Luke Fildes (1843-1927), El doctor |
Mario murió hoy a la madrugada. Hacía trece años que estaba postrado como lo había dejado un ACV tras otro. Era joven y fuerte entonces y gracias a eso, y al amor y los cuidados que le dispensaron los suyos, sobrevivió a tan brutal golpe irreversible. Y ante estas situaciones siempre asalta la pregunta: ¿Por qué?
Desde ya, habían sucedido cosas que lo vulnerabilizaron quizás, pero ¿quién puede afirmar que fue eso lo que causó los dos derrames? Primero, fue víctima de un hecho delictivo en su empleo de años al que se lo asoció injusta e infundadamente al ser asaltado un transporte. Por ende, perdió el empleo siendo cabeza de una familia con tres hijos que aún dependían de su ingreso. Más tarde, encontró trabajo en otra empresa. Para entonces, su madre enfermó.
La medicina habla de factores de riesgo no modificables y modificables en el caso puntual de un accidente cerebro-vascular, como en casi todas las enfermedades. De los no modificables, tenía la herencia, el sexo y la edad. De los modificables tenía uno sobre una lista de ocho que brindan algunas fuentes confiables: hipertensión, que seguramente se agravó debido a los disgustos. La medicina no dice que viejas heridas del pasado, cuestiones no resueltas o emociones de las denominadas negativas causen un accidente cerebro-vascular, pero para algunos todo se explica a través de los sentimientos que no somos capaces de controlar y las llagas de un pasado a menudo remoto que no hemos sanado.
Hace años leí a Louise Hay, precursora del movimiento New Age y autora bestseller de autoyuda, la cual ha publicado varios trabajos, ha dado infinidad de charlas, cursos y conferencias y sigue en plena vigencia desde 1976, cuando difundió Sana tu cuerpo, un panfleto que contenía un listado de las principales enfermedades y su probable causa psicosomática, que fue ampliado e incluido como apéndice a su libro Usted puede sanar su vida, publicado en 1984, libro que adquirí y leí en su momento. Esta mujer se basa en su experiencia de vida para afirmar que nosotros podemos sanarnos a través del poder de nuestra propia mente. Ella fue abusada sexualmente durante su infancia y logró sobreponerse a un cáncer aparentemente terminal y eso la llevó a comenzar a ofrecer consejos prácticos para combatir los padecimientos de la gente, entre ellos, las famosas "afirmaciones positivas". En su extensa lista de patologías, existe una razón emocional que puede ser combatida a fuerza de voluntad y positivismo frente al espejo cada mañana. Hay algunas vedaderamente disparatadas y hasta irrisorias, como por ejemplo:
Según Hay, las arrugas no tienen que ver con el natural proceso de envejecimiento humano ni se combaten con cremas o tratamientos especiales, sino afirmando cada día: "Expreso la alegría de vivir y me permito disfrutar totalmente de cada momento del día. Y rejuvevnezco." Será por eso que se la nota tan rejuvenecida...
Su idea principal es la de que detrás de cada enfermedad hay una razón emocional que se expresa a través de ella. La base es que las emociones denominadas "negativas", que no son menos normales que las que consideramos "positivas" en muchas circunstancias de la vida, enferman. Todas las enfermedades tienen un sustento psicosomático, pero ¿qué se puede decir en casos como el de este hombre o tantos otros? ¿De qué emociones podemos hablar cuando alguien hereda una predisposición patógena o nace con una psicopatía congénita?
Casualmente, el viernes pasado se cumplió el primer aniversario del fallecimiento de una alumna de séptimo grado de un colegio querido debido a una leucemia. ¿Qué pensarían sus padres si se les dijera que "la causa probable" por la que su hija enfermó fue una: "Muerte brutal de la inspiración. Alguien que se dice continuamente: Todo es inútil." ? Era una nena que no llegó a empezar su escuela secundaria, llena de vida, planes e ilusiones.
