miércoles, 20 de abril de 2011

¿Fe de erratas?

Ayer, en medio del trajín cotidiano, recibí un comentario en mi blog, cosa poco frecuente pero que me alegra sobremanera, de un tal "Alfredo", quien me aclaraba que  ese fragmento del poema que yo publicara en mi entrada del día sábado 16 de abril no había sido escrito por Pablo Neruda, sino por Alfredo Cuervo Barrero. Ustedes pueden leer este comentario y mis respuestas al pie de la entrada


Ahora bien, en el momento, busqué evidencias para constatar la verdadera autoría del poema que inicialmente recibí en una presentación powerpoint muy bonita, y me  encontré con la sorpresa de que era inciertamente adjudicado a Neruda. Volví a examinar el comentario que recibí de "Alfredo", y este me direccionó a su propio blog, y a la publicación de un poema que difiere un tanto de la versión que yo recibí en esta presentación que se trataba de un envío masivo en cadena.  Esta es la versión que encontré en el blog  Centro y Contorno de Alfredo Cuervo Barrero:

QUEDA PROHIBIDO


¿Qué es lo verdaderamente importante?,
busco en mi interior la respuesta,
y me es tan difícil de encontrar.

Falsas ideas invaden mi mente,
acostumbrada a enmascarar lo que no entiende,
aturdida en un mundo de falsas ilusiones,
donde la vanidad, el miedo, la riqueza,
la violencia, el odio, la indiferencia,                                                             
se convierten en adorados héroes.

Me preguntas cómo se puede ser feliz,
cómo entre tanta mentira puede uno convivir,
cada cual es quien se tiene que responder,
aunque para mí, aquí, ahora y para siempre:
queda prohibido llorar sin aprender,
levantarme un día sin saber qué hacer,
tener miedo a mis recuerdos,
sentirme sólo alguna vez.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.

Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte sólo cuando no te tengo.

Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando les necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.

Queda prohibido no ser yo ante la gente,
fingir ante las personas que no me importan,
hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,
olvidar a toda la gente que me quiere.

Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,
no creer en mi dios y hacer mi destino,
tener miedo a la vida y a sus castigos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,
olvidar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,
olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
pensar que con su falta el mundo se termina.

Queda prohibido no crear mi historia,
dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,
no tener un momento para la gente que me necesita,
no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita.

Alfredo Cuervo Barrero ®


Mientras que este a continuación incluyo el texto completo que recibí en la presentación y que es adjudicado a Pablo Neruda, aunque al investigar sobre su autoría,  se admite que  es incierta. La referencia a Neruda es contundente, y a las pruebas me remito:

            Afiche de Feria del Libro en Colombia.                         
    
Las similitudes entre los dos poemas saltan a la vista. Con el correr de las horas, y ya bajando el ritmo del día, me di cuenta de que "Alfredo" podría ser el mismísimo Alfredo Cuervo Barrero. y entonces envié varios mensajes aclaratorios por mail, pero no he recibido aún una respuesta.                                              
¡Enormes satisfacciones y sorpresas que da la vida! 

Sea quien sea el verdadero autor del texto en cuestión, rescato y reivindico su mensaje.

  LAS DOS VERSIONES SON MARAVILLOSAS. 
   
Yo no soy quien para dirimir esta cuestión de autoría: simplemente leo, disfruto y difundo, y puedo errar si lo que recibo es erróneo, y las fuentes no terminan de aclarar.
Y una vez más, gracias a este blog, me siento plenamente feliz de sentir que no estoy tan sola en pensar y sentir como siento...

Lo digo así: a boca de jarro entre poetas: ¡qué privilegio!

lunes, 18 de abril de 2011

¡Me publicaron otra vez! : SUPERPODEROSAS


                                                                                    

  





Un buen fin de semana: lindos momentos compartidos con familia, descanso necesario, buena película, rica comida sin excesos, cero sobredemanda para adelantar tareas para la semana, y la alegría de que me publicaran otra vez una carta en Yo Lector en La Nación Revista.

La verdad es que me divierte y me hace bien escribir. Me gusta leer, pero más me gusta lo que me pasa después de leer, y es esa irrefrenable  ansia de poner en palabras lo que me provoca lo que leí. A veces puedo ser muy crítica. Otras, me siento plenamente en sintonía, y celebro que haya alguien que viva de escribir y que reflexione sobre las mismas cosas que me interesan a mí, y encima piense parecido. Entonces siento la necesidad de comunicarme. Adoro la comunicación, tal vez por eso elegí aprender y enseñar un idioma. También me gustaría escribir como forma de ganarme la vida…y aquí lo estoy haciendo, aunque sin fines de lucro.

