Erik Johansson, "Drifting Away"
(Para el concurso de El Círculo de Escritores: La Imagen Imposible I)
(Para el concurso de El Círculo de Escritores: La Imagen Imposible I)
Guardaba el recuerdo de aquella casa paterna, de calles anchas y arboladas, donde había aprendido a andar en bicicleta empujado por los muchachones del barrio, en una garrafa de ginebra - la última que se había bajado su abuela antes de emigrar al otro mundo. Sus memorias de lugares significativos solía enfrascarlas así: en botellas panzonas y cristalinas para que gozaran de suficiente espacio y le permitieran espiarlas de vez en cuando. Si se trataba de sitios que le habían dejado un sabor amargo, como el recuerdo de su primer colegio de curas - que repartían hostias a diestra y siniestra como sustento de su cristiana pedagogía - prefería pequeñas ánforas de cerámica. Entonces no los veía, aunque lograba satisfacer su necesidad obsesiva de salvarlos del naufragio del olvido. Cuando las imágenes que deseaba conservar evocaban hazañas deportivas propias, su destino era un frasco de mermelada limpio y pelado, pero la impronta de los goles del Tigre Gareca que humillaron a los malogrados "quemeros"en la Final del 94, así como la de "La Mano de Dios" contra los ingleses de aquel glorioso 86 y la de Burruchaga contra los alemanes, días después, en la Final, las había conservado intactas, pegaditas al corcho de unas champañesas, para permitirse olerlas y embriagarse con ellas los domingos en los que no iba a la cancha.
A la llama de cada amor de juventud la mantiene viva, lógicamente, en un frasco de perfume: una fragancia evocadora para cada mujer, mientras que los recuerdos que atesora de su señora los coloca en pequeñas botellitas de heladeras de hotel, símbolo de lo caro que esta mujer le viene costando con los años. Las primeras monerías de su hijo varón y las corridas detrás de sus fiebres y descomposturas nocturnas las metió a presión en los envases de todas las Coca Colas que le compró, así como metió en envases de Fanta naranja los ataques de asma de la nena y su carita de desdicha el primer día de clases. Las gratas reminiscencias de sus contados viajes y de las buenas vacaciones familiares las mantiene en sifones de nariz respingada sobre la chimenea, para todo el que quiera pasar a ver, y las petacas que heredó de su abuela al morir finalmente de una terrible cirrosis, pobre vieja, las ha destinado a perpetuar el triste recuerdo de los ciento veinte días en los que estuvo sin trabajo después de aquel horrendo despido para una Navidad que no le ha hecho falta conservar en botella.
Vez pasada pasé a saludarlo por su cumpleaños. Había que andar de puntillas entre tanto cacharro. Sus recuerdos envasados ya se han apropiado de gran parte del espacio de circulación de la casa. Sirvió unos muy ricos de cuando éramos libres en las calles de Almagro en unas copas altas que parecían de degustación. Los tomamos con gusto, saboreando las masas finas que le llevé de regalo para acompañar. Últimamente le viene pasando que sirve sus recuerdos de las mismas botellas cada vez que lo voy a ver. Las memorias de la vuelta en la que estuvo internado por sus coronarias me las he convidado más de una vez en el último año, así como las de la muerte de su padre. Pero hay algo que realmente es admirable a su edad: su memoria inefable. Sabe exactamente a qué botella acudir y jamás se equivoca en el recuerdo que cada una sabe preservar. Y eso que ninguna botella tiene etiqueta. Ironías de la vida: la única etiqueta en esta historia es la que su médico ha colgado de él.
* Este relato resultó ganador del segundo premio (Plata) en el concurso organizado por El Círculo de Escritores: La Imagen Imposible I.
* Basada en este relato, Marybel Galaaz publicó una reseña en su blog de reseñas literarias Anonyma Veneciana que agradezco enormemente.
A boca de jarro
Hola María Fer!
ResponderBorrarRealmente has escrito un divertidísimo relato donde el protagonista sin duda alguna, es un tipo con un humor muchísimo más acusado que su impecable memoria digna de dedicarle un estudio aparte. La colección de envases (garrafas, botellas panzonas, frascos de mermelada, botellitas de heladres...) para guardar semejantes recuerdos, es otro acierto para darle vida a este imaginario y alegre relato.
Te deseo mucha suerte para este concurso del Círculo de Escritores.
Muchos besos y ¡feliz martes!
Me alegra mucho que te parezca divertido porque yo realmente me divertí muchísimo escribiéndolo, Estrella. Muchas gracias por tus amables palabras y por tus buenos deseos.