Creo que a veces se puede llegar demasiado lejos buscando desde la omnipotencia de esta forma de entender y abordar lo que se nos vende como psicología respuestas al por qué para las que a menudo ni siquiera la medicina las tiene. Y hasta parece que se culpabilizara al enfermo de su propio mal. ¿De qué podrían haberle servido a este hombre o a la niña las "afirmaciones positivas"con las que esta señora Hay dice haberse curado de un cáncer y parece haberse planchado las arrugas? ¿Y qué hay de los que no logran ganar esas batallas: es que acaso son incapaces de superar sus debilidades emocionales?
Según La Biblia, perdimos el paraíso, en el que la enfermedad, el dolor y la muerte no tenían cabida, por el pecado original, que no es otra cosa que la soberbia humana, la arrogancia de creernos Dios y poder dar batalla a aquello que finalmente nos vence y excede nuestro entendimiento. Pero para autores como Louise Hay, que abundan, nuestros males parecen ser en buena medida responsabilidad nuestra por no usar el poder de nuestra mente a nuestro favor. Y luego pensamos que sólo la religión nos taladra con la culpa.
Este afán de las sociedades psicologizadas como la nuestra de revolver siempre en las heridas de nuestro pasado o en nuestra vida emocional para encontrar respuestas usualmente de la mano de alguien que tiene una receta vendible para lo que nos aqueja no me termina de cerrar. Me parece mucho más sano y maduro asumir que la vida es luz y oscuridad, felicidad y pena, salud y enfermedad, y que el cuerpo enferma porque esa es su naturaleza y su destino ineludible que culmina en la muerte. Lo que pasa después es otro misterio que nos supera y que hoy me embarga. La pregunta probablemente no sea "¿Por qué?" sino "¿Para qué?"
La última vez que visité a Mario estaba lúcido y agradecido por tantos años de sobrevida que le permitieron ver crecer a sus hijos y estar acompañado por su esposa. Con ella tuvo un matrimonio que pasó por tantos años de salud como de enfermedad. Para nosotros, que los queremos y los conocemos, son un ejemplo de amor maduro y férreo, de fidelidad a las promesas que se hacen un día en la efervescencia de la juventud y del sentir frente a un altar, sin pensar en lo que verdaderamente significan. Ellos las cumplieron hasta el final. Y al hacerlo, nos dejan el legado de un ejemplo de entereza y dignidad. Porque el menú de la vida no se elige a la carta. No es cuestión de pensar en positivo nada más. La atractiva idea New Age de que "Cualquier cosa que yo decida creer, se hace verdad" prueba ser falsa muchísimas veces, y no es por error nuestro. Sería todo mucho más fácil si así fuera.
Sólo la humildad de aceptar el humus que somos y en el que nos convertiremos cabe como reflexión de la vida de este hombre que acaba de extinguirse. La humildad es precisamente la virtud opuesta a la soberbia con la que intentamos dar explicación a todo. La humildad no es en absoluto un concepto atractivo o que venda libros hoy en día, ya que se trata de la característica que lleva a la gente a realizar una acción sin proclamar sus resultados, sin vanagloriarse por haber vencido una debilidad o una desgracia. Se trata simplemente de tener el temple de soportar lo que nos toca mansa y silenciosamente, intentando encontrarle algún sentido que transforme el dolor en algo trascendente y fértil para quienes acompañan en el camino que por fin trae la liberación del sufrimiento y ennoblece al caminante al que le llega su descanso.
A boca de jarro
"Arrugas: Causa probable:
Provienen de pensamientos depresivos.
Resentimiento con la vida."
Provienen de pensamientos depresivos.
Resentimiento con la vida."
Según Hay, las arrugas no tienen que ver con el natural proceso de envejecimiento humano ni se combaten con cremas o tratamientos especiales, sino afirmando cada día: "Expreso la alegría de vivir y me permito disfrutar totalmente de cada momento del día. Y rejuvevnezco." Será por eso que se la nota tan rejuvenecida...
Su idea principal es la de que detrás de cada enfermedad hay una razón emocional que se expresa a través de ella. La base es que las emociones denominadas "negativas", que no son menos normales que las que consideramos "positivas" en muchas circunstancias de la vida, enferman. Todas las enfermedades tienen un sustento psicosomático, pero ¿qué se puede decir en casos como el de este hombre o tantos otros? ¿De qué emociones podemos hablar cuando alguien hereda una predisposición patógena o nace con una psicopatía congénita?
