Supo que era escritor aquel día de lluvia en el que, sentado en pijama frente a su ordenador, constató por primera vez que había logrado hacer de una ineludible mentira una bella y creíble verdad. Hasta entonces sólo había conseguido narrar prolijamente su puñado de verdades de perogrullo. Pero esto era diferente, era inaudito. Supo que era escritor y que ya no le importaba la verdad ni la mentira ni vestir más que su pijama. Supo que el despertarse de madrugada con las manos pesadas de ladrillos para construir castillos de palabras era algo que le iba a suceder con frecuencia, aunque no sabía a ciencia cierta con cuánta, y eso lo angustiaba más que la carga. Supo que el ir a todas partes armado de anotador y bolígrafos iba a ser su perpetua condena a la rareza. Supo, en lo más encendido de su ser, que esa vocación por vivir calzándose zapatos ajenos para hacer propias las historias que otros andaban era su camino, aunque el andarlo no lo conduciría a ninguna parte. Ese era su destino manifiesto, algo infinitamente menos importante que el inenarrable placer de escribir. Supo que aunque su nombre no quedara impreso en los anaqueles del tiempo siempre se imaginaría leído y acompañado cada vez que llegara a la mitad de ese cigarro con el que se premiaba en solitario luego de acabar de vaciarse del escritor. Se supo escritor y dueño absoluto de la locura necesaria para caminar en pijama por las cornisas resbaladizas en días de lluvia como aquel, clamando por el canto de las musas para hacer de su ineludible verdad una bella y creíble mentira.
sábado, 26 de septiembre de 2015
Se supo escritor
Supo que era escritor aquel día de lluvia en el que, sentado en pijama frente a su ordenador, constató por primera vez que había logrado hacer de una ineludible mentira una bella y creíble verdad. Hasta entonces sólo había conseguido narrar prolijamente su puñado de verdades de perogrullo. Pero esto era diferente, era inaudito. Supo que era escritor y que ya no le importaba la verdad ni la mentira ni vestir más que su pijama. Supo que el despertarse de madrugada con las manos pesadas de ladrillos para construir castillos de palabras era algo que le iba a suceder con frecuencia, aunque no sabía a ciencia cierta con cuánta, y eso lo angustiaba más que la carga. Supo que el ir a todas partes armado de anotador y bolígrafos iba a ser su perpetua condena a la rareza. Supo, en lo más encendido de su ser, que esa vocación por vivir calzándose zapatos ajenos para hacer propias las historias que otros andaban era su camino, aunque el andarlo no lo conduciría a ninguna parte. Ese era su destino manifiesto, algo infinitamente menos importante que el inenarrable placer de escribir. Supo que aunque su nombre no quedara impreso en los anaqueles del tiempo siempre se imaginaría leído y acompañado cada vez que llegara a la mitad de ese cigarro con el que se premiaba en solitario luego de acabar de vaciarse del escritor. Se supo escritor y dueño absoluto de la locura necesaria para caminar en pijama por las cornisas resbaladizas en días de lluvia como aquel, clamando por el canto de las musas para hacer de su ineludible verdad una bella y creíble mentira.
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"La verdad espera que los ojos
no estén nublados por el anhelo."
no estén nublados por el anhelo."
Supo que era escritor aquel día de lluvia en el que, sentado en pijama frente a su ordenador...
ResponderBorrarUn placer leerlo... estimada María Paz.
Te sonrío con el Alma.
Me alegra que te dé placer. También te sonrío con el alma y te agradezco profundamente.
BorrarFer
a más de uno nos paso, que nos dimos cuenta que somos escritores y no dejamos de serlo por mucho tiempo
ResponderBorrares más el afán de leer, de saber nuevas historias no termina
saludos!
Saludos, Carlos, y muchas gracias por la visita.
BorrarFer
Hermoso Maria Paz!
ResponderBorrarMuchas gracias, Mahra.
BorrarSaludos!
Fer
¡Ay! Yo no sé si esto no tiene mucho de autobiográfico, Fer. Te veo un dominio tan plástico de la lengua, un lenguaje tan acertado a la hora de narrar y describir, suena todo tan bien, como si la sucesión necesaria de una determinada palabra no pudiese ser otra sino la que pones detrás. Suena muy bien, Fer, pero que muy bien. A mi me encantaría leer un libro tuyo, Fer, creo que lo disfrutaría muchísimo.
ResponderBorrarUn fuerte abrazo. Y todos mis ánimos.
A buen lector, pocas palabras, mi querida Angie ;)! Muchas gracias por tu apoyo y presencia a lo largo del tiempo. Valoro mucho eso, que se sepa ;)!
BorrarBesos!
Fer
Maravilloso texto, María Paz. Suscribo al 100% todas y cada unas de tus reflexiones. Deliciosa tiranía la de las palabras. : )
ResponderBorrarUn abrazo. : )
Me honra que tú, siendo un escritor de raza, me lo digas, Pedro. Te agradezco mucho y te sigo leyendo ;)!
