Argentina llora la derrota en el Maracaná |
Los argentinos somos así, triunfalistas, soñadores, estamos ávidos de una alegría, y nos habíamos ilusionado con ganar esta Copa Mundial de la FIFA 2014. Un segundo puesto no viene nada mal tomando en cuenta que en tantos otros aspectos mucho más relevantes que el fútbol siempre salimos cola. Sin embargo, resultó poco menos que una tragedia griega no derrotar a Alemania en la Final. Ante todo, lo fue para los propios protagonistas del juego, tal como se evidenció por televisión en los rostros sollozantes y angustiados de los jugadores de la selección argentina. Lo fue también para gran parte de nosotros. Sin ir más lejos, en casa hubo que consolar a dos chicos grandes ya que se tiraron al piso, lloraron, dieron portazos, y hasta tiraron la camiseta que llevaban puesta desde hacía un mes en el cesto de la ropa para lavar.
Personalmente, el día después del sueño con el cual inclusive yo misma fantaseé, creo que así como terminó, la cosa es mejor para todos. Hoy volvemos a caer en la realidad. Nos encontramos con el país que somos y tenemos, que sale subcampeón en nada más que el fútbol, aunque tampoco esto nos termine de conformar.
Los periodistas especializados en el tema se la han pasado las últimas horas analizando las causas de la derrota argentina y la actuación de Leo Messi, de quien se esperaba tantísimo más. Se debate, además, el esquema planteado por el técnico Sabella, el factor cansancio, la suerte y demás yerbas. Lo cierto es que perdimos un partido de fútbol simplemente. No ha ocurrido ninguna tragedia, salvando — claro está — aquellos que murieron en accidentes fatales estando en Brasil antes y durante el campeonato.
Hoy se ven las banderas aún colgando de los balcones de mi barrio. Las prendas albicelestes que hasta ayer se vendían como pan caliente quedarán en los armarios hasta el próximo amistoso, donde se esperará una revancha. Las vuvuzelas se hicieron oír tímidamente hasta ayer después del partido en las calles porteñas, a pesar de que en el obelisco se congregaron unos cuantos miles de seres a celebrar el segundo puesto. Lamentablemente, el festejo acabó en desmanes causados por un grupo de desaforados que intentaron saquear comercios. El resultado arroja una cifra incierta de detenidos, quince policías heridos, luego de disparos, destrozos y caos en el microcentro.
El día después me ha retrotraído a aquel en que Argentina salió campeón en 1978. Recuerdo haber salido a las calles con cacerolas, y sentir que tocábamos el cielo con las manos, ignorando absolutamente todo lo que sucedía a nuestro alrededor. Por entonces, tenía sólo diez años, pero a los adultos también los embriagó aquella victoria local — una embriaguez peligrosa en momentos que se hacía necesario tener la mente bien alerta, como lo es necesario hoy. El patrioterismo que envuelve a estas epopeyas deportivas y comerciales ha demostrado hacernos daño, brindándonos una momentánea y falsa sensación de bienestar.
Habiendo atestiguado nueve campeonatos mundiales en los cuales Argentina disputó cuatro finales, me quedo con la impresión de que ganan los equipos, no los individuos, por más renombre que tengan. El equipo del 78 estaba conformado mayormente por hombres que jugaban en clubes locales, y por lo tanto se conocían de memoria gracias a jugar unos contra otros domingo tras domingo. Los muchachos de hoy, en cambio, gozan de un estado físico admirable, ganan fortunas, pero viven y juegan en el exterior. Cuando se reúnen en el estadio parece que no se entienden, no se conectan, y así es como el juego no termina de fluir. Han sido recibidos con bombos y platillos, pasarán unos días aquí junto a sus familiares, descansando y bajando el trago amargo, para finalmente volver a la diáspora. Rescato lo que han dejado en la cancha, y aunque me hubiese gustado seguir entonando los cánticos que el ingenio popular ha sabido crear, estimo que lo que sucedió ayer fue lo mejor que nos podía pasar, no sin confesar que es arduo tener que vivir el día después.
