viernes, 14 de octubre de 2011

Una Cenicienta en París... Mi vivencia de "Medianoche en París" de Woody Allen

                        
  Intentaré plasmar mis impresiones sobre esto que me ha pasado, a pesar del sueño que tengo porque estoy despierta desde que sonaron las campanas que marcaron "Medianoche en París". No sé si lo soñé o estaba yo también ahí. Lo cierto es que para quien aprecia el arte, las letras, los locos años 20, la brillante y sufrida generación de los expatriados y la genial movida artística que generó esa ciudad que según el propio Papa Hemingway era una "fiesta móvil", París bajo la lluvia, "cuando la lluvia no era ácida", es una deliciosa e incomparable vista, contada por este genial hombre que da cátedra de sabiduría de vida más allá de toda su cultura y buen gusto.

  A través del personaje pricipal, Gil Pender, es imposible no ver y oír en todo su esplendor y madurez al Woody Allen crítico de su tiempo, del pasado, de la filosofía, el arte, la cultura, la sociedad, la política y la humanidad. Un romántico empedernido que deambula por los bellos rincones de París y vibra al sentir que ese es el lugar donde Monet podía recrear un estanque con nenúfares a sólo treinta minutos de la torre Eiffel. 

Claude Monet

                                   
  El escritor Pender y su idea nostálgica del pasado produce un riquísimo contrapunto con su contrincante, Paul, un experto en todo, un pseudo-intelectual que teoriza acerca de absolutamente todo, pero carece de ilusión, de fantasía y de la humildad que se descubre en la vivencia del arte sin racionalizarlo. Alguien capaz de arruinar el placer estético que produce una obra de arte flotando en las superficies de "la critique", encajándole una etiqueta, perdiéndose en el detalle anecdótico del nombre de quien la inspiró o la circunstancia, un pobre tipo con humos y dinero que no logra simplemente estar presente en la inefable epifanía de exultación de los sentidos y resonancias místicas que el arte genera. Paul peca de sacrílego degustando el sagrado elixir del buen vino, perdiéndose otra vez la embriagadora fiesta penosamente, fiesta a la que se suma un radiante y enloquecido Pender cuando suenan las campanas que lo hacen una "Cenicienta del arte", con los característicos excesos de la nocturnidad que parecen nutrir al artista. Paul es el mal tipo que le hace el gran favor a Pender de desenmascarar a su ácida prometida, Inez, que sólo lo quiere para poder tener "lo que hay tener para ser": un matrimonio con alguien relativamente prominente que promete, una casa en Malibú, y viajes de compras financiados por papi en busca de mobiliario caro de la mano de mami, amén de un affair con alguien que da conferencias en la Sorbonne si se presenta la ocasión. Según el inescrupuloso y remilgado Paul, Pender sufre de "el complejo de la Edad de Oro", y acusa desde su pedestal enclenque:


"La nostalgia es negación. Negación del presente doloroso. (...)  La idea errónea de que un período de tiempo distinto es mejor que el que vivimos. Es una falla de la imaginación romántica de esa gente a la que le cuesta enfrentarse al presente."
                                             
  ¿Y a quién no? La imaginación romántica puede hacer agua por todos los costados, pero es en definitiva la que sustenta a la madurez una vez que se arriba mansamente a ella. Esa imaginación romántica "a colores se despliega como un atlas", como diría Serrat, y ante la mirada azorada y un poco incrédula en principio de Pender y del espectador, que suspende su descreimiento al instante de comenzar la película, bajo el hechizo de las diversas e inspiradoras vistas de la ciudad Luz y la música que el genial director jamás falla en elegir para estremecer, hace que aparezcan uno tras otro artistas que cualquier romántico sueña con conocer: Cole Porter, Scott y Zelda Fitzgerald, Gertrude Stein, Pablo Picasso con una musa inspiradora volcánica, Adriana de Burdeos, quien además ha compartido su pasionalidad con Modiggliani y Braque, y quien despertará la pasión del propio Hemingway y de Pender, claro está. Luego vendrán otros lujos como Salvador Dalí y sus portentosas imágenes de rinocerontes y sus implicancias sexuales. Caricaturas de artistas que hablan como escriben, como pintan, como presentimos que sienten a través de sus obras, que es lo que sus admiradores conocemos y adoramos. Cuando Hemingway habla, hablan sus libros, no habla el personaje biográfico del que hemos leído y oído hasta el hartazgo, sin enriquececernos demasiado si en la mera anécdota biográfica nos hemos quedado. En ésto va otra crítica de Allen acerca de cómo se puede llegar a reducir la grandiosidad del artista al intentar ahondar en la intimidad del ser humano que fue: eso no importa, lo que ha pasado a la inmortalidad y hace nuestra vida mejor no es la vida del hombre, a quién se llevó a la cama, o si bebía vino o whisky, sino la genialidad del artista por siempre viva en su obra. Aquí habla el artista como desde un retrato, y se me viene inevitablemente James Joyce, quien también es nombrado con un toque de admiración cholula, como el que tiene todo buen fan:

