"El
animal ha muerto o casi ha muerto.
Quedan
el hombre y su alma.
Vivo
entre formas luminosas y vagas
que
no son aún la tiniebla."
(...)
Todo
esto debería atemorizarme,
pero
es una dulzura, un regreso.
(...)
Llego
a mi centro,
a
mi álgebra y mi clave,
a
mi espejo.
Pronto
sabré quién soy."
Fragmento de "Elogio a la sombra" de Jorge Luis
Borges
"Había una
vez un hombre a quien ver su propia sombra lo contrariaba tanto y era tan
infeliz de sus propios pasos que decidió dejarlos atrás. Se dijo a sí mismo:
simplemente me alejo de ellos. De tal modo que se levantó y se fue. Pero cada
vez que apoyaba un pie y daba un paso, su sombra fácilmente lo seguía. Entonces
se dijo: " Debo caminar más rápido". Caminó hasta caer muerto. Si
simplemente hubiera caminado hacia la sombra de un árbol, él se habría deshecho
de su sombra, y si se hubiera sentado, no habría habido más pasos. Pero no se
le ocurrió."
De Tschuang Tsé, contado por Anselm Grün.
"Pero hay un misterio que no comprendo: Sin ese impulso de otredad -diría incluso que de maldad- sin esa terrible energía que se oculta detrás de la salud, la sensatez y el sentido, nada funciona ni puede funcionar. Te digo que la bondad -lo que nuestro Yo vigílico cotidiano denomina bondad- lo normal, lo decente, no son nada sin ese poder oculto que mana ininterrumpidamente de nuestro lado más sombrío."
Doris Lessing
Doris Lessing
" Yo creo que la sombra del hombre radica en su propia vanidad."
Friedrich Nietzsche
Friedrich Nietzsche
"Esta cosa oscura que reconozco mía."
William Shakespeare.
William Shakespeare.
"¿Cómo puede haber tanta maldad en el mundo? Conociendo a la humanidad lo que me asombra es que no haya más." Woody Allen, "Hannah y sus hermanas"
Yo te agradezco,
sombra mía, porque le das corporeidad a mi luz.
Gracias a la oscuridad que traés a mi mundo una y otra vez, siempre me das la oportunidad de encender una luz para hacerte desaparecer por un rato y conocerme en profundidad. Sos parte de mi territorio y fui yo quien te desterró a las tinieblas.
Gracias al miedo que
generás en mí, hacés que saque fuerza, valor y coraje de un rincón de mi alma
al que de otro modo no tendría acceso. Ni siquiera sabría de su abundante y
generosa existencia.
Me obligás a
descender a mis propios abismos para verte cara a cara, a tocar fondo. Es allí
donde me encuentro forzada a bucear en las causas de tu existencia y se me hace claro que siempre están allí, en las profundidades de mi ser, no afuera. Allí me encuentro con cicatrices de vergüenza, celos, ira, inseguridad, temor, necesidades desoídas,
emprendimientos inconclusos, sueños frustrados, la niña herida. Y es en ese
preciso instante cuando descubro la manera de hacer pie para no hundirme en tus
tinieblas y salir a flote, para descubrir que no sos más que la contracara de
mi luminosidad, y que hay mucho que puedo hacer con aquello que yace en el
fondo de mi esencia y te alimenta.
Lo primordial ya está
hecho: fue registrado. Te vi a los ojos sin parpadear y no huí despavorida. Simplemente soporté tu frío aliento en mi cara, te
dejé ser, acepté tu presencia y me asumí tal cual soy. Por eso te agradezco la
irrupción en mi vida de tanto en tanto.
A boca de jarro