A boca de jarro
(Dedicado especialmente a Julia)
Hoy se ven las banderas aún colgando de los balcones de mi barrio. Las prendas albicelestes que hasta ayer se vendían como pan caliente quedarán en los armarios hasta el próximo amistoso, donde se esperará una revancha. Las vuvuzelas se hicieron oír tímidamente hasta ayer después del partido en las calles porteñas, a pesar de que en el obelisco se congregaron unos cuantos miles de seres a celebrar el segundo puesto. Lamentablemente, el festejo acabó en desmanes causados por un grupo de desaforados que intentaron saquear comercios. El resultado arroja una cifra incierta de detenidos, quince policías heridos, luego de disparos, destrozos y caos en el microcentro.
El día después me ha retrotraído a aquel en que Argentina salió campeón en 1978. Recuerdo haber salido a las calles con cacerolas, y sentir que tocábamos el cielo con las manos, ignorando absolutamente todo lo que sucedía a nuestro alrededor. Por entonces, tenía sólo diez años, pero a los adultos también los embriagó aquella victoria local — una embriaguez peligrosa en momentos que se hacía necesario tener la mente bien alerta, como lo es necesario hoy. El patrioterismo que envuelve a estas epopeyas deportivas y comerciales ha demostrado hacernos daño, brindándonos una momentánea y falsa sensación de bienestar.
Habiendo atestiguado nueve campeonatos mundiales en los cuales Argentina disputó cuatro finales, me quedo con la impresión de que ganan los equipos, no los individuos, por más renombre que tengan. El equipo del 78 estaba conformado mayormente por hombres que jugaban en clubes locales, y por lo tanto se conocían de memoria gracias a jugar unos contra otros domingo tras domingo. Los muchachos de hoy, en cambio, gozan de un estado físico admirable, ganan fortunas, pero viven y juegan en el exterior. Cuando se reúnen en el estadio parece que no se entienden, no se conectan, y así es como el juego no termina de fluir. Han sido recibidos con bombos y platillos, pasarán unos días aquí junto a sus familiares, descansando y bajando el trago amargo, para finalmente volver a la diáspora. Rescato lo que han dejado en la cancha, y aunque me hubiese gustado seguir entonando los cánticos que el ingenio popular ha sabido crear, estimo que lo que sucedió ayer fue lo mejor que nos podía pasar, no sin confesar que es arduo tener que vivir el día después.
(Dedicado especialmente a Julia)
Hola Fer, un gusto leerte nuevamente. Estoy de acuerdo contigo en esta frase: "El patrioterismo que envuelve a estas epopeyas deportivas y comerciales ha demostrado hacernos daño, brindándonos una momentánea y falsa sensación de bienestar." Es como una anestesia que cuando pasa el efecto, el dolor se hace tan palpable como antes, abrazos :))
ResponderBorrarAbrazos, Alejandra, y gracias por tu infaltable aporte.
BorrarFer
¡Ay, el fútbol! ¡Cuántas emociones y frustraciones expresa! Yo no he visto ningún partido del Mundial. Ni siquiera en los que jugaba España. Me he sentido distante de ese espectáculo que levanta tantas pasiones en el mundo. Entiendo tu reflexión sobre la expectación en Argentina acerca de esa final que acabó dramáticamente para el equipo de Messi. Ganó Alemania que es la locomotora europea y en ese sentido puede ser lógico que esta vez la verdad futbolística coincida con la económica. No tengo mucho que decir. No es un tema que me motive demasiado. Creo que los países y los aficionados son más interesantes en la derrota que en la victoria. La victoria es unánimemente compartida y todos participan de ella. Supone alegría eufórica. La derrota es más filosófica y ya no es tan compartida. Me uno a ti en esa derrota que para mí es mucho más motivadora que los triunfos de la espuma lo que hubiera supuesto la victoria de Argentina o de España (que fue desalojada en la primera eliminatoria). Ahora a seguir trabajando. Un abrazo.
ResponderBorrarA seguir trabajando, estimado Joselu, y gracias por tu sincera opinión.
BorrarUn abrazo.
Fer
No tengo excusa lo se :-(
ResponderBorrarMuchos días pienso en que no te leo y que tengo que mandarte unas líneas para preguntar cómo estas (familia incluida) pero no sé qué hago con mis días, las semanas, . . . . son tan cortas que vuelan entre trabajo, obligaciones, familia y otras cosas que no buscas pero te encuentras.
