domingo, 16 de junio de 2013

La historia de mi árbol hoy






Este fin de semana casi coincidieron en mi tierra el cumpleaños número 76 de mi papá y el Día del Padre. Lo celebramos anoche. Esta vez no voy a salir a decir que es un día comercial como hago siempre, porque lo viví intensamente y lo disfruté de verdad. Le ofrendé como regalo este precioso ombú bonsai, que compré y cuidé desde una semana antes del día señalado, como símbolo del árbol que él me está ayudando a componer, el de mi historia familiar y ancestral.

Se me ha dado por ligar más con mis plantas este otoño. Ellas me colman de inspiración. Con sus cambios, sus nanas, sus pestes y sanaciones a través del correr de las estaciones, siempre tan nobles, tan verdes y en pie, a pesar del implacable sol del verano, la inundación que las maltrató este otoño, los vientos y las lluvias de nuestros inviernos primaverales, fruto del cambio climático, siempre desde sus macetas en mi jardín urbano me dan buenas lecciones. Ya iban quedando algo apretadas allí, pedían más tierra y espacio. Crecieron en este último tiempo, y se me hace que hoy quieren expandirse desde sus raíces para llegar a su eje, a su centro, y cumplir por fin su sueño de ser lo que han nacido para ser, nada más y nada menos.

Me susurran al oído secretos que yo sabía de la historia de la gente que forma parte de mi árbol y que ahora cobra vida, se agiganta, se enraíza a medida que voy hurgando, traspasando de maceta, agregando tierra, abonando....

Acá va una historia rimada: la historia de mi árbol, con una súplica a mis padres por un sueño que desea cumplirse, que sueña confiado y aguarda en la savia de mi árbol...

"En mi eje, en mi centro": Un pedido rimado a mis padres

Hoy siento que estoy en mi eje,
con mi árbol empardada,
 a sus raíces unida,
 a sus troncos aferrada.

Por sus brotes savia corre
y por mi sangre, inundada,
la savia que da sustento 
a mis sueños de mañana.

Sueño con amanecer,
una dichosa mañana,
en la tierra donde la raíz
quedó una vez apretada.

Hasta mi tierra llegó
el conducto vitalicio
de aquel árbol que en España
dejó truncos a sus hijos.

Pero hoy retoñan en mí,
este otoño casi invierno,
pidiéndoles, por favor,
a mis padres, frutos bellos

Que no nos trasplanten de aquí,
de este jardín terrenal,
sin antes volver los tres
a nuestra tierra ancestral
 
A circular esta historia 
en su eje, en su centro,
que queda abierta en mi sangre,
en mi maceta, sin tiempo.

Y en mis retoños amados
que le dan su dirección,
su fuerza, su distinción
y su sentido perfecto.


  Sea acatado o no
 este pedido rimado
lo obsequió de corazón
 a quienes me dieron vida
 
Y en ella vida a los míos,
en mi eje, en mi centro,
nunca tan sabia como hoy
 la savia de nuestras vidas. 

 


"Habanera de los Ojos Cerrados", Pasión Vega, 2001


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