lunes, 28 de febrero de 2011

Escuela siglo XXI ....


 Hoy parecía como si la gente hubiese salido de hasta de abajo del asfalto: calles llenas de autos pegando bocinazos y mal estacionados, papás con cámaras colgando de una mano y bebés colgando de la otra (esta obsesión por registrar todo y más con la cámara da para otro posteo...), abuelos chochos, tíos babosos, chicos, chicos y más chicos de estreno, con zapatitos y ropa limpia y sin manchones de tinta, con caritas descansadas y expectantes...

 También ví a las mamás, papás y abuelas que hacen la adaptación del jardín con sus infantes, y la verdad es que sentí un gran ALIVIO por haber dejado esa etapa de horarios demenciales, de ir y venir atrás de uno y otro como loca hasta que "se adapten". Siempre pensé que en realidad son los adultos que necesitan más tiempo para adaptarse a la idea de cortar el cordón que los propios chicos, que son los que más rápido y más naturalmente se adaptan a las nuevas rutinas si son lógicas y placenteras, claro está. Pensé en los pobres padres que trabajan, y para quienes estos sistemas son muy duros, ya que implican movilizar a toda una familia, que a veces ni puede colaborar aunque tenga buena voluntad, porque hay que ir a trabajar.

 Mi hija de tercer grado entró más tarde y salió más temprano, después de tres meses de vacaciones - definitivamente demasiado- y después de semanas de preguntarme: - "¿Y má, cuántos días faltan?" A lo que yo respondía, señalando el almanaque, para que los contara ella para no deprimirme más... En los países inteligentes no hay recesos tan largos, sino más breves e intercalados, para oxigenarse durante el ciclo lectivo y ofrecer alternativas de relax y turismo variadas. Pero... mis abuelos se bajaron del barco justo acá...

 Hoy llegué a la conclusión de que tal vez son los docentes los que tendrían que empezar a media máquina para adaptarse...

A boca de jarro

4 comentarios:

  1. Temía que no llegara la última reflexión... ¿Alguien piensa en el profesorado?
    La mía es que si los padres no aguantamos a nuestros hijos, de dónde van a sacar fuerzas estos "suicidas" de la enseñanza para luchar con 35 que no son suyos...?
    Paciencia que esta enfermedad se cura con años.
    Un saludo.

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    1. Tantos comentaristas en este blog y, sobre todo, en estos tiempos en los que sacaba foto y la posteaba en crudo tan contenta y como si tal cosa... Tenías que ser el último para ser el primero, Manuel. Mi hija hoy tiene doce años, cursa su último año del primario, prepara su primer baile, para el cual mamá ayuda con el backstage y el fashion design, no sin cierto grado de perplejidad y nostalgia de aquel tiempo en el que la llevaba a paso lento a la escuela de la mano siendo la más alta de las dos. Y esta enfermedad se ha curado para devenir en otros síndromes que ya no quitan el sueño,..Como docente no me aguanté a los 35 y planté bandera. Más que con los alumnos el hartazgo y el desencanto de la profesión docente llegó por la ventana de los adultos: directivos, colegas, padres de alumnos... Da para un libro entero que nunca escribiré. Mi abuela gallega decía que los niños pequeños traen problemas pequeños y los niños grandes, problemas grandes, y tenía razón, aunque admito que lucho para no ver la vida como un problema para ser resuelto sino como un misterio para ser honrado y develado.¿Venden la paciencia en frasquitos en alguna farmacia por ahí?

      Un abrazo y gracias.

      Fer

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    2. Siento decirte que no, María, sólo Aspirinas y poco más, aunque opino que ti no te hace falta ese potingue: si has logrado superar esa etapa tan acelerada de la niñez cómo no vas a conseguir las siguientes.
      De los padres, mejor no hablar... Este mundo será destruido por este agente depredador.
      Que te salga una buena bailarina.
      Saludos,

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    3. Esperemos que me salga cualquier cosa menos docente argentina, aunque en eso ya sé que no debo meter mucho la cuchara ;)!

      Saludos y hasta luego: lo de Paracelso que me has hecho leer hoy me ha gustado mucho, así es que le voy a hacer caso y me voy a dar una caminata vigorizante ahora que aquí no hace tanto frío como de mañana.

      Fer

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