El 10 de marzo mi hija de 7 años que cursa tercer grado de la escuela primaria volvió a casa contenta porque había llevado por primera vez una flauta que le compramos especialmente a pedido de la docente de música.
En su carpeta dice:
(NÓTESE QUE LOS NIÑOS LLEVAN CARPETA HASTA EN LAS MATERIAS QUE SON SUPUESTAMENTE INCLUÍDAS PARA DISTENDER Y AFLOJAR LA MANO...)
¡A LA FLAUTA!
¿En un día se aprende a tocar un instrumento?
¡Qué bárbaro! ¡Cuánta celeridad esta escuela nuestra del siglo XXI!
Es que estos chicos de la era digital aprenden a la velocidad de la luz...
Los docentes que hicimos una carrera terciaria y aprendimos con años de esfuerzo y dedicación que el aprendizaje es un proceso que lleva tiempo somos todos unos dinosaurios...
Hoy, 21 de marzo, volvió a casa triste, porque su maestra de flauta le dijo:
" No tocás bien. Debés practicar más en casa..."
¡Pero por supuesto que no toca bien!¡No aprendió a tocar, señora mía!
¿Cómo va a tocar bien, si no hace ni dos semanas que tiene flauta y tuvo 3 clases como mucho?
¡Y otra vez me enojo con la escuela !
¿Qué se enseña en la escuela?
Y con esto de "practicar en casa" : ¡¡¡AFLOJEMOS!!!
En casa, antes o después del colegio, se puede hacer alguna vez algo de tarea para reforzar el aprendizaje, porque ese es el propósito de la tarea. Pero NO SE DEBE esperar que los padres instruyamos a nuestros hijos todos los días además de educarlos, que ya es bastante arduo educarlos no más...
La escuela debe instruir. Nosotros debemos ayudar, asistir, crear las condiciones, facilitar, estar.
¿Por qué se supone que los padres sabemos de todo, desde cálculos combinados, pasando por análisis sintáctico, hasta inglés y música? Y me quedo corta con las expectativas de las maestras del colegio de mis hijos, un colegio privado de barrio, nada sofisticado. Y además, ¿no sabe la seño de música, que "Es muy exigente, mami"... que los padres trabajamos también, dentro y fuera de casa, que ¡tenemos vida propia!
En fin: practicaremos flauta en casa también... ¡Pobres vecinos!
¿Qué otra nos queda?
Y te lo digo así: a boca de jarro.
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lunes, 21 de marzo de 2011
Hoy aprendimos... ¡A la flauta!
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Pensando en voz alta con el corazón y reescribiendo el alma
jueves, 17 de marzo de 2011
Para vos que estás haciendo la adaptación al jardín.
Estamos en época de adaptación al jardín de infantes. Tengo sobrinos que están es eso, y sus mamás, a quienes quiero entrañablemente, están también adaptándose. También hay una madre que se especializa en crianza de niños pequeños, a quien sigo en su popular blog, que hizo un comentario sobre esto porque anda en lo mismo. Y todo me retrotrae a esa etapa por la que pasé con mis hijos, cada una con su historia particular e inolvidable.Y la verdad es que quisiera ayudar, sobre todo a la que más amo, a través de mi experiencia, ya que es ella quien tiene que hacerlo, pero como siempre la experiencia es intransferible.
El período de adaptación al jardín como está planteada hoy es algo relativamente nuevo. Mi generación no la tenía : nos dejaban en la escuela el primer día, las mamás se quedaban un ratito escuchando los llantos desde afuera, y después, taza, taza, cada uno a su casa, y a volver al horario de salida. Es también cierto que al acceder al jardín, éramos más grandes: no había sala de dos y tres, y algunos de mis contemporáneos iniciaron su escolaridad en lo que llamábamos preescolar, hoy, sala de cinco.
