domingo, 19 de junio de 2011

La Palabra es Papá



  Hoy es el día que los comerciantes han elegido como el "Día del Padre" para engrosar sus ventas en un momento del año en el que vienen bien. Este es un pensamiento típicamente paterno para mí, porque mi papá me enseñó a pensar así, y yo, como adulta, descubro cada día que, a pesar de haberle opuesto tanta resistencia como adolescente y joven, y a veces hasta el día de hoy, a las verdades siempre dichas "a boca de jarro" de mi viejo, soy muy como él, por elección personal ,molde y/o falla de fábrica.  
 Gracias a las herramientas de las que dispongo como blogger en mi escritorio, puedo rastrear las "Palabras de búsqueda" que hacen que algunos lectores lleguen aquí. Y una de las razones más frecuentes es la de conocer el significado de la expresión "a boca de jarro". Evidentemente, los diccionarios no resultan tan amigables al usuario como los motores de búsqueda de Internet, y me doy cuenta de que se deben estar decepcionando al no encontrarse con una definición literal, sino con una ejemplo práctico que se expresa en el estilo de lo escrito, en una forma de decir lo que se siente, se piensa y se vivencia, una forma de vivir y de ser que no se elige, o sí, y que tal vez hoy sería tildada de "políticamente incorrecta" por muchos, y que, además, de hecho, nos ha traído, tanto a mi viejo como a mí, algunos problemas en la vida y muchas satisfacciones personales también. Voy a ahorrarles a mis lectores casuales el sufrimiento, y les daré lo que yo descubrí al indagar el significado de la expresión idiomática que elegí como nombre de este espacio de pensamiento sincero e impulsivo, sin tapujos ni remilgos, en mis propias búsquedas:

A boca de jarro
En el uso habitual, este modismo suele emplearse con más frecuencia en la forma apocopada “a bocajarro”, como referencia al nombre del recipiente presente en la frase (jarro), y denota la acción de beber sin tasa y sin medida, aunque también es sinónimo de improvisación, de acción repentina ("disparó a bocajarro"), y en tal sentido se emplea el dicho en sus diversas variantes en el idioma castellano : “a boca de cañón”, “a quemarropa”, lo que es decir, de improviso, inopinadamente, sin preparación ni rodeos.




Bocajarro: 1. Referido a un disparo desde muy cerca. 2. De improviso, bruscamente, sin preparación.(También se dice a boca de jarro).


  Hay muchas expresiones idiomáticas alrededor de la palabra "boca":

a pedir de boca Muy bien, según se desea: nuestros planes salieron a pedir de boca.
abrir (o hacer) boca Despertar el apetito con comida o bebida antes de la comida o al inicio de esta.
boca a boca Sistema de respiración artificial que consiste en aplicar la boca a la de una persona accidentada a fin de insuflarle aire.
boca abajo I Con el cuerpo tendido en posición horizontal y con la cara hacia el suelo: se tumbó boca abajo para que le diera el sol en la espalda. NOTA También bocabajo. II Tratándose de un recipiente, en posición invertida: pon las copas boca abajo para que se sequen. NOTA También bocabajo.
boca arriba I Con el cuerpo en posición horizontal y con la cara hacia el cielo: se tumbó boca arriba para le diera el sol en el pecho. II Tratándose de un objeto, en posición normal: pon las cartas boca arriba, que podamos ver qué juego tiene.
como boca de lobo Muy oscuro: la noche estaba negra como boca de lobo.
con la boca abierta Admirado, sorprendido: cuando le dijeron que le había tocado la lotería, se quedó con la boca abierta.
con la boca chica fam. Con poca voluntad y sin convicción, solamente por quedar bien: dijo que vendría a ayudarnos, pero lo hizo con la boca chica.
con toda la boca En todo: mentir con toda la boca.
de boca en boca o en boca de todos Se aplica a la cosa de la que todos hablan, que es objeto de murmuraciones: el accidente de Ernesto va de boca en boca, todo el mundo habla de ello.
hablar por boca de ganso fam. Decir lo que otra persona sugiere.
hablar por boca de otro Decir una persona las palabras o la opinión de otra persona ajena.
hacerse la boca agua Sentir una persona el deseo de comer algo que ve o imagina y que le apetece mucho: cuando pienso en el gazpacho que hacía mi madre, se me hace la boca agua. 
meterse en la boca del lobo Exponerse a un peligro voluntariamente:
no vayas por esos barrios: eso es como meterse en la boca del lobo.
no decir esta boca es mía Callarse, no decir nada: cuando yo pregunté si necesitabas algo, no dijiste esta boca es mía.
partir la boca fam. Pegar en la cara a una persona: como me insultes, te parto la boca.
quitar de la boca Anticiparse a decir algo que iba a decir otro.
tapar la boca Sobornar a una persona para que no hable.

  Esto es una muestra cabal del enorme poder de fascinación que las palabras han ejercido sobre mi desde que tengo memoria. Y mi primer diccionario fue mi papá. Mi papá me enseñó una tonelada de palabras, es un inventor de palabras, frases y giros idiomáticos graciosos que nos divierten mucho a los que lo conocemos y lo queremos, y que también ahora hacen reír a sus nietos, que parecen seguir la tradición familiar del gusto por las palabras. Mi hija de ocho años no deja de sorprenderme con sus preguntas sobre el significado de una lista interminable de palabras que muchas veces me ponen a prueba, sobre todo cuando se levanta de la cama para volver a mi cuarto una vez concluido el ritual de las buenas noches. Se asoma por la puerta, interrumpiendo mi amado rato de lectura en la cama, y me pregunta "a boca de jarro", cosas como:


"Mami, ¿qué sibgnifica"mutar","interactuar","consumir","exigir","demandar"
"filosofía", "comunidad","segmento","solidaridad","rústica","intrépido",
"sofocante"?

