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sábado, 8 de septiembre de 2012

La corriente de aire

Ravi Shankar en 2006, cuando fue recibido por el entonces jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman, y otras autoridades políticas nacionales.


Este es un cuento de Anthony de Mello que incluye Elisabeth Lukas en su libro Psicología espiritual. Dice así:

  El salón estaba repleto, en su mayor parte de señoras no muy jóvenes. Asistían a una conferencia sobre una especie de religión o secta nueva. Se puso de pie el conferenciante, vestido únicamente con un turbante y un taparrabo. Con efusión habló del poder del espíritu sobre la materia, de la psique sobre el cuerpo.

  Todos pendían de sus labios. Finalmente, el orador regresó a su asiento. Su vecino se dirigió a él y le preguntó: "¿Realmente cree usted lo que acaba de decir: que el cuerpo no siente nada, que todo ocurre en el espíritu y que la voluntad puede influir conscientemente en él?". "¡Por supuesto!" respondió el charlatán con piadosa convicción, a lo que el vecino retrucó: "¿Entonces me haría usted el favor de cambiar su lugar por el mío? Estoy sentado en medio de la corriente de aire".

Este relato viene a cuento del paso de este hindú por la Argentina, gurú fundador de la ONG El arte de vivir, que brinda cursos pagos sobre respiración (pranaiama) con importante difusión en  muchos países del mundo. Según se informa, su principal objetivo en sus viajes es aliviar tanto el estrés de los individuos como los problemas de la sociedad y la violencia.

De acuerdo a las noticias más recientes, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cuyos aires han dejado de ser buenos hace tiempo, habría solicitado sus servicios en esta oportunidad, aunque fue desmentido por el actual Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri. No obstante, se informa que ya habían sido contratados por el Gobierno nacional en el 2006: "...se firmó un convenio con el Ministerio de Justicia de la Nación para dictar cursos de relajación y respiración en cárceles del Servicio Penitenciario Federal". (...) Seis años después, el Estado decidió ahora investigar a la Fundación. La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) realizó (...) una denuncia ante la Justicia Penal Tributaria para que se investigue el origen de unos $20 millones que El Arte de Vivir manejó en el país durante 2011, según informaron fuentes oficiales a la agencia DyN. Asimismo, el organismo giró un Reporte de Operación Sospechosa (ROS) a la Unidad de Información Financiera (UIF), lo que derivará en investigaciones por presunta evasión o actividades de lavado de dinero."

Más allá de todo este chanchullo que implica chicanas políticas y enormes cantidades de dinero que de ningún modo se condicen con los nobles objetivos de la espiritualidad que nos enseñaría el arte de vivir y nos ayudaría a crecer y mejorar como personas y como sociedad, creo que el cuento de la corriente de aire es una magnífica ilustración del meollo del asunto por el que sigo cuestionando desde el sentido común el cuento de la espiritualidad masificada e hípercomercializada en Buenos Aires. La verdadera promoción de los valores humanos universales y la mejora del equilibrio físico, mental y espiritual de las personas, tanto en sus casas como en las calles y en las cárceles, sólo se lograría si nos pusiéramos en medio de la corriente de aire en lugar de enseñar técnicas para inhalar y exhalar un aire que intoxica por los altos niveles de miseria y corrupción que contiene. Son precisamente los malos aires de Buenos Aires los que llenan nuestro espíritu y nuestra mente de miedos fundados e impotencia contenida ante la bochornosa miseria que vemos en aquellos que se alimentan de nuestros residuos, duermen debajo de los árboles y frente a nuestras viviendas y roban y matan con saña por lo que sea. ¿Y nuestras autoridades creen que la solución a estos gravísimos problemas se obtiene auspiciando a un charlatán que nos enseñe a relajarnos para que pongamos nuestra mente en blanco, para que el estrés, la agresividad, insatisfacción y violencia letal a la que le vemos la cara a diario decrezcan por inducción mental, mientras nuestros dineros van a parar a los bolsillos de este producto bien formateado que han comprado tantos? No habría mejor pago para los servicios de este maestro que ponerlo a él y a quienes lo han traído en medio de la corriente de aire que vuela a tantos cotidianamente en Buenos Aires.

Como reflexiona la autora que incluye este relato como ejemplo del poder curativo de los cuentos, "El idealismo es bueno, pero es mejor si no se desliga de un realismo sensato." Me gustaría creer que sólo se trata de idealismo. Y remata: "Todo elemento falso y discordante, como la cháchara del orador del turbante, finalmente se lleva a sí mismo al absurdo." Tengo mis serias dudas de que esta pureza de pensamiento sea respirable en la realidad en la que me ha tocado vivir.

A boca de jarro

viernes, 18 de mayo de 2012

Vivir bajo los árboles

"Yo vivo en una ciudad 
que tiene un puerto en la puerta
 y una expresión boquiabierta
 para lo que es novedad.