Me alegro de ver que escribes en el blog aunque sea para lamentarte por que hayáis quedado segundos en el mundial. Quedar segundo en un campeonato mundial es un gran logo, pero es un honor que en principio a nadie gusta.
Mientras veia el partido me acorde de vosotros y especialmente de hijo i lo imaginaba con la camiseta albiceleste saltando del asiento con cada remate, cuando al final de la prorroga pitaron la falta ya veía el empate y que íbamos a los penaltis, pero Leo la mando al cielo. Por suerte esta es de las cosas de la vida en que cada cuatro años vuelve la ocasión de ilusionarse.
Felicidades por ese subcampeonato!!! i un petó,
Estaba preocupada por tu ausencia, Rosa, pero imagino lo ocupada que andarás.Yo no he estado publicando últimamente por los mismos motivos que comentas tu. Esto del mundial me ha inspirado finalmente, y es cierto lo de mi hijo: lo sufrió de verdad. Creo que estas cosas sirven para aprender valiosas lecciones, y como dices es un gran logro aunque no termine de conformar.
BorrarMuchas gracias por tu visita y tu aporte.
Un petó ;)!
Fer
Sufrí la derrota de argentina... el fut es así, una veces reímos, otras lloramos... pero para el próximo haremos historia.
ResponderBorrarsaludos
carlos
¡Que así sea, Carlos Alberto! Habrá que esperar unos cuatro años más, y los horarios de los partidos nos van a partir al medio.
BorrarSaludos y gracias.
Fer
Muy acertado cuando hablas de "equipo".Siendo mas exhaustivos podríamos añadir que no solo el verse a menudo o jugar juntos es suficiente, hay algo así como una idiosincrasia que hasta la creo se debe al genotipo o a cosas ancestrales en cada grupo social. Yo soy peruano y aquí Luis Alberto Sanchez (politico y escritor connotado) habló de la alegoría del palo encebado: cuando un Alemán trata de subirlo sus compañeros lo ayudan; si es un ingles, miran indiferentes y si es un peruano, lo jalan hacia abajo. Creo que algo de eso hay.En un equipo real, todos se sienten iguales y nadie trata de estar sobre el otro, deponen sus personalismos.
ResponderBorrarEs una interesante teoría la tuya, Migmar. Sería interesante aplicar la alegoría del palo encebado a los argentinos, pero me lo impide la subjetividad.
BorrarMuchas gracias por la visita y el aporte.
Un cordial saludo.
Fer
Me alegro verte de nuevo.
ResponderBorrarSoy futbolero desde la cuna e he ido al estadio de mi equipo casi desde que aprendí a andar. Cuando era muy pequeño mi padre siempre me echaba la bronca porque me interesaba más el despliegue de banderas en la tribuna que lo que ocurría en el campo. Afortunadamente he crecido, me sigue gustando este deporte pero ahora odio las banderas, el patriotismo y todo el sucio negocio que hay detrás de él. Como casi todos los españoles periféricos soy muy poco de la selección y mucho de mi equipo, el Deportivo. Es irremediable y especifico de nuestra idiosincrasia ibérica.
Me gusta el fútbol como te decía y coincido en tu valoración sobre la Final. El equipo alemán tenia 6 jugadores titulares del Bayern de Munich mientras que en los vuestros la dispersión es absoluta. Creo que es un error construir un equipo en función de un jugador, como le pasó a Brasil con Neymar, aunque Messi tenga tan estupendos escuderos como Di María, lesionado en la final, Mascherano, Demichelis y ese siempre desafortunado pero maravilloso jugador llamado Pipita Higuaín. Pero claro enfrente estaba Alemania que tiene una generación que da miedo y donde el fútbol poderoso y atlético se alía hoy en día con una técnica depurada y un juego combinativo excepcional. Luego de ver lo que hicieron con Brasil, el esteta quería que ganasen y el emocional que perdiesen. Un lío.
Lo que es absolutamente bochornoso es la estupidez que hicieron los alemanes cuando celebraban la victoria con su público en Berlín. Eso es lo malo de las malditas banderas y lo que lamentamos muchos que amamos este deporte pero odiamos su envoltorio.
Muchos besos, Fer.
Muchas gracias, estimado amigo Krapp. Justamente, el venir de un equipo como el Bayern es lo que le da a Alemania esa precisión y solidez. Messi en el Barcelona es otro jugador, ya que tiene quien lo acompañe y abastezca como lo requiere.
