Edvard Munch, "Rostros desde la sombra", (1889-1908) |
Había visto a José varias veces por la calle durante el verano. Una tarde de domingo, pasé casualmente por la puerta del hospital, y ahí estaba, apoyado junto a la puerta de guardia, fumando la larga espera en la que lo tiene sumido la enfermedad de su esposa, Rosana. Otro día lo vi entrado el ocaso, caminando a paso lento, dirigiéndose a la estación de tren que lo lleva a casa al final de cada jornada. Todos los días son iguales para José. Viene desde la periferia de la ciudad a cuidar a Rosana, que hace meses que ya no lo conoce. Su figura parece haberse fundido con el universo del hospital, como una columna más, siempre de pie junto a la cama, o deambulando por los pasillos como un enfermero cansado.
Es un hombre menudo y bajito, y perdió algo de peso con el correr de los meses. Viste siempre las mismas prendas: una camisa de trabajo, un par de jeans gastados y zapatillas de lona negras. Tapa su pelo entrecano con una gorrita azul, pero nada oculta la tristeza que emana de sus ojos al ver como se apaga la vida de su mujer, que aparenta ser bastante más joven que él. Es apenas una sombra de lo que fue cuando la trajo a Rosana con la esperanza de que sanara.
Cuando empecé a visitarlo, venían las hijas a pintarle las uñas y a peinar a su madre. Ahora no queda pelo para peinar, y las manos de Rosana se encuentran atadas a la cama. Hablo poco con él. Es algo esquivo e inquieto. Creo que no comprende cómo se puede resistir tanto tiempo a un mal tan doloroso y profundo. Está entregado, y, sin embargo, no cuestiona nada. Clava la mirada en el piso y asiente con la cabeza en obediente aceptación de la voluntad de la naturaleza. A todo cuanto le digo para infundirle ánimo, asiente, aunque no parece escuchar. José sólo tiene oídos para Rosana, sólo tiene ojos para lo que queda de ella. Desea que cese el sufrimiento, y, al mismo tiempo, se aferra a esa mujer con la poca fortaleza que aún le queda.
¿Qué sentido tienen las palabras? Mejor una mano sobre su hombro y una palmada en la espalda. Mejor que este calvario se acabe pronto para los dos, para que José pueda volver a casa a seguir trabajando, levantándose temprano para ir a alguna obra en construcción a hacerse de unos pesos como albañil, aunque ya nunca nada sea lo mismo que antes. Es uno de esos seres pequeños y fuertes que se llegan a licuar en el entorno. Un sobreviviente. Ese es José.
A boca de jarro
Nadie sabe nada. No podemos comprender el dolor ajeno ya que no somos quienes lo sufren, solo podemos imaginarlo e intentar compartirlo hasta cierto punto. Solo podemos compartirlo hasta cierto punto. Más allá no es recomendable ni oportuno. El médico puede sentir hasta un cierto grado por los pacientes que se le mueren. Puede hacer todo lo que puede pero no debe sufrir más allá de lo necesario lo que es además inútil. Ante el sufrimiento de los demás fue el tema de una reflexión de Susan Sontag que leí con interés. Lo desconcertante es que ante el sufrimiento ajeno como observadores nos invade un extraño bienestar que es de no ser protagonistas directos y eso nos alivia. Jose puede entender hasta cierto punto el dolor de Rosanna y tú como observadora de la situación te acercas estéticamente, y yo que lo leo desde más distancia, no logro recibir otro mensaje sino el de que algún día nos tocará a nosotros, eso seguro. Todos pagaremos nuestra parte del contrato en la vida que es salir con mayor o menos dolor. Pero hasta entonces respiro aliviado y pienso que soy feliz, que en este instante soy feliz por un azar del destino. Solo puedo disfrutar con ello y enviarte un fuerte abrazo.
ResponderBorrarJoselu.
El dolor no puede ser comprendido por nadie, eso es verdad. Es parte legítima de la vida, tanto como la felicidad. A mí me sucede que, desarrollando esta tarea voluntaria desde la absoluta gratuidad, recibo mucho más de lo que doy, en agradecimiento, en sentimiento y en lecciones de vida que hacen que ciertamente valore todo cuanto tengo muchísimo más.