 Y sin embargo yo quiero a este pueblo
 tan distanciado entre sí, tan solo,
 porque no soy más que alguno de ellos..."
                                                                                                                    Pedro y Pablo

Cuando se instalan los tiempos difíciles, las cosas comienzan a desgastarse. Y como no se puede cambiarlas por nuevas, los ojos parecen empezar a acostumbrarse a ver el desgaste y la decadencia como algo normal. Un día se cae un botón del saco y el saco queda sin un botón. Otro día se hace un agujero en el pantalón y el agujero queda sin remiendo, exponiendo la pierna sucia que ya no se lava, total ¿para qué? Y al tiempo se perfora la suela de los zapatos y nos acostumbramos a que nuestros pies desprotegidos y llagados anden pisando todo lo que hay tirado en el suelo. Se van acumulando las averías para convertirse en una vista común del paisaje que miramos a diario.


Así nos ha ido pasando en esta ciudad en la que yo vivo, que tiene un puerto en la puerta, con los indigentes en las calles. Empezamos a verlos hace años ya, cartoneando al caer el sol, abriendo y revolviendo nuestros residuos en busca de alimento o algo que les podía ser útil vaya a saber para qué. Se armó toda una especie de industria del cartoneo, y ahora son un ejército de familias enteras que pasan por la puerta de nuestras casas a levantar lo que encuentran.


Veíamos algunos linyeras durmiendo a la intemperie en ciertos puntos de la ciudad, tapados con papel de diario y cartones para protegerse del frío. Fueron gradualmente tomando las plazas, las escalinatas de edificios públicos e iglesias y algunos lugares ya no públicos, y ahora se ven  seres humanos durmiendo en la puerta de locales cerrados, de casas abandonadas en venta, en el hall de edificios habitados, haciendo una especie de vivienda con carros de supermercado que cumplen la función de alacenas, cartones como paredes, sillas desechadas que conforman su mobiliario y hasta tendederos de ropa donde cuelgan sus dos o tres prendas cunado no están en uso. Cada vez son gente más joven. Y andan con varios hijos viviendo en estación de tren frente de la casa de mis padres, por ejemplo, o en el sector pavimentado de juegos del parque municipal donde solía llevar a mis hijos a jugar de pequeños. Las mujeres hasta barren el piso por la mañana como si estuvieran en su propia cocina. Y cuando se van de allí como quien deja su casa para salir de compras o ir a trabajar, dejan sus cosas en un atado sobre los árboles. El otro día estuve tentada de fotografiar todo esto que describo, pero no me dio el alma...


A veces me pregunto qué futuro les depara a estos jóvenes, a estas argentinas y estos argentinos de veinte o treinta años que tal vez jamás hayan trabajado y que probablemente han pasado de vivir en una villa a sobrevivir en la calle, sin paredes ni techo. Pienso además en sus pequeños hijos. Se trata de una espiral social que veo difícil de revertir. El otro día circulaba por ahí una camioneta del gobierno de la ciudad y se bajaron unas chicas de la asistencia social con guardapolvos y guantes para hablar con ellos. Les hicieron unas preguntas, cargaron sus petates en la camioneta y se los llevaron, para alivio de los vecinos del lugar, a quienes les disgusta y les preocupa la situación, sobre todo ahora que viene el frío. Pero cuando cayó el sol, volvieron a apostarse donde habían quedado sus bártulos en un atado: bajo los árboles.


A boca de jarro

martes, 1 de mayo de 2012

Trabajo


Se lee y se escribe mucho sobre el trabajo. Sobre todo, se trabaja mucho. Se especula sobre las mutaciones que sufrirá la naturaleza del trabajo como lo conocemos: se pronostica que la gente trabajará de manera remota, conectada a su computadora desde su casa, que tendrán más de una ocupación a lo largo de su vida, que el trabajo se transformará en algo más impersonal, más flexible, más cambiante. El panorama en el mundo laboral ha cambiado dramáticamente desde que ingresé a él y sigue cambiando, a través de nuevas leyes y modalidades que se imponen.


En casa, el tema trabajo es todo un tema. Por las horas que ocupa, por las expectativas que alguna vez depositamos en él y que no vemos plenamente colmadas, por la recompensa económica que nos da, porque ya comenzamos a prestar atención a las inquietudes del futuro laboral de nuestros hijos y no nos sentimos en posición de orientarlos, ya que no tenemos idea de cuáles serán las opciones que les permitirán ejercer una ocupación o desplegar una vocación satisfactoriamente en unos años, y porque a menudo no es fácil descubrir qué quiere hacer uno con su vida tempranamente.

Si de vocación se trata, muchos de mis coetáneos ya se han cuestionado varias veces la que han elegido como forma de vida aún amándola. Nos cuestionamos el haber desoído otros llamados vocacionales que descartamos por no encontrarlos viables, o por pura cobardía. ¿Pero quién no tiene esas dudas existenciales en su haber?