“Chicas Superpoderosas” se titula la reflexión de Mori Ponsowy de LNR en Miradas, la última página del domingo13 de marzo del 2011. Y vamos por la cuarta carta publicada en LNR, la segunda este año, y la sexta en mi historia contando una en Clarín Revista y otra en una revista femenina. Me gusta esta última página de LNR, y ya reaccioné muchas veces a lo allí publicado: es como la frutilla del postre, y pienso que me la reservo para mí. Puedo pasar por alto lo que hay que ver en cine y teatro, notas más extensas que no responden a mis intereses, desde ya moda y cocina, pero estas reflexiones finales no me las pierdo: adoro el ensayo argumentativo sobre temas de la vida diaria como nos toca, y desde ya me encantan los eruditos aportes de Sergio Sinay, a quien admiro, pero no le enviaría una pregunta como  suelen  hacer los lectores, porque, humildemente, certera o equivocadamente, siento que ya estoy en edad de DAR RESPUESTAS a ciertos temas.

En “Chicas Superpoderosas” la periodista echa una mirada sobre como vivimos hoy las mujeres que pretendemos cubrir tantos flancos y desempeñar tantos roles ahora que, luego de la lucha por igualar al varón, hemos conquistado espacios laborales importantes en el mundo del afuera. Ella, como yo, cree que esto de la igualdad es un verso, y agrega estadísticas interesantísimas para probarlo, ya que según un informe de la ONU del 2004:
                    
“Las mujeres representan el 51% de la población mundial, hacen el 66% del trabajo, reciben el 10% del ingreso y son dueñas de menos del 1% de la propiedad.”

Yo, como ella, pienso: “¡MENUDA IGUALDAD HEMOS CONQUISTADO!”

Entonces ahora, gracias a la conquista, jugamos a ser La Mujer Maravilla, a poder con todo, ya que la crianza y las tareas del hogar siguen recayendo mayoritariamente sobre nosotras, lógicamente, dada la magra magnitud de nuestros ingresos. Ella habla de aflojar algo del control que ejercemos sobre nuestras familias si deseamos mayor igualdad en lo laboral. Yo le escribo felicitándola y echando luz sobre cuantas mujeres literalmente mueren en el intento por pretender ser superpoderosas cada año, dado que las estadísticas arrojan datos preocupantes. Cada vez más mujeres  enferman y  hasta mueren por cardiopatías, A.C.V., y otras afecciones derivadas del stress y la ansiedad que padecemos por querer hacer tanto y todo bien. Ella dice que tal vez ha llegado la hora de preguntarnos si estamos cómodas en este traje de Súper Chica. Y yo le contesto que es buena hora de  que las mujeres nos saquemos el disfraz, dejemos los sueños infantiles atrás, y nos enfrentemos seria y honestamente con la necesidad de recuperar los espacios de salud mental, equilibrio emocional, y armonía que hemos perdido por creernos alguna vez  chicas superpoderosas. 

Propongo la necesidad imperiosa de  que repensemos nuestros roles, y aceptemos que el multitasking es un concepto empresarial que no podemos aplicar a la vida personal y familiar, descuidando lo que no cotiza en mercado: las emociones, fuente de salud y bienestar. En definitiva, planteo una revolución pacífica de mujeres que no respondan a ningún “ismo”, sino a sus más íntimas necesidades vitales, y que luchen ya no por conquistar espacios, sino para recuperar los perdidos. ¿Cómo se hace? Tomándose fines de semana como el que pasó, por ejemplo. No es siempre fácil, pero es posible.



                                                                           


A boca de jarro

sábado, 16 de abril de 2011

Lo prohibido (RETOCADA 2021...)


                     
LO PROHIBIDO 
                                 (rETOCADA 2021...)


        (FRAGMENTO DE UN POEMA QUE SE LE ADSCRIBE A PABLO NERUDA,



QUEDA PROHIBIDO
LLORAR SIN APRENDER;
LEVANTARTE UN DÍA SIN SABER QUÉ HACER;
TENER MIEDO A TUS RECUERDOS…
 NO LUCHAR POR LO QUE QUIERES;

QUEDA PROHIBIDO
NO SONREiR A LOS PROBLEMAS;
ABANDONARLO TODO POR MIEDO;
NO CONVERTIR EN REALIDAD TUS SUEÑOS…

QUEDA PROHIBIDO
NO DEMOSTRAR TU AMOR,
HACER QUE ALGUIEN PAGUE TUS DEUDAS
Y EL MAL HUMOR…

QUEDA PROHIBIDO
NO SER TÚ ANTE LA GENTE;
TENER MIEDO A LA VIDA Y A SUS COMPROMISOS;
NO VIVIR CADA DÍA COMO SI FUERA UN ÚLTIMO SUSPIRO.



El poema completo me llegó por mail en una hermosa presentación. Lo reenvié, y tuvo un fuerte impacto: conmovió...

Hay pocas cosas que hagan que nos detengamos en estos tiempos en los que nos vemos subsistiendo los días sin poder vivirlos como verdaderamente quisiéramos, y el arte es una de esas pocas cosas que nos detienen, nos conmueven, nos hacen mirar para adentro y conectarnos con nuestras emociones, hace que hasta broten lágrimas, esas de las que limpian y purifican al alma y hacen bien…

No se trata de llevar  una vida en la que ya no haya que trabajar, cumplir horarios o hacer algunas cosas porque hay que hacerlas: eso es a lo el autor del texto, sea quien sea, se refiere como “la vida y sus compromisos”. Estar comprometidos con la vida es precisamente no hacer lo que se nos antoje: eso sería egoísta y pueril, estar falto de compromiso con la vida..


