miércoles, 19 de octubre de 2011

Soy vasija, soy jarro agrietado...

vasija 
Etimología: del Latín, vasicula, con el mismo significado, y ésta diminutivo de vas, "vaso" 
Sustantivo: femenino, singular.


Significado: Recipiente de barro u otro material usado para conservar líquidos y otros alimentos.
  • Sinónimos: ánfora, cántaro.

Fuente:  http://es.wiktionary.org/wiki/vasija

Mis sinónimos: jarro, jarrito.  (Material favorito: barro)


 


Cuentos de vasijas... cuentos que son espejo...

*"La vasija", tomado de:
http://www.laventanita.net/Noticia.asp?IdN=171 


Contaba el Maestro en cierta ocasión la historia de una antigua vasija de cerámica, de valor inestimable, por la que había pagado una fortuna en una subasta pública.

La vasija había sido utilizada durante años por un mendigo que acabó sus días en la miseria, totalmente ignorante del valor de aquel objeto con el que había pedido limosna.

Cuando un discípulo preguntó al Maestro qué representaba aquella vasija, el Maestro le dijo:

- A ti mismo.

El discípulo le pidió que se explicara, y el Maestro prosiguió:

- Tú centras toda tu atención en el insignificante conocimiento que adquieres de los libros y de los maestros. Sería mejor que le prestaras más atención a la vasija en el que lo guardas.




*Cuento tomado de "Nuestra Vida Emocional" Una mirada positiva, María Guadalupe Buttera y Dr. Ferderico Ré, páginas 61-62, San Pablo.

Un aguador de la India tenía sólo dos grandes vasijas que colgaba en los extremos de un palo, que llevaba sobre los hombros.

Una tenía varias grietas por las que se escapaba el agua, de modo que, al final del camino, sólo conservaba la mitad, mientras que la otra era perfecta y mantenía intacto su contenido. Esto sucedía diariamente.

La vasija sin grietas estaba muy orgullosa de sus logros, pués se sabía idónea para los fines para los cuales había sido creada. 
En cambio, la pobre vasija agrietada estaba avergonzada de su propia imperfección y de no poder cumplir correctamente su cometido.

Así que, al cabo de dos años, le dijo al aguador:

-Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo, porque, debido a mis grietas, sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir por tu trabajo.

El aguador le contestó:

- Cuando regresemos a casa, quiero que notes la bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.

Así lo hizo la tinaja y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo de la vereda; pero siguió sintiéndose apenada, porque al final, sólo guardaba dentro de sí la mitad del agua del principio.
El aguador le dijo entonces:

-¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino?
Quise sacar el lado positivo de tus grietas y sembré semillas de flores.
Todos los días las has regado, y durante dos años, yo he podido recogerlas.  

Si no fueras exactamente como eres, con tu capacidad y tus limitaciones, no habría sido posible crear esa belleza.

             “Sólo si me siento valioso por ser como soy,
puedo aceptarme, puedo ser auténtico, puedo ser verdadero."


                                                                                  Jorge Bucay


Al leer estos  cuentos de vasijas, me siento vasija, me siento jarro. Me identifico con la imagen de un jarro lleno de agua de donde  se puede tomar agua, y eso me colma, no me vacía. Tengo grietas, como todos, y por debajo de esas grietas que he ido asumiendo, aceptando, acariciando con el tiempo, se va formando un  espejo de agua donde logro ver claramente a los míos, a mí misma y a toda el alma de mi familia, que me sostiene. Somos un océano con mareas, oleaje, fluctuaciones, remolinos, tsunamis, y abismos, pero somos UNO.
En ciertos momentos siento que mis grietas dejan caer esas gotitas que sostienen, riegan y alimentan. A veces son agua pura, otras, un poco salada o agria: soy un jarro imperfecto, pero lleno, y con agua para dar y derramar. El bello poema de Gabriela Mistral"Creo en mi corazón", de la poetisa que, además de escribir poderosos poemas, le dió el nombre a la calle donde nací y viví mis primeros ocho años de vida con mis padres y abuelos maternos, me recordó una visión temprana: todo lo veía a través de unos ojos grandes y puros, no había defectos, todo era amor incondicional.
Al hacerme jarro, me inunda esa misma mirada de niña  amorosa, que todo lo perdona. Hoy mis ancestros se me hacen raíz. Y yo soy un jarrito con grietas que esparcen agua que riega ese sendero donde nacen las flores a la vera del camino, bajo el bello y portentoso árbol familiar, y como dice esta maravillosa escritora:


"Creo en mi corazón, siempre vertido,

            pero nunca vaciado."



A boca de jarro agrietado hoy...   


  

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