"Yo vivo en una ciudad
que tiene un puerto en la puerta
y una expresión boquiabierta
para lo que es novedad.
Y sin embargo yo quiero a este pueblo
tan distanciado entre sí, tan solo,
porque no soy más que alguno de ellos..."
que tiene un puerto en la puerta
y una expresión boquiabierta
para lo que es novedad.
Y sin embargo yo quiero a este pueblo
tan distanciado entre sí, tan solo,
porque no soy más que alguno de ellos..."
Pedro
y Pablo
Cuando se instalan los tiempos difíciles, las cosas comienzan a desgastarse. Y como no se puede cambiarlas por nuevas, los ojos parecen empezar a acostumbrarse a ver el desgaste y la decadencia como algo normal. Un día se cae un botón del saco y el saco queda sin un botón. Otro día se hace un agujero en el pantalón y el agujero queda sin remiendo, exponiendo la pierna sucia que ya no se lava, total ¿para qué? Y al tiempo se perfora la suela de los zapatos y nos acostumbramos a que nuestros pies desprotegidos y llagados anden pisando todo lo que hay tirado en el suelo. Se van acumulando las averías para convertirse en una vista común del paisaje que miramos a diario.
Así nos ha ido pasando en esta ciudad en la que yo vivo, que tiene un puerto en la puerta, con los indigentes en las calles. Empezamos a verlos hace años ya, cartoneando al caer el sol, abriendo y revolviendo nuestros residuos en busca de alimento o algo que les podía ser útil vaya a saber para qué. Se armó toda una especie de industria del cartoneo, y ahora son un ejército de familias enteras que pasan por la puerta de nuestras casas a levantar lo que encuentran.
Veíamos algunos linyeras durmiendo a la intemperie en ciertos puntos de la ciudad, tapados con papel de diario y cartones para protegerse del frío. Fueron gradualmente tomando las plazas, las escalinatas de edificios públicos e iglesias y algunos lugares ya no públicos, y ahora se ven seres humanos durmiendo en la puerta de locales cerrados, de casas abandonadas en venta, en el hall de edificios habitados, haciendo una especie de vivienda con carros de supermercado que cumplen la función de alacenas, cartones como paredes, sillas desechadas que conforman su mobiliario y hasta tendederos de ropa donde cuelgan sus dos o tres prendas cunado no están en uso. Cada vez son gente más joven. Y andan con varios hijos viviendo en estación de tren frente de la casa de mis padres, por ejemplo, o en el sector pavimentado de juegos del parque municipal donde solía llevar a mis hijos a jugar de pequeños. Las mujeres hasta barren el piso por la mañana como si estuvieran en su propia cocina. Y cuando se van de allí como quien deja su casa para salir de compras o ir a trabajar, dejan sus cosas en un atado sobre los árboles. El otro día estuve tentada de fotografiar todo esto que describo, pero no me dio el alma...
A veces me pregunto qué futuro les depara a estos jóvenes, a estas argentinas y estos argentinos de veinte o treinta años que tal vez jamás hayan trabajado y que probablemente han pasado de vivir en una villa a sobrevivir en la calle, sin paredes ni techo. Pienso además en sus pequeños hijos. Se trata de una espiral social que veo difícil de revertir. El otro día circulaba por ahí una camioneta del gobierno de la ciudad y se bajaron unas chicas de la asistencia social con guardapolvos y guantes para hablar con ellos. Les hicieron unas preguntas, cargaron sus petates en la camioneta y se los llevaron, para alivio de los vecinos del lugar, a quienes les disgusta y les preocupa la situación, sobre todo ahora que viene el frío. Pero cuando cayó el sol, volvieron a apostarse donde habían quedado sus bártulos en un atado: bajo los árboles.
A boca de jarro
Fer… que triste es todo esto, y mas como se extiende y no hacemos nada para impedirlo…
ResponderBorrarUn solidario abrazo por tu magnifico post..
Es desolador. Tanto como la indolencia que impera al respecto.
Borrar¡Un abrazo, amigo verde!
Uhhh!!! Qué casualidad.. vengo de un blog que cita la misma canción :))) Lo que son las casualidades!
