"Lo más atroz de las cosas malas de la gente es el silencio de la gente buena." Mahatma Gandhi |
Cuando era adolescente, allá por los años ochenta, escuché esta canción por primera vez y nunca más se me olvidó. Son esos temas que se canturrean bajo la ducha, en el auto o por lo calle toda la vida. Por entonces, se me hacía una canción de amor. Hoy por hoy, se me hace un himno a la Verdad que buscamos tantos en esta tierra. Se la dedico, pues, hoy más que nunca, a la VERDAD y a la memoria de un hombre que no ha sido debidamente homenajeado por su valentía y su apego a la VERDAD aunque hoy no voy a cantar. Hoy marcharé en silencio en honor al respeto por la VIDA y la VERDAD.
Como el juez a la verdad
Tengo los ojos vencidos
de andar tanta noche, tanta soledad
y si imagino tu cuerpo
mis cinco sentidos se despertarán.
¿Cómo pasó tanto tiempo,
tanta primavera, sin ninguna flor?
Y si mañana te encuentro,
te abrazo y te cuento
mi historia mejor.
Te necesito como el juez a la Verdad,
te necesito sin perdón, sin vanidad,
Te necesito sin temor, sin vacilar
te necesito, singular.
Vengo con tanta nostalgia
de un país lejano que ya quedó atrás:
traigo tan pocas palabras
que apenas me sirven para recordar.
Tengo una aguja y un hilo
cosiendo caminos
que vienen y van
pero la vida me dice
que cierre las puertas
este es mi lugar.
Te necesito como el juez a la verdad,
te necesito sin perdón, sin vanidad,
te necesito sin temor, sin vacilar,
te necesito, singular.
Sandra Mihanovich, 1984