(Para mi Rosa, que desde los pétalos de su adolescencia ignora que su mamá fue rosa hace un tiempo también...)
"Te digan las rosas todo lo que yo te quería decir", leía la esmerada tarjeta, en cuidada y masculina cursiva, que llegó a su oficina coronando un magnífico ramo de rosas rojas aquella mañana después de la noche en la que se habían citado por primera y única vez.
-Pobre tipo, sus buenos mangos le habrán costado...
-Pobre tipo, sus buenos mangos le habrán costado...
La llamó por la tarde, confiado de haberla ganado. Ella puso mil excusas, que hoy estaba cansada, que mañana no podía, que el fin de semana se le complicaba.
- ¿Qué pasa, linda? ¿No te gustaron las rosas?
- Es que a mí las rosas no me dicen nada...
A boca de jarro
A boca de jarro
uffff
ResponderBorrarni ganas de obsequiar algo de nuevo a aquella señorita
jijiji
Pobre muchacho!!!
BorrarUn saludo, Carlos.
Fer
Que bueno Fer.
ResponderBorrarQue corto relato y cuanto mensaje... Aunque las rosas no digan nada.
Besos
Gracias por tu valoración, compañero en letras ;)!
BorrarBesos!
Fer
Vaya, ¡qué mala suerte! Es lo malo de elegir mal las palabras, que a veces se vuelven en nuestra contra...
ResponderBorrarUn besillo.
Pude ser también el hecho de dar con una chica difícil de complacer, María ;)! Gracias por tu visita!
BorrarUn beso.
Fer
¡La rosas no hablan! Qué mejor que una voz cálida y susurrante.
ResponderBorrarBuena idea ;)!
BorrarUn saludo.
Fer
A mí las flores tampoco me han dicho nunca nada, me pueden gustar más o menos, pero no recibo ningún mensaje de ellas, jajaja.
ResponderBorrarEse enamorado debería trabajarse más su propia dialéctica y no delegar en una planta para que le haga el trabajo.
Muy bueno, Fer, me ha encantado.
Un beso.
Mucha metáfora y poca dialéctica, eso es, ja,ja!
BorrarUn beso y mil gracias, Kirke.
Fer
Buena respuesta aunque yo casi lo tengo peor: a mí las rosas ya no me huelen a nada.
ResponderBorrarBesos
Es muy buena tu respuesta, Krapp. Las personas a quienes les abrimos las puertas de nuestras vidas deben ser cuidadosamente olidas.
BorrarBesos y gracias.
Fer
Fer paso a saludarte, y sa disfrutar un ratito con tus entradas...
ResponderBorrarPobre chico que fío todo a las rosas...y el que se olvido de usar la lengua porque lo suyo eran los números...que poco conoce a las mujeres, que se mueren por unas palabras dulces al oído.
Me ha encantado la receta de "ropa vieja"...ya se sabe que donde hubo amor...siempre quedan brasas, solo hay que atizarlas para que surja el fuego, un fuego que lo queme todo.
Un abrazo
Te agradezco la visita, la atenta lectura, y deseo que todo se vaya acomodando en tu vida, querida Julia.
BorrarUn beso grande!
Fer
Las rosas siempre dicen algo, las miradas dicen algo, ciertos ademanes dicen algo... aunque si no le interesa, bien le puede plantar un beso y no se va a dar por enterada.
ResponderBorrarGracias por lo que tú has dicho.
BorrarUn saludo.
Fer
¡Que vamos hacer! se equivocó el de la letra cursiva. Suele suceder. Genial.
ResponderBorrarMuchísimas gracias, José.
BorrarUn abrazo!
Fer