Ayer causó alarma el anuncio en la infrecuente voz del vocero presidencial de que nuestra presidenta padece de un cáncer de tiroides del que será operada el 4 de enero. Las noticias opacaron el espíritu festivo y frívolo de estos días en los medios, días en los que los informes políticos tienden a minimizarse, a pesar de la presente pugna entre sindicalistas y gobierno, para dejar lugar a las crónicas de los accidentes que producen los excesos navideños o las notas de color sobre historias pintadas de la magia de la Navidad y el fin de año.
Según La Nación de hoy, luego de una primera reacción de lógica consternación, Cristina Fernández de Kirchner declaró en tono de broma, respondiendo a un llamado del Presidente Chávez, quien le expresó su apoyo:
"Voy a pelear por la presidencia honoraria del congreso de los que vencieron al cáncer"
Anoche me senté un rato frente al televisor, como millones de argentinos, a escuchar la opinión de cuatro médicos convocados por un periodista político que analizaban el tema. Los médicos expusieron estadísticas y probabilidades con respecto a lo que denominan "la sobrevida" de la presidenta, pero no saben aún demasiado, más allá de lo que trascendió de los estudios que arrojaron el diagnóstico y lo que se conoce acerca de este tipo de carcinoma. Aseguraron que el cáncer no se ha extendido ni hay metástasis, pero acordaron en que se debería esperar a la intervención quirúrgica y a analizar las conclusiones de los médicos que la asistan.
Por un momento, tuve la sensación de que se nos hablaba como a chicos, tratando de restarle importancia al tema, de quitarnos el miedo que la palabra "cáncer" genera por estar ligada, como dijo uno del los especialistas en el tema, "a algo deformante, doloroso y terminal". Además, se ocuparon de asociar este caso puntual con la enfermedad de varios líderes de la región: Chávez, Lugo, Lula y Dilma Rosseauff, sobreviviente de cáncer de mama.
El médico más activo en transmitir calma a la población insistió en que, a pesar de la enfermedad, muchos presidentes habían logrado llevar su gestión adelante, y citó el caso de Mitterrand, quien gobernó 15 años con un cáncer de próstata.
Otro de los panelistas apuntó que era inevitable para la gente pensar que la enfermedad estaba ligada al poder. Dijo que el poder, de hecho, produce envejecimiento prematuro, citando como ejemplo a Obama, quien según él encaneció a partir de su asunción como presidente, pero expresó que, a pesar de lo que muchos piensan, estos hombres y mujeres no enferman por alguna razón que esté asociada al estrés que les genera su rol de líderes y mandatarios, según un estudio de una universidad norteamericana, y que su nivel de expectativa de vida era exactamente el mismo que el de cualquier ciudadano común. Yo humildemente creo que entramos en el terreno especulativo, pero tal vez descrea de tanto cientificismo cuando se trata de los límites y los hondos misterios de la vida.
Me quedo con la impresión de que la enfermedad en nuestros tiempos ya ha pasado a ser entendida en buena medida como responsabilidad de quien la padece. La idea subyacente e inmediata que se desata en nuestra mente al enterarnos de un padecimiento de este tipo es "Ah... por algo será. Algo habrá hecho mal para tenerlo." Y creo que la enfermedad sigue siendo un misterio que nos excede, y que como todo lo que nos excede, intentamos explicarlo para combatirlo cuando, en realidad, siempre nos confrontamos con un límite a lo que se puede conocer o prevenir. Éste es un ejemplo paradigmático si se quiere.
Como tantas otras personas ayer consulté en Google sobre este tipo de carcinoma, y si bien se lo relaciona con una alta exposición a la radiación en la infancia, se trata de un tipo poco frecuente de mal que se da mayormente en mujeres, y se aclara que sus causas son aún en gran medida desconocidas, como tantas otras cosas en la medicina de hoy.
Y sin embargo, aunque la medicina admite que no sabe explicar totalmente el por qué de todo lo que nos sucede en la vida en términos de salud y enfermedad, mucha gente está convencida de que somos nosotros quienes de algún modo "hacemos mal los deberes" y por eso enfermamos, como si se tratara de una cuestión moral. Me resulta una forma muy pueril de entender una realidad de la vida de hoy y de siempre, que continúa superando nuestro entendimiento y, sobre todo, nuestra aceptación. Pensar que el enfermo no es víctima de la voluntad de la naturaleza sino su propio verdugo es una forma de pensamiento muy típico de nuestra posmodernidad culpógena. Nos dejamos seducir fácilmente por una imagen de salud ideal y óptima que, muy a nuestro pesar, está fuera de nuestro alcance.
Lo que Paracelso, el gran médico del siglo XV, dijo de la salud entonces me resulta válido aún hoy:
Lo que Paracelso, el gran médico del siglo XV, dijo de la salud entonces me resulta válido aún hoy:
"El médico sólo es el servidor de la naturaleza, no su amo. Por consiguiente, a la medicina incumbe seguir la voluntad de la naturaleza."
