— Aguantá, ya sabés cómo viene la mano....
Siento que mis hombros y mi cuello se contracturan, que suspiro, que mi vista busca eludirse, que me dan ganas de pararme y salirme de la escucha ante la primer excusa que se presenta, pero, por lo general, soporto estoicamente intentando consolarme con que sólo se trata de un rato de vez en cuando.
A veces son personas con quienes mi vínculo es circunstancial o esporádico. Podría obviarlas, aunque sería descortés y pasaría por antisocial. Prefiero escuchar, paciente pero doliente, el monólogo compuesto por la superabundancia del "yo" y hacer como que está todo bien. Otros son vínculos de años, que siempre han sido así, y ya sé que no cambiarán: ni las personas, ni su discurso ni el vínculo.
Y es que, en definitiva, lo que irrita es que en un discurso yoista no entra la dimensión del receptor, no se lo registra, el "yo propio" no cabe. Es un discurso tiránico que te exige escuchar y no da lugar a comentar o a compartir pareceres. No escuchan. Se sabe que no habrá interés genuino por escuchar tu aporte a la conversación, por mínimo que sea, que serás interrumpido con una oración que irremediablemente responderá al modelo "Yo....". Y es ahí donde atacan los síntomas de mi propia obsesión.
Intento entonces practicar formas de serenarme: respiración consciente, poner la mente en blanco, pensar en lo estrecho del "yo" de esta persona, en su necesidad de volcar su catarata yoista por falta de otros oídos donde dejarla correr, apelo a la empatía, a la compasión, pero no hay caso: termino cargada. Mientras más busco formas de serenarme y soportarlo, menos las encuentro. Mi mente no se silencia, sino que padezco en silencio. Entonces no es posible abordar la calma. Surgen los sentimientos y los reconozco. Y aunque intente no identificarme con ellos, allí estoy, con mi "yo propio" enmudecido e irritado.
El discurso se expande lo que dura el intercambio: "Yo", "mi día", "mi salud", "mi trabajo", "mis logros", "mi pareja", "mi perro", "mis hijos", "mi casa", "mi auto", "mis compras", "mi mundo"... Ellos se convierten en todo eso que nombran, son puro"yo".
Dicen los psicólogos que lo que más nos molesta de los demás es precisamente aquello de lo que padecemos nosotros mismos. Por eso intento por todos los medios forzarme a no hacer un uso excesivo del "yo" en mis conversaciones. Se hace una pausa mental en mi discurso antes de que emerja con fuerza, respiro, contengo... ¿reprimo? ¡No, no y no! No quiero un "yo" tan pobre que no registre, que no escuche, que no dialogue.
Es hasta peligroso quedar atrapados en las garras del "yo" sin percibir lo que les pasa a quienes están alrededor. Los ejemplos entre los poderosos abundan. Así nos va. Y aunque seamos seres ordinarios, no hay nada más triste que sólo tener un "yo" como tema de conversación. Por eso, ahora que llegó la hora de ir dejando por hoy, hago silencio y les cedo la palabra.
A boca de jarro
YO opino....jijiji! A mi me pasa que a veces me doy cuenta de que estoy abusando de mi Yo y me callo, me concentro en escuchar y trato de olvidarme de mi. Que se yo, creo que seria peor no tener conciencia de estas "intervenciones del ego" en lo que el otro esta queriendome transmitir.
ResponderBorrarTengo vinculos muy cercanos asi, de esas personas a las que le contas algo que te pone triste, por ejemplo, y siempre necesitan ser el centro del mundo, entonces terminas consolandoos porque resulta que estan mas tristes que vos. Es triste...
Besotes!
Fijate que en tu comentario usaste el "yo" unas ... tres veces: hasta en "Que se yo". No te juzgo, simplemente digo lo que me pasa cuando intento interactuar con alguien que abusa del uso de la primera persona. Sin embargo, sos muy empática en tus comentarios, leés con atención y respondes a cada punto que te interesa con abundancia de opinión personal y ejemplos, pero no creo que seas yoista, Gi. Ya lo hablaremos.
BorrarBesotes y gracias!