  En cada caso, trato de esbozar una definición coherente, a pesar del apuro que tengo porque vuelva a su cama y ya me deje de una buena vez ... leer mi libro, pero se asoma nuevamente, para agregar:

"OK... Ya entendí." O: "Genial, má." O:  "Sí, ya sé." O:  "Aham. Buenas noches."
  La del otro día, por ejemplo, fue genial. Estábamos cenando su platillo favorito: espaguetis. Y ella estaba sirviéndose más de la fuente, cuando su plato aún rebalsaba de fideos, antes de que su hermano de trece se los devorara como suele hacer últimamente. Mi esposo le dijo:
     "¡Por favor, hija, no seas "angurrienta!"
      A lo cuál, ella, muy académicamente, contestó:
     "¿Me podrías explicar más específicamente lo que sibgnifica "angurrienta"? 


Y siguió sirviéndose de la fuente con la elegancia manual que la caracteriza, es decir "con los dedos", y sin culpa alguna, ni por "angurrienta" ni por "ordinaria", epíteto sobre el cuál también consultó significado.
  Desde ya, estas cosas yo las anoto, como anoto también palabras que mis alumnos inventan en inglés siguiendo una lógica morfológica en la que la lengua les falla, pero que resulta creativa, y signo de que andan por buen camino en la adquisición del idioma. Yo las llamo "macaniations", y ellos se ríen, y estoy segura de que desearían que yo publicara un diccionario con todas ellas. Y lo haría encantada : sería un gran éxito de ventas, aunque a los ingleses no les gustaría nada. 
  Este amor por las palabras se lo debo a mi papá. Mi papá no es ningún improvisado: estudió y leyó mucho. Tampoco es un tipo sin opinión, muy por el contrario: opina mucho, fundamentada y vehementemente, sobre muchos temas de su interés, así como también descarta de plano otros que no lo son. Fue la primera persona en regalarme un diccionario "LAROUSSE DE LENGUA CASTELLANA", libraco que quedó reventado del uso y abuso que de él hicimos mi hermana y yo. Fue quien me regaló mi primer diccionario bilingüe, "COLLINS, ESPAÑOL-INGLÉS, INGLÉS-ESPAÑOL", tapa dura los dos libros, y que me dió los mangos para comprarme otros que aún están en mi biblioteca como los pilares de mi tarea cotidiana cuando costaban una buena ponchada de pesos, o australes, o vaya a saber qué moneda. Hasta fue quien me compró en un viaje, con su entonces rudimentario pero luego mejorado inglés, el único diccionario electónico bilingüe que tuve, una joyita que adoré, y que hasta hablaba, pero que dejó de funcionar.

         Mi papá es el verbo y yo me hice carne

   ... parafraseando con todo respeto por la hondura de las implicancias místicas de la referencia a esta soberbia cita Bíblica de Juan, el discípulo amado por Cristo, y tal vez el más dotado para la lengua y el de mayor vuelo literario. 
   Mi viejo es médico, y trabajó mucho curando personas. Lo hacía muy bien: la gente lo buscaba, pacientes y colegas por igual, para pedirle su visión de las cosas, y él no se andaba con rodeos, aunque no daba malas noticias "a bocajarro", es decir, sin fundamento o sin tacto cuando esto se imponía por la magnitud de la situación. Se especializó en corazón, es decir, es cardiólogo, y se quemó las pestañas estudiando hasta cuando yo era grande, cuando hizo un curso de noche para acceder a un cargo jerárquico en el hospital donde ejerció toda su vida, y así poder dejar de hacer guardias "a bocajarro", a destajo, que ya le pesaban, naturalmente. Sobre el final de su carrera, mi papá le puso el pecho a una operación de corazón, un triple bypass, "a bocajarro": lo abrieron como un pollo, y anduvo como pollo mojado por un largo tiempo. Ahí el jarro cambió, sobre todo el tamaño de la boca del jarro, y estábamos todos un poco desconcertados... Se hizo más sensible, se dió cuenta de la magnitud de lo que esta vez le había tocado a él "del otro lado del mostrador", como él mismo dice, y tuvo la valentía y la férrea disciplina de hacer lo que todo buen paciente tiene que hacer para sobrellevar una enfermedad incurable, que lo acompaña hace catorce años: nacer de nuevo, cambiar radicalmente su estilo de vida, cerrar su amado consultorio y cuidar ante todo su salud, para seguir cuidando de todos nosotros. Y en esa lucha sigue.
  Anteanoche leí por fin un artículo que me recomendó una ex-alumna con la que tenemos pendiente un café, y que justamente es otra fanática del diccionario. Vale me recomendó de la revista Orsai, que finalmente adquirí, un artículo escrito "a boca de jarro" acerca de lo que es "en verdad", no en la propaganda de Huggies, la paternidad bien ejercida, escrito por Santiago Roncagliolo, titulado"Educando al extraño", Orsai, Segunda Edición, páginas 172-180.

