Jesús Orta Ruiz
(Indio Naborí)
(Indio Naborí)
No sé, sí sé
"No sé si he podido ser
Lo que él soñó que yo fuera"
Pero sí sé que voy a hacer
Todo lo que sé hacer
Para simplemente ser
Sólo quien yo quiero ser
Por vez primera, tal vez,
En toda mi vida entera.
Mi abuelo llegó en un barco, pero se trajo la luna
dibujada en un pañuelo que un día colgó en mi cuna.
La inmensa luna diamante era la mejor fortuna
que acompañó al emigrante de aquella España lorquiana y dura.
Cantaba con ese acento que tanto lo distinguía,
risueño me revelaba la copla que así decía:
"Niña, nunca te enamores si hay luna cuarto menguante
que puede robarte el sueño un asturiano emigrante".
No sé si he podido ser lo que él soñó que yo fuera,
lo cierto es que, mire usted, mi abuelo fue mi primera escuela,
puso raíz en el puerto y estrenó bajo una ceiba
las alas del papalote que me llevaban hasta su tierra.
Mi abuelo tejió mi hamaca con los hilos de la luna,
abuelo pintó mi infancia con un verdor aceituna.
Se puede viajar el mundo en los ojos de un abuelo
que nos regala la luna dibujada en un pañuelo.
Un día llegué a su tierra y allí me estaba esperando
la luna de aquel dibujo que desde el cielo iba pregonando:
"Niña, nunca te enamores si hay luna cuarto menguante
CORO
(Niña, nunca te enamores si hay luna cuarto menguante,
que puede robarte el sueño un asturiano emigrante.)
Trajo la gaita asturiana y el paso doble elegante
pero se quedó conmigo entonando "De dónde son los cantantes"
Abuelo tejió mi hamaca con los hilos de la luna,
artesano de mis alas, carrusel para la altura.
Su sonrisa desafiaba el trueno y el aguacero.
Cuánta ternura cabía bajo las alas de su sombrero.
Mi abuela besó a mi abuelo en luna cuarto menguante;
mi abuela bebió el misterio bendito del asturiano emigrante.
No sé si he podido ser lo que él soñó que yo fuera,
lo cierto es que, mire usted, mi abuelo fue mi primera escuela,
puso raíz en el puerto y estrenó bajo una ceiba
las alas del papalote que me llevaban hasta su tierra.
Mi abuelo llegó en un barco, pero se trajo la luna
Conozco a Hevia pero no a Liuba. Es pura poesía.
ResponderBorrarUn abrazote muy fuerte
PD: Fer, que no sepa de lírica, no significa que no podemos colaborar en otros temas. Cuando surja, ya sabes, aquí estoy.
Yo no la conocía. La descubrí ayer en Google + a través de un contacto y me encantó.
ResponderBorrarEsto de que no sabemos de lírica es materia totalmente opinable, Marybel. ¿Qué significa saber? Mirá, justamente ayer también me encontré con un vídeo en youtube de alguien que supuestamente "sabe" de poesía y que entonces destroza lastimosamente un bellísimo poema de Shelley deshaciéndose en tecnicismos académicos en los cuales dudo que Shelley mismo haya reparado tanto cuando lo escribió. Te dejo el link para que lo veas tú y luego me cuentas si no te parece que disfrutar de la poesía más ligero de equipaje como lo hacemos quienes "no sabemos" no es acaso "saber más":
Percy Shelley - Oda al viento
Besos y gracias mil: me encantaría que colaboráramos en algo juntas ;)!
Fer
Jajaja totalmente de acuerdo contigo. Ojo, la teoría se la sabe! jajajaja
BorrarBesos
Y menos mal que algo sabe ;)! Después mis hijos me dicen que suba mis cositas a youtube así me hago famosa como youtuber : Dios libre y guarde!!!
BorrarBesos!
Me ha conmovido, sobre todo, el poema que dedicas a tu abuelo asturiano.
ResponderBorrarBesos, Fer
Gracias, mi querido Luis Antonio, por moverte conmigo en esta movida que siento crucial en mi vida.
BorrarBesos!
Fer
¡Qué lejano y extraño que se me figura hablar de mis antepasados...! Yo naci sin historia, sin referencias, solo, nada me acompaña. Puedo entender esa ternura hacia tu abuelo, pero como dije, me resulta incognoscible. No sé qué sería mi vida con abuelos, con tíos, con primos, con hermanos del alma.. Es curioso. Siento mi soledad de modo orgulloso, pero ¡qué hacer? Muy hermosas las canciones que nos traes que hablan de tu alma inmigrante que añora la tierra de tus antepasados.
ResponderBorrarUn beso, Fer.
Te voy a contar una historia que tal vez explique esta morriña "abuelística" que me agarró, Joselu. La mujer de este abuelo asturiano, que fue el único abuelo a quien conocí y que vivió con mis padres y conmigo los primeros nueve años de mi vida, se llamaba Leonides. He de escribir su historia algún día. Leonides era una asturiana fuerte y sensata. Perdió a su madre de parto de pequeñita, como solía pasar, y quedó al frente de su humilde casa de campo a muy temprana edad. Su padre era un borrachín que se jugaba el dinero, un campesino mujeriego e inmaduro, así es que ella no tuvo infancia, e hizo las veces de padre y madre para sus hermanos porque no quedaba otro remedio. Esta Leo se vino a América sin saber a ciencia cierta qué día había nacido allá en Gijón. Sus papeles eran confusos. Entonces lo conoció a este José, de manos grandes, decente, laburador, y se casaron. Se "aporteñaron" sin problemas, mucho mejor que mi familia paterna, los Latorre de Viveiro. Leo y José tomaban mate y escuchaban tango todos los días.Y cuando creció mi madre - única hija de esta unión - hubo que decidir qué día festejaba Leo su cumpleaños, como toda madre argentina normal. Entonces a José, quien gustaba mucho de la historia y leía La Prensa a diario, se le ocurrió que el 9 de julio era una buena fecha para celebrar por ser el Día de la Independencia argentina. Mi abuela Leo hacía fabada todos los 9 de julio y celebraba muy sencillamente su cumpleaños. Y mi abuelo José se murió en el año 1985 un 9 de julio... Mi abuelo siempre decía que "Julio los prepara y agosto se los lleva..." Leo se fue en agosto tras él, ese mismo año, año significativo en mi vida si los hay.
BorrarTodos los 9 de julio comemos el potaje que preparaban Leo y José. Ayer, día de locro en mi país, por primera vez en mi vida, cociné la fabada asturiana yo siguiendo la receta de mis abuelos asturianos: pa' rechuparse los dedos!
Un beso!
Fer