Pero a lo que voy es que nos imponemos demasiados “TENGO QUE” que nos “prohíben” gozar o relajarnos un poco más, incluso cuando de problemas o contrariedades se trata: “Tengo que encontrar la solución”.

Me gustó mucho este poema que invita a la reflexión: me llega justo en un momento en el que me empiezan a pesar los terribles madrugones para levantar a los chicos  para ir al colegio, las tardes eternas llenas de idas y venidas y tareas que hacer sin tiempo para un descanso necesario, y  toda la lista de quehaceres, obligaciones e insatisfacciones que surgen de este estilo de vida “posmoderno” que no elegimos, pero que nos tocó vivir.


¡Qué bueno sería seguir con la lista en el poema y agregar!



QUEDA PROHIBIDO
DESPERTARSE ANTES DEL ALBA
PARA IR A ESTUDIAR  O TRABAJAR;
CORRER TODO EL DÍA,
NO DETENERSE A SENTIR Y PENSAR.

QUEDA PROHIBIDO
PERDERSE EL MOMENTO
NO APRENDER A GOZAR;
NO LLORAR SI ASÍ LO SIENTO
Y NO PARAR DE ORDENAR.

¡¡¡PERDÓN, POETA, YO TE EDITO!!!

Igualmente,  seguro que no me lo prohibirías…
Son solo "parole, parole..." como diría "Il postino"...



A boca de jarro
              

jueves, 14 de abril de 2011

Una educación apropiada

                                                                                          
                                                           
Hoy tengo clase con un grupo muy avanzado de inglés, y vamos a discutir un texto escrito por Charles Handy sobre lo que en su opinión sería una “educación apropiada”. En este grupo, de un nivel espectacular, una muy buena alumna, ya universitaria, tuvo dificultades para hacer una breve y simple exposición oral clases pasadas por las emociones negativas que la embargan a la hora de hablar en inglés frente a un docente.

Justo hoy, mi hija menor se desveló por el stress que le genera el hecho de tener tres pruebas en una misma semana, más un trabajo práctico hecho en casa, por supuesto, ya que como dije varias veces, apenas está cursando tercer grado del primario…
Mi hija es una alumna capaz y responsable, temerosa del error e insegura. Esas son sus marcas personales, pero convengamos en que las escuelas a las que ha asistido no han hecho demasiado por hacerla sentirse segura de sí misma ni confiada del hecho de que del error se aprende y que es inevitable equivocarse.


Su maestra este año dice trabajar respetando enfoques pedagógicos que emplean al error como fuente de aprendizaje, y estima que mi niña va a superar su inseguridad; no obstante, se ve forzada por el sistema a tomar evaluaciones en lugar de hacer evaluación continua, por ejemplo, porque la nota de la prueba escrita es “para el boletín de calificaciones”. Todos los que enseñamos sabemos que generalmente el alumno no da lo mejor de sí en un examen, porque teme las consecuencias del error que ya conoce y así , atemorizado, es más propenso a cometerlo. Cuantos más errores, menor calificación. Aquí está la gran contradicción: ¿cómo podemos luego pregonar que del error se aprende, si el chico se ve “castigado” al cometerlo? ¿Cómo no temer al error? ¿Por qué la evaluación finalista pesa más a la hora de calificar que la evaluación continua, la del día a día? ¿Por qué no ponderar los aciertos?


Charles Handy, un respetado escritor, columnista y comentador inglés, autor de varios best sellers sobre el mundo de los negocios y el trabajo corporativo, además de haberse desempeñado como profesor en el London School of Business y ser miembro de la Royal Society of Arts, habla en el texto que analizaremos hoy con mis alumnos ya grandes sobre cómo la educación que recibió tanto en su paso por la escuela como por la universidad lo hizo un “discapacitado” para el mundo del trabajo con el que se encontró al graduarse. Dice haber terminado sus estudios con su cabeza llena de conocimientos que le permitieron aprobar todos los exámenes que le pusieron en el camino, y que a pesar de sentirse un hombre bien educado, se encontró mal equipado para responder a la necesidad de ganarse la vida y de tomar las decisiones correctas que le surgieron tanto en lo personal como en lo laboral. Descubrió que había sido instruido para resolver “problemas cerrados”, es decir, de una sola respuesta: la correcta o la errónea; mientras que en su empleo debió hacerle frente a “problemas abiertos” que requerían un número de posibles respuestas. Lo que Edward De Bono llamaría “pensamiento lateral”. Además, había sido educado en una cultura individualista: sus notas eran suyas, y sus compañeros de clase eran sus “competidores”; mientras que en su trabajo debía trabajar cooperativamente con sus colegas para obtener buenos resultados para todos, y si bien sabía de las bondades del trabajo en equipo, ese concepto estaba en el compartimento de “diversión” en su mente, ya que la idea de equipo tenía que ver con el deporte más que con sus estudios.


El texto es extenso y muy rico, y deja entrever una mente brillante, que logró aprender a pesar de su escolaridad. Concluye diciendo que su educación resultó “incapacitante” (“disabling”), ya que ,en rigor, le enseñaron actitudes y comportamientos que eran justamente lo opuesto a lo que se necesita en la vida real, en el mundo concreto del trabajo.