BorrarUn beso grande!
Fer
Un relato muy entrañable lleno de recuerdos introducidos el als botellas. Un abrazo y suerte
ResponderBorrarMuchísimas gracias, María del Carmen. Suerte para ti también ;)!
BorrarUn abrazo!
Fer
Excelente relato, Fer.
ResponderBorrarMe ha encantado. Lleno de imaginación y ternura y muy original en su planteamiento y desenlace.
¡Enhorabuena!
Un abrazo
Chocha me quedo cuando tú me dices que te ha encantado, Isabel. ¡Muchas gracias!
BorrarUn fuerte abrazo.
Fer
Simplemente genial...
ResponderBorrarSaludos
Mil gracias, Mark.
BorrarUn abrazo.
Fer
Todo lo recordado y sentido según sea bueno o malo, lo meteremos a partir de ahora en garrafas panzudas o frasquitos de perfume.
ResponderBorrarLino relato alegórico-metafórico.
Abrazos.
Hecho ;)! Luego me cuentas que te dice tu médico, ¡ja,ja! Muchísimas gracias por tu lectura y tu valoración, Francisco. Un gusto que pases por mi jarro.
BorrarAbrazos.
Fer
Genial y divertido relato María Paz, digno personaje de estudio pero tal vez no tan loco..
ResponderBorrarMe alegra que te haya divertido. Fue sumamente divertido para mí crearlo y escribirlo ;)!
BorrarUn beso y gracias, Marijose!
Fer
Saludos María, maravilloso tu relato. Un relato vivencial y muy evocador. Me han gustado mucho las descripciones a lo largo de la narración que logran introducir al lector en el mundo del protagonista. Excelente!. Éxitos y bendiciones!
ResponderBorrarMuchas gracias por tu valoración, Mery. Suerte para ti también ;)!
BorrarBendiciones!
Fer
Me ha ENCANTADO! Muy, muy buen relato! Un abrazo
ResponderBorrarMe alegro que te haya encantado, Eva. Muy amable!
BorrarUn abrazo.
Fer
Un relato precioso, Fer, divertido, tierno y evocador. Espero que tengas mucha suerte en el concurso. Un beso enorme
ResponderBorrarMil gracias, mi querida Chari ;)!
BorrarUn beso enorme para ti también.
Fer
Creo que tu protagonista sufre alguna extraña versión del síndrome de Diógenes, pero mucho más provechosa e interesante que la enfermedad original :) Me ha encantado el relato y me ha parecido una salida genial a la imagen que debe ser la base del texto. ¡Un estreno de lujo en el Círculo de Escritores, Fer! :D
ResponderBorrarUn fuerte abrazo!!
Algo de Diógenes en este también hay, como en La Vieja Urraca. Me alegro que te guste, Julia. Te digo que he disfrutado muchísimo creando a partir de la imagen. Hace un tiempo ya que empecé a utilizar imágenes evocadoras, o canciones, o citas, como puntal para inspirarme, así es que de verdad lo encuentro un excelente ejercicio literario. Para este relato, por ejemplo, me senté una tarde a pensar qué cosas no desearía olvidar en mi vida y terminé viendo los goles a los que hago alusión en youtube, con toda la emoción que sentí al vivirlos en su momento. También hice una pequeña investigación acerca de diferentes tipos de botellas. Luego pensé que la mayoría de las veces que escribo, lo hago sobre mujeres, entonces me puse un rato en los zapatos de algunos hombres mayores a quienes quiero, y así fue saliendo y fluyendo. Pero el disfrute que me brinda el hecho de leer las creaciones de otros compañeros, de conocer escritores y de visitar sus lugarcitos en la red es muy grande, y realmente lo valoro y lo agradezco.
BorrarUn fuerte abrazo y muchas gracias, Julia.
Fer
Excelente relato María Paz,tierno y muy creativo,cuando era pequeña me gustaba guardar en frascos lo que escribía las ocurrencias de una niña...
ResponderBorrarÉxitos Maria Paz.
Un abrazo.
Ya sabías de niña lo que valía la pena guardar: escribir es una forma preciosa de atesorar recuerdos, y tú lo haces muy bien. Muchísimas gracias por tus buenos deseos, Carmen.
BorrarUn fuerte abrazo.
Fer
Excelente relato María PAZ, muy bien relatado. Tenía bien organizados sus recuerdos, pero no es sano que ocupen la mayor parte del espacio vital... Me gusto el cierre.. Un saludo. (:
ResponderBorrarSupongo que siempre hay un precio a pagar al intentar retener aquello que no ha sido hecho para perdurar. Gracias por tu amable visita y tu valoración, Carlos.