"- Gil Pender.
- Hemingway
- ¿Hemingway?
- ¿Le gustó mi libro?
- ¿Gustarme? Me encantó. Todo su trabajo.
- Sí, fue un libro bueno porque fue honesto. Y eso es lo que la guerra hace al hombre. No hay nada bueno y noble en morir en el lodo, a no ser que mueras en paz. Y entonces no es solo noble sino valiente."

 

  ¿Y en qué queda la imaginación romántica? En un viaje que como todo viaje conduce al crecimiento personal,  el rito de pasaje del joven al hombre adulto, al hallazgo de la médula identitaria que todos buscamos, al encuentro de esa misión para la que hemos nacido y que adivinamos, pero que en un determinado momento, se hace real  y visible colándose en algún sueño. Gertrude Stein se lo dice a Pender con absoluta claridad desde su maduro rol de "matrona del arte" en París:

Gertrude Stein
                                               
"Todos tememos la muerte y nos cuestionamos nuestro lugar en el universo. El trabajo del artista no es sucumbir a la desesperación, sino encontrar un antídoto para el vacío de la existencia. Tienes una voz clara y viva, no seas tan depresivo."
 

  Al llegar al final de su viaje real e imaginario, Pender comprende, y el presente se hace carne:


"...si te quedas aquí y esto se convierte en tu presente, pronto imaginarás que otro tiempo es realmente la Edad de Oro. Y eso no es el presente, es poco gratificante porque la vida así es insatisfactoria."

"No, el pasado no está muerto, de hecho no es pasado. ¿Sabes quién lo dijo? Faulkner, tenía razón. También lo conocí, lo vi en una cena."

                           

  Por un momento Pender me recordó a mi profesora de Literatura Inglesa Contemporánea, que era amante de James Joyce, y se llevaba al Ulysses a la cama en ciertas noches... Para los amantes del arte, de la vida, de las bellas ciudades y los bellos tiempos, para quienes, como los niños, son capaces de volar con su imaginación a los locos años 20 o la Bellle Epoque,  tomarse un vino con Papa o deleitarse en una ronda de tragos con los más grandes artistas plásticos de todos los tiempos, y para todos nosotros, recomiendo el disfrute de esta bella película montada en el esquema o patrón del cuento de Cenicienta ("The Cindirella pattern"), idea que jamás defrauda cuando es bien empleada, y agradezco el haber soñado ser una Cenicienta en París gracias a la magia del buen cine y sin necesidad de un Valium...