Él, como yo, desea ver un cambio de paradigma. Mientras tanto sigo tratando de ayudar a mis hijos y a mis alumnos a que sobrevivan en este sistema que tan poco tiene que ver con la forma en que deberíamos aprender, vivir y trabajar en un mundo mejor.


Y te lo digo así: a boca de jarro.                                       

*Nota 1 : El texto al que hago alusión es un fragmento de “A Quest For Purpose In The Modern World”, en el que Charles Handy cuestiona los valores modernos.
*Nota 2: Esta entrada está dedicada a mis alumnos de CPE1, que tal vez espíen mi blog… espero que le guste, y se enteren de que intentaré enseñarles sin generarles tensiones y estimulándolos a que desarrollen sus potencialidades y disfruten el hecho de aprender, a pesar de que les tengo que poner notas... 

martes, 12 de abril de 2011

La magia del mago

                                                    
                                                     
Finalmente logré ver la última película de Harry Potter junto a mi hijo adolescente. Realmente, el fenómeno Potter es notable entre los jóvenes y los no tanto. Y más allá de que la saga se ha hecho larga y se ha constituido en un fenómeno comercial sin precedentes en la producción cinematográfica  y literaria inglesa, cada libro deja un mensaje positivo para la vida, y vibra en creatividad tanto en el imaginario mundo de Hogwarts como en los vericuetos de su trama y la interacción entre sus memorables personajes, que han sido brillantemente encarnados por actores ingleses de raza teatral  y estirpe Shakesperiana que es un lujo tener juntos en la pantalla.

Desde ya, soy una enamorada del inglés, y la dicción de esta gente es música para mis oídos. Pero además, y como si todo esto fuera poco, J.K. Rowling, esta madre devenida en autora de best sellers de calidad que se inspiró inicialmente a partir de las historias que les contaba a sus propios hijos a la hora de dormir, maneja un estilo impecable que hace que brille y reverbere lo mejor de la tradición literaria inglesa en sus páginas. Al recrear esta escuela para magos, no solamente apela a elementos del imaginario colectivo inglés conectados con los duendes y la magia del druidismo y el legado celta, el mago Merlín y la leyenda del buen Rey Arturo y su espada, sino también a lo mejor de la herencia literaria sajona: los neologismos del genial George Orwell, la oscuridad tenebrosa de los edificios góticos de “Frankenstein” de Mary Shelley, los pasadizos y callejones neblinosos de la Londres de” El extraño caso del Dr. Jekyll y Mister Hyde” de Stevenson, y las intrigas y antagonismos con ribetes trágicos al mejor estilo de la tragedia Shakesperiana, como asi también los momentos y personajes desopilantes de las comedias del Bardo.

Especialmente en esta última vista, “Harry Potter y las reliquias de la muerte”, se detectan elementos presentes en “Mil nueve ochenta y cuatro”, donde Orwell magistralmente presenta los excesos de los regímenes autoritarios fascistas y nazis que detestaba, y alerta sobre sus nefastas consecuencias. Vemos aquí el tenebroso accionar del Ministerio de la Magia, con Voldemort a la cabeza, el señor de la muerte, el innombrable, el mal que acecha al bien encarnado por Harry Potter, a quien ya le ha arrebatado a  sus padres en la primera infancia, convirtiéndolo en un huérfano, al mejor estilo Dickens,  y dejándolo a la merced de una familia impiadosa y “muggle”, es decir, “no maga”. En este funesto edificio, los magos que practican la magia negra y trabajan para encontrar y aniquilar a Potter visten trajes de cuero negro con brazaletes rojos que los identifican fieles al estilo Hitleriano.
Más allá de toda esta riqueza y reafirmación de los tesoros literarios de la cultura británica que Rowling integra amena y sabiamente como tributo a sus antepasados y legado para las nuevas generaciones, siempre me moviliza algún pasaje de cada libro en el que un adulto sabio le transmite un simple pero valioso mensaje de vida a Potter y sus amigos, ya adultos jóvenes.

En la primera novela, por ejemplo, tengo subrayado un intercambio entre Dumbledore, el rector de Hogwarts y mago poderoso y sabio de la orden de Merlín, con Harry aún niño, en el cual lo incentiva a llamar al temido Voldemort por su nombre, ya que si llamamos a cada cosa por su nombre perdemos el miedo a la cosa. “El miedo a nombrar algo hace que el miedo que sentimos por ese algo aumente”, dice el viejo mago.

Cerca ya del final de “Harry Potter y la piedra filosofal”, Dumbledore reflexiona con el niño huérfano que lo admira y ama acerca de cómo su madre lo ha salvado al morir. Si hay algo que el mal no puede entender es el amor, le explica. Al matar a su madre, el mal encarnado por Voldemort hizo que un amor tan poderoso como el de la madre dejara una marca indeleble en su hijo. Y no se refiere a la cicatriz sobre su frente, sino a algo invisible: haber sido amado tan profundamente hace que, aunque aquellos que nos amaron ya no estén entre nosotros, quedemos protegidos por ellos para siempre, porque llevamos su amor en la piel, como una marca a la cual el mal no se atreve a  tocar.