El primer YO fue en broma, irónicamente, el segundo YO reconociendo que a veces puedo abusar del YO y el Qué sé YO es como el "O sea" o "No sé" o "Esteeee". No entendí mucho tu respuesta...:S
BorrarLo mío es broma también, ironía. Juego un poco con los "yo" en tu respuesta, pero, tranquila: no es que piense que seas para nada yoista. Yomisma reconozco que yo también puedo abusar del yo: ¿ves?
BorrarBesote.
Ok. Besos.
Borrar¡¡¡¡ Joooooo, FER !!!!!
ResponderBorrarEmpezaré por entonar el mea culpa, pero de corazón....yo jajaja soy muy yoista y pido perdón por ello... si quieres ¡¡de rodillas!!:-)
Sinceramente no creo que sea por egocentrismo, ni engreimiento, ni de autoafirmacion, ni todas las cosas horribles que supone eso “yo” constante.... pero es cierto, suelo hablar mucho de mi en las conversaciones, me salen mil anécdotas porque no conozco a nadie en este mundo mejor que a mi misma, por eso me uso... leo y me vienen mis cosas que he escuchado, leído o vivido, es como un acto reflejo.
Sinceramente creo que escucho, trato de entender a mi contertulio, me esfuerzo mucho en ello... pero sí, es cierto abuso enoormemente de mi misma y sólo espero no haberte sacado de quicio más de lo deseable...si te hace sentir mejor me puedes castigar un rato de cara a la pared con un esparadrapo en la boca... lo mío ( jajaja ¿lo ves? :-) es puro ímpetu... sieeempre me puede.... espera... por todos mis “yo” a deshora, a destiempo, abusando de tu paciencia .....así que....
PERDÓN....
PERDÓN...
PERDÓN....
PERDÓN...
Y sólo suplicarte eso, que me perdones, tú y todos a los que os aburro...
¡¡Jo!! lo malo de todo es que no sé si me enmendaré...me temo que no... va a ser muy difícil... escribo como chorros, soy muy inconsciente cuando no me juego nada y me dejo ir... seguro que este defecto no se me quita. .... me voy cabizbaja... con lo contenta que estaba hoy:)))
Un beso inmeeeeenso cielo... de verdad lo siento muchísimo
Nada que perdonar. Además, quien esté libre de pecado, que arroje la primera piedra. "Yo" misma digo que es probable que lo que encontramos irritante en los otros es precisamente lo que no queremos ver en nosotros mismos. Como diría el Nano Serrat:
Borrar"Uno sólo es lo que es y anda siempre con lo puesto.
Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio."
De todos modos, tus reflexiones muchas veces demuestran que te interesas por la vida de los demás. Obviamente una todo lo filtra a través de lo propio. Y lo tuyo es precisamente una enorme riqueza en experiencia y sabiduría de vida, en conocimientos, en anécdotas jugosas que cuentas con mucha gracia, mucho ingenio, mucho corazón, mucha reflexividad. Tienes un gran poder de observación de los demás como para ser yoista: reparas en ellos, te nutres de lo que notas, no eres sólo tú y tu ombligo, María.
Lástima nunca haber charlado contigo en persona. Creo que me la pasaría genial. Leer un escrito tuyo (o de cualquiera) es bien diferente de la experiencia de dialogar mano a mano. Un escrito es más como un monólogo. Y aún así, en los tuyos a menudo incluyes preguntas que interpelan a tus lectores. Te esmeras por responder a tus numerosos comentaristas llamándolos por su nombre, estás atenta a nuestras respuestas, es decir, nos registras, nos cuestionas, nos incluyes, nos haces reír y pensar, inclusive cuando tienes a bien llegarte a comentar a nuestros blogs.
A mí no me aburres. Así que levanta esa cabeza y adelante, que no era mi intención arruinarle el día a nadie, y mucho menos a tí. Simplemente intento hacer un poco de terapia gratis, como siempre, en la lucha con mis luchas internas, como bien tú hace poco apuntaste con mucho buen tino.
Un beso grande y gracias por regalarme una sonrisa :)!!!
Aquí estoy de nuevo, Fer. Es verdad que tendemos siempre a que nuestro yo sobresalga. Normalmente, en mis entradas, cuento cosas mias y mi opinión sobre ellas pero no me considero una yoista. Si hablo de mí o a través de mis experiencias de vida es porque no tengo demasiada inventiva pero lo que tengo claro es que me encanta conocer opiniones de todos, conversar me enamora y me encanta aprender del que tengo a mi lado. De todas maneras tu post me ha hecho pensar. Un besito.