 Me quedo con algunas perlitas que subrayé en el artículo, que pueden leer en su versión digital. Y lo comparto hoy porque creo que está muy bien que exista el Día del Padre, que celebremos la figura paterna que a veces siente que solamente está desempeñando el rol de proveedor material en la crianza, cuando, en verdad, su presencia, su mirada, y, ante todo, SU PALABRA, es fundamental para los hijos, quienes gracias a LA PALABRA PATERNA bien dada logramos ir siempre un poco más allá.
  Está muy bien que engrosemos los bolsillos de los comerciantes padres para comprarles regalos al nuestro. Y está muy bien también que lo recordemos si no lo tenemos cerca a través de LAS PALABRAS, por esos viajes de la vida que a veces nos alejan aunque no nos lo quitan.
Santiago Roncagliolo lo pone muy bien EN PALABRAS:

"La paternidad es el ejemplo más patente de lo inútiles que somos los hombres. Nuestra participación en la gestación toma cinco minutos, probablemente robados al intermedio de un partido de fútbol, después de los cuales nuestra presencia se vuelve irrelevante. Tras el nacimiento, el bebé tiene una relación física con su madre: responde a su tacto, a su olor, a su voz. Pero el padre, ese despojo de la naturaleza carente de tetas, tiene poco que ofrecerle. Su función se limita a comprar cosas en la farmacia y tratar de que la madre lo lleve lo mejor posible.
El padre va entrando en escena conforme el niño comienza a comunicarse, y sus relaciones interpersonales ya no dependen del contacto físico. La primera manifestación de respuesta a estímulos externos es la risa. Rápidamente, le siguen los balbuceos, después las palabras y, al final, las estructuras gramaticales."
                                 

  Y ahí es desde donde mi papá comenzó a ser LA PALABRA para mí, como lo fue Santiago Roncagliolo para su hijo , que en su bella, realista y masculina descripción de su primera experiencia de paternidad sólo falla, en mi humilde entender, en darse cuenta de que PAPÁ es risa y palabra, y también contacto físico, olor, caricia, besos, abrazos, voz y rostro conocido y adorado por el bebé, en tanto el PAPÁ se corra del estereotipo de varón mal entendido y se anime a ser "teta" para su hijo, a través de una simple mamadera tibia y brazos. Pero su hijo se lo hará saber algún día seguramente, como lo hago hoy yo con mi papá, y mis hijos con mi esposo. Y yo, igual que el varón Roncagliolo, siento que tuve una relación tirante con mi viejo, precisamente por que tengo muchos rasgos de él: mi frente, mis cejas, mis lunares, la delineación de mis arrugas insipientes, mi constitución física, mi carácter, mi gusto por la actividad física, por el baile, por LAS PALABRAS, y mi vocación por vivir "a boca de jarro".
  Y anoche leí algo de este libro tan rico y tan arduo de leer, "La enfermedad como camino", que también ya cité en entradas anteriores, porque hay enfermedad en los árboles más añosos y fecundos de nuestra familia: los padres ya abuelos. Y la estamos luchando juntos, como mejor nos sale, como familia toda.       Anoche leí algo que quiero regalarle a mi papá tanto como a mí misma. El libro se asienta sobre la idea de la polaridad Jungiana, que es Taoísta en origen, y sus germánicos autores denominan "ley de principio complementario", de acuerdo a la cual, como diría mi viejo, "todos somos bipolares", o como dicen ellos:

"(...) cada parte contiene el todo (pars pro toto). Por algo dijo Jesús: "¡Lo que hiciereis al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hacéis!" Teóricanente, la idea es simple, pero su puesta en práctica es ardua, por lo que el ser humano se resiste a aceptarla. (...) el ser humano no puede estar completo, es decir, sano, mientras se inhiba, mientras se resista a admitir algo en su conciencia. (...)
En este universo no hay nada que no tenga razón de ser, pero hay muchas cosas cuya justificación escapa al individuo. En realidad, todos los esfuerzos del ser humano sirven a este fin: descubrir la razón de ser de las cosas - a esto llamamos tomar conciencia- pero no cambiar las cosas. No hay nada que cambiar ni que mejorar, como no sea la propia visión.(...)
Sabiduría, plenitud y toma de conciencia significan: poder reconocer y contemplar todo lo que es en su forma verdadera."

"La enfermedad como camino", Thorwald Dethlefsen & Rüdiger Dahlke, Debolsillo clave, (pág.45-47).

                                         ¡Feliz día a todos los padres!
 
*Papá: "Pars pro toto", nunca mejor dicho. Esta bella pintura de Vincent Van Gogh, "Café de noche", de 1888, que te regalamos en la enfermedad, como un rompecabezas para armar, la vás a descular: pero el hondo misterio del Todo y de la Vida, es el misterio que tenemos que ACEPTAR y al que nos debemos entregar confiados en las manos de la FUENTE DE LA VIDA, que es nuestro PADRE DIOS.


"HAVE I TOLD YOU LATELY THAT I LOVE YOU?"     
¡TE QUIERO, PÁ!

   
 A boca de jarro             


viernes, 17 de junio de 2011

Palabras a mí misma.

                                                                                                               
    Ya les hablé de Hugh Prather y de su maravilloso pequeño gran libro "Palabras a mí mismo".
Hoy encontré esto, de allí tomado, en youtube.com: precioso. Y me lo digo a mí misma, para que se haga carne: escuchalo y masticalo vos también en este viernes desapacible y gris en Buenos Aires, con un otoño que muere para dar paso al invierno, y cuando todos parecemos cansados de andar las calles con más sombras que luz, y comenzamos a sentir la fatiga de tanto caminar y buscar caminos que parecen resisitirse a la apertura.

ESTO ME LO DIGO YO A MÍ MISMA...

                                                   http://youtu.be/IneXMzOT6x4

 A boca de jarro.

miércoles, 15 de junio de 2011

Para educadores que apuestan por la Educación



http://www.youtube.com/watch?v=ZRIKkU6IVRQ


¡GRACIAS, TOMMY, UN ALUMNO QUE TANTO ME ENSEÑA!


A boca de jarro.

Las delicias de leer y escribir...