BorrarGracias por tu aporte y un fuerte abrazo, querido Joselu.
Fer
Es posible que esta nueva y conmovedora historia que nos cuentas responda a tu extremada sensibilidad para con los demás. Quizás muchos tengamos personajes como José y Rosana a nuestro lado y no sepamos nada de ellos...Tú, sin embargo, los observas y haces tuyas sus vicisitudes vitales. Dice mucho, repito, de tu sentido de la compasión solidaria.
ResponderBorrarMucho me temo que a José le cueste levantar cabeza cuando llegue el temido desenlace de la desaparición de su esposa, Ojalá sea capaz de remontar y seguir adelante. No sé.
Acabas la narración diciendo que José es un superviviente. A García Márquez se le atribuye la frase que dice más o menos así: " La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir". Esperemos que a José todavía le quede alguna...
Un abrazo, tocadora de corazones
Muchas gracias, estimado Luis Antonio. Es verdad que todo esto que experimento en mis visitas como voluntaria en el hospital me sensibiliza sobremanera, y hace que valore mucho más todo lo que tengo. Estas personas me dan tremendas lecciones de vida, y, al escribirlas, siento que de algún modo les rindo un homenaje y les brindo su merecido agradecimiento.
BorrarTampoco estoy segura de cómo se las apañará José para seguir adelante, pero la vida es así. Gago tiene un buen punto: él es un ejemplo más de esa poderosa frase que acuñó.
Un fuerte abrazo.
Fer
Así es, que ella dejasse de respirar sería un acto de purísima caridad!!! Triste historia la de José. Qué sólo y triste se tiene que sentir!! Me recordó al protagonista de"El cuaderno de Noha" (creo que ése era el titulo) La historia giraba en torno a un hombre que tenía a su mujer enferma de Alzheimer, y que todos los días va a verla al asilo para leerle un diario donde estaba narrado toda su historia con ella, para ayudarla a recuperar recuerdos...Una forma de enfrentarse a la enfermedad y a su nueva realidad. Tremendo!!
ResponderBorrarUn abrazo emotivo.
Muchas gracias, Marybel.
BorrarUn fuerte abrazo para ti también.
Fer
Emotiva la semblanza de José. Toca las fibras sensibles, porque estas historias son las historias de todos, las miserias a las que estamos sometidos como humanos.
ResponderBorrarMe ha gustado tu modo de narrarla, esa disyuntiva irresoluble para José: sin ella, el descanso, pero mientras existe, se aferra con fuerzas a lo que queda de ella. Qué real es esto.
Cuántos Josés existen por el mundo, Fer.
Un beso enorme.
Muchas gracias, Isabel. En efecto, existen millones de seres en la misma situación y en la misma disyuntiva. Es justamente eso lo que me infunde más ternura en el caso de José.
BorrarUn beso enorme.
Fer
Que dura realidad, amiga, para mi también son los héroes anónimos, de las historias mínimas y conmovedoras que tantas veces conviven a nuestro lado...
ResponderBorrarSiempre es un gustazo pasar por tu casa, siempre me llevo algo hermoso...
Besos
Muchas gracias, amiga María.
ResponderBorrarBesos.
Fer
Es triste la historia y a la vez se palpa el amor y la fortaleza del ser humano en los momentos mas difíciles, ahí, cuando todo va mal se prueba que el humano puedo soportas las situaciones mas penosas.Abrazos Fer
ResponderBorrarEs triste, pero es parte de la realidad de la vida. Alejandra. Una parte que a veces elegimos no mirar. Es cierto que José es un ejemplo de fortaleza ante la adversidad que a todos nos toca transitar alguna vez.
ResponderBorrarAbrazos y gracias, Alejandra.
Fer
Emotiva la historia de José.
ResponderBorrarHasta hace poco no había tenido contacto con los desahuciados, sabía que dolía por todos esos pequeños gestos que describes, pero una amiga murió, ella estaba agonizando en un hospital francés y la llamé unas horas antes de su muerte y hablé con ella. Desde ese momento, percibo la muerte como cercana y comprendí cada uno de los gestos de los sobrevivientes.
