miércoles, 18 de febrero de 2015

Como el juez a la verdad

"Lo más atroz de las cosas malas de la gente
es el silencio de la gente buena."
Mahatma Gandhi

Cuando era adolescente, allá por los años ochenta, escuché esta canción por primera vez y nunca más se me olvidó. Son esos temas que se canturrean bajo la ducha, en el auto o por lo calle toda la vida. Por entonces, se me hacía una canción de amor. Hoy por hoy, se me hace un himno a la Verdad que buscamos tantos en esta tierra. Se la dedico, pues,  hoy más que nunca, a la VERDAD y a la memoria de un hombre que no ha sido debidamente homenajeado por su valentía y su apego a la VERDAD aunque hoy no voy a cantar. Hoy marcharé en silencio en honor al respeto por la VIDA y la VERDAD.

Como el juez a la verdad 

Tengo los ojos vencidos
de andar tanta noche, tanta soledad
y si imagino tu cuerpo
mis cinco sentidos se despertarán.

¿Cómo pasó tanto tiempo,
tanta primavera, sin ninguna flor?
Y si mañana te encuentro,
te abrazo y te cuento 
mi historia mejor.

Te necesito como el juez a la Verdad,
te necesito sin perdón, sin vanidad,
Te necesito sin temor, sin vacilar
te necesito, singular.

Vengo con tanta nostalgia
de un país lejano que ya quedó atrás:
traigo tan pocas palabras
que apenas me sirven para recordar.

Tengo una aguja y un hilo
cosiendo caminos
que vienen y van
pero la vida me dice
que cierre las puertas 
este es mi lugar.

Te necesito como el juez a la verdad, 
te necesito sin perdón, sin vanidad,
te necesito sin temor, sin vacilar,
te necesito, singular.


Sandra Mihanovich, 1984




A boca de jarro

lunes, 9 de febrero de 2015

Las puertas de la percepción

William Blake, El cuerpo de Abel descubierto por Adán y Eva, 1825, acuarela sobre madera.


"Si las puertas de la percepción
quedaran depuradas,
todo se habría de mostrar al hombre
tal cual es: infinito"
WILLIAM BLAKE

Con este epígrafe del visionario, poeta, grabador, artista plástico inglés e inspirador de muchos artistas famosos tales como Jim Morrison,  William Blake  quien, a pesar de su genialidad, se consideraba a sí mismo simplemente un artesano y sufría enormemente debido a su personalidad compleja y a sus percepciones de un futuro apocalíptico para la humanidad  , abre el libro Las puertas de la percepción de Aldous Huxley, cuyo título original es Doors of Perception. Se trata de un ensayo escrito en 1954 por el autor de la genial distopía Un mundo feliz (Brave New World), obra que despertó mi admiración tanto como las novelas orwellianas. La novela precedió al ensayo de Huxley, el cual ahonda sobre los efectos de las drogas alucinógenas. Huxley describe sus propias experiencias con el principio activo del peyote, denominación mejicana del cacto o cactus, venerado como deidad por los indios de Méjico y del sudeste de los Estados Unidos, y muy conocido por sus alcaloides psicoactivos, entre ellos la mescalina, principal sustancia responsable de sus efectos psicodélicos. La mescalina posee una larga tradición de uso tanto medicinal como ritual entre los indígenas americanos y está extendida mundialmente como enteógeno y complemento de diversas prácticas, entre las que se encuentran la meditación y la psicoterapia psicodélica. Huxley asume que el cerebro humano filtra la realidad y no permite pasar todo el espectro de impresiones e imágenes que percibe bajo los efectos de alucinógenos como el que él ingiere. Así es como se logra abrir "las puertas de la percepción" que, según él, sólo se le habilitan de manera natural a los grandes artistas como Blake, a los místicos o a los iluminados, y comienza a notar que los objetos cotidianos adquieren una relevancia e interés inusuales. Espacio y tiempo son nociones que se vuelven irrelevantes y la percepción aumenta llegando a ser sobrecogedora. Huxley propone una serie de preguntas interesantes luego de hacer una contundente afirmación acerca de la percepción:

"Vernos a nosotros mismos como los demás nos ven en un don extremo conveniente. Apenas es menos importante la capacidad de ver a los demás como ellos se ven. Pero ¿qué pasa si los demás pertenecen a una especie distinta y habitan un universo radicalmente extraño? Por ejemplo, ¿cómo puede el cuerdo llegar a saber lo que realmente se siente cuando se está loco? O, a menos que también se haya nacido visionario, médium o genio musical, ¿cómo podemos visitar los mundos en los que Blake, Swedenborg o Johann Sebastian Bach se sentían como en su casa?"

A toda persona ordinaria le despierta interés y curiosidad la vida de aquellos que trascienden por algún motivo en particular, dado que todos compartimos ese genuino deseo de trascender. No obstante, como bien apunta Huxley en otra parte de su ensayo:

"La mayoría de los hombres y mujeres llevan vidas tan penosas en el peor de los casos y tan monótonas, pobres y limitadas en el mejor, que el afán de escapar, el ansia de trascender de sí mismo aunque sólo sea por breves momentos es y ha sido siempre uno de los principales apetitos del alma."