ResponderBorrarEl martes estuve en varios lugares de Capital y microcentro y el panorama es dantesco. Soluciones? Mmm, muy a largo plazo y no soy yo quien las tiene.
Viajé en colectivo por la zonas como Colegiales, Urquiza y Palermo Hollywood y me imagino lo lindo que debe ser invitar a alguien a tu casa -que raja la tierra- y tener durmiendo en el árbol de la vereda a un indigente con todos sus bártulos. Un desastre.
Saludo y buen finde!
Parece que hay que volver a lo que alguna vez conocimos como canciones de protesta, ¿no?
BorrarNo, los ciudadanos no podemos dar soluciones para esto. Es un serio problema que nos involucra y nos excede. Te apenás y les das comida, ropa, dinero, pero tampoco les solucionás el tema de fondo. Tal vez lo agravás.
Y lo otro muy cierto es que nos da pena pero no es justo para nosotros si tenemos una casa que se nos instalen en el árbol de la puerta. Mi mamá tiene 75 años y se la pasa mirándolos desde su ventana porque tiene miedo que terminen durmiendo en su edificio. No es que les tenga miedo, pero hay que entender también al ciudadano que ve sus espacios ya no públicos sino propios tomados. ¿Qué hacés? Toda la capital está así. Ya no hay límites para la miseria, y es una desgracia que nadie reaccione.
Gracias por tu testimonio, un saludo y buen finde!
No sé, por aquí se vende que Argentina está en un época de bonanza económica, pero a tenor de lo que describes, no parece así. El paisaje que presentas es una versión negra propia de Buñuel. Las buenas gentes tememos a ese ejército de desgraciados que van llenando los rincones de las calles, las estancias de los cajeros de los bancos, los soportales… y no entendemos cómo han llegado ahí, que les ha llevado ahí. Y encontrar respuestas es arduo o muy simple.
ResponderBorrarPor aquí los comedores sociales están llenos, y cada vez más gente joven que está en quiebra y recoge ropas de entidades religiosas, o comida.
Casi un 25 por ciento de los españoles está en paro, y sigue creciendo, Centenares de miles de hogares no cuentan con ningún ingreso porque todos los miembros de la familia están en paro.
Y tengo la impresión de que esto no es transitorio, Fer.
Un beso.
Los datos informativos sobre nuestra economía nos sorprenden a nosotros mismos, ya que no concuerdan con lo que percibimos y vivimos en lo cotidiano.
BorrarAquí la cosa es seria, porque ni siquiera se trata de falta de empleo: creo que a muchas de estas personas habría que primero convencerlas de la necesidad de trabajar, ya que no tienen el trabajo incorporado como forma de vida. No sé, es bien negro el panorama. Buenos Aires está irreconocible en este sentido. Lo nuestro tampoco es transitorio, Joselu.
Un beso.
Leer esto tan triste y por desgracia,actual,me ha sobrecogido sintiendo como siento, pueda ocurrir cada vez más en este país de puerto en la puerta....
ResponderBorrarMe ha volado el pensamiento hacia esa gente,"indigente" que antes eran pocos y definidos por los que se podía hacer mucho.
Ahora son muchos, indefinidos, de todas las edades a los que han truncado su vida unos cuantos y a penas se puede hacer nada por ellos.
Y cada vez es peor.
La pobreza planea como un buitre sobre nuestras cabezas y la impotencia ante tamaño desastre, encoge el alma y la destroza hasta hacer desaparecer cualquier vestigio de esperanza.
Odio sentir esto y voy comenzando a saber lo que es el odio hacia esos que están arrastrando a la ciénaga el futuro de la juventud, de los que han de serlo y de los que hemos dejado de serlo.
Besos.
Es triste y es la realidad que vemos y con la convivimos a diario. Esto no sale en los números del INDEC ni en los informes económicos que se dan a conocer en el exterior o aquí mismo, pero es así. El periódico del domingo pasado hablaba de la juventud que milita en política, pero nada se dice de los números de estos jóvenes sin nombre ni rostro que habitan las calles. Nunca se ha visto tanta miseria en las calles, Marinel, te aseguro que asusta y espanta, y cada vez trunca vidas más jóvenes.
