Para Mariela...
Dalilán Kifki, Capítulo 41, María Elena Walsh |
Cuando el arte se rige por las normas del marketing, se obtienen cosas como estas:
Cuando el deporte se rige por las normas del marketing, Independiente se va a la B, y mi hijo lo llora sin al mundo lograr entender. Y al día siguiente, muere un hincha de Lanús, ya que el fútbol se ha corrido a horarios insólitos y se le da manija marketinera, mediática y política para tapar a Jorge Lanata, que sale los domingos a las 10 por TV abierta y tapa al "fútbol para todos y todas", destapando ollas que huelen muy mal.
Y esto sale en la sección "Deportes" del Clarín de ayer... |
Cuando la política se rige por las normas del marketing, se gastan fortunas en "fútbol para todos y todas", y se tienen que importar gas y combustibles líquidos al país porque no se ha invertido en la exploración de lo que nuestra noble tierra nos daría si trabajáramos en su explotación todos y todas, en una década a la que llaman "la década ganada"...
Cuando en un blogcito como éste no se le da importancia a lo que, según los expertos del marketing, hay que hacer para lograr un mejor "posicionamiento" en las redes, pasan cosas como esta historia que te voy a contar mientras sigo tejiendo a dos agujas...
"Ella es una de esas mujeres argentinas pensantes y preparadas que se siente un bicho raro. Y es además madraza. Googleando desde su angustia de mamá desesperada por el paso traumático de sus hijas en el estreno de su escolaridad formal, se encontró una noche con otra madre, bloguera, pensante y preparada, que pasó por lo mismo y escribió mucho al respecto, sin pensar en números ni en posicionamientos, sino en su necesidad vital de comunicar y ecos lograr encontrar. La mamá lectora le dejó un comentario que la bloguera encontró de madrugada. Y la bloguera sintió que había sido vista en su invisibilidad por un alma que, sin dar nombre, por fin habló fuerte y claro desde su patria querida, en la cual, según los números, es donde más se la lee (¿?), pero menos se la sigue y se la comenta, cosa muy argentina que responde al maldito "No te metás" tan nuestro.
Al día siguiente, la bloguera se encontró con un mail en su casilla de correo de esta mujer y madre, preparada y angustiada. Le daba su nombre completo, amén de más información y profuso agradecimiento. Se estableció un intercambio que ya lleva varias semanas, con algunos silencios y pausas porque los hijos son los que mandan. Y ellos se enferman, tienen pruebas, actos escolares y tareas, demasiadas. Las madres hacemos viandas, sacamos punta a los lápices, ayudamos a completar o a rehacer tarea que viene bochada, bajamos fiebres, sacamos piojos, lavamos medias, limpiamos zapatos hasta de madrugada, aunque todo ésto y mucho más que hacemos no salta en los motores de búsqueda ni hace números, es invisible, pero nuestros hijos lo aprecian y lo necesitan.
Y a veces esos "educadores" que deseducan respondiendo a las reglas del marketing educativo, y que lamentablemente abundan en nuestro paradigma educativo, nos hacen ir al colegio a asistir a una reunión, porque ellos también se rigen obtusamente por los manuales del marketing, y consideran que nuestros hijos son bichos raros porque no recortan derechito o no pintan bonito, porque no hacen "linda letra", o porque son dispersos, "desprolijos". Ven sólo el lado vacío del vaso, no dan el sabio refuerzo positivo que como profesora aprendí que debe ser dado desde el profesorado, y los señalan con saña, mezquinándoles la nota con "plus" o "minus", "más" o "menos", o lo que es aún peor "Rehacer" o "Do it again", sin mediar un "Por favor"... Y nos preguntamos qué es eso de nunca pintarles una carita feliz como premio al logro del camino recorrido, remando a veces con medio año de desarrollo neurológico de desventaja frente a la media, que es baja, por haber llegado al mundo muy deseados pero antes del 30 de junio. Siempre les hacen sentir que faltan 20 pa el mango. Perplejos acudimos a esas reuniones grotescas, donde hay que enseñarle a la escuela desde nuestro rol de padres a ver las cosas desde la altura del niño que todos fuimos, desde sus zapatitos que aprietan. Reuniones en las que terminamos enseñándoles desde nuestro rol de padres presentes y amorosos a estos "educadores" que las riquezas de sus alumnos no están siendo explotadas, como los recursos del país, sus verdaderas y singulares habilidades están siendo ignoradas, como las del artista cuando crea para vender. Pero el marketing propone que los hagamos adultos, que les demos "spa de princesas" para sus cumpleañitos y si no, sos un bicho muy rarito...