Y en la última novela, el mensaje que más rescato está en el legado del viejo Dumbledore, ya muerto, a sus tres alumnos favoritos: a Harry Potter le obsequia la bola de su primer partido de Quidditch, para que recuerde el valor de la perseverancia y el talento; a Hermione, la bruja de las pociones y acertijos, un libro para niños que con su simple genialidad la llevará a desenmarañar importantes misterios, y al pelirrojo Ron le obsequia un “Deluminator”, una especie de lámpara que hace que se haga la luz en medio de las tinieblas en su lucha contra la adversidad y el mal. ¡Qué regalos!

Ojalá todos recibiéramos regalos así de nuestros sabios y viejos magos: la fuerza del Amor que nos hace capaces de valorar nuestros propios méritos y así creer y luchar por quienes somos en esencia, la sabiduría de nuestros ancestros para develar misterios que parecemos no comprender, y la luz del Bien para iluminar la oscuridad de los males de este mundo.


A boca de jarro



domingo, 10 de abril de 2011

Masacre en Río de Janeiro.



  En mi entrada anterior reflexioné sobre la metafórica muerte de la niñez ante el nacimiento de la adolescencia. Hoy quisiera pensar en voz alta sobre la muerte real de niños acaecida en Río de Janeiro días atrás que nos conmocionó a todos. Niñez y adolescencia confluyen en la escuela. Esta es otra masacre en una escuela, lo cual ya puede considerarse como un fenómeno global, debido al gran número de casos que se han suscitado en los últimos años. No vemos masacres en supermercados, centros comerciales, cines, teatros o restaurantes con la misma frecuencia, aunque criminales  enfermos hay por doquier.

  Esto me llama a reflexionar: ¿por qué la escuela, a la que generalmente el criminal que ataca está ligado de algún modo, se convierte en el blanco de toda la ferocidad de su patología mental?


   Los medios periodísticos se ocupan de analizar cuestiones tales como la prevención que se requiere para estos casos, o la  falta de velocidad del accionar de la policía, o la falta de seguridad en las escuelas. Y humildemente siento que estas tragedias deberían ofrecernos una oportunidad para  enfrentarnos con la imperiosa necesidad de repensar el rol de la escuela y las emociones que genera el sistema educativo como fenómeno global en el siglo XXI, que hacen que algunos de sus agentes, tanto sea alumnos como profesores, emerjan de él tan enfermos. Esta necesidad de cambio no forma parte de ningún plan de educación ni  se refleja en ninguna currícula escolar, que es lo que más preocupa a los gobernantes, quienes salen corriendo cuando algo así sucede, aunque ya sea demasiado tarde; entonces seguimos sin plantearnos la exigencia de re-crear la escuela saliendo del paradigma obsoleto que se limita a "aprobar y desaprobar", dañando y  generando traumas tanto a niños sanos como a niños enfermos. No es improbable que quien sea catalogado como “extraño” por sus conductas sociales dentro de la escuela, marginado, victimizado, hostigado y calificado de "fracaso escolar" por su desempeño en ella, sin recibir asistencia psicológica y contención afectiva desde la escuela misma, terminará enfermo de resentimiento y encono, y así pueda llegar a lastimar y lastimarse a sí mismo como aquí vemos. Desde ya, ese chico muy posiblemente venga enfermo desde su hogar. Probablemente todo su entorno familiar esté enfermo y sea enfermante. He escuchado a una psiquiatra decir que en este caso de Río se trataba de un homicida con "una sed de venganza  ligada a una patología cronificada", es decir, de larga data. Razón de más para que alguien desde la escuela tomara cartas en el asunto al detectarlo y le brindara asistencia psicológica en primera instancia. Eso sucedería en una sociedad sana con una escuela sana.

   El mal, la muerte y el dolor de tantos inocentes no tienen explicación, pero sí las causas de la enfermedad.

   Y no intento culpar a la escuela de ésta ni de otras tragedias similares: lejos de mí estaría semejante locura.
Lo que intento decir es que hay algo enfermo en el engranaje escolar también, como en el afuera, y que es imprescindible revisar para sanar.

   La escuela es también una víctima de la enfermedad social que la infecta, al igual que todos sus agentes.


   Y me viene  a la memoria una excelente película francesa que expone esta realidad impecablemente: “Entre los muros”, de Laurent Cantet.  
                                                                            
   Insisto en la urgencia de dar un primer paso hacia el cambio para  sanar a la escuela. El  criminal es un emergente de un sistema "infectado". La escuela, como institución, está enferma, y ya no es, como para generaciones pasadas, un segundo hogar, lamentablemente.
   En Estados Unidos, Inglaterra, Argentina y ahora en Brasil, se masacra a niños dentro de la escuela: tal vez se trate de una manera errónea y violenta de pedir un cambio desesperadamente. 

    Tampoco intento defender al asesino: él también es una víctima y que Dios y nosotros todos nos apiademos de él, y los afectados reciban la bendición de la capacidad de perdón y consuelo por las irreparables perdidas.