    

    A raíz de lo que fue primero una crítica a un artículo que se publicó en La Nación Revista impresa y digital el domingo 29 de mayo del corriente, que consta de un fragmento del libro de Maritchu Seitún, "Criar hijos confiados, motivados y seguros" de Editorial Grijalbo, y la publicación de mi escueta carta a "Yo Lector" sobre lo que opino de ese fragmento el domingo 12 de junio, pasaron algunas cosas interesantes que deseo compartir aquí, en este espacio de reflexión honesta y en voz alta que me colma de satisfacciones.
   Ante todo, debo decir que celebro la publicación de cada una de las cartas que me tomo el trabajo de escribirle al editor de esta sección de una revista que leo y respeto. Puede parecer banal, pero el hecho de que mi opinión, a veces muy positiva con repecto a lo que ciertos escritos me aportan, como en el caso del artículo de Mori Ponsowy "Chicas Superpoderosas", carta que se publicó el 17 de abril, o la que se publicó el 15 de mayo, que el editor titula "Dos grandes artistas", la cual se refiere a la entrevista que se le hizo al intenso actor británico Clive Owen a punto de estrenar un film sobre un tramo de la vida de mi admirado Ernest Hemingway, entrevista que me interesó mucho leer, hasta cartas que contienen una crítica, una opinión que no comparto, y que estimo tengo el derecho de expresar sin agraviar a nadie, como fue el caso de la carta sobre el artículo de Susi Mauer, "Tiempo no apurado", publicada el 6 de marzo, y esta última carta del domingo12 de junio, "Niños y padres", que critica lo que para mí se presenta como un libro que promete hablar sobre la crianza como una ardua empresa, y falla en darle al blanco, al menos en ese fragmento que yo leo y juzgo, insisto, con toda libertad y respeto, y desde mi humilde y válido parecer.
    Primero, y sin ánimos de presumir, estimo que no es casual que se elijan cuatro cartas mías para ser publicadas en lo que vá de este año, más dos el anterior, o debo concluir que pocos están escribiendo además de mí, cosa que no estimo probable... Segundo, es interesante ver lo que sucede cuando se me publica una breve carta de lectores. Al darse a conocer mi dirección de mail, porque yo así lo elijo, los lectores comienzan a escribirme a mí, siempre para expresar su empatía con lo que yo expreso, y para felicitarme por lo escrito y por la valentía de haberlo hecho. Pero si se trata de críticas, son las mismas autoras quienes se dirigen a mi casilla de correo, aclararándome que lo que se publicó en la revista no refleja fielmente el contenido del libro que se promociona o que sus opiniones son generalizadas. Éste último es el caso de Susi Mauer, quien fue tan noble y nuestro intercambio tan rico, que terminó regalándome un ejemplar de su libro "Desvelos de padres e hijos", cosa que yo jamás imaginaba ni esperaba, y el cual leí con avidez y comenté positívamnete en este blog. Pero con la carta del domingo sucedió algo diferente...
  Recibí  varios mails de mujeres que no conozco, otra vez felicitándome, y, resguardando sus nombres, voy a incluir algunos de sus contenidos a modo de ejemplo:

  "Hola como estas, no nos conocemos  me encanto la nota del domingo en la nacion, estoy totalmente de acuerdo contigo, como estoy pasando con un poco de tristeza un episodio familiar nada grave pero bien tu lo dices, los hijos saben muy bien exigir, leer tu nota me ayudo........no se cual fue la palabra pero gracias ayudo mucho."

   "Hola María Fernanda!!
Te escribo para decirte que coincido plenamente con tu carta, hiciste que me sienta más “normal”. Desde chicas nos criaron idealizando la maternidad…..y cuando en  algún momento me  salen  esas emociones como vos mencionás, me siento un monstruo porque no debería sentirlas……Soy muy independiente y a veces me siento atada por la maternidad….Yo tengo dos hijas y espero educarlas más en la realidad de la vida…..Te mando un beso. Muy valiente tu carta."

   Y también, en este único caso, recibí varios mails de la autora del artículo, que contesté, en los que trataba de persuadirme de darle una chance a la lectura de su libro, y argumentando que era injusta en prejuzgar por lo que la revista eligió como un fragmento para dar mi opinión sobre lo que allí se plasma. Además, anoche, luego de que reeditara esta entrada por pedido de una lectora de mi carta, me encuentro con este comentario anónimo sujeto a moderación en mi escritorio de blogger, que publiqué al pie de la entrada:

   "Anónimo dijo..




Maria Fernanda
Detrás de las lindas imagenes que mostras y de tu descarada auto propaganda, escondes un resentimiento groso.
No creo que de esta manera consigas que te publiquen mas que alguna carta de lectores.
Me juego a que esto no lo dejas aparecer en tu blog, porque solo te gusta criticar a los demas pero no aceptas nada distinto a lo que pensas.
Atte"

14 de junio de 2011 17:50


   Al cual yo contesto, después de un arduo día de trabajo y en la víspera de dos días iguales:

   "Pués te equivocás. Yo acepto las críticas, y no intento convencer a nadie de que tengo razón. Expongo mi parecer con libertad. La que se esconde detrás de un cobarde anonimato sos vos. Los anónimos hablan muy mal de las personas que los escriben. Y hacen daño.
Yo no sé qué conseguiré, porque no busco conseguir más que esto que hago: pensar en voz alta con total honestidad y en absoluta libertad. Si te tomaras el tiempo para leer mis entradas, verías que hablo bien de mucha gente valiosa. Y me parece que sé bien quién sos, y que quien no acepta a nadie que no la halague o piense lo mismo sos vos. Lo de "Atentamente" te lo hubieras ahorrado, porque de atento un anónimo no tiene nada."
14 de junio de 2011 22:11

   Este humilde espacio de reflexión me ha colmado de satisfacciones desde todo punto de vista, me ha hecho muchísimo bien, y según los comentarios que he recibido y el número de seguidores que me acompañan, le hace bien a unos cuantos. No creo que esto constituya "autopropaganda", ni me haga una "descarada", sino una evaluación bastante objetiva aunque personal de lo que aquí sucede. Hasta recibí un comentario en francés de un lector alemán en mi entrada sobre arte reciente, que tuve que traducir para contestarlo con mi pobre francés y la ayuda del traductor de Google. Me ha permitido enlazar con otros valiosos blogs que sigo y comento, enriqueciéndome y sintiéndome menos sola en mi sentir sobre una variedad de cuestiones importantes. Me permite hablar de mi autobiografía con absoluta franqueza, y esto a su vez, me ayuda a procesarla y a asumirla con orgullo: ¿por qué no?