A continuación, el autor hace una lista de lo que él mismo denomina "modificadores de la conciencia", en la cual incluye al arte, la religión, los carnavales, los saturnales, el baile, el alcohol, el tabaco y las drogas prohibidas en Occidente. Ya en Mundo feliz Huxley presenta al soma como la única forma de soportar esa realidad aplastante del mundo de los personajes de la genial novela distópica, tal como hicieran los brahmanas en la época védica en la India.

Como lectora no siento que Huxley intenta hacer una exaltación del empleo de sustancias tóxicas como forma de escapismo. Sí me interesa el despliegue de su amplia cultura a través de ricas alusiones a diferentes artistas de diversos géneros y la exploración sin filtros ni tapujos que el brillante escritor realiza de esas experiencias sensoriales que, como adultos, todos buscamos de la manera que escogemos. Lo cierto es que el síndrome de la avestruz (no veo, no oigo, no hablo), está ampliamente extendido en nuestras sociedades, ese terrible miedo a enfrentar la verdad de lo que somos como comunidad y quienes somos como individuos y este no es el caso de Huxley, quien se muestra con total transparencia.

Una potente y esclarecedora lectura que coincide con un momento de apertura de las puertas de la percepción y de la búsqueda de la verdad por parte de una sociedad, la mía, indignada y harta ya de tanta impunidad y mentiras provenientes de las más altas esferas del poder. ¡Qué sean abiertas las puertas de la percepción por nuestro bien y el de nuestro porvenir!



A boca de jarro

imatge ampliada
The Marriage of Heaven and Hell ,William Blake, 1793.
"Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería a los hombres como realmente es: infinito. Pues el hombre se ha encerrado en sí mismo hasta ver todas las cosas a través de las estrechas rendijas de su caverna."

jueves, 22 de enero de 2015

El Gran Bonete

La alusión es más que evidente...



En este país hace tiempo que estamos jugando al juego del Gran Bonete. ¿Se acuerdan? Nos sentábamos en ronda en el patio escolar o en la vereda y en el centro se ubicaba el argentino o la argentina, obvio, que hacía del Gran Bonete, ¿vos viste? Entonces decía bien alto:

- "Al Gran Bonete se le perdió un pajarito y dice que el Celeste lo tiene..." (señalando a cualquiera de los participantes, tenga éste último el color nombrado o no, para tratar de confundirlos, la típica avivada criolla).

Si el Celeste estaba atento, el juego procedía de la siguiente manera:

- "¿Yo, señor?"

- "Sí, señor."


- "No, señor."


- "Pues, entonces ¿quién lo tiene?"

- "¡El Blanco!"



Y así sucesivamente hasta que se descubría al que sí tenía al Gran Bonete. La diferencia entre este juego de niños, en el cual ya de chiquitos aprendíamos a tirarnos la pelota de uno a otro y a hacernos los giles, es que en el juego llegaba un punto en el cual la Verdad se descubría y aparecía el Gran Bonete. El que tenía al Gran Bonete se lo entregaba a otro y se continuaba jugando. En este país, en cambio, el Gran Bonete no aparece nunca a pesar de que está bien pero bien lleno. Tapa todas las Mentiras, los Afanos, la Corrupción, el Garantismo, La Desidia, la Ilegalidad, la Impunidad, el Crimen Organizado, la Mafia del Poder y un largo etcétera. Y la Gran Verdad nunca aparece. ¡Pobre de vos si sos víctima de un delito, si te matan a un familiar o si tenés un accidente de tránsito y tenés que ir a golpear las puertas de la Comisaría o de los Tribunales de Justicia! ¡Pobre de vos si sos el que destapa la olla! Olvidate. La Justicia está jugando al juego del Gran Bonete. Te van a investigar hasta los dientes, van a averiguar todo sobre vos, con pelos y señales, van a sombrar dudas sobre vos, te van a desacreditar, a vos y a los tuyos, vas a tener que sudar sangre para probar que sos la víctima y le van a dar todas las garantías al victimario, ya que los derechos humanos en este íspa son de mano única. Hace rato que cambiaron el sentido de la doble mano en ese plano. Van a pasar años hasta que alguien sensato lo restablezca, o tal vez será que nunca existió, que siempre todo fue Celeste o Blanco, que esos colores nunca formaron una sólida unidad, que el sol nunca brilló iluminando la Justicia en medio de ellos ¿quién te dice? Ya me cansé de leer libros de historia para tan sólo constatar la inoperancia de tantos que se encargaron de fundir lo que solía ser, no hace tanto, "el granero del mundo". Ahora nos salen granos por todo el cuerpo de indignación al ver como siguen jugando al Gran Bonete los encargados de hacer brillar el sol. ¡Sí, señora, se lo dije.! "¡Vamos por todo"!


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