Como siempre, tengo opinión formada al respecto de las nuevas modalidades. Por un lado, estimo que la gradualidad hace la separación entre madre e hijo menos "traumática" para AMBOS, ya que estoy convencida de que es a la madre en general a quien más le cuesta adaptarse que al chico. Es probable que las madres no seamos siquiera conscientes de esto, pero si se le pregunta a cualquier maestra de nivel inicial, seguramente dirá: ¡ Hay cada madre..! Igual que nosotras decimos : ¡Hay cada maestra!. En realidad, hay de todo, hasta chicos haciendo la adaptación con la señora de la limpieza. Y es que a veces, por más que se quiera, tal vez no queda otro remedio.
Está bien que a los chicos se los vaya acostumbrado de a poco, pero no exageremos, ya que esto resulta una demanda fuerte y a veces imposible de cumplir para muchísimas gente: madres y padres que trabajan y no obtienen concesiones o no pueden tomarse ese tiempo que no es corto- ya que ocupa casi todo un mes-, madres con varios hijos en nivel inicial que van y vienen a distintos horarios detrás de uno y otro, abuelas que tienen que ocupar el lugar de la madre y/o el padre, abuelos que no están, no pueden, trabajan, etc.; y es entonces cuando la adaptación se convierte en un problema familiar, laboral, personal, y se vive con ansiedad, con ganas de que ya termine y se establezca una rutina ordenada. Esto es difícil de lograr con niños tan pequeños. Pero muchos padres lo necesitan.
Y si no están estas otras cuestiones: las emociones que entran en juego, la mano temblorosa de la madre que puede tomar la mano del hijo y sin darse cuenta, apretarla cuando llega el momento de hacer "el pase" de manos; la mano que empuja al crío desde la puerta de casa y que va resoplando porque :"Vamos muy lento. Así llegamos tarde, y la seño se enoja!"; la mano que deposita al hijo en el asiento de atrás del auto, abre la puerta y lo lleva del hombro hasta la mano que lo recibe; la calidez o frialdad de la mano que lo recibe...
en fin, hay de todo. ¡Y TODO ES MUY HUMANO! Incluso, cambia en el día a día: no todos los días la misma mano "piensa y siente" lo mismo...(¡porque esta mano siente y piensa también!)
Pero es en la emoción que vibra en esa mano maternante donde yo siento que está la clave del "éxito" de la bendita adaptación. Si la mano va confiada y contenta, convencida de que está haciendo lo correcto, de que ya es tiempo de cortar un poco más el cordón, de que el nene interactúe con otros seres y se encuentre con otros adultos que le pondrán límites que van a reforzar los que ella pone en casa ,y crearán nuevas pautas y rutinas,y le darán cariño y contención en la medida de sus posibilidades, y le harán hacer cosas que a mamá no se le hubiesen ocurrido en los ratos de juego, que lo enriquecerán y lo ayudarán a crecer y a gastar energías productivamnete, dándole a mamá un ratito- no muy largo- para hacer algo sin estar mirando qué está haciendo la criatura, aunque más no sea tiempo para darse un baño con la puerta cerrada, limpiar,lavar, planchar, cocinar o hacer compras sin estar velando por la seguridad del niño, o caminar unas vueltas a la plaza más cercana al jardín... entonces la adaptación será "exitosa"- aunque "éxito" y "fracaso" son palabras que no me gustan en este caso y en general cuando de educación y niños se trata. Casi que tampoco me gustan para hablar de otras cosas que atañen al mundo adulto.
En fin, ojalá esto te sirva, porque te quiero, lo quiero a tu hijo, y quiero lo mejor para ustedes, y cuando hablo con vos, y escucho las emociones en tu voz, que me resultan tan familiares y crean un resonancia que me inunda de empatía, y veo que no puedo hacer más que darte ánimos y alentarte a tener paciencia, esa que habría que comprar por litros para estos menesteres, realmente es entonces cuando me pregunto por qué se nos habrá hecho todo tanto más complicado que a otras madres de generaciones pasadas, y cómo haremos para volver al llano y disfrutarlo todo un poco más. Tal vez es sólo una percepción de que "todo tiempo pasado fue mejor" o más fácil que indica que me estoy poniendo vieja. Aunque viejos son los trapos.
Y se me viene a la memoria un muy buen artículo que leí el domingo pasado en la última página de La Nación Revista escrito por Mori Ponsowi, sección Miradas titulado "Chicas Superpoderosas" que te recomiendo leer. ¡No intentemos serlo: podemos morir en el intento!