   También pienso en esa pobre escuela destruída moral y anímicamente, en esos maestros que intentaron defender a sus alumnos y defenderse a sí mismos, y en los niños que fueron testigos y víctimas: hay también mucho trabajo psicológico para hacer con ellos ahora. Y esto lo rescato porque no todo está perdido, al contrario, hay mucha gente valiosa en estos ámbitos que merece un cambio para mejor en muchos sentidos, y está deseosa de gestarlo.


   Las sociedades avanzadas deberían replantearse devolverle sentido de pertenencia, relevancia y cobijo a todos los agentes escolares. Y para quienes no "encajen" por problemas serios, debería brindase atención desde la escuela, o bien derivar a centros especializados provistos por el estado para intentar salvarlos y así salvarnos todos.

   Las escuelas, como la sociedad toda, necesitan un enorme baño en un "río" de amor empático e inteligente, y ya no más baños de dolor, rechazo y exclusión que terminan por convertirse en baños de sangre.

   Hay mucho por hacer. Me gustaría ver el cambio asomar en el curso de mi paso por esta vida. 
 



Y te lo digo así: a boca de jarro.              











sábado, 9 de abril de 2011

Morir a la niñez



                                                     


Mi hijo de doce ya para trece está atravesando su primer gran crisis vital: está dejando de ser niño. La palabra “púber” lo define a la perfección, ya que “púber” se refiere al vello que comienza a asomar en distintas partes del cuerpo. Y nosotros, sus papás, estamos invadidos de un incómodo sentimiento de “extrañeza” frente a este hijo al que amamos profundamente, del que atesoramos recuerdos intensamente felices por haber sido nuestro primogénito y eso hace que la intensidad del sentir resulte exultante por lo novedosa, y a quien hace un tiempo no logramos “encontrar”, oculto él bajo su "raro peinado nuevo" (como diría Charly García) y evasivo en sus contestaciones monosilábicas, amén de su afán por enfrentarnos constantemente, y su aparente apatía frente a cuestiones que solían despertar no ya su interés sino su franco entusiasmo.
Estamos relativamente tranquilos frente a estos síntomas, ante todo por lo conocidos, ya que los hemos atravesado y sabemos de qué se tratan y de las incomodidades que producen, tanto en el chico en cuestión como en su entorno familiar. Además ambos hemos trabajado con adolescentes toda la vida, y hemos leído y estudiado bastante sobre qué les pasa, y cómo intentar guiarlos. Pero este es nuestro hijo, y hay toda una estantería propia que se remueve frente a la imagen que nos devuelve este espejo, y eso también resulta movilizador. Está el niño que nosotros una vez nos vimos forzados a dejar de ser porque el reloj de la naturaleza marcó el tiempo del cambio, y el púber y el adolescente acomplejado y conflictivo que supimos ser, a quien tal vez no recordemos de la mejor manera en tanto  lo padecimos. 
Es un tiempo que se lentifica, y uno quisiera que pasara pronto y que se definiera ese nuevo ser en gestación de una buena vez. Como dice Françoise Dolto  eel maravilloso libro que estoy releyendo, “Palabras para adolescentes o El complejo de la langosta”, este proceso de cambio se asemeja al cambio de caparazón de las langostas. Entre la desaparición de la vieja capa protectora y la aparición de la nueva, el ser queda mucho más expuesto, vulnerable y totalmente amorfo y extrañado de sí mismo, lo cual le genera un doloroso sentimiento de inferioridad y desvalía, especialmente frente a sus pares ya más adentrados en el pasaje de un estado a otro.
Ayer, por fin, logramos tener una charla sin  enfrentamientos ni huidas, que celebramos por lo que cuesta hacerlo hablar y exteriorizar sus sentimientos. Y al intentar explicarnos su sentir, recurrió a una imagen maravillosamente gráfica.

Dijo sentirse como a alguien a quien le han amputado un brazo, y a quien le han cortado ese miembro, ya cercenado de su cuerpo, en varios pedazos. Y al ver esa parte de su cuerpo frente a sus ojos, siente dolor, pena, extrañeza, y al mismo tiempo, una fuerte vinculación, ya que, como él mismo explicó, “hay partes del brazo que todavía están conectadas”, aunque cortadas. Y de allí proviene ese sentido de “estar perdido”, de no encajar más en la vieja estructura pero de aún no haber siquiera divisado el puerto hacia el cual rumbear.

Es genial, porque es exactamente así como lo vemos nosotros, como un miembro de nuestra familia que anda suelto aunque aún conectado por las venas por donde fluye la sangre  de la cual se nutre. Es un salir de ese caparazón que se desintegra en toda su vulnerabilidad, y que solía cobijarlo e identificarlo, hacia las puertas del mundo exterior. Y es pretender plantarse como un león, emitiendo opiniones categóricas que adolecen de fundamentos maduros, lógicamente, intentando rugir como tal aunque todavía no tiene los colmillos afilados para devorarse al mundo de un bocado como cree que debe hacer.

