pocos días, cuando empiezan a pedir algo más para Reyes, que mamá tenía razón, que nunca nada es suficiente, y que el disfrute y la diversión no pasan por la colección de Barbies. Pero la colección de Barbies está, no te voy a mentir.
El prójimo siempre es quien tenemos más próximo, y con él es con quien de verdad partimos y compartimos. Va otra Barbie para mi niña, y a las cuñadas, muchos saludos: ¿se entiende?
Yo también te deseo una muy feliz Navidad, querida María, y celebro el que me acompañes a pensar en voz alta.
Un beso grande y hasta la vuelta: ¡pásatela bomba! :)
Querida Gi:todo el agradecimiento es mío.
ResponderBorrarYa llegará el día, seguramente. Fito tiene que tener razón, Rosario siempre estuvo creca :)!!!
Beso grande y muchísimas felicidades!
¡Feliz Navidad, Pupottina, y bienvenida!
ResponderBorrarUn saludo cordial.