Esta mamá le confía a la bloguera otra noche, tiempo oscuro para pensar pero bueno para enfrentar con un alma que se abre de par en par a los fantasmas de la angustia, que días pasados reía viendo los trabajitos de una de sus nenas: lectura comprensiva y preguntas al respecto. Una de piratas... La nena, cursando su primer mes de su primer grado, contestó naturalmente que el pirata buscaba un tesoro. La seño corrigió, tachó
Cuenta Mariela, con total libertad, que ésto le hizo recordar una anécdota personal que la marcó como alumna, a pesar de que llegó a titularse en la universidad y a obtener una beca para seguir aprendiendo en los Estados Unidos muchos años después de ésto. Recordó que en sexto grado una seño le puso un 5 en la evaluación de mitad de año porque, de 2 problemitas, ella había hecho uno mal. Volvió llorando desconsoladamente a casa, como les pasa a sus hijas y a la mía hoy en día. Sus padres miraron el examen y le dijeron que el problema lo había resuelto bien. Y resultó que su padre era amigo de Jorge Sábato, el hermano físico de Ernesto, el gran escritor argentino que escapa a todas las normas del marketing en su genialidad literaria. Le llevó a él su prueba, y éste dijo que el problema estaba perfectamente resuelto. Había un camino fácil para resolverlo, sentenció Don Jorge, pero Mariela había llegado al mismo resultado aunque de una forma más compleja e indirecta. Sus padres la defendieron a capa y espada en la reunión escolar que solicitaran, y la seño, después de un arduo debate, se vio forzada a enmendar, a cambiar 5 por 10, y así empezar a aprender a enseñar de una buena vez. Esta experiencia fue para Mariela traumática en su momento. Recuerda haberse sentido humillada, expuesta y vulnerabilizada. Pero rescata la intervención de sus progenitores, quienes jamás antes habían ido al cole a hablar y, tal vez, gracias a ellos y al ejemplo con el que la educaron, hoy se enfervoriza con estas cosas por las que atraviesan sus hijas.
Además de madre, Mariela es... ¿ casualmente?... profesora universitaria. Cuenta que justo por esos días tuvo una reunión en la universidad por la reformulación de planes, donde ella planteó ante sus obtusos colegas la reformulación de todos los planes para lograr una mejor estructura posible, pero el problema es que escasean docentes que se puedan correr de la transmisión de contenido, arremangarse y laburar. Plantear espacios de trabajo conjunto se hace muy complicado. Sus alumnos le enseñan que no temen hacerse cargo y tomar las riendas de sus vidas, pero los profes no lo aprendieron todavía. Tienen un sentido territorial arraigado en donde se privilegia el saber y no la construcción del mismo.
Cuenta Mariela que además de su problemática particular y personal, el tema de la educación le preocupa en tanto ciudadana de un país que cree bastante quebrado. Ve una desintegración social tan grande que no puede evitar pensar que es la educación la que está en la base de este penoso proceso que lleva décadas perdidas. Ella, como la bloguera, vio "La educación prohibida" y le pareció interesante. Y le deseó buena suerte a la bloguera esa noche, previa a una reunión a la que ella acudiría a la mañana siguiente con la seño de mates por un tema con su propia hija...
-"¡Buena semana y adelante con la quijotada!", le deseó de corazón. "Quijotada": ¡Sí señora! Quijotada es defender calidad sobre cantidad, es querer luchar contra los molinos de viento que imponen en nuestro tiempo mirar los resultados sin valorar el proceso, es defender el conocimiento que no se adquiere, sino que se construye, capitalizando y no tachando el error, si es que lo hay, entendiendo que se trata de un proceso dinámico que necesita un sustrato de afecto, confianza, y empatía. Quijotesco resulta luchar sin armas más que el amor y la comprensión para impedir que pisoteen la unicidad y la riqueza individual de nuestros hijos alumnos en pos de estandarizar hacia una media mediocre que luego falla en la universidad y que obtiene paupérrimos resultados en las mediciones regionales y mundiales de PISA. Quijotada es crear arte no para vender, sino por amor al arte, y saber disfrutarlo aún a los cinco años. Es escribir entradas tan largas como ésta desde un blogcito de poca monta, usar títulos largos y sin gancho comercial, dar opiniones jugadas, sinceras, auténticas, y es no seguir la manada. Quijotesco es pretender que quienes dirigen los rumbos de la educación no sean expertos en marketing, sino docentes con las manos ajadas de tiza y las suelas de sus zapatos gastadas de su paso por las aulas. Quijotesco es también seguir esperando que un país sea gobernado por personas con vocación de servicio que hagan lo que deben hacer porque para eso han sido votadas."
Ojalá existieran más Quijotes en la tierra del Martín Fierro y de los premios Martín Fierro... ¿Pero quién soy yo para dar consejos, tan invisible en mi visibilidad online, aunque tan inmensamente feliz de protagonizar historias como las que termino aquí de contar, entrelazadaylazada?
GRACIAS, MARIELA!!!
A boca de jarro