Me da mucha ternura cuando me abraza como buscando ese refugio materno que solía bastarle, pero que sé que ya no le basta, porque de eso se trata, de encontrar cobijo en otros refugios o re-crearlos en su propio ser. Otras veces me exaspera y me enfurece el sentirlo tan cuestionador, distante, indiferente, ensimismado y distraído…
Tomará tiempo. No será fácil. E iremos viendo cómo ayudarlo para que transite este rito de pasaje de la mejor manera posible, sin que se lastime demasiado. Veremos qué nuevo ser emerge de esta mutación. Veremos como nuestro hijo procesa su duelo por la niñez que muere, y cómo renace a un nuevo ser lleno de la luz que sabemos brilla en su interior. Por eso digo que no parimos a los hijos una vez, sino muchas… por lo cual estaremos aquí,  a su lado, justo donde nos necesita.

Y te lo digo así: a boca de jarro.                        

miércoles, 6 de abril de 2011

Nuestros hombres.



Hoy quiero reflexionar sobre los hombres. Mi hombre, y el de mi hermana. Creo que merecen esta reflexión, porque son maravillosos ejemplos de resiliencia, de fortaleza ante las vicisitudes que les han tocados atravesar, que no han tomado como adversidades, sino como oportunidades para crecer y hacerse HOMBRES, ya que no los han dejado deprimidos, sino que, muy por el contrario, los han llevado a seguir buscando el camino que a veces sus mujeres sentimos que hemos perdido, inmersas en el paradigma “hogar vs. trabajo” que tanto nos afecta.

Ellos también se mueven en “los dos mundos”, y lo hacen bien y sin tanta queja ni reflexión. Se desempeñan en sus trabajos, los pierden justo antes de un fin de año, impiadosamente, sin decir agua va, injusta y lastimosamente debido a los ajustes económicos de las empresas por donde pasan y la economía global, e igualmente siguen adelante, buscando. 


Vuelven a casa, cambian pañales, preparan comida para los chicos, aprendiendo a amasar rica pizza o a hacer asado para ahorrar en delivery y para que los chicos coman mejor, los bañan, los traen y los llevan, los ayudan con la tarea, median en sus peleas, ceden su tiempo de ocio para salir a pasear en familia o ver programas o películas en lugar de fútbol, van al banco, van al súper a hacer las compras el día del descuento, vienen a nuestro rescate cuando nos quedamos con el auto, y vuelven a casa… a ponerle el oído a nuestros lamentos por todo lo que hemos hecho en el día. Se bancan estoicamente nuestros vaivenes hormonales que no comprenden, y nos aman igual tanto como las novias arregladas y perfumadas que supimos ser como la amas de casa devenidas madres, desaliñadas y ojerosas, oliendo a comida recién cocinada que solemos ser. 


 Pacientemente nos escuchan y nos contienen cuando protestamos por las condiciones laborales en las que nos movemos, y ellos mismos también padecen, y tal vez callen su opinión, en parte justificada, de que sus trabajos han sido desfavorecidos en cantidad de oportunidades y retribución económica  por la competencia que las mujeres les hemos generado: no hay tanto trabajo jerarquizado de cuello blanco para repartir entre tantos… 



 Son fabulosos padres, excelentes compañeros de sus mujeres, buenos hijos y hermanos, tíos amorosos, buenos amigos de sus amigos y compañeros de sus compañeros, profesionales responsables e idóneos, que aún habiendo sido maltratados no se llenan de resentimiento y apuestan por un futuro mejor aunque incierto. SON BUENAS PERSONAS. Son un verdadero ejemplo para todos, especialmente para los más pequeños, que se enfrentan a un mundo complejo. Y para nosotras, que tenemos la dicha de estar a su lado “en las buenas y en las malas”, como alguna vez dijimos ante el altar, sin saber a ciencia cierta de qué se trataba.

¡GRACIAS HOMBRES NUESTROS POR MANTENERSE      
SIEMPRE 
ERGUIDOS A PESAR DE LOS VIENTOS!



    
                                                             
Y te lo digo así: a boca de jarro.

domingo, 3 de abril de 2011

¿Juego de niñas?