Tus narraciones siempre nos traen recuerdos próximos a lo humano, esos que carecen de palabras precisas para dar nombre a las emociones.
Besos
Acompañar a un ser humano en su tránsito a la muerte nos enfrenta con la propia. Es un hecho ineludible, sobre todo cuando se trata de un ser cercano y querido. Agradezco tus palabras y la experiencia que has venido a compartir.
ResponderBorrarBesos.
Fer
Ciertamente es triste pero muy real y emotiva esta historia, van muy bien para darnos un toque de atención, y mas en esta sociedad donde abunda y nos envuelve lo banal.
ResponderBorrarUn abrazo.
elperroverde
Muchas gracias, Pedro, querido amigo verde.
ResponderBorrarUn abrazo también para ti.
Fer
Estas historias tuyas tan magníficamente escritas, en su realismo y su crudeza, reflejan lo que la vida es en realidad y por lo tanto son tremendos aldabonazos en nuestro interior que a mi personalmente me llevan a un sitio al que no me gusta ir. Un sitio donde solo hay resignación y desesperanza ya que es la constatación pura y exacta de que somos seres condenados por la historia y que seremos tragados en el sumidero del tiempo sin dejar un solo recuerdo detrás. La fe en un mundo mejor es una bella idea pero intransferible de unos seres humanos a otros y esa es la desgracia de los que nunca llegarán a alcanzarla.
ResponderBorrarBesos
Está la esperanza que deja el ejemplo de seres como José, estimado amigo Krapp. Ellos hacen a nuestra trascendencia en sus pequeñas luchas cotidianas. Las vidas de quienes visito no son tragadas en un sumidero: me infunden valor a mí y a todos cuanto se las comparto.
BorrarBesos y gracias por tu aportación.
Fer
Fer que triste lo de José...tienen que ser doloroso luchar contra dos sentimientos tan opuestos, por un lado desear que muera su esposa para que asi descanse de tanto sufrir, y por otro aferrarte a ella porque sin ella tu vida no tendrá mucho sentido...no hay palabras que puedan consolar ese desgarro emocional...
ResponderBorrarpero el calor de una mano amiga al menos puede calentarte un instante el alma.
Un abrazo
Eso es lo que se intenta, querida Julia: brindar un poco de calor a través de una caricia al alma. Ni más ni menos.
BorrarGracias y un fuerte abrazo.
Fer
A veces, las palabras son del todo insuficientes, tanto para consolar como para dar cuenta de todo el dolor acumulado en las vidas de todos los Josés y las Rosanas de este mundo... nada como el abrazo y el amparo cierto de la presencia... este estar ahí a pesar de todo.
ResponderBorrarDa escalofríos leerte, Fer. Eres muy valiente.
Muchas gracias, Cristal. Es cierto. En el caso de los sufrientes, lo importante es estar presente. Me han dicho muchas veces esto que de que soy valiente, pero te aseguro que para mis cosillas no lo soy. Será por eso que he decidido meterme en esto de acompañar a los enfermos.
BorrarUn abrazo.
Fer
Cuántos Josés hay en el mundo que pasan desapercibidos, casi asumidos por la sociedad, sin ver en ellos los auténticos héroes que son,¿verdad?
ResponderBorrarPorque es un acto heroico sobrevivir al dolor, aferrarse a la esperanza y caminar por la vida con la desolación sin otra pretensión que sobrevivir a esas bofetadas que la bella vida a veces nos da.
Ante un hecho como el que cuentas, dices bien...sobran las palabras y los gestos es lo único que puede mitigar un algo la angustia.
Muy emotiva la historia, tan real, tan dolorosa.
Besos muchos, Fer
Hay millones de Josés, mi querida Marinel. Gracias por tu reflexión compartida y por tu visita, que siempre es bienvenida.
ResponderBorrarBesos muchos. Marinel.
Como siempre, me emocionas con tus historias, me haces sentir lo que tú sientes y lo que sienten las seres humanos que tan bien dibujas.
ResponderBorrarRecordé a una vecina que, con casi 90 años, añora a su compañero fallecido aún recientemente y con el que compartió 70 años, toda una vida. Ella está triste y no quiere comer. Sus hijas con las que vive, se desviven por animarla, pero su tristeza es inmensa y está en su corazón.