Casualmente, el viernes pasado se cumplió el primer aniversario del fallecimiento de una alumna de séptimo grado de un colegio querido debido a una leucemia. ¿Qué pensarían sus padres si se les dijera que "la causa probable" por la que su hija enfermó fue una: "Muerte brutal de la inspiración. Alguien que se dice continuamente: Todo es inútil." ? Era una nena que no llegó a empezar su escuela secundaria, llena de vida, planes e ilusiones.
Creo que a veces se puede llegar demasiado lejos buscando desde la omnipotencia de esta forma de entender y abordar lo que se nos vende como psicología respuestas al por qué para las que a menudo ni siquiera la medicina las tiene. Y hasta parece que se culpabilizara al enfermo de su propio mal. ¿De qué podrían haberle servido a este hombre o a la niña las "afirmaciones positivas"con las que esta señora Hay dice haberse curado de un cáncer y parece haberse planchado las arrugas? ¿Y qué hay de los que no logran ganar esas batallas: es que acaso son incapaces de superar sus debilidades emocionales?
Según La Biblia, perdimos el paraíso, en el que la enfermedad, el dolor y la muerte no tenían cabida, por el pecado original, que no es otra cosa que la soberbia humana, la arrogancia de creernos Dios y poder dar batalla a aquello que finalmente nos vence y excede nuestro entendimiento. Pero para autores como Louise Hay, que abundan, nuestros males parecen ser en buena medida responsabilidad nuestra por no usar el poder de nuestra mente a nuestro favor. Y luego pensamos que sólo la religión nos taladra con la culpa.
Este afán de las sociedades psicologizadas como la nuestra de revolver siempre en las heridas de nuestro pasado o en nuestra vida emocional para encontrar respuestas usualmente de la mano de alguien que tiene una receta vendible para lo que nos aqueja no me termina de cerrar. Me parece mucho más sano y maduro asumir que la vida es luz y oscuridad, felicidad y pena, salud y enfermedad, y que el cuerpo enferma porque esa es su naturaleza y su destino ineludible que culmina en la muerte. Lo que pasa después es otro misterio que nos supera y que hoy me embarga. La pregunta probablemente no sea "¿Por qué?" sino "¿Para qué?"
La última vez que visité a Mario estaba lúcido y agradecido por tantos años de sobrevida que le permitieron ver crecer a sus hijos y estar acompañado por su esposa. Con ella tuvo un matrimonio que pasó por tantos años de salud como de enfermedad. Para nosotros, que los queremos y los conocemos, son un ejemplo de amor maduro y férreo, de fidelidad a las promesas que se hacen un día en la efervescencia de la juventud y del sentir frente a un altar, sin pensar en lo que verdaderamente significan. Ellos las cumplieron hasta el final. Y al hacerlo, nos dejan el legado de un ejemplo de entereza y dignidad. Porque el menú de la vida no se elige a la carta. No es cuestión de pensar en positivo nada más. La atractiva idea New Age de que "Cualquier cosa que yo decida creer, se hace verdad" prueba ser falsa muchísimas veces, y no es por error nuestro. Sería todo mucho más fácil si así fuera.
Sólo la humildad de aceptar el humus que somos y en el que nos convertiremos cabe como reflexión de la vida de este hombre que acaba de extinguirse. La humildad es precisamente la virtud opuesta a la soberbia con la que intentamos dar explicación a todo. La humildad no es en absoluto un concepto atractivo o que venda libros hoy en día, ya que se trata de la característica que lleva a la gente a realizar una acción sin proclamar sus resultados, sin vanagloriarse por haber vencido una debilidad o una desgracia. Se trata simplemente de tener el temple de soportar lo que nos toca mansa y silenciosamente, intentando encontrarle algún sentido que transforme el dolor en algo trascendente y fértil para quienes acompañan en el camino que por fin trae la liberación del sufrimiento y ennoblece al caminante al que le llega su descanso.