  Aquí se me acusa de "resentida". Y yo, como siempre, voy al diccionario en primer lugar:

    resentido: 1. Debilitado, dolido, molesto; 2. Que muestra o tiene resentimiento hacia alguien; 3. Molesto, ofendido, disgustado, apenado,enojado, rencoroso, amargado.
Antónimo: Agradecido.
         Fuente: " Diccionario Esencial de la Lengua Castellana, Tomo II "Santillana, La Nación.

  Es posible que todos estos sentimientos me habiten:¿a quién no? Pero mucho más habitan a quien hace un comentario anónimo, creo. Eso lastima. Y también me habita el agradecimiento, que es lo opuesto al resentimiento: agradecimiento por esto maravilloso de estar comunicada con gentes diversas en sus grandezas y sus miserias, que todos compartimos.

  El que esté libre de cargo y culpa, que arroje la primera piedra...

  En cuanto a lo que yo busco, anhelo, sueño,o deseo lograr desde este blog, es asunto mío, en tanto no perjudique a nadie, y tengo derecho a tener sueños y a aspirar a llegar a donde quiera y pueda llegar, tanto como la libertad de expresar mi opinión sin agraviar y desde la luz de mi nombre, no desde la cobarde y mezquina sombra del anonimato, en un país en donde se hace y se han hecho muchos esfuerzos por coartar la libertad de expresarnos. Por suerte, La Nación Revista me dá esta posibilidad mucho más seguido de  lo que yo espero.


          Y te lo digo así, como siempre, a boca de jarro.    

Seguro te interesará leer el artículo y mi crítica completa al mismo publicada en este blog:
"La crianza, esa ardua tarea": Reflexión sobre el fragmento del libro de Maritchu Seitún publicado en LNR.
http://fernanda-abocadejarro.blogspot.com/2011/06/la-crianza-esa-ardua-tarea-reflexion.html#links

lunes, 13 de junio de 2011

Tironeados...

                                                    
  Hoy es el día del escritor. Y ayer un escritor al que sigo y admiro logró conmoverme desde la misma revista donde salió publicada mi carta a "Yo Lector", lo cual para mí es tan importante como publicar un libro, y en la que soy totalmente honesta con respecto a lo ardua que me ha resultado la crianza de mis hijos como para que vengan con una lista de "TENÉS QUE..." más larga que la propia... Varias mujeres me felicitaron por mi "valentía" por mail: ¿se es valiente por decir la verdad?
  Sergio Sinay describe esto que le pasó cuando fue padre por primera vez , y resuena en mis oídos la similitud con mi propia experiencia, y en todo caso, con lo que algunos consideran "valentía":

"Lo cierto es que en nuestra imaginación, en nuestros sueños y ensueños (incluso en nuestras pesadillas) veíamos a un hijo. Y ahora, frente a nuestros ojos, entre nuestros brazos, percibimos al hijo real. Digámoslo otra vez: un desconocido. ¿Por qué no habría de serlo? ¿No lo somos acaso para él? En ambos casos ésta es una verdad a medias. El es en varios aspectos distinto de cómo lo soñamos, pero es lo que soñamos: nuestro hijo. El no nos conoce pero nació de nosotros, es carne de nuestra carne, sangre de nuestra sangre.
¿Qué hacemos con nuestro hijo? En primer lugar, y de la mejor manera posible, no huirle, quedarnos a su lado con nuestras seguridades e inseguridades, con nuestras certezas y nuestros temores, con nuestras dudas y afirmaciones, con nuestras ganas y con nuestro pavor. Será el único camino para conocerlo y para que nos conozca. El único camino por el cual un padre real se encuentra con un hijo real.
Mi hijo Iván nació un día miércoles 1º de diciembre a las 16.40. En esa época yo trabajaba como redactor de una revista durante las tardes y en un diario durante las mañanas. El jueves, naturalmente, no trabajé porque me fue concedida licencia. Esta se extendió al viernes. El lunes en la mañana debía regresar a la Redacción; por una parte deseaba hacerlo (en primer lugar para hablar de mi hijo y exhibir mi luminosa y vibrante paternidad); por otro lado, con gusto me hubiera quedado en casa disfrutando y descubriendo a esa personita que estrenaba un cuarto en las puertas de cuyos placares yo había dibujado osos, monos, patos y ratones para que lo saludaran. Fui al diario, se me hizo cuesta arriba conectarme con los textos que debía escribir y, a medida que transcurría la mañana, lo que restaba del día empezaba a transformarse en un desierto interminable. Cuando llegó el mediodía, decidí que no iba a estar toda la jornada alejado de mi hijo recién nacido ni de mi hogar en plena transformación. Mientras yo trabajaba, amigos y familiares desfilaban por mi casa para conocer al recién llegado y felicitar a la mamá. De modo difuso empecé a percibir una sensación de injusticia. ¿Por qué yo, el padre, debía estar tan lejos? Al llegar la hora de viajar de la redacción del diario a la sede de la revista, una decisión se había afirmado en mí: no iría a mi trabajo de la tarde, sino a mi casa. Quería estar con mi bebé.
El martes hice lo mismo, sólo que ahora ya no tenía ni broncas ni dudas ni culpas. Lo sentía como un derecho. Cuando los directivos de la revista llamaron para averiguar qué pasaba conmigo, sentí que invadían un recinto sagrado. Luego de mi excusa -que hoy no recuerdo cuál fue- me exigieron que fuera a trabajar al día siguiente. Entonces sentí que eran desalmados, insensibles, indiferentes al milagro de la vida, etc., etc. El miércoles no fui a trabajar y el jueves me despidieron."