Noto que muchos jóvenes comienzan carreras que abandonan al poco tiempo, inclusive luego de haber invertido tiempo y buenas sumas de dinero en recibir orientación vocacional. Y simplemente cambian. Percibo que no lo viven como una frustración: hay un mayor margen emocional de prueba y error en este terreno que los jóvenes se permiten hoy en su elección vocacional sin vivirlo como un fracaso. Hay carreras que me suenan novedosas, inéditas. Se dice que la Argentina es hoy el cuarto exportador en el mundo de formatos televisivos, por ejemplo, que hace tiempo se imponen y se venden alrededor del mundo. Datos que manejan los expertos en el tema que me sorprenden  y que me desorientan aún más cuando se trata de orientar a mi descendencia.

Se dice también que en el mundo habrá problemas debido a que existirá una proporción mayor de población inactiva y longeva que personas activas que produzcan para mantener el equilibrio de la ecuación social que el trabajo sustenta.


Lo cierto es que cada mañana al sonar los despertadores, millones de personas nos ponemos en marcha para hacer lo mismo: trabajar. Los modos son tan diversos como personas hay en el mundo, pero el trabajo es un denominador común que nos asemeja, nos aglutina, que brinda sentido a nuestra rutina, coherencia a nuestra historia, respaldo a nuestra identidad, sustento a nuestras necesidades. Sólo nos percatamos de cuán importante es el trabajo cuando nos falta.

Se dice que trabajamos un tercio de nuestra vida en promedio, pero se siente real la reflexión inicial de Mafalda: es como si viviéramos para trabajar si contamos todas las horas que le dedicamos al trabajo cuando estamos fuera del lugar de trabajo, si tenemos en cuenta todas las dificultades que nos generan esos aspectos del trabajo para los que nadie nos capacita, como las relaciones interpersonales y el estrés que genera lidiar con el peso de las responsabilidades, el afán por progresar o el temor de perderlo. Se postergan deseos de hacer cosas por el deber de hacerlas y resulta todo un trabajo aceptar que así es la vida del trabajador.


Y al llegar a casa, nos calzamos las pantuflas y continuamos trabajando en las tareas domésticas, que pocos consideran trabajo en los términos en los que se celebra hoy el Trabajo, y que sin embargo son fundamentales para encarar el trabajo de vivir. Vivir es un trabajo de principio a fin que, a pesar de todas las variables, vale la pena.


A boca de jarro

viernes, 27 de enero de 2012

La educación es el camino



Esto es parte de un mail que me envió Ana y creo que merece ser compartido:
PARA PENSAR:

 Ustedes saben mejor que nadie que en el conocimiento y la cultura  no sólo hay esfuerzo sino también  placer.

 
Dicen  que la gente que trota por la rambla, llega un punto en el que  entra
 en una  especie de éxtasis donde ya no existe el cansancio y sólo le queda  el placer.

 
Creo  que con el conocimiento y la cultura pasa lo mismo. Llega un  punto  donde  estudiar, o investigar, o aprender, ya no es un esfuerzo y es  puro disfrute.

 
¡Qué  bueno sería que estos manjares estuvieran a disposición de mucha  gente!

 
Qué  bueno sería, si en la canasta de la calidad de la vida que el  Uruguay  puede  ofrecer a su gente, hubiera una buena cantidad de  consumos intelectuales.

 
No  porque sea elegante sino porque es  placentero.

Porque  se disfruta, con la misma intensidad con la que se puede  disfrutar  un plato de  tallarines.

¡No  hay una lista obligatoria de las cosas que nos hacen  felices!

 
Algunos  pueden pensar que el mundo ideal es un lugar repleto de  shopping  centers.

 
En  ese mundo la gente es feliz porque todos pueden salir llenos de  bolsas  de ropa  nueva y de cajas de electrodomésticos. 
No  tengo nada contra esa visión, sólo digo que no es la única  posible.

Digo  que también podemos pensar en un país donde la gente elige  arreglar  las cosas en lugar de tirarlas, elige un auto chico en lugar de un  auto grande, elige abrigarse en  lugar de subir la calefacción.

 
Despilfarrar no es lo que hacen las sociedades más maduras. Vayan a  Holanda  y vean las ciudades repletas de bicicletas. Allí se van a dar cuenta de que el consumismo no es la  elección de la verdadera aristocracia de la humanidad. Es la elección  de los noveleros y los frívolos.

 
Los  holandeses andan en bicicleta, las usan para ir a trabajar pero  también para ir a los  conciertos o a los parques.

 
Porque han llegado a un nivel en el que su felicidad cotidiana se alimenta  tanto de  consumos materiales como intelectuales.
 

 
Así  que amigos, vayan y contagien el placer por el  conocimiento.


En  paralelo, mi modesta contribución va a ser tratar de que los  uruguayos  anden  de bicicleteada en bicicleteada.
 