ResponderBorrarQuerida Lola: ¡Qué alegría tenerte de vuelta! Se te extrañaba de verdad. Espero que te encuentres bien. Claro que mis posts también hablan sobre mis vivencias. Siempre hablamos desde ahí.
BorrarLo mío apunta más a la interacción verbal entre las personas, al difícil arte de saber tomar y ceder el turno en la conversación, al saber escuchar e incluir a tu interlocutor en tu discurso, aunque estés hablando siempre desde tu "yo", aunque no necesariamente de tu "yo". Hay quienes no encuentran el sano equilibrio en esto. Y me enferman. Y probablemente lo hacen porque no les sale otra cosa. En el fondo, aunque me irriten, me dan lástima. Se pierden de incorporar la dimensión de la vida de los demás en las suyas, y así son sus vidas las que se achican, las que se empobrecen. Además, ponerle el oído a las cosas del otro alivia, porque te saca de las tuyas por un rato, te das cuenta de que no estás solo en lo que te sucede o en lo que sientes, o que hay quien lo ve o lo vive de otro modo y aprendes, como te pasa a tí.
Te mando un beso enorme y te agradezco tu aporte. De veras que me has dado un alegrón, como decimos aquí, tenerte de vuelta. ¡GRACIAS!
Fer... cómo siempre un placer leerte...
ResponderBorrarUltimamente el "YO" está acaparando todo y se ven luchas de "egos" por todas partes y algunas son tan encarnizadas que asustan...
Todos creen tener la razón... todos creen que lo suyo es lo más importante... su tiempo... su problema... su vida... y no dan lugar a los otros, que por si no se han dado cuenta vienen a ser ellos mismos vistos desde la otra vereda...
Beso enoorme!!!!
Se vive tanto a nivel personal como a nivel nacional, Moni. Es clarísimo en los largos discursos de los poderosos que se televisan y me resulta imposible sostenerlos. Demuestran una ceguera de lo que sucede a su alrededor increíble, y se limitan a pasar lista de sus supuestos logros como si todos los demás no existiéramos. Así es como medio mundo está enojado con nosotros: porque somos puro "yo" también a nivel país. Si te sirve de consuelo, yo también estoy un poco asustada.
BorrarBeso grande y mil gracias.
Entiendo que uno hable de sí mismo. Como dice María, es nuestro principal campo de observación de la realidad interior, pero una cosa es que uno utilice su propio mundo como campo de juego existencial a que piense que toda la realidad del mundo deba someterse a la satisfacción de ese yo, a la satisfacción o al sufrimiento porque también hay adictos a los estados tormentosos en que su principal ocupación es castigarse a sí mismos. Supongo que uno debe concederse la importancia justa, ni más ni menos, y no excederse irreflexivamente en la propia exaltación autosatisfecha como en la negación enfermiza y autopunitiva. Somos relativamente importantes. Nuestro ego nos juega continuamente malas pasadas en las que la vanidad herida es resorte fundamental. No deberíamos abusar de los estados de ese ego malcriado que aspira a ocuparlo todo. Una vez, en una seshin zen escuché a un maestro que decía y que se me quedó grabado. Hablaba en francés y el juego de palabras tiene sentido en esa lengua: "Je suis meilleur: c'est peur". Cuando abusamos del ego, probablemente quiere decir que nos sentimos temerosos de nuestra densidad, de nuestra presencia y necesitamos continuamente mostrarlo para demostrarnos a nosotros mismos que existimos, que somos buenos, que estamos aquí, que nuestros estados son maravillosos y admirables. Y necesitamos que otros lo sepan, que los compartan, y entonces dejamos de prestar atención a que existen otros egos que también necesitan de su espacio y buscan también su lugar en el mundo. No hay nada más cansino que un ego que solo busca su autosatisfacción y cree que su discurso es el único que existe.
ResponderBorrarBesos desde Cornellà.
