Ya sé que les estoy tirando mucha data, pero como dice Mario Mactas, citando un refrán popular: "Pongan el carro en movimiento, que los melones se acomodan solos.."
Y este carro vá a todo galope...
¡Sepan comprender!
*Biografía interesante, vean:
Hernán Casciari nació en Mercedes, Buenos Aires, en marzo de 1971. Es escritor y periodista. Ha recibido el 1º Premio de Novela en la Bienal de Arte de Buenos Aires (1991), con la novela ‘Subir de espaldas la vida’, y el premio Juan Rulfo (París, 1998), con el relato ‘Ropa sucia’. Desde el año 2000 está radicado en Barcelona, desde donde ha escrito una serie de blogonovelas pioneras en la literatura por Internet.
En febrero de 2004 comienza a escribir artículos, ensayos y piezas cortas de ficción en su blog personal ‘Orsai’. Ha publicado las novelas ‘El pibe que arruinaba las fotos’ (Plaza & Janés, 2009) y ‘Más respeto que soy tu madre’ (Plaza & Janés, 2005), recopilación de la historia virtual ‘Los Bertotti’, bitácora elegida como la mejor del mundo por la cadena alemana Deutsche Welle, que será llevada al cine en 2012 y que adaptó al teatro (con gran éxito) Antonio Gasalla; y los libros de relatos, ‘España, perdiste’ (Plaza & Janés, 2007), ‘España, decí alpiste’ (Ed. Sudamericana, 2008) y El nuevo paraíso de los tontos (Plaza & Janés, 2010). Sus libros han sido traducidos a varios idiomas.
Sus cuentos e historias cortas aparecen en diversas revistas (Brando, Newsweek, First, Sport Illustration, El Malpensante o La Mujer De Mi Vida).Hasta septiembre de 2010, fue columnista semanal de opinión en los periódicos El País (España) y La Nación (Argentina), periódicos a los que renunció para embarcarse en un nuevo proyecto editorial propio.
En enero de 2011 publicó el primer número de la revista Orsai.
Fuente: http://orsai.bitacoras.com/el-autor
Lo que aquí llamamos, "un grosso", ¿no?
Bueno, ahora vean un fragmento de lo que siente Hernán Casciari por estos días, tomado de:
Bueno, ahora vean un fragmento de lo que siente Hernán Casciari por estos días, tomado de:
http://orsai.bitacoras.com/2011/06/adios-industria-editorial.php
Hernán Casciari | 2 de junio, 2011
"Todas las editoriales mienten —me dijo Horacio Altuna, uno de los bestsellers mundiales del comic—; las más honestas te roban el veinte por ciento, y de ahí para arriba. Te atan a cinco años de permanencia, te quitan los derechos de tu obra, nunca te ofrecen sistemas de verificación de ventas. Lo tienen todo controlado para engañarte (....) contratos esclavos, porcentajes ridículos, escandalosas mentiras a la hora de explicar el número de ventas". Es decir: lo mismo que nos pasa a todos los que alguna vez publicamos, pero multiplicado por mil, porque es Altuna. Me confió anécdotas muy desagradables sobre las mafias de la distribución, sobre los engaños sistemáticos y los chantajes a los autores, y me explicó también las diferentes técnicas de fraude que utiliza Francia, España, Estados Unidos, Latinoamérica.(...) "Y todos se llevan una tajada mucho más grande que el que escribe la novela o el que dibuja el comic" —le dije. La intermediación es un recurso del siglo veinte que sirve para defenderte del fraude. Un representante literario, por ejemplo, se lleva el quince por ciento de tus derechos. ¿Por qué se lo lleva? Para defenderte de los engaños de las editoriales. Qué increíble: los representantes necesitan que las editoriales sean deshonestas para que su trabajo resulte necesario. ¿Sabés cómo se llama eso? Sociedad.
Conversamos mucho sobre el tema; era noviembre de 2010. Después almorzamos e hicimos sobremesa. Sobre los postres, Horacio se hartó del siglo veinte. Renunció de palabra a todas sus editoriales en el mundo y decidió publicar su obra futura con nosotros.
Cuando volví a casa esa noche, con Chiri nos pusimos a fantasear. ¿Se podría realmente fundar una editorial inocente, en donde nadie le quiera robar a nadie? ¿En donde la imprenta, los correctores y los diseñadores cobren lo que se merecen, y que el autor se lleve lo que de verdad vale su trabajo? ¿Y que, además, no caiga en las injusticias de la mala distribución global?
Esa misma noche redactamos, en una libretita, estos “Diez pactos para fundar una editorial imposible..."
Esto lo dice Hernán Casciari, hoy talentoso editor de
EL PEZ GORDO SE LLEVA EL TOCO, Y VOS, QUE SOS QUIEN LO ENGORDÁS, TE QUEDÁS CON LAS MIGAS, TU TALENTO, Y EL SABOR DULCE DE LA MISIÓN CUMPLIDA SI SENTÍS, COMO SE DEBE, QUE EL TRABAJO ES MUCHO MÁS QUE EL DINERO QUE GANÁS POR REALIZARLO.