Es muy probable que curar sea en verdad acatar la voluntad de la naturaleza del individuo enfermo. Y esa voluntad es a menudo un misterio, aún para aquel que ha enfermado.
Qué tema, Fer. A mí, la verdad me cansó un poco hacer zapping y encontrarme en muchos canales a médicos hablando de lo que tiene la presidenta. Le deseo buena salud, no sólo porque es la presidenta de nuestro país, que más allá de que pueda gustarnos o no su forma de ser o su forma de gobernar, es un ser humano.
ResponderBorrarLa enfermedad es un misterio, aunque no creo que tenga que ver con la moral o lo mal que uno hace en la vida, porque hay tantos que hacen estragos y son realmente seres malvados que mueren de viejitos, y tantas personas buenas que se enferman y mueren cuando les falta tanto por vivir.
Me deja pensando eso que decís de la naturaleza, y es cierto, curar es ir un poco en contra de lo que nuestro cuerpo manifiesta, no? Hay tantos avances en la medicina, que la voluntad de la naturaleza no se tiene en cuenta y se le hace pito catalán (bueno, un poco en chiste) ni se intenta aprender de la enfermedad...Pero si supuestamente tenemos instinto de superviviencia y la ciencia está a nuestro favor para evitar lo que la naturaleza decidió, la vamos a usar...
Besotes!
A mí también me cansó la reacción de los medios ayer, y creo que tenemos para rato. Como siempre, me interesa leer entre líneas qué nos pasa como sociedad frente a este y otros temas. No puedo evitar mirar un poco más allá del hecho o la persona en cuestión.
ResponderBorrarGracias, Gi, me voy a leer tu entrada de hoy que me quedó pendiente y me interesa.
Un beso!
La medicina está avanzando a pasos agigantados, y si antes se moría la gente de una simple gripe, hoy en día, el cáncer ya no equivale a muerte, hay muchos casos de cáncer que, cogidos a tiempo, se curan, por lo tanto, no hay que perder las esperanzas cuando se hable de cáncer, yo conozco a muchas personas que lo han superado, pero siempre con ganas de seguir adelante, y sin perder esa ilusión.
ResponderBorrarTe deseo un feliz año 2012 y que todos tus proyectos se cumplan, querida Fer.
Un beso enorme.
hay cosas políticamente incorrectas... pero todos los días mueren miles de inocentes y el mundo se calla. Que Chávez tenga cáncer... a mí no me preocupa. Me parece más preocupante los cánceres de miles de personas que trabajan honradamente para dar de comer a sus hijos que se muera un político con seguramente las manos manchadas (no hablo de éste en concreto, sino de todos).
ResponderBorrarA veces el mundo es demasiado injusto.
María: sí, es cierto que hemos avanzado. Pero aún la mera mención del cancer apabulla, a tal punto que hay gente que aquí te dice: "Tiene un c-a-...". Es una enfermedad que mete miedo. Me interesa más que lo que vaya a suceder, cómo reaccionamos como sociedad frente al tema.
ResponderBorrarIntenté reflexionar sobre lo que ví que sucedía en los medios y lo que nos pasaba como sociedad como si se tratase de una familia que recibe la noticia de un familiar que está enfermo, y sentí que se nos trataba como a niños... Fue un sentir.
Gracias por los buenos augurios, querida María : ¡te los retribuyo todos con todo carinño!
Un beso grande.
Diego: Es durísimo lo que decís, muy políticamente incorrecto. La mía no es una reflexión política, sino social. Pero de todos modos te digo que la enfermedad no está en nosotros para hacer justicia. Eso que tú tienes en mente es la juticia poética, un recurso literario o dramático, si se quiere, que no aplica en la vida real.La enfermedad toca las puertas de todos, tal vez por eso cuando les toca a los poderosos que se creen invencibles e inmortales y que muchos conciben así, se hace necesario montar shows de televisión como el que analicé en la entrada, para darnos una palmadita en la espalda y hacernos creer que no nos va a pasar nada, que hay presidenta para rato.
Nadie sabe cuánto tiempo le queda de vida en este mundo, sea que estamos sanos o enfermos, que seamos ciudadanos anónimos o mandatarios de Estado. Todo lo especulativo acerca de nuestra esperanza de vida me resulta poco creíble.
Te mando un beso!
Gracias Fer, por tu paso por mi blog, un placer.
ResponderBorrarEl tema de la enfermedad, como venganza de algo malo que se ha hecho, me parece efectivamente pueril, pero de alguna manera, y viendo la actitud más próxima a mi, en mi familia, siento que verdaderamente se ve el cáncer como un castigo de un dios que todo lo ve y todo lo decide.
En el caso de una persona muy conocida,como es el caso de la presidenta, las especulaciones y las fantasías, aún tocando un tema harto difícil y duro, están servidas de antemano. Un abrazo
Gracias, Marce, a tí, por haberte venido hasta este rincón del mundo a pensar en voz alta conmigo y compartir tu visión de la vida.
ResponderBorrar¡Un abrazo y bienvenido!