Lo tuve ahí, sentado en la penumbra de esas horas temidas en las que se sabe que te queda poco por hacer y por vivir, pero, así y todo, habiendo ya recogido tus petates, sin fuerza, sin resto, sin ganas de comer, sin poder dormir, dolorido y molesto, aún así, no te querés ir; horas en las que repasás tus días, que te parecen pocos, en las que pensás en lo tuyo y en los tuyos sin vos, te aferrás a esa rutina que se te hace tan intrascendente en su devenir y, aún así, no querés largar por nada del mundo cuando te llega la hora. Lo tuve ahí, sentado en un rincón, caído, vencido, entregado ya, triste, oscuro, enojado, y no supe qué decir. Tanto que le escribimos que ya no puede leer, de lo mucho que lo queremos y lo mucho que lo vamos a extrañar, de lo mucho que significaba su luz en nuestras insignificantes vidas que van a extinguirse igual que la de él. Puta, lo tuve ahí, cuando había ya entendido que hay otra luz que queda cuando se nos pone el sol y que ahí estamos siempre, en esa luminosa oscuridad. Tan sólo atiné a comprarle un muñequito plástico que camina y habla a cuerda. Lo hizo funcionar con sus dedos largos y flacos y se sonrió. Acá lo tengo ahora conmigo, en mi biblioteca, bajo esta luz gris de la ventana por la que miro al mundo, donde troqué libros de enseñar inglés por poesía y cuentos que sueño con escribir bien para por fin volver a mi mejor luz.
Maná - Bendita Tu Luz (Music Video)
A boca de jarro
Su huella y todo lo que te ha aportado es lo que perdura en el tiempo. Eso debería ser imborrable, al menos es lo que pido para mí.
ResponderBorrarMuy buena la nota musical!!
Biquiños.
Biquiños, mi niña. Gracias mil ;)!
BorrarFer
Bueno ha dejado una huella en ti y ya sabes, nunca se van mientras tu los recuerdes
ResponderBorrarBesotes
Muchas gracias por dejar tu huella en este espacio.
BorrarUn abrazo.
Fer
Emocionante, Fer. Gracias por tan sentidas y lindas letras.
ResponderBorrarUn abrazo,
Lloré mientras escribía, Antonio, y aún estoy sensible, pero es notable cómo ese estupor inicial y esa profunda tristeza ante la noticia, que en verdad esperaba, aunque no tan pronto, va dando paso al auto reproche. Me reprocho el no haberle dicho, cuando lo tuve ahí, lo mucho que me importaba todo lo que le pasaba, lo mucho que lo estimaba y lo mucho que sabía que le íbamos a echar de menos todos aquí. Uno se guarda esos sentimientos pensando que pueden herir aún más a quien sabe que va a partir, que es necesario hacer sonreír a esa persona que llora con todo su ser frente a los demás, y hoy esa omisión de abrazarlo y escuchar lo que tenía para decir, o simplemente abrazarlo y bancarme lo que viniera, me parece un acto de egoísta cobardía de mi parte que no me perdono. Es mucho más fácil visitar enfermos desconocidos en un hospital, como he hecho por meses, que acompañar a un enfermo a quien se conoce y se quiere, y a quien se desea volver a ver bien. Las personas cambiamos de maneras inesperadas con la enfermedad, y eso no nos gusta a nosotros mismos ni a quienes nos conocen, esa es la verdad. La enfermedad terminal y la proximidad de la muerte hacen que se produzca un silencio espantoso en nosotros y es, tal vez, el estadío vital que nos hace más sabios y desde el cual más deberíamos poder comunicar. Estamos todos muy solos frente a esos gigantes negros, y llorar juntos o abrazarnos, decirnos cuánto lo sentimos, putear o maldecir juntos,todo eso nos haría mucho mejor que callar. Pero así somos, o al menos, a mí me salió así, y ahora ya está...
BorrarUn fuerte abrazo, Antonio. Gracias por pasar por aquí.