ResponderBorrarLo de los festejos han sido un bochorno aquí también, así es que sobre los festejos germanos me debo abstener de opinar. No quisiera imaginar lo que habría pasado si hubiésemos ganado la Copa. De hecho, teníamos planeado salir a festejar en familia. Agradezco que finalmente nos quedamos en casa.
Muchos besos, Krapp.
Fer
María
ResponderBorrarCoincido plenamente contigo y lo dije en otro lugar: se trata solamente de un partido de fútbol, o de 64 si quieres, de los que nuestro seleccionado jugó siete. Me gusta el buen fútbol, y en este mundial se vio partidos muy buenos. Son 32 equipos que buscan lo mismo, con desiguales técnicas, con presupuestos muy diferentes, con individualidades que habían hecho historia en los clubes en los que habitualmente juegan. Pese al exitismo, esta vez hubo un contagio en la población en el sentido de aceptar que estaba bien, que éramos segundos, que alguien nos había ganado bien. Al menos somos segundos en fútbol, porque da escalofríos investigar otros rubros. Ganemos o perdamos la Copa del Mundo, vemos y sentimos que igualmente esta Argentina se está cayendo a pedazos. Todos somos directores técnicos y ponemos a Messi, a Fulano y a Mengano. Pero se hace lo mismo cuando hay que jugarse por la situación social y política de nuestro país?
Un beso
Raul
A esos aspectos deberíamos abocarnos con tanta pasión y más que la que depositamos en el fútbol, Raúl Celso, a eso apunta mi humilde reflexión del lunes.
ResponderBorrarMuchas gracias por la opinión.
Un beso.
Fer
Me pasa como al Dr. Krapp: siento más pasión por el Barça que por la selección española, aunque muchos componentes de esta, lo sean a su vez del Barça.
ResponderBorrarLa derrota de España me decepcionó, pero no me sorprendió... Se veía venir.
Seguí la final con interés - me gustan Messi y Mascherano - y me habría gustado que ganara Argentina, siempre y cuando se lo hubiese merecido, pero,aunque por los pelos, no pudo ser...
El mejor partido del mundial, en mi opinión fue e 7 a 1 de Alemania/Brasil.
La ridícula celebración de algunos jugadores alemanes mofándose de los argentinos es inadmisible, se vuelve en contra de ellos y cuestiona su victoria y su catadura moral. Allá ellos...
Me alegra muchísimo tu retorno, estimada Fer
Un fuerte abrazo
Lamenté lo de la seleccioné española, estimado Luis Antonio, y coincido contigo en tu apreciación de Mascherano. Acá decimos que es "un león". Disfruté mucho del partido Alemania/Brasil, por obvias razones, y tampoco me ha gustado ni la celebración alemana ni la argentina, pero así terminan estas celebraciones cuando se confunden los tantos.
ResponderBorrarMuchas gracias por tu aportación.
Un fuerte abrazo.
Fer
Fer no soy nada futbolera, pero si seguí con entusiasmo la final en la que España ganó...porque al contrario que otros comentaristas de tu entrada...ante todo soy española, por muy periférica que viva...y en ese momento nos vino bien dejar de lado el derrotismo de la crisis y la corrupción...porque de vez en cuando es bueno tomarse una pausa en los sinsabores de la vida...y nos guste o no, el fútbol consigue eso...
ResponderBorrarVi la final, con la esperanza de que ganase Argentina, porque al ya que España se vino para casa tan pronto...al menos con los argentinos comparto idioma, y me siento mas hermanada con ellos que con los alemanes...no pudo ser, pero el segundo puesto me parece meritorio...bien por los que así lo celebraron y mal por todos aquellos que convirtieron la celebración en disturbios...que supongo que incluso habiendo ganado lo hubiesen hecho igual, porque los energúmenos están siempre...
El día después es como una mala resaca de una borrachera que te cogiste para olvidar otros problemas...que desgraciadamente estaban hay antes y seguirán estando después...ser primeros no hubiese arreglado nada de los males del país, como no arreglo los males de España...