A boca de jarro
Una entrada muy interesante Fer, es cierto que hay corrientes que achacan las enfermedades del hombre a la mala gestión de su vida o a su actitud errónea ante la misma... Pero en el fondo nadie sabe qué le va a ocurrir,cómo, cuándo, ni porqué, y en el fondo ¿quién puede juzgarte a ti o a tu enfermedad?,¿quién está limpio de sentimientos y pensamientos negativos, quién no está enfermo por sentir de determinada manera determinadas emociones?.
ResponderBorrarUn abrazo
Lo cierto es que este tipo de visión de la vida atrae y "vende" mucho. No soportamos dar de bruces con nuestros límites, con el misterio. Es como recurrir a una bruja que te eche las cartas para conocer tu futuro y creer en lo que te dice. Y surgen a menudo explicaciones de este tipo en charlas acerca de la enfermedad. La gente ya toma como ciertas las razones emocionales por las que alguien enfermó de este menú de creencias a la carta que se me hace bastante parecido a los horóscopos. Y en días como ayer, me resulta chocante.
BorrarNo estoy segura de que estemos todos enfermos por a veces sentir emociones tales como el enojo, la ira, el resentimiento, la tristeza, siempre que no resulten destructivas al irrumpir. Creo que enferma aún más no dejarlas ser cuando surgen como respuesta natural a algo que nos pasa y necesitamos procesar.
Hoy estamos tristes en casa. Es natural. Y es natural también que con el tiempo vayamos comenzando a recordar la alegría que nos dejó Mario y superemos el duelo, el Mario sano que ya se había ido hacía años. Conozco gente que no puede superar ciertos duelos, como la muerte de su cónyuge cunado era su única compañía o la de un hijo. Y no se si me animaría a etiquetarlos como "enfermos". Creo que debe ser terriblemente arduo superar ciertas pérdidas y probablemente nunca se vuelva a ser el mismo de antes y haya que reinventarse. Por eso, si asociamos salud o bienestar con el estado en el que solíamos vivir antes de un golpe tal, no creo que nos volvamos a sentir sanos o plenos de la misma manera.
Desde luego, la salud y la armonía pasan por ir transformando las emociones displacenteras, por no quedarse estancado en ellas y por siempre encontrarle un sentido a lo que nos plantea la vida. Pero como reacción inicial a ciertas circunstancias son absolutamente sanas y hasta deseables aunque nos empeñemos en reprimirlas o sublimarlas.
Y con tu pregunta llegamos a otra cuestión apasionante y de difícil respuesta: ¿qué es la salud y qué es la enfermedad en términos emocionales o psicológicos? Esa es una entrada para vos, Sofya.
Gracias por tu aporte y un abrazo.
Muy triste lo que contás Fer! soy una convencida de la importancia del factor psicosomático en ciertas enfermedades, el cuerpo siempre nos pasa factura en momentos de mucha tensión o stress.pero tbn es cierto que existe una carga genética que no se anula con pensamientos positivos.
ResponderBorrarTe mando un abrazo fuerte, fuerte en este triste momento, besos!
Gracias, Maru!
BorrarEs la vida: a veces triste, otras veces, plena y gozosa. Lo importante para mí y encontrarle sentido a las dos caras de la moneda.
Besos!
Hasta hoy adhería a la teoría de Hay, pero está buenísimo verlo desde otra óptica, para parar la pelota y relajar un poco con la responsabilidad sobre la propia salud. Gracias, muy útil para mí tu post!!! Besos.
ResponderBorrarCreo, Mambobilia, que es cuestión de sentido común. No descarto que algunos pensamientos y cavilaciones recurrentes, que ciertas creencias acerca de nosotros mismos o algunas experiencias traumáticas del pasado puedan generar dolor y por ende manifestarse a través de ciertos males, pero a veces creo que se puede llegar demasiado lejos con reduccionismos taxativos y generalizaciones vagas, y hasta se puede llegar a hacer más daño que el que la enfermedad misma produce generando falsas expectativas.
BorrarFijate cuántas personas hay que enferman de un cáncer y ponen toda su fuerza de voluntad para salir adelante, y sin embargo por esos misterios insondables que ni Hay ni nadie puede develar, finalmente mueren. Porque finalmente todos morimos por alguna falla en nuestra salud. Por eso digo que es sentido común puro.
