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Bartolomé Esteban Murillo , Mujeres detrás de la rejilla |
Son señoras de pompas generosas, siempre bien peinadas y emperifolladas, que se reúnen una vez por semana a rezar en la parroquia de acá la vuelta. Como todo pueblo chico, la parroquia es un infierno grande y hay miles de chismes jugosos rodeándola. Pero no se puede ser tan antisocial, me invitaron en la misa del domingo y, al final, no me queda ninguna amiga, no salgo nunca sola más que al supermercado, vamos a probar que con probar no se pierde nada, me termino de auto-convencer mientras me maquillo poco y natural frente al espejo aún salpicado por una ducha rápida y fresca aquella tarde pegajosa de mediados de diciembre, y me voy a las corridas porque van a hacer bendecir unos regalitos para los enfermos del hospital al que voy con dos de ellas de visita todos los viernes por la mañana hace unos meses ya. Por eso me da no se qué rehusar el convite, no quiero también dejar de ir al hospital, ya dejé de ir a tantos lugares... Luego de una breve ceremonia, se sientan en círculo y me proponen quedarme para orar con ellas. Miro el reloj con disimulo: tengo a toda la familia en casa y hay que preparar la cena, pero para estas señoras las cosas mundanas siempre pueden esperar, qué envidia me dan. Las beatas empiezan por cerrar los ojos, extender las manos y dejar salir glorias y alabanzas en voz alta. Luego, como poseídas, recitan frases Bíblicas de memoria y le dan a su rumrum místico y a las canciones de misa hasta que no arden las velas. Culminan la sesión espiritual leyendo una lectura que - según aseguran- les es revelada para la ocasión y, como es de esperar, me toca leer en voz alta, aunque no me molesta, ya estoy acostumbrada. Bajan a la tierra cuando el cura se cansa de aguantarlas y hay que cerrar la iglesia con reja y todo por seguridad o se afanan hasta las plantas que tienen bien cuidadas en el altar. Recién entonces es hora de socializar.
- Pero esta chica, ¿por qué no viene nunca? Ah, ella sólo va al hospital...
Al averiguar mi edad y algunos datos de mi biografía, que llega rato después de que se me pone al tanto de quién es la viuda, quién la sobreviviente de una terminal y quién la madre de hija soltera avergonzada del destino poco católico de su cría, me dan la absolución por no participar del grupo carismático todos los miércoles, y me vuelvo a casa pensando, como siempre, que hay algo en mí que hace que al final no termine nunca de encajar en ningún lado más que en la cocina.
A boca de jarro
Comentario que no deja de expresar una aguda amargura existencial. Porque, por un lado, te sientes creyente y has querido hacer apostolado cuidando a enfermos terminales, pero te ha repelido el ambiente de las mujeres que son tus colegas. No te sientes cerca de su liturgia y su forma de creer. Ni de su forma de orar. Las has llamado beatas, lo que es ya un juicio bastante categórico. No, no eres una beata. Y ese no es tu ambiente. Pero ¿cuál es tu ambiente, salvo la cocina? A mí me pasa algo parecido. No caso con ningún ambiente ni grupo de intereses. Solo tengo amigos aislados (pocos) y la familia. Siempre que he estado en un grupo me he sentido ajeno por completo. Es posible que seamos asociales. Hay personas que son muy sociables y las que quiere mucho la gente. Yo me enorgullezco de ser asocial, siempre estaré solo, pero ya me he acostumbrado. No es la peor de las compañías. Tal vez tenga que ver con la altivez o no sé. No sé si soy altivo o un pringao menos popular que el tato. No me extraña tu reacción ante tal incómodo grupo de mujeres que tenían clara su función en la vida y en el mundo. Nosotros no lo tenemos. Y no es mejor ni peor. Somos así. Un poco frikis. jajajajajaja.
ResponderBorrarUn beso, Fer.
No te vengas nunca para aquí o se terminará esta maravillosa relación epistolar, por llamarla de algún modo, o virtual, si te gusta más, en la que impera la total honestidad entre tú y yo, estimado Joselu. Un poco frikis y asociales... mirados con un solo ojo somos. Me haces reír y te lo agradezco ;)!!!
ResponderBorrarUn beso y cuídate mucho por tu bella Barcelona!
Fer
Nunca me ha gustado la beatería. Creo que tiene bastante de falsedad, exageración y mojigatería. Sé, sin embargo, que también hay gente de buena fe...Las generalizaciones suelen ser injustas. Aplaudo, eso sí, el compromiso social. Lo de visitar a enfermos, con el beneplácito de estos, me parece estupendo. Tengo un cuñado que pertenece a "AMICS DE LA GENT GRAN" (Amigos de la gente mayor) que encuentra muy gratificante acompañar a personas que se han quedado solas. Creo que obras son amores y no buenas razones u oraciones (el final del aforismo es mío...)
ResponderBorrarTú, estimada Fer, no encajas en ese grupo porque tienes criterio propio y un carácter un tanto insumiso. Eso es bueno. Sobran ovejitas...
Un fuerte abrazo
Es que tú me quieres mucho porque ojos que no ven, corazón que todo lo perdona (¡el final de este aforismo es mío también ;)!) Tengo dos terapeutas en línea estupendos: Joselu y tú. Que "asocial", que "friki" y que "insumisa". Me obsequian Ustedes hermosas palabras que atesoraré de por vida y me diagnostican al dedillo, mi estimado Luis Antonio.