  El capítulo de este nuevo trabajo de Sinay, titulado "Hombres en la dulce espera" es imperdible. Yo ayer escribí que por estos días, padre y madre se me hacen lo mismo, aunque sé que hay diferencias que nos complementan más que distanciarnos. Y admito que con la enfermedad de las figuras paternantes más añosas en la familia, la crianza se hace aún más ardua que de costumbre. Pero el conocimiento profundo de lo que le sucede a una mujer cuando nace un hijo que Sinay describe me conmueve, especialmente porque viene de un hombre:


"Sabemos que la mamá pasará por un período de tristeza, extrañará su panza (era parte de su cuerpo, después de todo). Se sentirá abrumada por las demandas del bebé, no podrá recomponer fácilmente su propia imagen, sentirá por momentos deseos de ser ella una nena.
Sabemos (¿de veras lo sabemos?) que, en la medida en que se vaya habituando al bebé, ella se sentirá a veces extraña respecto de nosotros, o nos sentirá extraños respecto de ella. Necesitamos que alguien nos explique esto: no ha dejado de querernos ni el vínculo se ha deteriorado; es probable que ahora la relación sea más madura, pero desde aquí en más será diferente y pasará por una inevitable transición. También es necesario que nos preguntemos cómo andamos por casa, qué nos pasa a nosotros en el campo del afecto. No para juzgarnos y preocuparnos; sí para saber, para darnos cuenta."

  Cuando nació mi primer hijo, gocé de una larga licencia por maternidad, debido a, y  "gracias a", debería decir, complicaciones en la cicatrización de la herida de la cesárea, que se infectó. Gocé de una licencia por excedencia, y fue un gran privilegio, porque no quería volver a trabajar. Mi trabajo ahora estaba allí, en el nido. El mundo de afuera, con todo su brillo y su promesa de una carrera en pleno desarrollo parecía nada comparado con este "paquetito de carne", como Sinay lo llama, que berreaba, mamaba, dormía y hacía muy seguido otras cuantas cosas más olorosas. Cambiar pañales era para mí mucho más complejo que preparar una clase de Literatura Inglesa sobre James Joyce... Nadie me había preparado para "esto". Y así y todo, NO ME QUERÍA IR. 
  Pasaron los meses, y volví a trabajar con el corazón partido, pero con la tranquilidad de dejar a mi bebé en las mejores manos: las de mi mamá. De todas formas, a medida que fue pasando el tiempo, y mi hijo iba logrando alcanzar los hitos del desarrollo que los padres también aprendemos a esperar por la lectura de  libros de puericultura,  yo sentía que cada tarde que me pasaba "encerrada" en un aula de un colegio bilingüe donde a la gran mayoría de mis alumnos les importaba un bledo lo que tenía para enseñarles, me estaba perdiendo de ver a mi hijo dar sus primeros pasos, intentar en vano salvarlo de sus primeros chichones, darle el mordillo helado para calmar sus dolores de dentición, verlo jugar, dormir una buena siesta con él a mi lado... un sin fín de cosas que no tienen precio. Y es así como se produjo el primer gran quiebre en mi vida, del que recién ahora estoy emergiendo. Se abrió un largo paréntesis. Yo, como Sinay, pude darme el lujo de renunciar, aunque empezamos a vivir con menos holgura, y tomar un trabajo en otra franja horaria en la que me sentía más cómoda por ya haber pasado todo el día con mi hijo.
  Por supuesto que hubo idas y venidas mentales desde entonces y hasta hoy muchas veces. Nadie puede dejar de preguntarse: "¿Qué hubiese sido de mí si...?" Pero no me arrepiento de lo que elegí, y sigo eligiendo como prioridad, aunque a veces me enoje, me saquen de quicio, sienta que la vida pasa por otro lado, que me perdí el tren del éxito profesional, en fin: todo eso que también está. Pero no, no me escapé. Dubitativa, a veces confundida y perdida, a veces entristecida, para qué negarlo, ESTUVE. Y estoy.

  ¡Gracias Sergio Sinay por tu honestidad "a boca de jarro", y  feliz día a todos los escritores!


      LA MAMÁ MÁS MALA DEL MUNDO.
                                               http://youtu.be/KQXI9F8nJ6g  

domingo, 12 de junio de 2011

Ser madre, y cuarta carta a "Yo Lector" publicada en el año en LNR



Gustav Klimt: "Las tres edades de la mujer" ("Three ages of woman")
   

    "No hay nada que sobrepase a la madre.

    La conexión con ella es la base de todo éxito en la vida"

Bert Hellinger

  Para Hellinger, pensador que introdujo el concepto de "constelaciones familiares", y sobre el cual hoy muchos terapeutas trabajan, el tratamiento psicoterapéutico de un miembro de eso que el considera una "constelación", se aborda como un emergente, como un síntoma o señal de algo que no está funcionando bien (o, como se dice en la jerga "Psi", "dis-funcionando"), en todo el engranaje familiar. Para este filósofo, la conexión con la madre es esencial, en tanto es la clave de todos los vínculos que entablamos en la vida, y sobre todo, el vínculo que logramos establecer con nosotros mismos . Y, por consiguiente, la clave de nuestra propia felicidad. Hellinger también se ocupa de la figura paterna, pero hoy quisiera acotar mi reflexión a LA MADRE, aunque "padre y madre" por estos días se me hacen lo mismo, y encuentro muchas similitudes en las diferencias.
 Yo por estos días estoy "maternando" profusamente, como, creo, todas las mujeres hacemos, con o sin conocimiento de causa, y con o sin hijos. Y ésto me hace "des-cubrir", es decir, "sacar a la luz", el hallazgo de que,  hoy por hoy,  me estoy encontrando fundamentalmente y cara a cara, con LA MADRE QUE HABITA DENTRO MÍO Y ME MATERNA A MÍ; y que es, nada más ni nada menos, que la encarnación y re-creación de todas y cada una de las figuras maternas que pasan y han pasado por mi vida.