Voy a meditar sobre esto de ser "adictos al los estados tormentosos" y "la negación enfermiza y autopunitiva". Creo que quien crece bajo la sombra de un yoista padece en cierta medida de estos males y lucha toda su vida por darse su propio valor en su justa medida.
BorrarEstoy convencida de que un ego inflado que no deja lugar al otro en la interacción o en la convivencia esconde una terrible inseguridad, una enorme necesidad insatisfecha de probar cuán bueno, grande, exitoso y adorable se es. Por eso en el fondo, si bien me resulta tóxico tratar con personas así, sobre todo aquellos de mi círculo más íntimo, caso en el que duele que no se te registre, en el fondo me dan pena. Entiendo que es un defecto que no pueden manejar y que no son conscientes del daño que causan. Se trata de personalidades infantiles que parece que siguieran buscando la aprobación paterna que no recibieron.
Gracias por tu aporte zen y besos desde Buenos Aires.
Mmmmmmm. Vamos a ver. Con todo el cariño voy a discrepar un poco. Eso no significa que no digas grandes verdades y que me encante tu texto. A ver como lo explico. Evidentemente es cierto que existe una tendencia incluso natural a exponer de modo cotidiano pero meramente formal aspectos de la vida cotidiana.Tu haces referencia a ellos cuando charlas con gente que te habla de su día a día empleando la primera persona. Pero la cuestión no está en el tiempo verbal utilizado sino en lo que realmente cuentan.Cuando haces referencia a todas esas personas que todos conocemos que día a día te hablan sin cesar de su auto,su perro,su casa etc etc se producen dos problemas. El primero, es cierto, que algunos no dejan espacio al interlocutor.
ResponderBorrarPero el segundo problema que en realidad es el más importante es la banalidad del contenido. Por eso discrepo.Por que esas conversaciones que todos tenemos revelan de forma clara que existe una escasa profundización en el "yo" másíntimo. En el propio ser. Un escaso nivel de autoconocimiento y de autocrítica que permita compartir experiencias íntimas muy ligadas al ser, en definitiva al yo.
Sostengo por tanto que por regla general se indaga muy poco en uno mismo. Y eso lleva a que aunque se emplee la primera persona, normalmente lo que aburre o cansa es que todo lo dicho es tremendamente superficial.
Evidentemente no vamos a estar revelando nuestro ser más íntimo, nuestras inquietudes más profundas a cada instante,pero si se agradeceria que entre banalidad y banalidad se colase algo que dijese algo de ese yo que en el fondo y por desgracia no asoma como debiera.
Uno puede llegar a sentirse ante personas con el ego desmesurado como la pobre Helen Hunt ante Jack.Por cierto, no se si me equivoco, pero precisamente has escogido a alguien que guste o no estáencantado de conocerse. Guste máso menos tiene un ego considerable. No me parece casual que incluso hayas colocado sus huellas dactilares. Por eso me ecanta la foto de Helen Hunt, esa expresión como de ¡para ya por favor, quiero decir algo! Un saludo.
Estamos de acuerdo. También la irritación pasa por la banalidad del intercambio, de ese no dar de lo íntimo, de lo que en el fondo verdaderamente sentimos y en la que podemos realmente comunicarnos. Hablar del ser, más que del tener. Hay muchos que no pueden dar de eso, lo esconden o ni siquiera se animan a enfrentarse ellos mismos con esa dimensión del "yo propio" que es la que hace que al comunicarnos vibremos en sintonía.
BorrarY también es cierto que escogí las imágenes con la intención que tú captas: un yoista, como estimo debe ser este actor y muchos de sus magistrales personajes, desespera a quien pretende amarlos, como lo indica el gesto impotente de Helen Hunt, y deja su huella dactilar sobre quienes conviven con él.
Gracias por tu lúcido y acertado aporte.
Un saludo.
Narcisismo y egocentrismo?
ResponderBorrarSon las mismas personas que se creen el centro del universo; que les hablas de cualquier cosas y rápidamente en sus vidas tienen un ejemplo y tienen la necesidad de soltarlo.
El ser humano no se inventa nada y por eso es fácil manipularle. Respondemos a patrones y a cada uno de sus patrones, conociéndolos, se les puede manipular fácilmente: por delante les das lo que quieres, y por atrás haces lo que tú quieres.