BorrarUn fuerte abrazo y vuelve siempre que lo sientas a mi jarrito, porfi, ¿sí?
Fer
Basta leerlo; de una anécdota mínima has hecho un bello texto. Excelente, el delicado trabajo con la palabra y la poética "Ferniana" que equilibra tan bien el tono narrativo. Excelente Fer.
ResponderBorrarBesos!!!
Muchísimas gracias, Marybel. Adoro las palabras y he descubierto que escribir es el juego que más me gusta en la vida.
BorrarBesos!!!
Fer
Precioso relato, Fer! Creo que todos los que gustamos de escribir e inventar historias nos hemos visto un poquito reflajados en tu protagonista, aunque no supiéramos expresarlo tan bellamente como tú :)
ResponderBorrarUn fuerte abrazo!!
Muchas gracias, Julia!
BorrarUn fuerte abrazo para ti también.
Fer
Bonito relato.
ResponderBorrarA mí siempre que me preguntan lo que soy digo que escritora, pero tengo claro que para ser escritor es fundamental tener lectores, aunque sea a título póstumo como en el caso de Kafka.
No conocía tu blog y tengo que decir que me ha encantado.
Saludos.
Yo siempre digo que intento no identificarme con aquello que amo hacer. Yo soy. Puedo enumerar muchas cosas con las que me siento identificada, pero ya no creo que mi ser se reduzca a mis títulos, a mis competencias, a mis empleos, a mis logros vitales. Navego por sobre todo eso y me sé "ser" quien en verdad soy en un núcleo profundo que viene desde mi niñez y que a veces queda como hundido en la marea de la vida adulta. Soy más yo cuando la marea se aquieta, baja en sintonía con mi luna, y puedo gozar en esas aguas mansas y transparentes, aunque no dure mucho la gozada. Descreo de mucho, pero de lo que más descreo es que haya premisas para ser lo que adoras ser. Y esto ahora mismo lo publico, Mónica. Gracias al agua pura que has tenido la deferencia de llegarte a verter aquí, en mi jarrito, me has inspirado ;)!
BorrarUn abrazo.
Fer
Eso es la literatura, "hacer de una ineludible mentira una bella y creíble verdad". Has construido un precioso texto, sentido, sereno y equilibrado. Lo he leído en voz alta, como solo hago cuando algo tiene la cadencia que me permite mecerme entre las palabras.
ResponderBorrarUn abrazo y enhorabuena,
Así también entiendo y vivo yo la literatura, Carmen. Me alegra que este texto haya pasado con decoro la temible e infalible prueba de la lectura en voz alta. Muchas gracias por tus palabras y tu presencia.
BorrarUn abrazo.
Fer
"Una bella y creíble mentira", que manera de hilvanar ese anhelo que muchos de nosotros albergamos, pero precisamente en este mismo instante escucho caer la lluvia, y como por obra de magia me veo cobijado de una bóveda estrellada, cual aureola me unge y privilegia acceder al sublime y noble arte de las letras sea esto tan solo por un fugaz instante, y por fin me se escritor. Agradezco tu mágica y maravillosa pluma cual manantial refrezca y sacia nuestra sed de trascendencia. Abrazos Maria Paz, otro de tus fans.
ResponderBorrarAgradezco tus bellas y halagadoras palabras, Adelmo.
BorrarUn cordial saludo.
Fer
Jo, que bonito, me ha encantado porque hasta me he sentido algo afín con tu escrito...
ResponderBorrarNo soy poeta y lo soy, así, descubriéndolo en cada momento en el que me urge desgranarme en versos que pugnan por salir y cuando ello ocurre, nada me importa el entorno e incluso ni yo misma...es la escritura de esas palabras, esa construcción la que me llena, me acorrala y no me deja salir a echar otro vistazo que no sea a mis letras...
Perdona el rollo que te suelto, pero me identifiqué!
Preciosa la canción también.
Más besos.
Sí, eres poeta, Marinel, y como te he dicho alguna vez, no hay nada malo en asumir eso que somos y que no hemos hecho nada para ser ni merecer. No se trata de ostentar nada ni de erguirse como un ser especial o superior, se es y punto. Como quien es cocinero porque le salen bien las tortas o quien es costurera porque le quedan monos los vestidos. Tú eres escritora porque escribes bella poesía. Para esto no se estudia, aunque se puede aprender, pero, digo, si no naces con la pasta que te convierte en medio involuntario de esas olas de palabras que te arrasan y que no tienes otro remedio más que nadar para llevarlas hasta tu orilla, por más que te enseñen a nadar o a salvar vidas en este mar, no harás más que flotar en las aguas de la vida. Tú nadas y eres capaz de salvar vidas en el mar, no porque te han enseñado a hacerlo bien, sino porque naciste con un par de aletas extra que te ayudan a nadar con gracia, y eso no sé si es meritorio, pero no tiene remedio.
BorrarUn beso grande, mi querida y admirada poetisa Marinel.
Fer