Fer
María Paz: por fin encontré a la madre del cordero, creo yo... que tanto te estaba y está marcando últimamente Esas lágrimas mientras uno escribe, deben de ser .una liberación de la opresión que fuerza tus paredes psíquicas, o eso entiendo yo. De lo que veo y he visto, creo que eres un gran ejemplo de comportamiento HUMANO con un único fallo, que es el querer seguir DANDO MAS Y MAS , SIN TOPE ALGUNO, y eso es malo, todo y todos tenemos un fin, una pared donde frenar, y un stop que respetar que no sea una enfermedad... por ello no entiendo tus autos o no reproches
ResponderBorrarRecibe mi total apoyo, a subir ese ánimo y me gustaría tener tu correo. El mío es " fontioso31@hotmail.com" Mi nombre: Jesús Merino. cordialmente..
Desde luego que escribir es una enorme liberación de emociones, Jesús. No me parecen malas las emociones catalogadas como "negativas". Gracias a ellas valoramos las otras, las positivas, que también siento intensamente e iluminan mi vida. La mayoría de los grandes escritos de todos los tiempos, sin embargo, han sido inspirados por esas emociones que nos empeñamos en no sentir, en borrar de un plumazo pronto para darles lugar a las otras, como si no fuesen "normales" también. Si mi falla es sentir tristeza, angustia, miedo, ira. etc., de tanto en tanto, pues estoy bien fallada. Admito que hace tiempo he dejado de ser una castañuela, creo que es desde que me hice adulta. Cualquier ser humano que piense y se conecte con el mundo sufre por lo que ve y lo que sucede y sucederá. Eso no me quita el sueño ni creo que me enferme, de todos modos. Hago mucho por mi salud psíquica, pero eso me lo guardo para mí y para los míos, que me aguantan ;)!
BorrarTe agradezco el apoyo y te envío un cordial saludo.
Fer
Espero que te llegue algo escrito, no es mi mundo, la informatica. Perdón y Gracias !
ResponderBorrarNada que perdonar. Gracias a ti!
BorrarVuelvo a esta casa tras un mes largo de ausencia en que he estado fuera de mi hogar. Hablas de esa luminosa oscuridad y no puedo sino evocar el libro que conocemos ambos de Willian Styron, que yo tuve como "Esa visible oscuridad". Son dos traducciones distintas. Ante el dolor de los demás no conozco nada que pueda consolar, ni las palabras son capaces de hacerlo. Lo he sentido muchas veces y puedo entender algo de lo que cuentas. Esa persona querida ya no está y deja un hueco duro y profundo en nuestro ser. Solo queda ese muñequito articulado que anda y habla.
ResponderBorrarYo he estado diez días en la montaña compartiendo mi vida con otras personas, en paisajes bellísimos. Sin embargo, a la vuelta a casa me veo invadido por una clara tristeza cuyo origen desconozco. Intento leer y leer, ver cine, pero esa capa viscosa de la tristeza se me pega a mí. Pienso que hay personas melancólicas y otras que no lo son tanto. Puedo comprendfer algo de ti y algo de tu amigo. Había un libro de François Sagan que se titulaba Bonjour, tristesse. No es una condena, es otro modo de estar en el mundo que no lamento. Si acaso alguna vez siento que otros pueden no entenderlo. En el grupo que he estado en la montaña éramos muy diferentes pero me vi aceptado totalmente, e incluso en algún momento reí hasta las lágrimas algo que no es usual en mí, más bien algo insólito.
Venga, un beso. Bonjour, tristesse.
Joselu
Bonjour, tristesse. ¿Has visto la última de Pixar, "Inside Out"? Aquí la han traducido "Intensa Mente". Muy interesante. Una clara reivindicación del rol de la tristeza. Te la recomiendo para tus "holiday blues". No se te ocurra ir al psi con esto o te subirá la dosis de la medicación... Te lo digo por experiencia, Joselu. Muy normal tu duelo por esas vacaciones intensas. Lo mío se llama "duelo" también, ni más, ni menos. Gracias por las recomendaciones de lectura.
ResponderBorrarUn beso. Bienvenido a casa.
Fer