 
LA  EDUCACIÓN ES EL CAMINO
.

 
Y  amigos, el puente entre este hoy y ese mañana que queremos tiene  un  nombre y se  llama educación.

 
Y  miren que es un puente largo y difícil de  cruzar.  
Pero  hay que hacerlo.  

Se lo debemos a nuestros hijos y nietos.
 
Y  hay que hacerlo ahora, cuando todavía está fresco el milagro  tecnológico de Internet y se abren  oportunidades nunca vistas de acceso al conocimiento.

Yo  me crié con la radio, vi nacer la televisión, después la televisión  en  colores,  después las transmisiones por satélite.

Después  resultó que en mi televisor aparecían cuarenta canales, incluidos los que trasmitían en directo desde Estados Unidos, España e Italia.

 
Después  los celulares y después la computadora, que al principio  sólo  servía para  procesar números.
 Cada una de esas veces, me quedé con la boca  abierta.
Pero ahora con Internet se me agotó la capacidad de  sorpresa.

 
Me siento como aquellos humanos que vieron una rueda por primera  vez.

O como los que vieron el fuego por primera vez.

 
Uno siente que le tocó en suerte vivir un hito en la  historia.

Se están abriendo las puertas de todas las bibliotecas y de todos los  museos; van a  estar a disposición, todas las revistas científicas y todos los libros del  mundo.

Y probablemente todas las películas y todas las músicas del mundo.
Es abrumador.
Por eso necesitamos que todos los uruguayos y sobre todo los uruguayitos sepan nadar en ese torrente.

Hay que subirse a esa corriente y navegar en ella como pez en el agua.

Lo conseguiremos si está sólida esa matriz intelectual de la que hablábamos antes.

Si nuestros chiquilines saben razonar en orden y saben hacerse las preguntas que valen la pena.

Es como una carrera en dos pistas, allá arriba en el mundo el océano de información, acá abajo preparándonos para la navegación trasatlántica.

Escuelas de tiempo completo, facultades en el interior, enseñanza terciaria masificada.

Y probablemente, inglés desde el preescolar en la enseñanza pública.

Porque el inglés no es el idioma que hablan los yanquis, es el idioma con el que los chinos se entienden con el mundo.
 
No podemos estar afuera. No podemos dejar afuera a nuestros chiquilines.

Esas son las herramientas que nos habilitan a interactuar con la explosión universal del conocimiento.
 Este mundo nuevo no nos simplifica la vida, nos la complica...
 Nos obliga a ir más lejos y más hondo en la educación.
No hay tarea más grande delante de nosotros.

 José Mujica  (Presidente de Uruguay)

¡Gracias, Ana! 

A BOCA DE JARRO 

viernes, 11 de noviembre de 2011

Una razón más para ser optimista



 Hace poco escribí un artículo acerca de la realidad laboral que se percibe desde la lectura de los avisos clasificados para el blog chileno al que contribuía, Be Bloggera. Fue en verdad mi última contribución a ese blog, y la encaré con un poco de investigación en los periódicos locales. Aquí va el link para quien esté interesado, aunque resumiré y ampliaré lo allí expuesto:


 Analicé entonces la realidad que se ha establecido para quedarse del trabajo temporal, modalidad muy arraigada en el presente en nuestro país. El trabajo temporario, o "eventual", se ha convertido en una realidad permanente entre nosotros, sobre todo entre los jóvenes. Las cifras de desempleo entre los que pertencen a las nuevas generaciones son desalentadoras de acuerdo a un informe del mes de septiembre del diario argentino Clarín: en la franja etárea que va desde los 18 a los 25 años,  el desempleo duplica la tasa promedio, posicionándose por encima del 15%, y el 45% los trabajadores jóvenes que se encuentran con un empleo son temporales.



 El mundo del trabajo se ha complejizado, no solamente por su inestabilidad e impresibilidad a corto, mediano y largo plazo, sino además por el hecho de que, en el mismo lugar de trabajo, conviven tres generaciones bien diferentes: la generación que ingresó al mundo laboral en los ochenta, denominada "X", a la cual pertenezco, generación catalogada como "perdida", como a veces me siento, la de los 90, llamada "Y", y los más jóvenes, que se iniciaron en los dosmiles, y siguen sumándose, denominados "los milenarios".




 De acuerdo a otro informe, esta generación de milenarios “piensa y procesa la información en forma diferente a sus predecesoras” (Prensky) y “son la generación más inteligente de todos los tiempos” (Tapscott). Entender a esta generación, que está entrando al mercado laboral y a la universidad, es por lo tanto clave para muchas instituciones, incluyendo a las empresas y el sistema educativo. Pero sobre todo, son la nueva generación de consumidores. “Las empresas están ansiosas por comprenderlos por qué ellos ganan y gastan grandes cantidades de dinero”, dice Tapscott (pag. 188).