"Yo misma, madre de mi propio ser gracias a todas las madres encarnadas con las que  conecto, conecté y re-conecté, y gracias a la madre que soy y que materna y me materna desde la luz."

 Está, en  principio, y eternamente omnipresente MI MAMÁ. Una Mamá con quien la conexión ha sido siempre profunda, fluida, y nutricia. MI MAMÁ, quien hasta hoy funciona como MI MAMÁ, a quien necesito como la niña que fui y que vive en mí, necesitando de su mirada, su palabra, su escucha y su presencia, y que ahora también veo desde otro lugar más maduro y equilibrado, en todo su esplendor y humanidad de FIGURA MATERNANTE  para mí, para mi papá, para sus padres y suegros, cuando les llegó el turno de ser maternados amorosa y lealmente hasta el fin por ella, para su tía, a quien cuidó en su enfermedad siendo ella muy joven, para mi hermana, niña de ayer y mujer-niña hoy,  para sus yernos, que se nutren de sus ricas comidas y detalles maternos, para mis hijos, para mis sobrinos, y para ella misma, ahora con un nido que es "tomado por asalto" por todos sus "hijos" varias veces por semana, porque sigue funcionando como nido no vacío.
 Están mis abuelas, madres de mis padres, con quienes debí "re-conectar", y lo hice, de hecho, como su presencia en fotos y referencias se refleja en este blog.  Abuelas que maternaron a sus hermanos al quedar huérfanas, a sus propios padres, a sus hijos, a sus esposos, a sus nietos, y a sí mismas, en los mares del destierro, la inmigración, la soledad de la maternidad por aquellos días, la pérdida de seres queridos, la enfermedad, la escasez, la viudez...
 Está mi suegra, madre de mi esposo y figura maternante de su esposo ahora enfermo, de todos y cada uno de sus hijos aquí o más allá, de su hermano y su familia, de su madre y su suegra ya idas, a quienes también debió maternar hasta el final, y ahora figura maternante de sus nietos, mía, y de sí misma, tratando de darse lo que necesita para maternar a su esposo en el camino de la enfermedad hacia la salud.
 Está mi hermana, madre de sus hijos, figura maternante para su esposo, para nuestros padres, para sus sobrinos, para su hermana mayor, para sus amigas, para sus suegros y sus cuñados, para sus pacientes, y para ella misma.
  Están estas amigas que una va encontrando en el camino, madres que aparecen y elegimos para que nos "maternen" con su sabiduría y experiencia de vida distinta a la propia, con los detalles autobiográficos íntimos de sus historias de maternaje que comparten con nosotras y que nos hacen más y mejores madres en el compartir, en el enlazar, y que funcionan como puente para ese encuentro tan necesario y conmovedor con la madre que encarnamos cada una de nosotras para tantos seres.
 Amigas como Ale, una amiga que eligió no tener hijos, como ya dije, pero que materna a su esposo, a su propia madre, ahora ya mayor, a su hermana, a sus mascotas, a su amiga Fer, aunque no se dé cuenta, y a ella misma.
 Mujeres que una no conoce personalmente, pero que ha leído o escuchado, y desde allí me maternan de diversas maneras. Los ejemplos abundan, y si mencionara algunos, sería injusta con los que omito mencionar. Laura Gutman sería el mejor ejemplo.
 Maternar es una rueda alimenticia de exquisito perfume, suave textura, agudo olfato, reconfortante tacto, oído afinado, y resonancias místicas. Todo esto me recuerda a esa preciosa novela que ya alguna vez cité, How to make an American Quilt, de Whitney Otto, adaptada al cine como "Donde reside el amor", y que tendría que releer y volver a ver, porque me habita.
 El maternar se convierte en una empática y fabulosamente nutritiva "cadena de favores". Es esa red de mujeres en la que las mujeres nos dejamos caer para rebotar y volver a lograr hacer pie para así enfrentarnos con los vaivenes que conlleva toda vida. Y lo más maravilloso del fenómeno es que el varón es también parte de él, y que también es capaz de maternar, o paternar, que en esencia son la misma cosa, con distinto envase, aroma y espectro.
 Mi compañera Graciela me manda un video de su nieto recién nacido León, y veo a dos ex-alumnas a quienes "materné" mientras guíe su aprendizaje y quién sabe hasta dónde y cuándo, porque ser educador es ser en un hacer maternante en esencia. Y allí las veo devenidas madres, tía, y abuela. 
 MUJERES: ¡QUÉ MARAVILLA!
                                    
 Cada vez que me enfrento con una escena de la vida cotidiana en la que se manifiesta esta simbiótica fusión bien lograda aunque siempre imperfecta, no puedo dejar de conmoverme y sonreír desde la complicidad y el saber de lo que allí está sucediendo.
 Hoy doy gracias a todas y cada una de mis madres, y gracias a la vida y a la Fuente de Vida, Madre Primordial y Primera, es decir, DIOS, que ha generado el encuentro conmigo misma como mi propia madre en la LUZ.