BorrarUn saludo ;)!
Fer
!Excelente, María Fer; esos recuerdos embotellados en su respectivo envase de champaña, de mermelada, de coca-cola, en fin... con el toque de nos´talgia, ironía, humor... Es un magnifico reciclador . Cariños.
ResponderBorrarEs cierto, además de todo es un ecologista hecho y derecho, ¡ja, ja! Muchas gracias por la visita y por tus palabras, María Eugenia.
BorrarMuchos cariños.
Fer
Fer!!! es muy hermoso y original. Cuántos recuerdos y cuánta sabiduría!! En mi familia, hay antecedentes de Alzeimer, y te confieso que uno de mis más terribles temores es que algún día pueda fallarme la memoria, que se me olviden los libros, quien soy, mis hijos...(te dejo un mail)
ResponderBorrarMe ha encantado.
Un fortísimo abrazo.
Creo que tu miedo es un miedo universal, Marybel, haya o no antecedentes de enfermedades borra-recuerdos en la familia. Nuestra más íntima esencia está ligada a nuestros recuerdos, que son lo que nos hace quiénes somos, precisamente. Me alegra mucho que te haya gustado. Ya te he enviado la respuesta a tu mail ;)!
BorrarUn beso y todo mi agradecimiento por tu apoyo de siempre!
Fer
Precioso relato. A veces los médicos ponen etiquetas donde no deben. Ellos también se equivocan.
ResponderBorrarEs muy evocador, lleno de sentmientos, te hace pensar en tus propipos recuerdo.
Me ha encantado.
Un besillo.
Sí que se equivocan, bastante, y a veces también esas etiquetas hacen mucho daño. Agradezco mucho tu visita y tus palabras, María.
BorrarUn beso!
Fer
Pobre hombre, tan preocupado que estará por sus botellitas y el tiempo que dedica a cuidarlas, limpiarlas y evitar que no se rompan le impedirá aumentar su colección con nuevas experiencias envasables; aunque quizás sea lo que pretenda al no tener ya espacio suficiente en la casa.
ResponderBorrarEstupendo texto, Fer. Besos
Muchas son las personas mayores que viven tan aferradas a sus recuerdos que se quedan sin espacio para el presente, aunque más no sea, el presente de los suyos, ¿no? Yo conozco algunas, y es muy triste. Tal vez por eso a este quise darle un toque divertido.
BorrarMuchísimas gracias por tu valoración, amigo Krapp.
Besos.
Fer
Acumular recuerdos mientras se está viviendo, me han dicho que es una bonita manera de vivir la vida. Justo en el momento que pasa, disfrutando intensamente.
ResponderBorrarGuardarlos en frasquitos distintos según sean agradables o menos es una buena opción, porque da mucho miedo el olvido. Tu personaje es fresco y divertido.
Saludos y suerte en el concurso
Muchas gracias por tus palabras y tu visita, Conxita.
BorrarUn saludo!
Fer
Una forma muy original de preservar los recuerdos. Muy buen relato!!!
ResponderBorrarAbrazo!!!
Muy amable, María Jesús.
BorrarAbrazo!
Fer
Por mucho que queramos guardar los reuerdos en botellas y frascos, por muy lindos que sean -tanto los frascos como los recuerdos- si tienen que irse se irán. Otros sería mejor no empeñarse en guardarlos en ninguna sitio, lo mejor sería ponerlos directamente en el saco del olvido. Y a mí, Fer, el médico en esta historia me sobra, total no sabemos qué ha dicho, nos ha dejado con la intriga, así que yo me quedo con mi teoría, pero tampoco la diré, por ser fiel a la historia. Jajaja.
ResponderBorrarMe ha gustado mucho cómo has llegado a construir la historia a partir de la imagen. Genial. A ver qué tal con los relatos eróticos... Ya nos dirás.
Un beso muy fuerte.
El médico sobra en casi todas las historias, pero fue la única manera en que se me ocurrió hacer referencia al título, porque la verdad es que el personaje salió de la etiqueta: fue lo primero que se me vino. Hoy pensaba lo difícil que resulta a veces llevar muchas de las ideas que se me vienen para escribir a buen puerto, y tal vez algún día escriba sobre esto. Me alegra que te haya gustado, Angie. Veremos si esta semana pinta el erótico ;)! Muchas gracias por visitarme.
BorrarBuena semana y beso grande.