De todos modos, la gente está fatal (y cada día más).
Un abrazo
Es más fácil sobrellevarlos que manipularlos en mi caso, Diego. Ojalá tuviese la suficiente inteligencia emocional para aprender a manipularlos, si es que eso es lo ideal. Desde ya que igualmente hago mi vida, pero cuando el yoista es alguien con quien has convivido, irremediablemente deja huella y te hace sufrir. Eres como un arbolito que ha crecido a la sombra de un enorme roble. Tal vez el roble esté hueco por dentro, o no sea todo lo esplendoroso que aparenta. Pero si desde pequeña has vivido así, se hace más arduo crecer y verte como un árbol fuerte y valioso.
BorrarUn abrazo y gracias por tu aporte.
El yo es el gran obstáculo para llevar una vida sosegada y en armonía. El muy canalla se amotina, se apodera del barco que es nuestra personalidad y dominada la situación exige atención como un marahajá. Si no le marcamos los límites puede arruinarnos la vida, ya que cada vez nos pide más y más. Las neurosis son producto de un yo enfermo y está sociedad se alimenta de yoes desquiciados que no encuentran desahogo. Vivimos en un mundo que prefiere el ruido a la comunicación. La gente prefiere escucharse a si misma, a sus propios pensamientos y olvidarse de lo que le rodea. Así va el mundo.
ResponderBorrarBueno, mi ración de yoismo de hoy, pero en mi descargo diré que me apetece mucho que leas esta entrada:
http://suicidasperezosos.blogspot.com.es/2011/08/catedrales-para-el-yo.html
Ruido versus comunicación: intersante punto. Muy bien doctor. Leeré su entrada, a ver si logro controlar un tanto mi propia neurosis con una dosis de su medicina.
ResponderBorrarGracias y un cordial saludo.
Difícil en esta sociedad no ser un yoista , que nos inculca y nos graba en nuestros genes esta sintomatología desde pequeño, pero no le veo problema siempre que no sea acrecentado con el egocentrismo radical donde se ensalza al máximo el protagonismo.. Yo y solamente yo, y después yo y ya veremos….
ResponderBorrarSaludos y magnifica reflexión Fer…
Sí, no creo que sea fácil para nadie escapar a la tentación de botoxear al yo o lidiar con los yoes botoxeados. Mucho hay en esta sociedad que lo publicita como la receta para la felicidad.
ResponderBorrarGracias, amigo, y un cordial saludo.
P.D. Hermosa la nueva foto de tu perfil.
Intento reducir al mínimo el uso de los pronombres personales de la primera persona, pero con harta frecuencia se me desmadran. Y no me gusta porque el abuso conduce a lo que viene en llamarse – el diccionario no lo recoge todavía - “YOISMO”. Palabras tales como: “yo creo, yo siento, yo pienso”, etc., son los vocablos que usados reiteradamente caracterizan al “yoista” empedernido. Y a lo mejor lo que “creemos”, “sentimos” y “pensamos” no es ni tan siquiera de nuestra propia cosecha. Sin duda el que hace uso excesivo del “Yo, Yo, Yo...y los demás” da la sensación de ser el ombligo del mundo y que sólo piensa en él, primero, después y más tarde. Vaya, el preámbulo o el colofón del narcisismo...
ResponderBorrarEn el mundo de los blogs, diarios o bitácoras es difícil hacer un uso moderado de los susodichos pronombres. Casi todos hablamos de nosotros mismos. La verdad es que el “YOISMO”, salvo excepciones, resulta antipático, tedioso y hasta indigesto. Algunos blogueros, porque son celosos de su intimidad o porque no quieren convertirse en el centro de la atención o porque ganan en libertad de expresión, crean personajes que proyectan o no sus ideas, pero que les permiten sustituir el “Yo” por el “Él”...Pero esta alternativa del camuflaje distancia al lector del interlocutor real y provoca, no pocas veces, confusión. Y se corre el riesgo de que el personaje de ficción se te puede ir de las manos, como le pasó a Unamuno con Augusto Pérez...en “Niebla”.
Supongo que otra solución más lógica sería hablar poco de uno mismo y cuando sea inevitable, hacerlo de manera más sutil, dando la sensación de que se hace las veces de portavoz del sentir más común: “Algunos creemos”, en lugar de “yo creo”...suena mejor, ¿no?