Te agradezco el pasar por aquí y tu aporte tan sincero.
Besos y volvé cuando gustes!
Suponer que somos culpables de las traiciones de nuestra genética implica insinuar que en nuestro ADN está el germen de nuestra destrucción, acarreando una malsana si no nefasta conclusión de que todos somos intrínsecamente suicidas. La pseudopiscología de la que hace gala Hay busca encontrar seres vulnerables y golpeados que adopten su placebo posmoderno en búsqueda de curas o antídotos a los males bajo los que tarde o temprano sucumbiremos no por viles y mezquinos sino por nuestra condición de mortales.
ResponderBorrarUn beso
No podría haberlo puesto en mejores palabras. Mucho más "a boca de jarro" que el jarro mismo.
BorrarUn beso y gracias!
Muy lamentable lo sucedido y sin explicación, al menos en el nivel de
ResponderBorrarcomprensión al que los humanos tenemos acceso.
Creo que la actitud positiva (si es natural) ayuda a vivir más felizmente,
pero ignoro si retrasa o vita las enfermedades. Puedo dar referencia de
personas muy cercanas que han llegado a edades muy avanzadas con
características de personalidad que pronosticarían muertes tempranas.
Mi impresión es que hay una fortaleza de espíritu que es innata. Los que no
contamos con ella intentamos suplirla por una comprensión que ayude a
mitigar los dolores de lo inevitable.
No está en mí repetir afirmaciones como si tratara de mantras sagrados. No
digo que no deba hacerse, a mí no me funciona.
Fuerza,
Un beso grande
Tampoco está en mí, James, eso de andar repitiendo estas frases mágicas que han tomado el lugar de los rosarios y las oraciones que rezaban mis abuelas y de los que muchos descreen en la New Age.
BorrarFijate que pienso como vos: siento que me falta fortaleza de espíritu para enfrentar ciertas situaciones dolorosas. Quiero decir, cuando me pongo en zapatos como personas como las que menciono en el post, Mario, su mujer, la nena que falleció por leucemia, sus padres, pienso que me quedan grandes, que no tendría la entereza de soportar esa coyuntura sin derrumbarme o morirme de miedo o de pena. Y sin embargo a veces esas cosas suceden para demostrarnos que somos más fuertes de lo que pensamos.
Por eso todo pronóstico, aún hecho por un facultativo, es siempre relativo. Hay muchísimas variables que exceden nuestro saber, nuestro entendimiento y hasta nuestra intuición y a menudo nos dan una lección. Dicen que a nadie le toca nada que no sea capaz de soportar y que nadie muere en la víspera. Por algo será...
Gracias y un beso!
Hola Fer, lo siento mucho :( Fuerzas!!!
ResponderBorrarYo creo en el que las enfermedades existen, pero que tenemos determinada predisposición a contraerlas o no, y que la fe y la forma en la que las tomamos influye. Nuestras defensas bajan según nuestro estado anímico. Y sobre esto hay tantas creencias como religiones. Es en la desesperada búsqueda de encontrar explicaciones a estas tragedias, a las enfermedades graves e incurables, al sufrimiento humano que la gente se inclina o se aferra a alguna creencia. No sé si decir que las afirmaciones de Louise Hay hubieran sanado a los que mencionás o no. Es muy difícil dar por sentado algo así. Quizás me gusta más creer que sí, porque me hace sentir mejor pensar que puedo de alguna manera, controlar algo de lo que me pasa. Lo mismo que creer que después de la muerte hay vida eterna y te reencontrás con todos tus seres queridos. Mi tía que perdió a su hijo de quince años hace varios años, creo que se "sobrepuso" creyendo eso. A veces necesitamos creer en algo.
Conozco gente que ha enfermado y con su optimismo, su fe y sus oraciones ha salido adelante. Y no se puede saber qué hubiera pasado si no habrían actuado de esa manera. También conozco gente que "se abandonó" o "se dejó morir" al enterarse de alguna enfermedad y se murió. Y tampoco se puede saber qué hubiera pasado si habría creído fuertemente que se iba a curar. Quién sabe.