Fuente: Diario Clarín, 6  de octubre del 2011, tomado de Don Tapscott, "Grown up Digital", traducido como "La era digital" (McGraw Hill). El subtítulo es “Cómo la generación net está transformando al mundo”.



  Tres generaciones que coinciden y compiten en un mismo ámbito laboral, y que por cierto son muy disímiles en cuanto a sus aspiraciones laborales en términos de sentido de pertenencia, satisfacción personal, realización profesional,  remuneración pretendida, dominio de las ya no tan nuevas tecnologías, e inclusive, respecto de lo que cada una entiende por buena presencia en el lugar de trabajo en el que cohabitan:


















 También analicé lo contradictorio y utópico de muchas de las búsquedas que reflejan los avisos clasificados, tal como la demanda que se le hace al joven que busca trabajo, y que tal vez sea un estudiante avanzado de una carrera universitaria, de contar con un número abrumador e impensable de requisitos, desde experiencia relevante y comprobable, hasta capacidad de liderazgo y dedicación exclusiva o full time. Ésto en Literatura sería considerado un oxímoron.



  A quienes han pasado ya la barrera de los 45, también se les hace complicado el panorama. Siendo profesionales mayores, y padres de familia generalmente, se les pide ya no sólo experiencia comprobable en empresas de primer nivel, empresas que entiendo no abandonarían por motus propio si hubiesen logrado conquistar un puesto estable en ellas, sino además, y a menudo, movilidad propia, disponibilidad para viajar al interior y/o exterior, capacidad proactiva y negociadora, organización, ganas de crecer y capacitarse, varios idiomas  y amplio dominio de herramientas informáticas.

 Ésto es lo que se espera de un padre o una madre de familia tipo, quienes deben asistir a su familia en el hogar en presencia, y que seguramente cuentan con escaso tiempo y energías para seguir capacitándose más allá de su bien ganado título universitario, a menos que se les ofrezca capacitación in situ. Es este el perfil  de los "inmigrantes digitales", que no se sienten del todo confiados en sus habilidades y recursos tecnológicos. Y que además, paradójicamente, se ven forzados a mantener a hijos que son "nativos digitales" cada vez por más largo tiempo, ya que la generación de los milenarios, considerada como "la más inteligente", es la generación de esos hijos que no quieren o no pueden volar del nido paterno, ya sea por comodidad, o por la escasez de oportunidades de trabajo estable y bien remunerado que les impide independizarse. A estos jóvenes, que a veces ni estudian, ni trabajan, desmotivados un poco por lo que perciben del mundo adulto, y otro poco por la comodidad de encontrarse con la heladera llena, se los conoce como la generación ni-ni (ni trabaja, ni estudia).



 Por otra parte, apunté que prácticamente no había avisos en la sección de clasificados del periódico que solicitaran profesionales más allá del límite de los 45 años de edad.

  Escribí un artículo extenso, e hice hincapié en lo complejo del mundo laboral actual: adultos con una expectativa de vida mayor compitiendo con jóvenes a los que muchas veces  mantienen en sus propios hogares, ya que son sus propios hijos grandes ya, quienes, por los  diversos motivos expuestos, siguen dependiendo de ellos económicamente. Y búsquedas irrealistas, absurdamente ambiciosas, o lastimosamente limitadas por el tope de edad.

  Sin embargo, uno de los expertos consultados para el informe de Clarín sentenciaba:


"Una persona de 50 años que acredite 25 años de vida laboral tiene un bagaje de experiencia fenomenal para volcar en cualquier empresa que lo contrate."



 Estoy total y absolutamente de acuerdo con este señor, aunque eso no es lo que reflejan las búsquedas. Esta semana, sin embargo, repasando el diario del domingo, me encontré con un aviso en el que, por fin, a menos en mi rubro, se hace caso omiso a lo que esta autoridad en materia laboral afirma, aunque no condice con lo que abunda en la sección de clasificados mayormente.
Mi pobre fotografía tomada del diario La Nación del domingo 6 de noviembre, Economía y Negocios, pág. 16.

 ¡Se buscan profesoras de inglés de más de cincuenta años! Otra razón para sentirme más optimista, como propone Punset. Aunque a esa edad, seguramente, ya estaré más deseosa de jubilarme que de salir a dar clases de ingles de 9 a 17 horas todos los días, para luego llegar a casa y ponerme a planificar y corregir para el día siguiente, amén de los quehaceres domésticos. En fin, siempe hay un pero, o una pera, en tanto de trabajar se trate... 