BorrarTe confieso, aquí entre nos, que he dejado de asistir a los enfermos del hospital. Un buen día vi como sacaban a uno duro de muerto de una habitación cual si fuera un perro, tapado apenas con una sábana, a la vista de los familiares y acompañantes de los demás pacientes, sin decir agua va, sin siquiera despejar el pabellón antes de la macabra operación, y tuve que salir al jardín a tomar aire porque me empezaron a temblequear las rodillas como a una abuela y casi me echo a llorar como una niña. No he podido volver desde esa vez. Algún día deberé sacármelo del sistema por escrito. Supongo que hay que tener el cuero más duro que el mío o el alma más aceitada que la propia para llevar adelante esa noble tarea solidaria y humanitaria para la cual, me he dado cuenta, no me hallo preparada. Dale un fuerte abrazo a tu cuñado de mi parte ya que realmente admiro a las acompañantes, sobre todo si de gente mayor se trata, a quienes tanta falta le hacen.
Un fuerte abrazo, muchas gracias por todo y buena semana.
Fer
Mi querida Fer, me alegra que no encuentres molde y me solidarizo contigo!! Jajja. No creo que encajes en la cocina, lo que pasa es que pasar por la cocina tiene su gratificación. Tampoco te veo con las beatas, la verdad, menudo lío. Doble mérito el tuyo. A mi me horroriza cuando intentan meternos a todos en el saco, esas situaciones en que si no estás eres el raro, pero en el fondo me hace gracia, como soy un poco rara hago lo que me da la gana, pasan lista y te ponen falta pero muchos harían lo que tú.
ResponderBorrarPero nunca se sabe. Harta de cocina ayer, hoy he decidido salir porque necesitaba aire y he conocido a un escultor, que me ha enseñado y explicado él mismo su obra en la profundidad de una bodega de vino. Y me ha encantado. Mucha reja, mucha oscuridad, mucho ser aislado, mucha cara tapada. Estoy segura de que te habría encantado, te veo yo en esas profundidades.
Un beso enorme, Fer.
Pasar por la cocina y fregar, mi querida Angie, parece ser mi destino manifiesto aunque me revelo todos los días. Mi madre solía decirme de pequeña que yo había nacido "culo con arandela", y como a tantas madres, el tiempo le ha dado la razón... Lo que sucede es que tiene que darte el bolsillo para la arandela, porque hasta para eso se ha cerrado la importación en esta tierra mía y nos cobran demasiado de impuesto a las ganancias ;)!
ResponderBorrarHaces bien en pensarme en las profundidades perfumaditas de una bodega junto a un excéntrico escultor, nadando en guita de los viñedos y a puro brindis todo el día: ¡eso sí que ha de ser vida, otra que las beatas de acá la vuelta!!
Beso enorme, mil gracias, y hazme el favor de enviarme vianda con los sobrantes de tu cocina para la cena, y de ser posible, el almuerzo de mañana, que aquí hemos hecho pollo al horno con un kilo de patatas y otro de batatas, y mis hijos no han dejado nada...
Fer
Yo creo que las mujeres que tan bien retratas son un tipo concreto de cotillas, sin más. Son insufribles dentro de cualquier colectivo, ya sea un lugar de trabajo, un bloque de vecinos o la misma Iglesia. Pareciera que hacen del criticar y llevar la vida de todo el mundo su motivo para viivir, aunque lo disfracen y lo adornen con otras motivaciones.
ResponderBorrarMuy buen relato, María, casi mejor no encajar bien en según qué ambientes ;)
Un abrazo, que tengas feliz lunes!!
Muchas gracias por tus palabras, Julia. Que tengas tú también un feliz lunes y una buena semana!!
BorrarFer
Una cita de Saramago reza así: "No creo en Dios y no me hace ninguna falta. Por lo menos estoy a salvo de ser intolerante. Los ateos somos las personas más tolerantes del mundo (...) En ningún momento de la historia, en ningún lugar del planeta las religiones han servido para que los seres humanos se acerquen unos a los otros".
ResponderBorrarNo creo en la gente beata, me resultan insoportable las mires por donde las mires. Las peores cotillas van siempre a misa, se confiesan y salen de allí criticando hasta al cura...jajaja Al margen, tu relato es muy bueno.
Un fuerte abrazo
Muchas gracias por tus apreciaciones y la cita de Saramago, Marybel.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo y buena semana.
Fer
¿Hemos pensado que quizás los que no estamos acertados seamos nosotros por estar en un ambiente en el que no deberíamos encontrarnos?
ResponderBorrarSomos menos coherentes que ellos.
¿Los habéis visto alguna vez fuera de su mundo?
El problema no son ellos, Fer, lo creamos nosotros al ocupar un espacio en el que no encajamos ni hemos elegido decididamente.
Un saludo.
Una sabia manera de mirar el tema, Manuel. Muchas gracias!
BorrarUn cordial saludo: espectaculares tus poemas de cada día!! Esa sí es mi salsa ;)!
Fer
Ay las beatas, les había perdido la pista después de tantos años o sea desde que con 7 años me llevaba mi abuela a la iglesías un día sí y otro también para rezar el rosario.
ResponderBorrarEn su lugar he conocido a beatos jóvenes y universitarios, del Opus, con esa sonrisa sectaria y militante en la boca para demostrarte que la felicidad es de su exclusivo patrimonio y que por lo tanto están más cerca del paraíso y del Dios omnipotente. Lástima que la mayoría de ellos hayan acabado al otro lado de la trinchera. No hay cosa más desesperante para los creyentes, los renegados
Muchos besos
Ay, Krapp, qué bodrio rezar el rosario a los 7 años, madre mía. Es más que comprensible tu alergia a todo lo religioso.
BorrarMuchos bicos y muchas gracias!
Fer