A raíz de lo que fue primero una crítica a un artículo que se publicó en La Nación Revista impresa y digital el domingo 29 de mayo del corriente, que consta de un fragmento del libro de Maritchu Seitún, "Criar hijos confiados, motivados y seguros" de Editorial Grijalbo, y la publicación de mi escueta carta a "Yo Lector" sobre lo que opino de ese fragmento el domingo 12 de junio, pasaron algunas cosas interesantes que deseo compartir aquí, en este espacio de reflexión honesta y en voz alta que me colma de satisfacciones.
Ante todo, debo decir que celebro la publicación de cada una de las cartas que me tomo el trabajo de escribirle al editor de esta sección de una revista que leo y respeto. Puede parecer banal, pero el hecho de que mi opinión, a veces muy positiva con repecto a lo que ciertos escritos me aportan, como en el caso del artículo de Mori Ponsowy "Chicas Superpoderosas", carta que se publicó el 17 de abril, o la que se publicó el 15 de mayo, que el editor titula "Dos grandes artistas", la cual se refiere a la entrevista que se le hizo al intenso actor británico Clive Owen a punto de estrenar un film sobre un tramo de la vida de mi admirado Ernest Hemingway, entrevista que me interesó mucho leer, hasta cartas que contienen una crítica, una opinión que no comparto, y que estimo tengo el derecho de expresar sin agraviar a nadie, como fue el caso de la carta sobre el artículo de Susi Mauer, "Tiempo no apurado", publicada el 6 de marzo, y esta última carta del domingo12 de junio, "Niños y padres", que critica lo que para mí se presenta como un libro que promete hablar sobre la crianza como una ardua empresa, y falla en darle al blanco, al menos en ese fragmento que yo leo y juzgo, insisto, con toda libertad y respeto, y desde mi humilde y válido parecer.
Primero, y sin ánimos de presumir, estimo que no es casual que se elijan cuatro cartas mías para ser publicadas en lo que vá de este año, más dos el anterior, o debo concluir que pocos están escribiendo además de mí, cosa que no estimo probable... Segundo, es interesante ver lo que sucede cuando se me publica una breve carta de lectores. Al darse a conocer mi dirección de mail, porque yo así lo elijo, los lectores comienzan a escribirme a mí, siempre para expresar su empatía con lo que yo expreso, y para felicitarme por lo escrito y por la valentía de haberlo hecho. Pero si se trata de críticas, son las mismas autoras quienes se dirigen a mi casilla de correo, aclararándome que lo que se publicó en la revista no refleja fielmente el contenido del libro que se promociona o que sus opiniones son generalizadas. Éste último es el caso de Susi Mauer, quien fue tan noble y nuestro intercambio tan rico, que terminó regalándome un ejemplar de su libro "Desvelos de padres e hijos", cosa que yo jamás imaginaba ni esperaba, y el cual leí con avidez y comenté positívamnete en este blog. Pero con la carta del domingo sucedió algo diferente...
Recibí varios mails de mujeres que no conozco, otra vez felicitándome, y, resguardando sus nombres, voy a incluir algunos de sus contenidos a modo de ejemplo:
"Hola como estas, no nos conocemos me encanto la nota del domingo en la nacion, estoy totalmente de acuerdo contigo, como estoy pasando con un poco de tristeza un episodio familiar nada grave pero bien tu lo dices, los hijos saben muy bien exigir, leer tu nota me ayudo........no se cual fue la palabra pero gracias ayudo mucho."
"Hola María Fernanda!!
Te escribo para decirte que coincido plenamente con tu carta, hiciste que me sienta más “normal”. Desde chicas nos criaron idealizando la maternidad…..y cuando en algún momento me salen esas emociones como vos mencionás, me siento un monstruo porque no debería sentirlas……Soy muy independiente y a veces me siento atada por la maternidad….Yo tengo dos hijas y espero educarlas más en la realidad de la vida…..Te mando un beso. Muy valiente tu carta."
Y también, en este único caso, recibí varios mails de la autora del artículo, que contesté, en los que trataba de persuadirme de darle una chance a la lectura de su libro, y argumentando que era injusta en prejuzgar por lo que la revista eligió como un fragmento para dar mi opinión sobre lo que allí se plasma. Además, anoche, luego de que reeditara esta entrada por pedido de una lectora de mi carta, me encuentro con este comentario anónimo sujeto a moderación en mi escritorio de blogger, que publiqué al pie de la entrada:
"Anónimo dijo..
Maria Fernanda
Detrás de las lindas imagenes que mostras y de tu descarada auto propaganda, escondes un resentimiento groso.
No creo que de esta manera consigas que te publiquen mas que alguna carta de lectores.
Me juego a que esto no lo dejas aparecer en tu blog, porque solo te gusta criticar a los demas pero no aceptas nada distinto a lo que pensas.
Atte"
Al cual yo contesto, después de un arduo día de trabajo y en la víspera de dos días iguales:
"Pués te equivocás. Yo acepto las críticas, y no intento convencer a nadie de que tengo razón. Expongo mi parecer con libertad. La que se esconde detrás de un cobarde anonimato sos vos. Los anónimos hablan muy mal de las personas que los escriben. Y hacen daño.
Yo no sé qué conseguiré, porque no busco conseguir más que esto que hago: pensar en voz alta con total honestidad y en absoluta libertad. Si te tomaras el tiempo para leer mis entradas, verías que hablo bien de mucha gente valiosa. Y me parece que sé bien quién sos, y que quien no acepta a nadie que no la halague o piense lo mismo sos vos. Lo de "Atentamente" te lo hubieras ahorrado, porque de atento un anónimo no tiene nada."