El período de adaptación al jardín como está planteada hoy es algo relativamente nuevo. Mi generación no la tenía : nos dejaban en la escuela el primer día, las mamás se quedaban un ratito escuchando los llantos desde afuera, y después, taza, taza, cada uno a su casa, y a volver al horario de salida. Es también cierto que al acceder al jardín, éramos más grandes: no había sala de dos y tres, y algunos de mis contemporáneos iniciaron su escolaridad en lo que llamábamos preescolar, hoy, sala de cinco.
Como siempre, tengo opinión formada al respecto de las nuevas modalidades. Por un lado, estimo que la gradualidad hace la separación entre madre e hijo menos "traumática" para AMBOS, ya que estoy convencida de que es a la madre en general a quien más le cuesta adaptarse que al chico. Es probable que las madres no seamos siquiera conscientes de esto, pero si se le pregunta a cualquier maestra de nivel inicial, seguramente dirá: ¡ Hay cada madre..! Igual que nosotras decimos : ¡Hay cada maestra!. En realidad, hay de todo, hasta chicos haciendo la adaptación con la señora de la limpieza. Y es que a veces, por más que se quiera, tal vez no queda otro remedio.
Está bien que a los chicos se los vaya acostumbrado de a poco, pero no exageremos, ya que esto resulta una demanda fuerte y a veces imposible de cumplir para muchísimas gente: madres y padres que trabajan y no obtienen concesiones o no pueden tomarse ese tiempo que no es corto- ya que ocupa casi todo un mes-, madres con varios hijos en nivel inicial que van y vienen a distintos horarios detrás de uno y otro, abuelas que tienen que ocupar el lugar de la madre y/o el padre, abuelos que no están, no pueden, trabajan, etc.; y es entonces cuando la adaptación se convierte en un problema familiar, laboral, personal, y se vive con ansiedad, con ganas de que ya termine y se establezca una rutina ordenada. Esto es difícil de lograr con niños tan pequeños. Pero muchos padres lo necesitan.
Y si no están estas otras cuestiones: las emociones que entran en juego, la mano temblorosa de la madre que puede tomar la mano del hijo y sin darse cuenta, apretarla cuando llega el momento de hacer "el pase" de manos; la mano que empuja al crío desde la puerta de casa y que va resoplando porque :"Vamos muy lento. Así llegamos tarde, y la seño se enoja!"; la mano que deposita al hijo en el asiento de atrás del auto, abre la puerta y lo lleva del hombro hasta la mano que lo recibe; la calidez o frialdad de la mano que lo recibe...
en fin, hay de todo. ¡Y TODO ES MUY HUMANO! Incluso, cambia en el día a día: no todos los días la misma mano "piensa y siente" lo mismo...(¡porque esta mano siente y piensa también!)
Pero es en la emoción que vibra en esa mano maternante donde yo siento que está la clave del "éxito" de la bendita adaptación. Si la mano va confiada y contenta, convencida de que está haciendo lo correcto, de que ya es tiempo de cortar un poco más el cordón, de que el nene interactúe con otros seres y se encuentre con otros adultos que le pondrán límites que van a reforzar los que ella pone en casa ,y crearán nuevas pautas y rutinas,y le darán cariño y contención en la medida de sus posibilidades, y le harán hacer cosas que a mamá no se le hubiesen ocurrido en los ratos de juego, que lo enriquecerán y lo ayudarán a crecer y a gastar energías productivamnete, dándole a mamá un ratito- no muy largo- para hacer algo sin estar mirando qué está haciendo la criatura, aunque más no sea tiempo para darse un baño con la puerta cerrada, limpiar,lavar, planchar, cocinar o hacer compras sin estar velando por la seguridad del niño, o caminar unas vueltas a la plaza más cercana al jardín... entonces la adaptación será "exitosa"- aunque "éxito" y "fracaso" son palabras que no me gustan en este caso y en general cuando de educación y niños se trata. Casi que tampoco me gustan para hablar de otras cosas que atañen al mundo adulto.