A boca de jarro

lunes, 7 de noviembre de 2011

La metáfora del ser líquido


  Las metáforas nos ayudan a pensar y comprender nuestro paso por el mundo. Cuando un alumno en clase de literatura es interrogado acerca de este recurso literario, el profesor generalmente se encuentra con perplejidad ante el desconocimiento. Sin embargo, vivimos de metáforas sin ser escritores ni poetas. Echamos mano a varias metáforas para sobrellevar las crisis personales que no son ajenas a la crisis que atraviesa el mundo en que nos toca vivir. Y el intento desneurotizante de escribir no es más que una metáfora de un hondo sentimiento de desorientación angustiante e incertidumbre ante las perspectivas de un futuro que se presenta imprevisible, y que se presagia oscuro, así como de una genuina necesidad de pensar en voz alta intentando encontrar respuestas y caminos, de ligar con almas afines que flotan en tiempos líquidos y bucean un océano inasible en un intento por hacer pie.


  El artista fusiona dos elementos diferentes para crear una unidad que ilumina la realidad según la percibe: eso es una metáfora. Consiste, pues, en la identificación de un término real con un término imaginario. Establece una relación de identidad total entre dos distintas, de tal forma que para referirse a uno de los elementos de la metáfora se aplica el nombre de otro. Significa comparar dos elementos sin apelar a nexos.

  
 Es empleada como recurso literario, en lingüística, donde es una de las principales causas de cambio semántico, así como también en psicología,  para referirse al poder profundo de las historias metafóricas y su acción en el cambio interno, la visión o el paso a un nivel de conciencia más profundo. Podríamos profundizar en sus variantes como poderosa figura retórica, pero no viene al caso.
  
 Es utilizada por escritores y poetas debido a potentes razones: establece relaciones inéditas entre las palabras y permite el hallazgo de atributos insospechados en ellas. Nos conduce a hallazgos sorprendentes sobre nuestra esencia, a verdades que se nos develan y nos colman de sorpresa.

   
  Así pues, la gran fuerza sugestiva de la metáfora reside en su capacidad de multiplicar de forma ilimitada el significado "normal" de las palabras, de modo que puedan llegar a describir lo desconocido y lo abstracto que, en definitiva, constituye la gran aspiración del arte, y estimo, del ser. Y al lograr ver la conexión inédita que el artista crea entre dos entes disímiles,  se habilita y convalida nuestro propio sentir, ahora explicitado y plasmado en el papel, en una melodía o sobre un lienzo.  Quedan plasmadas nuestras  propias emociones, y se nos ayuda a verlas, como algo ya separado de nosotros mismos, más claramente. La metáfora nos alivia.

  Finalmente, la podríamos definir como "algo expresado en términos de otra cosa". Creo que lo más didáctico a esta altura de mi argumentación sería detenernos por dos minutos y medio a compartir este fragmento de la película "Il postino", para dejar más claro que el agua lo que se entiende por metáfora:

                                         "Il Postino" (Mario Ruoppolo descubre la metáfora)

                                   
  Zygmunt Bauman, profesor emérito de la Universidad de Leeds, ciudad inglesa en donde vive desde 1971, luego de haber deambulado por varias ciudades del mundo en tiempos difíciles, y después de tener que abandonar su Polonia natal junto a su humilde familia judía en 1939, escapando al horror nazi, contempla su vida con una buena dosis de gratitud más que amargura, a pesar de todo, o tal vez, gracias a tanto. Wikipedia brinda los siguientes datos biográficos:


"Nació en Poznan (Polonia), en una humilde familia judía. Huyendo de los nazis se trasladó a la Unión Soviética para regresar posteriormente a Polonia, donde militó en el Partido Comunista y fue profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia antes de verse obligado a irse de Polonia en 1968 a causa de la política antisemita desarrollada por el gobierno comunista después de los sucesos de marzo de 1968. Posteriormente a su purga de la universidad de Varsovia, ha enseñado sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá."


Es autor de varios libros, pero el que hoy me interesa es Modernidad líquida y su metáfora de la vida en tiempos líquidos.

                                    

 Es indudable que los tiempos en los que vivimos han cobrado ya la altura de categoría sociológica. La metáfora de la liquidez que da título y solidez al análisis de Bauman de la posmodernidad explora la precariedad de los vínculos humanos en una sociedad altamente individualista y consumista, marcada por la transitoriedad, la volatibilidad, el flotar sin asumir las responsabilidades que vincularse con un otro conlleva, y una buena dosis de anonimato que ofrece la Web como medio de relacionarnos entre personas. Habla también de la imposición del deber ser libre, con todos los miedos y la angustia existencial que el ejercicio de esta libertad sin el respaldo del Estado de Bienestar y los valores hoy relativizados que hacían del mundo un lugar más sólido ofrecían. Caemos en la absoluta impredecibilidad acerca de nuestro futuro, nos movemos en ámbitos laborales flexibles y temporales, y carecemos de certezas ante la falta de tradiciones o ante la adopción de otras en el mundo globalizado, que tomamos de las culturas dominantes y con las que culturalmente nos es difícil identificarnos.