Creo que la muerte sigue siendo un gran tabú, nos cuesta demasiado verla como algo natural, acompañar al que muere como acompañamos al que nace...y deseamos escapar de ella...preferimos las afirmaciones de Louise Hay diciendo que tenemos salud. Pero como vos decís, de algo hay que morir, a algunos les tocará enfermar, a otros tener un accidente...Es un gran misterio, muchas veces veo en la tele, gente que dice que no le importa su vida, que prefiere morir...pero no muere. Y otros que tienen supuestamente muchas ganas de vivir y sufren algún accidente y se muere. Me cuesta entender por qué es así, a veces hasta me parece que lo del karma existe, que en realidad tuvimos vidas anteriores, que si fuimos asesinos nos toca que nos asesinen en otra vida...Bueno, me estoy enredando un poco, perdón!!! Es que en realidad es muy difícil tener una creencia muy fuerte sobre esto...no estoy muy segura de nada, como verás!
Un abrazo.
Nadie está seguro de nada, Gi. Y todos somos libres de aferrarnos a creencias si eso nos hace bien. Simplemente pienso en cuánto se puede llegar a lucrar con la ilusión de los enfermos y los desvalidos que entendiblemente "compran" cualquier promesa de solución ante la desesperación.
BorrarA veces me parece más digno asumir que lo que nos pasó es irreversible y prepararnos para la muerte, ese destino que en definitiva nos espera a todos y que no queremos mirar de frente. Mario lo hizo y nos dejó un gran legado.
No sé si podemos hablar de gente que se abandona o se deja morir y gente que lucha y por eso se salva. Creo que aquí hay variables en juego que superan nuestro entendimiento. Desde ya, la actitud ayuda hasta para morir una buena muerte, Gi querida.
Un beso y gracias!
Sí, lamentablemente el lucro con estas cosas existe...:(
BorrarCreo que en muchas ocasiones la enfermedad es una forma de hacernos parar y escucharnos a nosotros mismos, de ponernos en el centro de la preocupación. Cuando nos sentimos mal, otras cosas que parecían un mundo pierden importancia. El entorno influye en nuestra vida: nuestra alimentación, nuestras relaciones, nuestros problemas... Y tienen la capacidad de hacernos sentir bien o mal. Las preocupaciones, el malestar, influyen sobre nuestro sistema inmunológico y nos deja más vulnerables a la enfermedad.
ResponderBorrarPor supuesto no creo que uno pueda curar cualquier enfermedad con solo creérselo - los genes son los genes y tienen su genio- pero también dicen que la fe mueve montañas y cuando te crees algo, si esto es positivo, diriges todos tus pasos de forma eficiente hacia ello, es la profecía autocumplida, que puede funcionar tanto para bien como para mal.
De ahí a creerse todo lo que cuentan los libros de autoayuda hay un abismo y, como dices, pueden hacer mucho mal, porque pueden hacer que el sujeto se sienta impotente cuando las cosas no salen como le han dicho que pasaría y más si pensamos que estos libros de autoayuda sobre todo los lee gente que en ese momento está necesitando ayuda.
Bueno, en fin, no sé si me he enrollado de mala manera, pero la tal Hay tiene arrugas como todo el mundo y tiene cara -y yo diría que frente- de haberse dado más de un estironcillo.
Besos, Fer, muchos besos.
De acuerdo. La vida sana y la paz interior y exterior protegen la salud, pero no nos dan una garantía absoluta de estar libres de males. Esta señora hasta ha dado motivos psicológicos para explicar los accidentes...
BorrarSigo pensando que todo este discurso tiene cierta cuota de verdad, pero se ha convertido en una especie de neo-religión en la que el poder del pensamiento positivo es el dios que obra los milagros. ¿Cómo explicamos la muerte de niños recién nacidos alimentados a pura leche materna y amor? ¿Cómo se explica un aborto espontáneo? Ella tiene el descaro de decir que se debe a la falta de confianza en el futuro por parte de la madre: ¡es horroroso! Conozco íntimamente mujeres que han deseado ese hijo que perdieron porque así sucede en la naturaleza de la cual formamos parte aunque nos empeñemos en usar más la cabeza que el resto del cuerpo.