En fin, ojalá esto te sirva, porque te quiero, lo quiero a tu hijo, y quiero lo mejor para ustedes, y cuando hablo con vos, y escucho las emociones en tu voz, que me resultan tan familiares y crean un resonancia que me inunda de empatía, y veo que no puedo hacer más que darte ánimos y alentarte a tener paciencia, esa que habría que comprar por litros para estos menesteres, realmente es entonces cuando me pregunto por qué se nos habrá hecho todo tanto más complicado que a otras madres de generaciones pasadas, y cómo haremos para volver al llano y disfrutarlo todo un poco más. Tal vez es sólo una percepción de que "todo tiempo pasado fue mejor" o más fácil que indica que me estoy poniendo vieja. Aunque viejos son los trapos.
Y se me viene a la memoria un muy buen artículo que leí el domingo pasado en la última página de La Nación Revista escrito por Mori Ponsowi, sección Miradas titulado "Chicas Superpoderosas" que te recomiendo leer. ¡No intentemos serlo: podemos morir en el intento!
Y te lo digo así: a boca de jarro.
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martes, 15 de marzo de 2011
LA ESCUELA ES UN TIRANOSAURIO REX : Charla entre Eduard Punset y Ken Robinson.
Alguien me pasó algo valioso y valiente porque sabe lo que me apasiona el tema de la educación, y lo indignada, frustrada e impotente que me siento al ver que mis hijos, una en el primer ciclo de la primaria, trabajando para mejorar la letra cursiva, que nadie le enseñó a trazar, y la calidad de la "presentación" de sus trabajos, que nadie le enseña a hacer o a presentar, y donde su asombrosa inteligencia emocional, su riquísima oralidad y su imaginación, creatividad y sensibilidad maravillosas nadie pondera: lo que se valora es el envase, igual que afuera de la escuela...
El otro, ya adaptado a la supervivencia escolar, aunque no sabe lo que se le viene, está"estrenando" el secundario, que supuestamente lo preparará para el mundo "adulto","del trabajo", donde ya lo que se propone, desde el sistema mismo, es el facilismo y la mediocridad, con profesores que no trabajan bien, ni están bien pagos, ni reciben capacitación más allá de sus estudios en el profesorado si lo hicieron, y que no están preparados debidamente para los desafíos del mundo de la generación de nuestros educandos, un mundo en donde se benefician los alumnos que responden a la cultura de "zafar" y llegan a recibirse igual los mediocres que el que estudia, creyendo que eso que se estudia quedará "aprendido" o que le va a servir para el futuro...
Todo esto es lo que yo observo dentro del círculo de escuelas privadas en donde me muevo y me he movido: soy consciente de que hay honrosas excepciones.
Bueno, ese alguien que sabe de mis cuitas, me envío un video de la charla entre EDUARD PUNSET y KEN ROBINSON, donde todo lo que pienso se ve impecablemente reflejado, y desde ya está dicho por gente que sabe y estudia mucho sobre el tema: yo simple y humildemente, desde mi experiencia como madre, docente y ex-alumna, reflexiono y reacciono, aunque en vano: no logro cambiar nada, y si protesto en la escuela, es contraproducente...
Mis hijos no disfrutarán del cambio de paradigma que se hace imperioso, y me duele. Mientras tanto me llena de optimismo ver que hay especialistas que observan lo arcaico del sistema educativo y la necesidad de CAMBIO. Tal vez llegue para mis nietos ...
Mientras tanto, les enseño a mis hijos a "sobrevivir" en la escuela, a que le saquen el jugo de la mejor manera posible, y a que la disfruten cuanto puedan: porque nadie aprende sin disfrutar!!!
VERLO LLEVA TIEMPO, PERO VALE LA PENA!!!
REDES 87: EL SISTEMA EDUCATIVO ES ANACRÓNICO.
13 de marzo2011.http://blip.tv/file/4859551
http://youtu.be/0neeNEM6NHQ
Y nos lo dicen así: a boca de jarro.¡Qué lujo!
PD : GRACIAS MARÍA !!!
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no estén nublados por el anhelo."
no estén nublados por el anhelo."