  Sin embargo, Bauman, el hombre, no es un pesimista ni un nostálgico. Es un trabajador realista del pensamiento humanístico. Ha atravesado hondas crisis vitales, ha descripto magistralmente la que nos toca protagonizar hoy, y ha emergido, como tantos otros hombres y mujeres anónimos o conocidos, fortalecido y lleno de sabiduría que comparte para que tomemos como brújula en momentos de profunda y desconcertante desorientación. Sabe que "la única cosa que nos queda frente a esa ineludible derrota que se llama vida es intentar comprenderla". La voz de Bauman es una voz más que se alza en el desierto, clara, no altisonante ni prescriptiva, y nos permite ver que no estamos tan solos en nuestro sentir. Su voz es también metáfora de nuestra propia realidad como seres pensantes.


Palabras de Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación Humanidades 2010, durante la ceremonia de entrega.

"Cervantes envió a Don Quijote a hacer pedazos ese telón, un telón hecho con los remiendos de mitos, máscaras, estereotipos, interpretaciones, prejuicios, un telón que oculta al mundo que habitamos y que intentamos comprender. Estamos destinados a luchar en vano mientras ese telón no se alce o se rasgue...
Don Quijote no fue un conquistador, fue conquistado, no fue alguien victorioso, sino que fue derrotado. Sin embargo, en su derrota, tal como nos enseñó Cervantes, demostró que la única cosa que nos queda frente a esa ineludible derrota que se llama vida es intentar comprenderla." 

                                                     Discurso de Zygmunt Bauman  
                                          

A boca de jarro.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Nada personal

  
Sri Sri Ravi Shankar
  En la Revista Viva de ayer, salió un artículo sobre Sri Sri Ravi Shankar, gurú y fundador de la ONG "El Arte de Vivir", titulado "Respire hondo", en el que se habla de la meditación que propone este precoz conocedor de la literatura védica y que tiene un título de Física Moderna Avanzada. Hoy, dirige la ONG de voluntariado más grande del mundo y predica que las técnicas de respiración nos ayudan a combatir el estress. Realizó un encuentro en Berlín que fue seguido en vivo por internet en todo el mundo por millones de adeptos, entre los que se cuentan algunos ricos y famosos de la farándula local, como Marcelo Tinelli. Muchos de sus seguidores lo consideran poco menos que el mesías.
  Yo respeto todas las creencias, y no dudo de los beneficios de la meditación y la respiración consciente, para los cuáles hay que darse tiempo y espacio. Pero no puedo dejar de asombrarme cuando leo que este hombre, que dice tratar de contar hasta diez para evitar enojarse y que sonríe todo el tiempo porque le sale del corazón, responde lo siguiente a la pregunta de un periodista:

"¿Qué piensa sobre el dinero?"
"Debe estar en el bolsillo. No en tu cabeza."

  Estamos de acuerdo: el dinero "debe" estar en tu bolsillo, como evidentemente está en su bolsillo, ya que recorre el mundo en avión acompañado por varios guardaespaldas y duerme en hoteles cinco estrellas... Ahora, cuando el dinero no está en tu bolsillo, va a ser difícil que no esté entre tus preocupaciones, ¿no? Por más respiraciones en cadena que hagas, tendrás que "ganarte el pan con el sudor de tu frente", y eso ocupará necesariamente tus horas, que no podrán destinarse a meditar, y el trabajo, como medio para subsistir, necesariamente ocupará tu cabeza... 
                                           
  Además, este sabio señor declara que no tiene esposa ni hijos: ahí van unas cuántas razones más para no preocuparse por el dinero, además de tenerlo. Es una reflexión, nada más. Nada personal. Tal vez necesite ponerme a meditar y a respirar conscientemente para que aparezcan algunos billetes más, y no estresarme tanto cada vez que pago la compra del súper o salgo en busca de un nuevo par de zapatos para la nueva temporada primavera/verano: ¡sí, definitivamente, como viene la mano, mejor un par de ojotas, mucha meditación, y agua. Nunca se sabe...

A boca de jarro

sábado, 13 de agosto de 2011

Pensando con Quino

"PROBLEMA:  JUEGAN LAS NEGRAS Y DAN JAQUE MATE CUANDO LES DA LA GANA".




Tomado de:

 A boca de jarro.  
¡Grande, Maestro!