 Casual, o causalmente, ya que cada vez creo menos en las coincidencias, hoy me publican una cuarta carta a "Yo Lector" en La Nación Revista que el editor correctamente plasma así:




  Tal vez te interese leer mi entrada del miércoles 1° de junio, en donde me explayo sobre este tema e incluyo el artículo al cuál mi carta de hoy responde, titulada :


Reflexión sobre el fragmento del libro de Maritchu Seitún publicado en LNR.



  A boca de jarro                                                   

viernes, 10 de junio de 2011

De lirios y arte

Lirios y nenúfares de Vincent Van Gogh y Claude Monet.



"En los orígenes del ser

Siete billones de años antes de nacer                         
Lirios morados. Pintura acrílica. Genieve.

Era un lirio

Bajo mis raíces resplandecientes

Giraba una estrellla

En sus aguas oscuras

Nadaba mi ingente flor azul"

                                          Arno Holz.




Esto lo tomo de otro bellísimo libro que me compré ayer sobre Arte Moderno:

      "JUGENSDSTIL" de Anke von Heyl, Art Pocket,  h.d. ullman, tapa dura, ¡mm!

 El libro comienza explorando este movimiento artístico, y lo pondera así:

                    "Cuánta juventud, cuánto estilo"


  La traducción de "Jugendstil" sería"estilo juvenil", si no me equivoco.

  Wikipedia me dice: 

Modernismo (arte):

Modernismo es el término con el que se designa a una corriente de renovación artística desarrollada a finales del siglo XIX y principios del XX. Según los distintos países, recibió diversas denominaciones: Art Nouveau (en Bélgica y Francia), Modern Style (en Inglaterra), Sezession (en Austria), Jugendstil (en Alemania y Países Nórdicos), Liberty (en Estados Unidos), Floreale (en Italia), y Modernismo (en España e Hispanoamérica).


   Yo aprendo que se trata de un estilo artístico que evoca una gran variedad de imágenes, formas ondulantes, movimientos sinuosos, cabellos al viento, y un toque de extravagancia: así como la juventud misma. 
   Me atrapó tanto la enorme  riqueza visual y la belleza del pequeño libro en sí, como su título. "Jugendstil". Yo no sé nada de alemán, pero sí mucho de inglés, y sé que los dos idiomas vienen de una misma rama, y que ambos se nutrieron del Latín, eternamente la lengua del saber. "Jugensd" denota "juventud", al igual que "youth", claramente. Pero lo que más me subyuga de este vocablo, que representa lo que en general ejercen las palabras sobre mí, ese enorme  poder de seducción que entra por los sentidos, se racionaliza y se queda fijado a mi mente por siempre, es justamente esa rica y compactada añadidura: "stil". La traducción es "estilo", en inglés "style".  Pero la semejanza con la palabra "still" en inglés me hace ir más allá... Esto consituye una palabra del inglés de alta frecuencia de uso, y que además es puramente sajona, por su origen, por su brevedad, complejidad ortográfica y fonológica para nosotros, hablantes de español, y por su "oscuridad" en términos de decodificación  semántica para el hablante de lenguas románicas, no como "Jugensd", que se hace mucho más "transparente" para nosotros, hasta fonológicamente. "Still" significa varias cosas en inglés, pero creo que aquí me viene a la mente el sentido de quietud, de permanencia en ese estado de gracia que brinda la juventud bien vivida, permanencia que paradójicamente resulta imposible de alcanzar en realidad, por la naturaleza efímera de ese estado y el inexorable paso del tiempo, aunque es una gracia siempre añorada y deificada en nuestros días, así como también por los grandes artistas de todos los tiempos y géneros, que le han rendido culto a la quimera de la eterna juventud en sus mayores expresiones artísticas. Creo que el artista es siempre joven, siempre un niño, así como un niño y un joven es siempre un artista. Tiene el poder de sensibilizarse y asombrarse ante los hechos, los objetos y los seres que para otros ojos más cansados y avenidos a los modos de este mundo resultan ordinarios. 


            El artista hace de lo ordinario algo extraordinario.

  "Jugendstil" es un fenómeno que dá para perderse en una lista interminable de vertientes y derivaciones del movimiento artístico madre, que algunos especialistas, me enseñan aquí, consideran como "el primer estilo realmente moderno de la edad contemporánea"; mientras que otros expertos en historia del arte  piensan que constituyó un escape hacia lo puramente estético, cercano al "kitsch".
  La verdad, yo, ni idea. Yo difruto del arte,  trato de aprender, y me encuentro con maravillas que me colman de goce estético, como William Williams, Knox, William Morris, y sobre todo, los que son para mí los platos fuertes:

                               Gustav Klimt y Antoni Gaudí.

Gustav Klimt, "Aguas turbulentas" ("Rough water")
Casa Batlló (1904-1906)
Edificio situado en el Paseo de Gracia de Barcelona, en la llamada "manzana de la discordia",
bautizada así popularmente por la disparidad de estilos de los distintos edificios que la componen
                            

  Por hoy me planto aquí, en este poema con el que abrí la entrada, que Arno Hols publicó en la revista "Ver Sacru". El lirio, motivo reiterativo en las pinturas impresionistas de mis amados Claude Monet y Vincent Van Gogh, también aparece como uno de los motivos centrales del "Jugendstil" y todo lo relacionado con él. Y en este precioso libro de arte, este poema viene acompañado por algo que jamás había visto en detalle y que me deleita: una aproximación al óleo de Klimt y lámina de oro y plata sobre lienzo de 1907, titulado "Adele Balch-Bauer I", y cuyo original se encuentra expuesto en la Nueva Galería de Nueva York, un lugar al que un día voy a viajar, si Dios me dá vida y buena salud, y mis empleadores un aumento ya conversado que me permita ir ahorrando...


Detalle y figura completa de "Adele Blach-Bauer I" de Gustav Klimt.
                                             


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