George Braque












A boca de jarro                                        

miércoles, 12 de octubre de 2011

Un canto a la diversidad

Paul Gauguin, Paisaje Tahitiano.
  Hoy se festeja el día del Respeto a la Diversidad de las Culturas en esta región del mundo bendecida por la naturaleza, por la belleza, por el don de la bonhomía, del alegre colorido, de paisajes soberbios, inigualables sabores, melodías alegres y cadenciosas, danzas festivas y sensuales, texturas increíbles, exóticos aromas, variadas formas ondulantes y calientes olores de sus gentes. Soy nieta de inmigrantes españoles, y siento orgullo por mis raíces hispanas, y también siento orgullo de ser una mujer Latina. Me parece que juzgar hechos históricos extemporáneamente no hace más que generar resentimientos y oscurecer en lugar de aclarar las cosas. 
 Cuando era chica, en el acto escolar que se celebraba en mi colegio un día como hoy, eran infaltables personajes como la Reina Isabel la Católica, Cristóbal Colón, las tres carabelas y el huevo... Hoy, mi hija, mezcla de sangres, se vistió radiante de felicidad pura y danzó como representante de República Dominicana, y en esa danza estaban representadas todas las naciones de América Latina. Y no faltó mención a Cristóbal Colón en el festejo como tampoco faltaron los indios, en un festejo que algunos dicen que no deberíamos festejar. Creo en que para evolucionar como raza debemos sumar, no restar, debemos entender las circunstancias históricas dentro del contexto en el que se llevaron a cabo. Y pensar que es nuestro deber mirar hacia adelante tomando la historia para aprender de los errores cometidos, que siempre cometimos como raza y seguirán siendo cometidos. Quizá entender y aceptar este hecho sería celebrar el Día de la Raza, como lo llamábamos en mis tiempos de escolar. Para los de mi generación,  el  cuento era que el 12 de octubre de 1492 el marinero Rodrigo de Triana divisó Tierra  y ésto cambió la concepción que se tenía del mundo provocando algo que ni siquiera Colón había imaginado: la unión de dos mundos. La historia humana es la suma de historias individuales. Y la imperfección es parte de nuestra condición y nuestra biografía: es un gran motor de crecimiento y fuente de integridad identitaria e integración colectiva.
                 
  Ayer leía un texto interesante acerca de lo que le estamos haciendo al planeta en términos de lisa y llana destrucción de esa tierra que divisó el marinero Rodrigo desde un barquito y lo llenó de entusiasmo: seremos juzgados duramente por nuestra barbarie, que algunos aún justifican en aras de lo que otros tantos consideran progreso. Y además pagamos y seguiremos pagando el precio de esta depredación, no sin altas cuotas de dolor e irremediables pérdidas. El texto me llevó mentalmente al 12 de octubre de 1492:

"Las cosas que hacen posible la vida son apenas visibles. Los experimentos de laboratorio basados en pequeños mundos artificiales siguen demostrando que la diversidad de la vida es la apuesta más fuerte. El reciclaje del aire y el agua y los nutrientes vegetales es el trabajo de diminutas criaturas que nunca jamás notamos. El alimento que ingerimos, los remedios que tomamos y las herramientas que empleamos han sido diseñados para nosotros por 500 millones de años de evolución. Sin embargo, sabemos practicamente nada sobre la mayoría de ellos. Toda la evidencia dice que la raza humana está haciendo que desaparezcan otras formas de vida en una escala de proporciones épicas."

 Extracto de un texto en inglés titulado "Biodiversity: Tearing up the map of creation" tomado de New Proficiency Gold Coursebook, Pearson Longman, pág. 98, (mi traducción) y originalmente escrito por Tim Radford publicado en The Guardian, el 11 de agosto de 1998.

 Seguimos cometiendo los mismos errores que juzgamos tan duramente en nuestros antepasados, aunque ahora el blanco es nuestro propio planeta y la naturaleza que nos sustenta. Seguimos intentando avanzar sin notar lo más pequeño pero altamente significativo en tanto esencial...
Paul Gauguin, ¿De dónde venimos?, ¿Quiénes somos?, ¿Adónde vamos?, 1897
A boca de jarro.

martes, 11 de octubre de 2011

"Cositas simples que te hacen feliz", de Ángela Botero López

                  

  Yo agregaría algunas cositas y quitaría otras: definitivamente quito la montaña rusa, perdón por ser aguafiestas... y me quedo con lo de quitarme los zapatos cuando llego a casa y dormir y dormir, ahora que se fue el insomnio... Y agrego el "¡Mamiiiii!", que me recibe cuando vuelvo a casa como si me hubiese ido a la China, por ejemplo.  Me encantaría saber qué cosas hacen feliz a la gente. Se podría tomar como una especie de "trabajo de campo", para no quedarme sólo en la lectura acerca de la felicidad, que enriquece mucho y me hace feliz, por cierto: leer me hace feliz.


A boca de jarro.

Buscar este blog

A boca de jarro

A boca de jarro
Escritura terapéutica por alma en reparación.

Vasija de barro

Vasija de barro

Archivo del Blog

Archivos del blog por mes de publicación


¡Abriéndole las ventanas a la realidad!

"La verdad espera que los ojos
no estén nublados por el anhelo."

Global site tag

Powered By Blogger