BorrarEn efecto es muy arduo ser optimista cuando se convive con esta realidad urbana a la vez que se intenta delinear un futuro propio o para los hijos en estas condiciones.
Gracias por tu reflexión y un beso.
Me sorprendieron esas imágenes que describes cuando visité tu país y también las numerosas ciudades miseria de la capital.
ResponderBorrarAquí no hemos llegado a esos extremos, pero el paro - como señala Joselu - es enorme y parece ser que no hemos tocado fondo...
No sé qué podemos hacer los ciudadanos, pero como mínimo tenemos que manifestar nuestra indignación y no miarar para otro lado...
Un abrazo
Pues te sorprenderías aún más ahora, Luis Antonio, porque se improvisan villas miseria en forma de asentamientos en todas partes, aunque esto es peor, ya que ni siquiera hay edificación. Tan sólo personas con sus pertenencias en un atado que dejan en lo alto de los árboles durante el día, frente a las escalinatas de la Catedral, los edificios públicos frente a Plaza de Mayo, las plazas, bajo las autopistas, en las estaciones de tren y a escasos metros de las vías, en la puerta de casas o edificios particulares, donde cuadre.
BorrarY te aseguro que es imposible mirar para otro lado, porque estamos rodeados, pero tampoco sé qué puedo hacer como ciudadana más que compartir la enorme pena que esto me produce.
Un abrazo.
Sin palabras... Me cuesta mucho ser optimista al respecto.
ResponderBorrarBesos.
Muy difícil. A mi me pasa que pienso mucho en el futuro de mis hijos en esta ciudad y no logro ver claro.
BorrarBesos y gracias.
Ay Fer, es un tema que nos deja el corazón apretado! Como apretamos los dientes para no putear, porque aquí lo que hay es una enorme desidia por parte del gobierno, ya llevamos dos generaciones perdidas, sin nutrirles la panza y la cabeza.
ResponderBorrarMe hago eco también de lo que les respondiste a Joselo y a Alter Alma.
Y te mando un abrazo! (estos posts tuyos son más para una tarde de mateada, porque movilizan y dan para largooo!) (bueno, lo de la mateada también lo podemos reemplazar por té, en caso de no conseguir yerba a precios accesibles!!)
Esa es otra, Eli: la sensación imperante de escasez, esto de tener restricciones en los artículos de consumo. No sé: es un cúmulo de sensaciones muy feo el que te embarga cuando pensas en todo esto.
BorrarMis padres, ya mayores, dicen que se han vivido crisis antes y aquí están para contarlas. Pero al mismo tiempo admiten no haber visto semejante grado de miseria en la ciudad nunca antes.
Te mando un beso.
La crisis hace que las cosas se vean con niebla, es muy duro estos tiempos que nos está tocando vivir, muy duro, dramático.
ResponderBorrarUn beso.
Esperemos que soplen vientos de cambio y despeje la niebla entonces, María. Me alegro de que no hayas dejado sin tinta mágica a tu pluma de cristal y te agradezco el aporte.
BorrarUn beso.
Qué triste Fer... y qué impotencia... porque como decís, uno puede tratar de ayudar (aunque a veces no es lo ideal, porque no es la solución y quizas agrava la situación en la que están...pero se te parte el alma...) Y quienes deberían realizar acciones concretas y con mayor alcance parece que hicieran oidos sordos a todo esto...
ResponderBorrarQué triste...
Un abrazo!!!!
Es la realidad que nos toca vivir, Moni. Esto no parece estar en la agenda política de nadie... Hacen oídos sordos y la vista gorda.
Borrar¡Un abrazo!
Esto llega directo al corazón, personas que no tienen ni lo más básico y lo que es más grave, nos estamos acostumbrando a ver esto a nuestro alrededor.
ResponderBorrarCreía yo que Argentina estaba económicamente boyante.
Un saludo.
Me estoy dando cuenta de que en el exterior se tiene una impresión bastante errónea de cómo estamos realmente en la Argentina, y es posible que se deba al discurso oficial. Acá ya nadie nos puede engañar con los números.