PERO NO VES GUITA... Y NECESITÁS GUITA PARA VIVIR, E INCLUSO, PARA CRECER COMO PROFESIONAL Y PERSONA, Y ASÍ SEGUIR ENGORDANDO AL REY DE LA PECERA... Y LA ESTAFA ES INDIGNANTE, AUNQUE ESTÉ REGLAMENTADA POR CONTRATO Y POR LEYES LABORALES: como decían los Romanos, que algo de derecho entendían, "DURA LEX, SED LEX", que traducido significa:
"SÓLO UNA LEY JUSTA PUEDE SER LLAMADA LEY."
"SÓLO UNA LEY JUSTA PUEDE SER LLAMADA LEY."
Esto es indignante para Hernán Casciari, "un capo", para mí, docente, para mi esposo, directivo docente, para mi hermana, médica, para mi cuñado, ingeniero, para mis viejos y suegros laburadores jubilados, para los españoles indignados... la lista es interminable. Toda gente preparada, decente, deseosa de trabajar, crecer profesional y humanamente, y ganar un sueldo (o un haber jubilatorio) DIGNO. Y otra vez aparece la indignación...
¡Cuánto me cabe la indignación que me contagian los españoles indignados!
¡Cuánto me cabe la indignación que me contagian los españoles indignados!
Mañana, tengo que negociar un aumento de sueldo que yo misma propondré. Me llevó años lograr valorarme como EDUCADORA, porque eso soy: en mi tarjeta de presentación dice "Profesora Nacional de Inglés". Pero eso no le hace honor a la verdad. La verdad es que, desde que empecé a ejercer esta bella profesión, siempre traté de EDUCAR más allá de enseñar un idioma, de transmitir valores, cultura, experiencias vitales aptas para mis alumnos. Pero sólo en mi perfil Google me animo a decir que soy EDUCADORA, sin faltar a la verdad.
Cuando me gradué con honores por ser el mejor promedio de mi promoción en 1991, me invitaron a asistir a dos ceremonias distintas: esas cosas argentinas... Una era "La Jura ", que se llevó a cabo en el Instituto Nacional Superior del Profesorado Joaquín V. González, y otra era "El Acto de Colación", que se hizo en el Teatro Cervantes.
Cuando me gradué con honores por ser el mejor promedio de mi promoción en 1991, me invitaron a asistir a dos ceremonias distintas: esas cosas argentinas... Una era "
Las dos ceremonias fueron hechas en días de semana, laborables, y yo, para entonces, ya estaba trabajando. Igual que mi familia, que quería estar presente. Entonces, para no "jorobar" (¡qué tanto, ir a que te den un diploma que no es el título oficial que después tendrás que tramitar!), elegí ir a "La Jura", en donde el rector de esa casa de estudios de excelencia, cuyo nombre afortunadamente olvidé, nos dio un lamentable y desalentador discurso acerca del futuro que se nos abría al traspasar las puertas del instituto, al cual le estoy profundamente agradecida, es decir, a sus profesores, no así a su rector, claro.
Se nos dijo que si lo que buscábamos en el noble ejercicio de la docencia en la Argentina era hacer dinero, habíamos errado el rumbo. Y yo le creí. ME LO CREÍ. Hasta que vi cuánto dinero hacen quienes me contratan para dar clases. Pero nunca fui buena para las negociaciones, como buena docente...o tal vez, como estúpida e ilusa docente.
El día anterior a "La Jura", se había llevado a cabo el acto de colación en el Cervantes, pero yo había ido a mi trabajo a dar mis clases, sin imaginar siquiera que en ese acto me iban a entregar la medalla de honor al mejor promedio de mi promoción. Pero elegí lo que consideré más práctico y viable para cumplir con mi trabajo y no "jorobar" a la familia, que ya bastante dinero había invertido en mi carrera de estudios como para perder un día de trabajo en un acto académico más... Mi ego no sufrió, porque ni siquiera se enteró hasta el día siguiente, en "La Jura", cuando el rector me dió la medalla tibiamente y a destiempo, reprochándome mi ausencia del día anterior en el Cervantes, que jamás imaginé sería notada... porque nadie me había avisado que era la mejor de mi clase, y de mi promoción, y que se me iba a distinguir con una medalla. Yo no lo sabía....
Con el paso del tiempo, agradezco este "error de cálculo" y "falta de olfato": creo que recibir una medalla en el Cervantes, y ser aplaudida por la audiencia de pares, docentes y familiares de profesores recién recibidos, hubiese hecho aún más difícil conformarme con los sueldos docentes que he recibido desde entonces, pero sobre todo, con los que recibo hace cosa de diez años, desde el colapso económico argentino que conocemos como "el corralito" o "el default".
Mañana trataré de negociar con mis armas: nobleza, honestidad, responsabilidad, entrega, talento y valía. Veremos... Pero me encantaría hacer una negociación como la que se ve en este trailer de Orsai.
¡Yo quiero trabajar con gente que haga este tipo de contratos!
A BOCA DE JARRO.