Un beso
Josela
Muchas gracias por tus cálidas palabras, Josela. Esta es una historia real como la de tu vecina. A veces las parejas se hacen una sóla carne, y cuando uno se va, el otro que queda no le encuentra mucho sentido a la vida. Ojalá algo se pueda hacer por ella.
ResponderBorrarUn beso.
Fer
Lo has descrito magníficamente. No podemos sentir lo que siente José - con un nombre tan normal como el sufrimiento que describes- pero podemos intuirlo porque todos hemos pasado por situaciones dolorosas que nos acercan a lo que siente. Lo peor es que en su caso no hay esperanza y la espera solo es espera de un desenlace fatal para Rosana. Pero yo creo que José puede seguir adelante, que no todo acaba con Rosana, o al menos no debería ser así, José sacará fuerzas y se dará cuenta de que existe otra vida más allá de ella y encontrará nuevos horizontes porque queda él. Estoy segura.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo.
Pues espero que así sea, por su bien, querida Angie. Gracias por la dosis de esperanza y por la visita.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo.
Fer
Fer hace mucho que no publicas… está todo bien?
ResponderBorrarSaludos ^^
Muchísimas gracias, Francisco, por el gesto de preguntar. He estado fuera de la ciudad unos días, y he vuleto algo maltrecha. Estoy intentando encontrar el tiempo y la inspiración para publicar.
BorrarUn cordial saludo ;)!
Fer
Esta hermoso, me encanto mucho, te felicito<3
ResponderBorrarte sigo y ojala puedas visitar mi blog y si te gusta seguime<3
Muchas gracias, tocaya. Voy a visitarte con todo gusto.
BorrarUn cordial saludo.
Fer
Ferrrr...te echo de menos en este espacio, espero que tu ausencia se deba a que andas disfrutando de la vida real...
ResponderBorrarespero que todo este bien en tu familia, y que tu alma este en paz...
Ando a ratos por aquí...y ya sabes que puedes contar conmigo...
Un abrazo
Todo está bien, mi querida Julia. Es sólo que este año ha cambiado mucho la rutina familiar, y no me acompaña últimamente la inspiración. Gracias por tu amoroso comentario.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo.
Fer
Fer, vengo a verte porque hace mucho que no escribes y echo de menos leerte. Espero que te animes a hacer algo grande, como una novela y nos deleites con tu narración.
ResponderBorrarO lo que sea.
Muchos besos.
Mi querida Angie: Lamentablemente, mi rutina familiar ha cambiado mucho, y casi no tengo tiempo siquiera de encender el ordenador. Además, no me está acompañando la inspiración. Estoy muy lejos de escribir una novela. Ese era un sueño, y luego me di cuenta de que es un imposible, como tantos otros que a veces albergamos. Tal vez me vaya acomodando, y pueda volver a publicar de manera más espaciada. La verdad es que apenas estoy pudiendo visitar a los blogs amigos. Te agradezco mucho este comentario. También yo echo de mucho de menos este nutricio intercambio que genera el blog.
BorrarMuchos besos para ti también.
Fer
Ferrr, antes de nada,enhorabuena por la clasificación de Argentina...no se si te gusta el futbol, pero seguro que aunque no te guste te ha alegrado...
ResponderBorrarHe andado perdida por esos mundos...me tome unas vacaciones y he estado en Francia y Alemania de ruta con marido...
los lugares visitados preciosos, y siempre disfruto de estos días para nosotros solos, en lo que importa es estar con el otro lejos de las rutinas y vivir esos momentos románticos que a todos nos ayudan...
Me estoy poniendo al día con los blogs...y veo que sigues en el dique seco...espero que al menos tu vida real sea plena y todo vaya bien...
Anímate y publica algo, aunque nada mas sea por complacernos a las que esperamos tus entradas...
Un abrazo
Te agradezco enormemente estos gestos de aliento, querida Julia. Lo cierto es que soy futbolera y me había ilusionado con la Copa, como tantos, pero no ha podido ser... Tal vez, uno de estos días, me anime a publicar nuevamente. Mientras tanto, te mando un fuerte abrazo y me alegro con tus buenas nuevas.
BorrarFer