Ahora toca seguir adelante y pelear por un futuro mejor...nada fácil, porque hay que encontrar un seleccionador integro y unos jugadores que tengan sentimiento de equipo, espíritu de trabajo y el orgullo de llevar a su país a lo mas alto por encima de su propia persona...lo que dicho en otras palabras, se necesitan mas Mascheranos y menos Messis...
claro que esto solo es una opinión...la mía y que seguro que otros no comparten...pero se que en este espacio soy libre de decir lo que pienso...
Me alegro de tenerte de vuelta...
Un abrazo
Por supuesto, eres libre de opinar lo que te parezca, estimada Julia. Creo, al igual que tu, que Messi no termina de funcionar en la selección nacional. Sin ser una experta en la materia, te diría que se le ve incómodo en la posición en la que lo fuerzan a jugar, aunque esta es una opinión y nada más.
BorrarTe agradezco el comentario y el aliento de siempre.
Un fuerte abrazo.
Fer
Hola María, la verdad que ya me sentía campeón antes de comenzar el mundial, el fútbol es una pasión inmensa para nosotros los Argentinos. Me saco el sombrero por Mascherano que para mi punto de vista desde el primer partido dejo el cuerpo y Alma en la cancha, el resto me deja una gran desilusión! ¡¡Me encanto tu relato, Abrazo!!
ResponderBorrarA mi también me gustó mucho la garra que le puso Mascherano a cada partido, Leonardo.
BorrarTe agradezco la apreciación y el aporte, y el compartir esta pasión de multitudes en este espacio.
Abrazo!
Fer
Querida Fer, que bueno verte otra vez por aquí, estoy de acuerdo contigo, ya ves la estrepitosa derrota de la selección española, no hay un juego de equipo, hay juego de figuras famosas respaldadas por un marketing voraz y todopoderoso, pareciera que el fútbol de aprendizaje,superación y lucha en equipo se acabó, lastima,...
ResponderBorrarUn fuerte abrazo, amiga
Tienes un buen punto, estimada María, cunado haces referencia al marketing voraz que mueve millones detrás de todo esto. En eso aquellos que nos apasionamos con cada juego pecamos de ingenuos, pero creo que así es mejor. Gracias por tu contribución.
BorrarUn fuerte abrazo para ti también, amiga.
Fer
Una entrada de pelotas, Fer. Ya sabes que a mí no me gusta el fútbol, ni un poquito. Aunque cuando mi hijo era pequeño jugaba en un equipo porque hacer deporte siempre me ha parecido muy bien y en el caso de los niños imprescindible. Lo único que me anima es lo de salir con cacerolas, mira, si hay que salir se sale, aunque no se haya visto el partido.
ResponderBorrarMe alegra verte de vuelta, aunque sea por pelotas.
Un beso muy fuerte.
Admito que soy algo futbolera, Angie, sobre todo cuando se trata de la selección. El resto del año no le presto demasiada atención al tema de los equipos locales. Y en el caso de los niños, tienes razón. Es muy buen deporte para varones. Mi hijo también lo practica, así es que en casa hay fútbol en abundancia.
BorrarGracias por la visita, el comentario y la alegría de reencontrarnos aquí en le jarro.
Un beso muy fuerte para ti también.
Fer
Hola Fer
ResponderBorrarCreo que el verdadeo fútbol es lo que juegan los niños del barrio en el parque que tengo enfrente. Eso sí que es entrega y dedicación, sin más. El fútbol millonario tiene algo de esto?
En fin, habéis vivido una gran ilusión durante unos días, relegando los problemas, y ese erael objetuvi, no?
Un beso enorme, Fer
Jisela
Soy bien consciente del gran negocio detrás de todo esto, estimada Josela. Aunque resulte un divertimento, se mueven millones. Así es que lo de los niños que lo juegan por puro placer y pasión es muy cierto.
BorrarUn beso enorme y gracias.
Fer
Estimada amiga me he bebido tus palabras así sin casi respirar, gusto leerte pues expongas por lo que optes, siempre hay más de una lección que me deja el buen sabor de una gran escritora.
ResponderBorrarBesos de confraternidad
tRamos
Muchas gracias por beberlas, estimada Tramos. Disculpa la demora en responder a tu comentario. Estamos pasando unos días de vacaciones de invierno por estas tierras, así es que estoy ocupada todos los días en las salidas con mis hijos.
BorrarUn beso!
Fer