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Algo tengo claro y lo expreso con palabras ajenas: “hay que dejar de mirarse el ombligo, renunciar al yo, mirar al tú para vivir el nosotros"
Es cierto que el término no figura en el diccionario: hay otros de connotaciones más amplias, tales como "egoísta", "egocentrista", "egocéntrico", "ególatra", etc. Pero como lo mío es una tara que me ataca en la interacción oral debido justamente, como tú apuntas, al abuso de los pronombres personales en primera persona, entendí que podía tomarme la licencia de aplicarlo.
BorrarEn el discurso escrito, cuando se trata de textos testimoniales o de opinión, no me resulta tan indigesto. De hecho escribo bastante de ese modo, pero presto atención a la cantidad de veces en las que hago uso del "Yo pienso... siento..." y demás. Generalizar en estos casos puede implicar esconder las ganas de decir a boca de jarro lo que uno piensa, y eso iría contra mis principios. Y el uso de la tercera persona es tal cual como tú lo describes: termina fagocitándose a la voz que se esconde detrás de ella.
Me gusta muchísimo tu cierre. ¿Quedará muy mal que emplee esta frase la próxima vez que me encuentre intentando dialogar con un yoista?
Gracias por tu rico aporte, corrección lingüística mediante, y que pases un muy buen fin de semana, Luis Antonio.
Todo tuyo, Fer
ResponderBorrarUn abrazo y feliz "finde"
¡Esa! La tenés clara con el rioplatense. Muy bueno lu tuyo. (Te lo dije en porteño, ¿qué tul?)
BorrarFeliz finde y un fuerte abrazo.
YO siempre hablo de mi experiencia personal, por eso en mi blog hay muchos YO
ResponderBorrarPero tengo bajo perfil en mi vida personal, no me gusta hacerme notar.
Cada uno se expresa como quiere, no hay que juzgar o contracturarse por eso.
Gracias, Gianna. Lo mío es una obsesión como la del yoista, un mecanismo de defensa difícil de contolar que sólo me afecta en la interacción oral, es decir, en la conversación con alguien así. No me pasa cuando leo testimonios personales en tu blog o en otros. De hecho, mi blog es más bien yoista.
BorrarDe todos modos, procuraré no irritarme ni contracturarme, o buscaré los servicios de un buen terapeuta.
Un saludo, no te me enojes vos ahora, y que pases un buen finde.
De todas maneras, y haciendo un punto y aparte, tu blog es magnifico y tus letras esplendidas, me gustan. Y como no seguirte si llevo rato leyendote y no puedo desprenderme de tus letras. Te sigo sigo sin dudarlo!!
ResponderBorrarLas puertas de mi blog Fernanda estan abiertas para cuando quieras llegar.
Saludos y se feliz!
Muchísimas gracias, Gilberto. Voy a abrir las puertas de tu espacio ya mismo.
BorrarUn cordial saludo!
Hola Fer, te digo que YO me he dado cuenta que a veces me surge eso del yoísmo, es feo cuando lo veo en otros y me pregunto ¿Soy yo así también?, creo que el hecho de tomar conciencia del defecto es un paso para corregirse.En el lado contrario, que hermoso es ver gente que olvidándose de sí mismas, se concentran en otros (aunque es un polo opuesto de la situación, un equilibrio no vendría mal. Muy buena reflexión.
ResponderBorrarAbrazo!
A todos nos pasa, Alejandra, creo que es normal sin llegar al extremo de no registrar a los demás. Es bueno hacerse consciente de eso y mantenerlo a raya, simplemente. Lo opuesto del "yoismo" es el altruismo, y eso, mi estimada compañera de ruta bloguera, está reservado para almas muy especiales.
BorrarMuchas gracias por tu visita y tu aporte.
Abrazos!
Fer
Saludos, muy buena reflexión. Un grave mal, ese enfoque en uno mismo, ese no ver más allá de nuestras narices, contribuye al fomento de la injusticia en el mundo. Éxitos!
ResponderBorrarMucha razón llevas, Mery. Muchas gracias por tu amable presencia en este espacio.
BorrarÉxitos y bendiciones.
Fer