miércoles, 8 de julio de 2015

No sé, sí sé



"El recuerdo viene a mí,
filtrado rayo de luna,
y me conmueve la cuna
humilde donde nací."




Jesús Orta Ruiz 
(Indio Naborí)








No sé, sí sé



"No sé si he podido ser 

Lo que él soñó que yo fuera"

Pero sí sé que voy a hacer

Todo lo que sé hacer

Para simplemente ser

Sólo quien yo quiero ser

Por vez primera, tal vez,

En toda mi vida entera.











Mi abuelo llegó en un barco, pero se trajo la luna
dibujada en un pañuelo que un día colgó en mi cuna.
La inmensa luna diamante era la mejor fortuna
que acompañó al emigrante de aquella España lorquiana y dura.

Cantaba con ese acento que tanto lo distinguía,
risueño me revelaba la copla que así decía:
"Niña, nunca te enamores si hay luna cuarto menguante
que puede robarte el sueño un asturiano emigrante".

No sé si he podido ser lo que él soñó que yo fuera,
lo cierto es que, mire usted, mi abuelo fue mi primera escuela,
puso raíz en el puerto y estrenó bajo una ceiba 
las alas del papalote que me llevaban hasta su tierra.

Mi abuelo tejió mi hamaca con los hilos de la luna, 
abuelo pintó mi infancia con un verdor aceituna.
Se puede viajar el mundo en los ojos de un abuelo
que nos regala la luna dibujada en un pañuelo. 

Un día llegué a su tierra y allí me estaba esperando
la luna de aquel dibujo que desde el cielo iba pregonando:
"Niña, nunca te enamores si hay luna cuarto menguante
que puede robarte el sueño un asturiano emigrante". 




CORO
(Niña, nunca te enamores si hay luna cuarto menguante,
que puede robarte el sueño un asturiano emigrante.)


Trajo la gaita asturiana y el paso doble elegante
pero se quedó conmigo entonando "De dónde son los cantantes"

Abuelo tejió mi hamaca con los hilos de la luna,
artesano de mis alas, carrusel para la altura. 

Su sonrisa desafiaba el trueno y el aguacero.
Cuánta ternura cabía bajo las alas de su sombrero.

Mi abuela besó a mi abuelo en luna cuarto menguante;
mi abuela bebió el misterio bendito del asturiano emigrante.

No sé si he podido ser lo que él soñó que yo fuera,
lo cierto es que, mire usted, mi abuelo fue mi primera escuela,
puso raíz en el puerto y estrenó bajo una ceiba 
las alas del papalote que me llevaban hasta su tierra.

Mi abuelo llegó en un barco, pero se trajo la luna
dibujada en un pañuelo que un día colgó en mi cuna.





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