   Mi hija juega mucho con su prima. Se juntan en casa e inventan historias con sus muñecas. En el juego los niños recrean  la vida adulta, que  idealizan, lógicamente. Son las dos muy maternales y amantes de la naturaleza.
Una tarde las llevamos a un hermoso vivero que está cerca y quedaron encantadas con lo que vieron allí. A partir de entonces, decidieron que iban a tener una casa en común, donde iban a vivir con sus respectivos esposos e hijos, todos juntos, y que esa casa tendría un hermoso jardín que cuidarían juntas, donde sus hijos (que ya tienen nombre y todo) podrían jugar.
Pero lo que más me sorprendió de esta maravillosa idea es que hicieron hincapié en que cuidarían de los chicos juntas, de que se ayudarían y se turnarían “para poder ser buenas mamás, hacer todo las tareas del hogar y salir a trabajar”.
   Me maravilla la sabiduría ancestral que hay en este proyecto de vida creado por sus mentes sabias e infantiles. Si hay algo que ellas seguramente perciben  en sus mamás es el enorme stress que genera el trabajo que implica hacer malabares con todo: los hijos, la pareja, la casa, el trabajo afuera, la familia extendida, el ocio nuestro y de ellos, etc.
Es evidente que por más que le pongamos garra, se nos nota muchas veces desbordadas, porque no se puede tanto y todo bien. Este es el paradigma que nos tocó vivir a nosotras, porque creo que cuando elegimos  una carrera y formar una familia, no teníamos idea de lo arduo que iba a resultar manejarlo equilibrada y armoniosamente, sin de tanto en tanto creer enloquecer en el intento cotidiano de poner en su lugar las piezas de este rompecabezas de horarios, quehaceres, idas y venidas .
   Las mujeres urbanas de clase media de mi generación que hemos estudiado y nos hemos formado para salir al mundo “masculino”  del trabajo pero que también soñamos crear nuestro mundo “femenino” con una familia y “crianza comprometida”, estamos  y nos sentimos generalmente muy solas, muy aisladas en la crianza de nuestros hijos , con poca ayuda del afuera más que la  de nuestras parejas , atestados de trabajo para bancar económicamente lo que gestamos, o la de una abuela o algún otro adulto amoroso nos pueda dispensar. 
    Y estas nenas idean un paradigma que nos remonta a la aldea de la que  alguna vez formamos parte, al barrio de la generación de mis abuelos y de mis padres, no tan atrás en el tiempo, donde cualquier matrona o vecina o hermana o tía estaba cerca y dispuesta para echarle un vistazo a los chicos. Estas niñas, que están más conectadas con la naturaleza que los adultos a su alrededor, se saben “mamíferos”, y piensan en términos de “cría y manada”, como diría Laura Gutman. Es una muy buena idea que ojalá logren realizar esto de “tejer una red de mujeres” que se cubran las espaldas para recuperar un poco más de la calma y el sosiego que añoramos las  adultas contemporáneas, tan fundamental para el bienestar de todos.

   Y te lo digo así : a boca de jarro y con "linda letra".

viernes, 1 de abril de 2011

Las manos que guían


  Mi hija parece haber dejado atrás su stress escolar, y se la nota contenta e inspirada. Ayer decoró toda la superficie de nuestra terraza con rayuelas y muñecas gigantes pintadas con tizas de colores, lo que hoy los artistas llamarían “gigantografías”. A ella le encantó esa nueva palabra, que inmediatamente añadió a su ya rico  y vasto universo lexical.
Yo, que siempre quiero ir un poco más allá de lo que noto, y que en este caso también me tiene a mí más contenta e inspirada, trato de analizar las causas de este cambio positivo en su estado de ánimo. Y siempre llego a la misma causa primordial:

Las manos que guían.

¡Sí! La mayoría de sus maestras este año la estimulan y no corroen su autoestima ni la intimidan. La idea de jugar a la rayuela, y de dibujarla con tizas, la trajo del instituto donde aprende inglés, donde aprende también jugando.  Obviamente, mi hija ADORA a su “Miss Flower” y sus clases de inglés, y esto la transporta e inspira, porque el disfrute genera justamente esas ganas sanas de explorar y “re-crear”.

Aprender es siempre ir un poco más allá.

Su maestra de plástica trata a sus trabajos como “obras de arte”, ya que entiende que todo niño es en gran medida un artista. No mira los “trabajitos” con los ojos del adulto que ve el lado vacío del vaso, sino que logra ver la riqueza, el potencial, la creatividad espontánea, la libertad de ser único y original que todo niño despliega.
Su maestra de grado no la persigue con evaluaciones constantes, y “no se enoja” si le queda algo de lo mucho que da para hacer en clase como tarea para el hogar.
Para mí era impensable esto de que la maestra “se enojara” con un chico de primer ciclo porque no hizo a tiempo a terminar una seguidilla de ejercicios mecanicistas y aburridos  (“cuentitas”, “problemitas”, “silabeo” “recortar  y pegar palabritas” etc. en pleno siglo XXI…).
Comprendo, como docente y madre que soy, que uno a veces se enoje, especialmente si nota que no hay voluntad, que no hay esfuerzo. Pero en este caso hay cansancio lógico, hay tedio…  Es una pena no saber ver, no saber autoevaluarse como docente. La consecuencia es lastimosa.

Cuando no hay disfrute no se aprende.

Es así que yo encuentro tantos adolescentes más tarde en su escolaridad sintiéndose anulados para las matemáticas, un cero a la izquierda para lengua, y demás. Es que nadie los convocó a averiguar “el para qué” del aprender, no hubo disfrute, no se fue más allá de lo mecánico, que es un escalón para acceder a otros niveles del saber. Con esto no quiero decir que el aprendizaje siempre tiene que ser una fiesta, un juego.
Hay momentos más monótonos, aunque necesarios y productivos. El tema es no quedarse allí, darle la mano al alumno para que de ahí ascienda un peldaño más, para que con esto que costó y cansó haga algo a lo que le encuentre sentido y aplicación relevantes: ahí está el goce.

Se aprende cuando se incorpora algo nuevo que sirve para la vida. Y al descubrir que me sirve, disfruto.

Y este proceso de descubrimiento lo logran las manos que saben guiar.

A boca de jarro

P.D. Excluímos a la maestra de flauta…

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