domingo, 28 de febrero de 2021

Miedo en pandemia


 
"No tengas miedo", te dije,

y te tomé de la mano, 

como cuando, por el miedo, 

no conciliabas el sueño

y yo me quedaba velando...


¡Qué estupidez dar la orden

de no temerle a ese monstruo,

como si algún humano sensato

pudiera así controlarlo!


Ese linyera sin ojos,

oloroso y desdentado,

que carga con bolsa de yute

y la lleva bajo el brazo


va por los niños de noche:

es "el Señor de la bolsa",

con quien a tantos aún nos corren,

y es implacable de noche.

 

Y, de grande, te atormenta

con ansiedad, con insomnio,

palpitar de boca seca,

y hasta en el alma temblores.


Yo sólo puedo decirte

que ese miedo nos habita

y tenemos que enfrentarlo:

¡aquí te ofrezco mi mano!

 

 

Para derribarlo juntas,

para, con velas, quemarlo,

para sacarle la lengua

y para, juntas, reírnos


de su siniestra presencia

que hoy reina aquí en nuestra tierra,

tras nuestros barbijos COVID,

y hasta el confín de la tierra.

 

Mirá a tu hermano, hija mía,

con su remera del Diablo,

parece transfigurado,

de San Ignacio colgado

 

descubriendo su coraje

al soltar la mano de ese

que lo tenía enjaulado

y haciendo brillar su rostro

en la luz de su trabajo.


A boca de jarro

viernes, 26 de febrero de 2021

Elegía

Caetano Veloso- "Elegia 1938", texto de Carlos Drummond de Andrade

 

Elegía 1938

 

Trabajas sin alegría para un mundo caduco

donde las formas y las acciones no encierran ningún ejemplo.

Practicas laboriosamente los gestos universales,

sientes calor y frío, falta de dinero, hambre y deseo sexual.

Héroes llenan los parques de la ciudad en que te arrastras,

y pregonan la virtud, la renuncia, la sangre fría, la concepción.

De noche, si hay neblina, abren paraguas de bronce 

o se recogen en los volúmenes de siniestras bibliotecas.

Amas la noche por el poder de aniquilamiento que encierra 

y sabes que, durmiendo, los problemas te dispensan de morir.

Pero el terrible despertar prueba la existencia de la Gran Máquina

y vuelve a ponerte, pequeñito, frente a indescifrables palmeras.

Caminas entre muertos y con ellos conversas

sobre cosas del tiempo futuro y negocios del espíritu.

La literatura arruinó tus mejores horas de amor.

Al teléfono perdiste mucho, muchísimo tiempo de sembrar.

Corazón orgulloso, tienes prisa en confesar tu derrota 

y postergar para otro siglo la felicidad colectiva.

Aceptas la lluvia, la guerra, el desempleo

y la injusta distribución porque no puedes, solo,

dinamitar la isla de Manhattan.


Carlos Drummond de Andrade (Itabira, Minas Gerais, 1902-Rio de Janeiro, 1987) es considerado de forma casi unánime el poeta brasileño más importante del siglo XX, cabeza visible de la segunda generación del Modernismo de aquel país. Impulsó definitivamente el uso del verso libre y los temas provenientes de la cotidianidad y la biografía. 

 


Caetano Veloso - "Fina Estampa" Ao Vivo

 

 

 

A boca de jarro

 

 

 

 

lunes, 22 de febrero de 2021

Es así como te rezo


 Adela Carmen Terenti: Descansá en Paz

Esta es mi versión en español de 
esta bella poesía hecha canción y oración de Sting, 
mi artista favorito. 
Se la dedico a mi madre 
en el día en el que, finalmente, 
me despido de sus cenizas, 
aunque no de su nombre, 
porque será el mío para siempre
y cada vez que lo invoque.

María Fernanda Paz Terenti


Siempre que tu nombre invoco 

Siempre que tu nombre invoco
Siempre que tu rostro evoco
En cada pedazo de pan que como
En cada dulce sorbo de vino que tomo
Siempre que me embarga tu recuerdo 
Siempre que se arregla algo roto
Siempre que dudo de vernos de nuevo


Siempre que por fin me recuesto
Siempre que pongo mi mente en reposo
Siempre que algo me hiere y lloro
Siempre que, insomne, te lloro
Siempre que me arrodillo y oro
Siempre que quiero encontrar el modo
Es tu nombre al que invoco


Siempre que la luna se oculta tras nubarrones oscuros
Siempre que el mundo se me hace extraño
Sé que es tiempo de que cambie algo


Siempre que tu nombre invoco
(Siempre que tu nombre invoco)
Es así como te rezo
De dicha inusitada me colmo
Siempre que al fin me recuesto
Siempre que intento dar paz a mis pensamientos
Siempre que me siento herido y lloro
Siempre que, insomne, te lloro
Siempre que caigo abatido
Mas allá de aquello en lo que ya no creo
Siempre que tu nombre invoco 
Siempre que tu nombre en voz alta invoco
Es así como te rezo

Siempre que el mundo me amarga
Siempre que una lágrima se me escapa
Siempre que la tele me enfurece
Siempre que el miedo me estremece
Siempre que el cielo anuncia tormenta
Siempre que pierdo mi razón de vida
Siempre que dudo de verte de nuevo

Siempre que el sol no asoma en mi cielo
Siempre que cae un tremendo aguacero 
Siempre que pierdo aquello que creía propio
Siempre que de dolor cierro mis ojos
Siempre que me arrodillo en oración
Siempre que quiero encontrar el modo
Es tu nombre al que invoco

Siempre que me angustia el ocaso
Siempre que me sé vulnerable y pequeñ@
Siempre que siento que podría morir hoy mismo
Siempre que mis lágrimas reprimo

Siempre que tu nombre invoco
Siempre que tu rostro evoco 
Siempre que tu nombre invoco
Es así como rezo


Siempre que tu nombre invoco
Siempre que tu rostro evoco
En cada pedazo de pan que como
En cada dulce sorbo de vino que tomo
Siempre que al fin me recuesto 
Siempre que pongo mi mente en reposo
Siempre que me siento herido y lloro
Siempre que, insomne, te lloro,
 
Siempre que caigo abatido
Mas allá de aquello en lo que ya no creo
Siempre que tu nombre invoco
No importa cuánto tiempo demore
Algún día nos reencontraremos
Siempre que invoco tu nombre
Que nadie jamás se equivoque
Ese día durará por siempre



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