La vida incluye la enfermedad, la muerte y la impotencia humana frente a ambas. Y eso también es parte de lo que solíamos llamar "fe". Donde nuestro poder de control no llegaba, solíamos encomendarnos a las manos de un Dios misericordioso que nos libraría de los males regalándonos la vida eterna. Pero hemos matado a ese Dios hace tiempo y ahora tenemos todos estos pseudo-profetas que se me hacen tan poco creíbles, con sus mansiones y autos de lujo, sus caras estiradas y sus atuendos especialmente elegidos para lucir como profetas New Age: Louise Hay, Deepak Chopra, Wayne Dyer, Esther y Jerry Hicks... la lista crece cada año y Louise Hay se ha vuelto madrina de todos. Es imposible no ver que detrás de todo este movimiento hay mucho dinero en juego para almas que necesitan la contención que antes les daba un cura, un buen médico de familia o un amigo con tiempo de poner la oreja.
La fe mueve montañas, cierto, pero todavía no ha encontrado la cura de muchos males ni nos libra de tantos otros. Decimos que hay sanaciones que se producen gracias a la fe, pero no hay modo de probarlo. De todas maneras, soy una persona de fe, por eso no creo en estos personajes. Y así es como se ha inventado y pisoteado la etiqueta de la autoayuda, porque hay una mezcla de nombres en cualquier sector de autoayuda en cualquier librería del mundo donde algunos no merecen estar. Pero metimos a todos en la misma bolsa. La Biblia es el libro de "autoayuda" más vendido de todos los tiempos. Lo que ocurre es que abandonamos el término "espiritualidad" por estar ligado a los dogmas que miramos con recelo. Aunque compramos estos nuevos "dogmas" remixados y eclécticos, sin ningún sustento veraz.
Y sí, definitivamente, esta señora tiene muchísimas estiradas, por eso la escraché con su foto. Veremos que razones emocionales se esgrimen el día que enferme y muera. Porque supongo que no podrá evitarlo a fuerza de afirmaciones positivas.
Gracias, Angie!
Un beso grande!
No tengo ningún lenitivo para el dolor y menos cuando se trata de alguien cercano y querido pero te deseo que lleves este caso con la calma y sabiduría con la que sabes afrontar y entender otras situaciones de tu vida.
ResponderBorrarNo hay respuestas y como no hay respuestas recurrimos a la psique a la que atribuimos un poder absoluto. Muerto Dios, la psique se ha apoderado de todo, es el culpable de nuestros errores, de nuestros dolores y de nuestros pecados. No admitimos el azar, que la vida o la muerte pueda ser algo casual nos resulta inquietante y obsceno pero ahí está la mente para dar una explicación a las cosas o para que asuma las culpas.
Pobre ser humano, siempre errático y desnortado, buscando una explicación fuera de la vida cuando él solo tiene sentido dentro de ella.
Gracias, Doc! De todos modos no necesito lenitivo (bella palabra...), ya que esto es parte de la vida, y llevo el duelo con calma sabiendo que su sufrimiento de años por fin se terminó. Mi fe me da consuelo, fuerza y esperanza. Y hasta lo he estado soñando cuando aún estaba sano en todos los gestos que hacían que lo quisiéramos bien y es como un atisbo de que está vivo, entero y feliz con quienes lo precedieron: esa es mi humilde creencia. No necesito explicaciones. Siento que es verdad y me basta.
BorrarPero tienes razón en lo que dices: la psique con sus misterios ha copado el rol del Dios que hemos dado por muerto y a ella le rendimos culto, indagando, interpretando, analizando y pagando. Todo con tal de seguir adelante con nuestra omnipotencia frente a los límites de nuestro pobre entendimiento, ahora convertido en un cocktail ecléctico de creencias tomadas de diversos menúes.
Muy cierto: sólo tenemos sentido dentro de esta vida, y es allí donde lo busco y donde efectivamente se encuentra con sólo mirar un poco más allá del propio ombligo.
Un beso!