Madonna en los ochenta |
Allá por la década de los ochenta, en mis intensos años de adolescencia bolichera, había un jingle de Coca Cola en los medios locales que decía así:
"Sábado es,
sábado es,
ya la ciudad,
vibra otra vez.
Vení a bailar,
te vas a divertir.
Coca Cola le da
más vida a tu vivir..."
Llegó febrero. Es justo y necesario dejar este oscuro enero atrás. Cortes de luz, olas de calor, maroma económica... Encima estuvimos pintando en casa, y me tocó limpiar como una descosida. Así es que hoy me zambullo en el túnel del tiempo y me voy a bailar, como hacía en aquellos sábados de los ochenta. ¡Quién pudiera volver el tiempo atrás, para no amargarse, para sólo pensar en que "Las chicas sólo quieren divertirse"! Increíble cómo todavía suena esa canción.
Me causa algo de sorpresa y mucha nostalgia que mis hijos me hagan subir el volumen de la radio cada vez que pasan una de aquellas canciones que me aprendí de memoria en los ochenta. Ahora, muchos adolescentes la van de "ochentosos", pero lo cierto es que los verdaderos sobrevivientes de los ochenta somos nosotros.
Por entonces, no andábamos con celulares, no nos comunicábamos por Facebook, ni WhatssApp, y cuando quedábamos para encontrarnos el sábado por la noche, era para salir, no para una sesión de Skype o un juego interactivo online. Toda nuestra vida rodaba en torno del baile del sábado por la noche en la disco, para lo cuál arreglábamos personalmente y con la debida anticipación. No había mensaje de texto que nos salvara si, a último momento, no nos dejaban ir al boliche.
Nos pasábamos la semana practicando las coreografías de Madonna para abrir la noche en la pista, como en aquellas películas que nos marcaron a fuego, "Flashdance" y "Footloose". Los mejores bailarines se subían a bailar sobre los parlantes, y cuando se largaba, echaban una capa de humo espesa que me dejaba medio ciega y olía al talco de mi abuela. Bajo la luz blanca se cruzaban las primeras miradas, ya que en aquel tiempo, los varones te sacaban a bailar. Las damas entrábamos gratis porque éramos el gancho para los caballeros. Nada de pogo en la pista, ni de bailar entre amigos. La más fea planchaba, y la linda, o la que sabía cómo disimular, ligaba. Justicia poética a rajatabla.
El momento más esperado de la noche eran los lentos. Se apagaban las luces, cambiaba el ritmo, se hacía un expectante silencio y corría una especie de aire fresco sobre la pista. Era el momento más esperado y temido. Si no pintaba el levante, sólo te quedaba la barra y un trago largo con las chicas para digerir el bajón.
Y para que nos fuéramos a casa todos contentos llegaba la tanda de lo que dimos en llamar "rock nacional": Serú Girán, Los Abuelos de la Nada, Soda Estéreo, Los Twist, Raúl Porchetto... Pensar que nuestro himno, allá por el 85, era aquel tema de Miguel Mateos, en el que todas las voces se unían como en un coro de cancha:
Seguiremos tirando para arriba por no aflojar.
A boca de jarro
El momento más esperado de la noche eran los lentos. Se apagaban las luces, cambiaba el ritmo, se hacía un expectante silencio y corría una especie de aire fresco sobre la pista. Era el momento más esperado y temido. Si no pintaba el levante, sólo te quedaba la barra y un trago largo con las chicas para digerir el bajón.
Y para que nos fuéramos a casa todos contentos llegaba la tanda de lo que dimos en llamar "rock nacional": Serú Girán, Los Abuelos de la Nada, Soda Estéreo, Los Twist, Raúl Porchetto... Pensar que nuestro himno, allá por el 85, era aquel tema de Miguel Mateos, en el que todas las voces se unían como en un coro de cancha:
"Pero venga lo que venga, para bien o mal,
tirá, tirá para arriba, tirá.
Si no ves la salida, no importa mi amor,
no importa. Vos tirá. "
Seguiremos tirando para arriba por no aflojar.
Cyndi Lauper - Girls Just Want To Have Fun
A boca de jarro