Tomo esta segunda cita, que participa en este reto literario del que gustosa formo parte junto a otros blogs, de una novela ciertamente ardiente y luminosa. Como agua para chocolate, de la mexicana Laura Esquivel, es un libro tan suculento como el chocolate, y como suele suceder cuando comemos una barra del buen chocolate, da pena llegar a terminarlo. Se trata, en mi entender, de uno de los mejores exponentes del realismo mágico de las letras hispanas y latinoamericanas. A través de una entretenida y bien tejida trama, se le echa una mirada profunda y muy real a los dramas de la mujer que se debate entre su propio y legítimo deseo de arder con luz propia y el sagrado fuego que recibe por parte de la tradición familiar y cultural, un fuego que hasta el día de hoy la recluye irremediablemente a la cocina.
Ambientada en la primera mitad del siglo XX y en plena ebullición de la Revolución Mexicana, esta novela - cuyo hilo conductor es jalonado por una serie mensual de sabrosas recetas de cocina en un rancho represor y matriarcal - apela al fuego como símbolo de la pasión que les está vedada a sus mujeres para encumbrarlo como fuerza de vida, tal como queda demostrado por esta candorosa cita. El poder de sus llamas ilumina el recorrido del lector hasta el mismo desenlace de la historia en la hoguera del amor de sus protagonistas, el cual a su vez marca el fulgurante ocaso de sus vidas.
Con una sensibilidad y sensualidad chispeantes, Esquivel logra hacer arder las llamas de la pasión en los fogones de una vieja cocina mexicana y resplandecen los detalles costumbristas así como los ancestrales secretos culinarios que hacen a la cocina de la vida misma, narrados con un dejo de ingenuidad que los convierte en leyenda de fuego literario.
Esta vez le paso la posta de este reto de citas a la compañera Ana María Pedraza, quien lo ha pedido especialmente.
A boca de jarro