BorrarGracias por pasar por aquí y dejar tu aporte, Josela. Un saludo.
Pensaba Fer, que después de malas experiencias pasadas en vuestro precioso pais, que todo iba mejor. No te creas, si seguimos aquí por el camino que vamos, veremos lo que tu ves y más. Yo estoy muy desesperanzada.......
ResponderBorrarSegún mis mayores, que ya han pasado por varias crisis, aquí la cosa es cíclica. Lo que no sabemos es cuánto durará este ciclo, pero sobre todo nos preocupa el hecho de que no atisbamos a ningún líder que proponga ideas claras y concretas de qué hacer para salir de esta. La desesperanza es endémica, Lola. Lo que sirve en estos casos, creo, es mirar para atrás y ver las que pasaron los que vinieron antes que nosotros. Y también mirar alrededor, aunque duele lo que vemos, hace que se valore lo que uno tiene.
BorrarUn abrazo, Lola: ¡ánimo!
Tengo entendido que muchos de los indigentes que abarrotan Buenos Aires tanto tirados en la calle como en las llamadas villas miseria, son emigrantes de otros países circundantes que vienen atraídos por el sueño de prosperidad en tu país y luego no pueden aprovechar ni los despojos. No hay nada como tener una supuesta buena fama para que la gente acarree sus bártulos y se dirija al nuevo Edén. Luego el paraíso no es más que un vulgar decorado ajado donde se representa una farsa de falso bienestar.
ResponderBorrarHay de todo un poco, Doc. A veces es difícil saber de dónde vienen y a qué aspiran, pobre gente. Muchos de nuestros inmigrantes tienen comercios: los bolivianos se inclinan por vedulerías y fruterías o ropa que venden en la calle, mientras que el fuerte de los orientales es el supermercado. Hay muchos argentinos durmiendo en las calles también. Muy lejos del Edén Buenos Aires hoy por hoy.
BorrarGracias y un saludo.
Resulta espectral, turbio y desolador lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos. O mejor dicho lo que están haciendo. Nos promewtieron el estado de bienestar,pero no nos avisaron de que era para unos pocos. Ahora bien, resignación ninguna. Es necesario concienciarse y caminar.De lo contrario el guetto será cada vez mayor. Cuando las imágenes golpean la conciencia como es el caso, parecve propio decir que poco más hay que añadir. Pero no es verdad,hay mucho que añadir, sobre todo para que unos cuantos conozcan el significado de la palabra verguenza. Un abrazo
ResponderBorrarEs cierto, aunque se me hace, Víctor, que esos que deberían avergonzarse y actuar de una buena vez han perdido la vergüenza hace tiempo como esta gente ha perdido su lugar dentro de la sociedad. Por eso, esos desvergonzados los llaman "marginales" y sólo hablan de esta gente como un número o un dato estadístico.
BorrarUn beso y gracias.
Es muy triste y tampoco le veo una reversion :( ¿Como hace esa gente, esos niños para salir de ese mundo, de esa cultura? Si muchas veces, los que tuvimos y tenemos techo, comida, posibilidad de estudiar y trabajar, tenemos conflictos, no podemos ser felices facilmente? Bah, aunque quizas exista gente que es feliz asi, pero lo veo imposible...
ResponderBorrarEn Bs. As. se ve mucho mas, se ve mas normal, yo estaba acostumbrada cuando vivia alla y el mes pasado, que estuve, vi que sigue igual o peor... Aca se ve menos gente viviendo en la calle, pero hay. Y aunque uno ayude a un par, le de bartulos para equipar su cama callejera...no modifica demasiado nada, ni mejora estructuralmente el problema... ;(
Yo tampoco, querida Gi, veo la salida de esta miseria urbana que me espanta y me apena. Hoy mismo fui a caminar a la plaza donde voy siempre y el paisaje está cada vez más poblado de estos sin techo, cada vez más jóvenes, revolviendo en la basura que los vecinos depositan en las esquinas y evidentemente pasados de hambre, de mugre, de alcohol y de droga de la más barata. Es un mal social realmente preocupante que supongo va a extenderse a otros centros urbanos importantes, como Rosario.
BorrarGracias y un beso.