Fer
Excelente cuento el tuyo MAría Paz. Transmite un gran cariño por el personaje, además de que nos transmites sus recuerdos de la manera más original. Si destaco algo es que tu relato "se ve", pues está plagado de imágenes, como cuando nos cuentas la visita del final con todos los botes de por medio. Tiene mucho de realismo mágico y el sabor de la nostalgia. Un magnífico trabajo que me ha sorprendido mucho.
ResponderBorrarMuchísimas gracias, Alejandro.
BorrarUn saludo.
Fer
Nunca se me hubiera ocurrido la imagen de guardar nuestros recuerdos en frascos, botellas, champañeras... Tiene fuerza y poder de sugerencia esa casa llena de envases. Es un bello relato muy bien contado. Luego vuelvo a ello.
ResponderBorrarMe asombra el número de + que tienes en Google+. Yo no llego ni a dos o tres, a lo sumo alguna vez a nueve. Hago escaso uso de Google+. Nunca he sabido encontrarle la utilidad. Tú tienes 275 votos y eso significa una potente difusión de tu texto. Yo suelo utilizar más Twitter, pero tampoco es que sea una maravilla.
Volvamos a los recuerdos y los frascos. A veces me concentro en un año determinado de mi vida e intento evocarlo. Es muy difícil salvo algún recuerdo especialmente poderoso que la memoria transforma en algo que no sé si es real o es un constructo mental. De muchos años guardo diarios personales que cuando los leo me sorprenden porque mi memoria no recuerda los días así, pero es de aquel modo cómo sucedieron. O al menos los escribí así a medida que iban sucediendo. A veces me da miedo leerlos. Los tengo muy guardados, escondidos. Son una bomba de relojería que puede abrir el proceso de la nostalgia. No sé si algún día los destruiré o alguien los destruirá. Reflejan el estado íntimo de mi conciencia. Yo no hablaría de frascos, es una idea tan fértil como alejada de mí. Potencialmente peligrosos porque los escribí sin restricción. Nadie debería leerlos. Pero ¿destruirlos? ¡Qué inmensa pena!
Un beso.
Yo nos los destruiría porque, como bien dices, lo que creemos recordar es en verdad un compendio de memorias y detalles muchas veces interpolados o simplemente ficcionados por nuestro propio y repetido relato. Esa es la naturaleza elusiva y tramposa de nuestros recuerdos, a los cuales, de todas maneras, solemos aferrarnos como célula identitaria primaria. Pero no se me ocurre decirte qué hacer con esos diarios si no te animas tú a releerlos y no deseas que nadie lo haga tampoco.
BorrarEn cuanto a lo que observas de la cantidad de +1 que acumulan algunas de mis entradas, te diré que sí, en efecto, es el resultado de un trabajo de difusión que realizo en diferentes comunidades a las cuales me he unido. Es la única forma en la que se me ocurre hacerlo, digo, darle difusión y mayor llegada a lo que escribo ahora que escribir se ha convertido en mi principal actividad. Soy consciente, sin embargo, de que muchas de las personas que me dan ese aliciente probablemente no lleguen al blog a leerme, pero se intenta.
Un beso y gracias por tu aporte, Joselu.
Fer
¡Hola!
ResponderBorrarEs la primera vez que te leo y he de decirte que me ha gustado tu texto. Creo que está muy bien escrito, aunque he de decirte que la mezcla de pasados y presentes me ha despistado un poco.
Un texto original y con un toque agridulce.
Suerte en el concurso.
Un abrazo, Maria Paz.
Muchas gracias por tu lectura, tu observación y tus buenos deseos, Sue. La cuestión de tiempos verbales en este relato fue cuidadosamente pensada y tiene una explicación, aunque tal vez no quede clara o sea perfectamente objetable. Quien se plantea la posible relación entre narrador y protagonista tal vez sepa comprender la elección temporal que hace el narrador al relatar y describir lo que decide contar en este relato.
BorrarUn abrazo.
Maravilloso y lleno de imaginación, me encantó, Yo soy menos poética tengo una caja que decoré llena de cosas especiales!! Besosss mi Fer.
ResponderBorrarmafar
Una caja decorada es muy poética también ;)! Muchas gracias, amigaza.
BorrarBesos!
Fer
Muy entrañable el relato. Todos guardamos nuestros recuerdos, me hace pensar en qué los estoy guardando yo... Muy agradable leerte.
ResponderBorrarBesos
Es muy humano hacerlo, Mirna. Muchas gracias por tu atenta lectura y tu valoración de mi trabajo.
BorrarBesos!
Fer