domingo, 1 de mayo de 2011

Día del Trabajo

  
     Hoy se celebra el Día del Trabajo. Quisiera reflexionar porque el 29 de diciembre del 2010, mi esposo perdió su trabajo. Había finalmente alcanzado un puesto con el que había soñado y donde, como muchos de sus compañeros me lo hicieron saber al solidarizarse con nosotros dado su despido, se desempeñó con idoneidad y responsabilidad por el lapso de apenas un año y medio. Mi esposo, como yo, es docente por pura vocación. Él tiene doble titulación: profesor nacional de Historia e Inglés. Terminó su segundo profesorado con sacrificio cuando nació nuestro primer hijo. Estaba un poco cansado de estar al frente de tantas clases y tener tanta planificación y corrección que hacer en casa, y esta parte imprescindible de nuestra labor no se contempla hace tiempo en este país: tenía a  su cargo alrededor de 300 alumnos, muchos de los cuales preparaba para rendir exámenes internacionales de historia en inglés exitosamente. Esto reconforta y también agota a cualquiera, por más vocación que se tenga. Sobre todo teniendo en cuenta que, para que la compensación económica en la docencia sea la que un hombre necesita para ser sostén principal de una familia como la nuestra en nuestro país, hay que acumular muchas horas de clase. Justamente ayer, el diario informa que Buenos Aires está quinta en el ranking de las ciudades donde más horas anuales se trabaja...
   Finalmente, después de muchas entrevistas laborales, había obtenido por mérito propio, quiero decir, "sin acomodo", un puesto como rector de secundario en un importante colegio bilingüe. Era un trabajo full time, donde ponía la cara ante alumnos, padres y  autoridades, que lo había librado del desgaste físico y mental de dar tantas clases, pero le había sumado otro nuevo tipo de demanda y stress. Igualmente, celebrábamos el cambio tanto en lo profesional como en lo económico, que nos favorecía notablemente.
   Como en tantos colegios, en este, aunque no parecía en principio, lo que más importa son los números: la educación se ha convertido en un negocio antes que un servicio. Ese día, 29 de diciembre, era el primer día libre de sus merecidas vacaciones. Había ido con los chicos al súper a hacer la compra para la cena de fin de año, cuando, ya en la cola para pagar, recibió un llamado del director general del colegio. Los chicos estaban allí, escuchando la conversación en la que se le comunicaba a su papá, sin decir agua va, que, por una cuestión de números que "no cerraban", se había decidido despedirlo, a él y a diez compañeros más. Lo que llamamos un despido masivo por reducción de personal. Dejó la compra y vino a casa a comunicármelo. Me lo tuvo que decir dos veces para que le creyera.
   Estaba en casa una buena mujer que me ayudaba con la limpieza una vez por semana: ese mismo día, entre lágrimas y disculpas, le pedí que no volviera en lo inmediato, porque no sabía hasta cuando tendríamos que vivir de su indemnización y mi magro sueldo como monotributista, ya que elegí como opción de vida trabajar menos afuera que adentro de casa para estar más presente en el hogar... Lamentablemente, ella también perdió un trabajo ese día.
   Mi esposo encontró un nuevo empleo a la semana, hecho poco usual en esa fecha, que también habla de su valía profesional. De todos modos, fue un golpe duro de asimilar, que nos embargó de una gran sensación de incertidumbre y un fuerte sentido de impotencia e injusticia que todavía estamos procesando. Y que además nos permitió entender que el trabajo es mucho más que la labor cotidiana, e incluso, que el dinero que uno recibe por hacerlo. Esto se descubre cuando se pierde. El trabajo es un motor que le da sentido al hecho de levantarse cada día, a nuestra misión y rumbo en la vida, es un sentido de pertenencia a un ámbito en el que solemos arraigarnos y encariñarnos con la gente, una usina que alimenta nuestra identidad y autoestima además de llenar nuestro bolsillo. Cuando esto falta, se genera un gran vacío. Y hay que ser fuerte, perseverante y optimista para seguir adelante, como él y tantos otros lo hacen, para seguir apostando al trabajo como fuente de bienestar, y para seguir creyendo en uno mismo y en el mundo.

   Hoy damos gracias por el hecho de tener trabajo, por más que no esté bien pago, ni esté regulado por las leyes que nos merecemos tener, ni se contemple al ser humano antes que a las variables económicas del mercado que lo incluyen o descartan.

   Hoy, también se Beatifica a un Papa Trabajador: Juan Pablo II, Karol Joseph Wojtyla, un Papa a quien amo y admiro, y que sin dudas llegará a ser Santo y trascenderá en la historia. Un Papa que viajó a 160 países llevando la misión de pacificar y dignificar a TODOS, que vino a pacificar a nuestro país dos veces, bendiciendo a nuestra patria en momentos difíciles, que hizo un  histórico mea culpa por los errores cometidos por la Iglesia Católica en el 2000, y trabajó arduamente, contra toda oposición, por la verdadera paz, aún contra sus propios contratiempos de salud, durante 28 años. 

 POR ESO  HOY EN CASA CELEBRAMOS EL TRABAJO.

*JUAN PABLO II DIJO SOBRE EL TRABAJO:


"El trabajo más importante no es el de la transformación del mundo, sino el de la transformación de nosotros mismos.
Debemos repetir que trabajar es servir, y la alegría de poner nuestro trabajo y nuestras personas al servicio del bien no podrá jamás ser sustituida por la ilusión de un efímero poder individual".



¡Feliz día del trabajo! AMÉN.                                                                                       

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