lunes, 18 de abril de 2011

¡Me publicaron otra vez! : SUPERPODEROSAS


                                                                                    

  





Un buen fin de semana: lindos momentos compartidos con familia, descanso necesario, buena película, rica comida sin excesos, cero sobredemanda para adelantar tareas para la semana, y la alegría de que me publicaran otra vez una carta en Yo Lector en La Nación Revista.

La verdad es que me divierte y me hace bien escribir. Me gusta leer, pero más me gusta lo que me pasa después de leer, y es esa irrefrenable  ansia de poner en palabras lo que me provoca lo que leí. A veces puedo ser muy crítica. Otras, me siento plenamente en sintonía, y celebro que haya alguien que viva de escribir y que reflexione sobre las mismas cosas que me interesan a mí, y encima piense parecido. Entonces siento la necesidad de comunicarme. Adoro la comunicación, tal vez por eso elegí aprender y enseñar un idioma. También me gustaría escribir como forma de ganarme la vida…y aquí lo estoy haciendo, aunque sin fines de lucro.

“Chicas Superpoderosas” se titula la reflexión de Mori Ponsowy de LNR en Miradas, la última página del domingo13 de marzo del 2011. Y vamos por la cuarta carta publicada en LNR, la segunda este año, y la sexta en mi historia contando una en Clarín Revista y otra en una revista femenina. Me gusta esta última página de LNR, y ya reaccioné muchas veces a lo allí publicado: es como la frutilla del postre, y pienso que me la reservo para mí. Puedo pasar por alto lo que hay que ver en cine y teatro, notas más extensas que no responden a mis intereses, desde ya moda y cocina, pero estas reflexiones finales no me las pierdo: adoro el ensayo argumentativo sobre temas de la vida diaria como nos toca, y desde ya me encantan los eruditos aportes de Sergio Sinay, a quien admiro, pero no le enviaría una pregunta como  suelen  hacer los lectores, porque, humildemente, certera o equivocadamente, siento que ya estoy en edad de DAR RESPUESTAS a ciertos temas.

En “Chicas Superpoderosas” la periodista echa una mirada sobre como vivimos hoy las mujeres que pretendemos cubrir tantos flancos y desempeñar tantos roles ahora que, luego de la lucha por igualar al varón, hemos conquistado espacios laborales importantes en el mundo del afuera. Ella, como yo, cree que esto de la igualdad es un verso, y agrega estadísticas interesantísimas para probarlo, ya que según un informe de la ONU del 2004:
                    
“Las mujeres representan el 51% de la población mundial, hacen el 66% del trabajo, reciben el 10% del ingreso y son dueñas de menos del 1% de la propiedad.”

Yo, como ella, pienso: “¡MENUDA IGUALDAD HEMOS CONQUISTADO!”

Entonces ahora, gracias a la conquista, jugamos a ser La Mujer Maravilla, a poder con todo, ya que la crianza y las tareas del hogar siguen recayendo mayoritariamente sobre nosotras, lógicamente, dada la magra magnitud de nuestros ingresos. Ella habla de aflojar algo del control que ejercemos sobre nuestras familias si deseamos mayor igualdad en lo laboral. Yo le escribo felicitándola y echando luz sobre cuantas mujeres literalmente mueren en el intento por pretender ser superpoderosas cada año, dado que las estadísticas arrojan datos preocupantes. Cada vez más mujeres  enferman y  hasta mueren por cardiopatías, A.C.V., y otras afecciones derivadas del stress y la ansiedad que padecemos por querer hacer tanto y todo bien. Ella dice que tal vez ha llegado la hora de preguntarnos si estamos cómodas en este traje de Súper Chica. Y yo le contesto que es buena hora de  que las mujeres nos saquemos el disfraz, dejemos los sueños infantiles atrás, y nos enfrentemos seria y honestamente con la necesidad de recuperar los espacios de salud mental, equilibrio emocional, y armonía que hemos perdido por creernos alguna vez  chicas superpoderosas. 

Propongo la necesidad imperiosa de  que repensemos nuestros roles, y aceptemos que el multitasking es un concepto empresarial que no podemos aplicar a la vida personal y familiar, descuidando lo que no cotiza en mercado: las emociones, fuente de salud y bienestar. En definitiva, planteo una revolución pacífica de mujeres que no respondan a ningún “ismo”, sino a sus más íntimas necesidades vitales, y que luchen ya no por conquistar espacios, sino para recuperar los perdidos. ¿Cómo se hace? Tomándose fines de semana como el que pasó, por ejemplo. No es siempre fácil, pero es posible.



                                                                           


A boca de jarro

2 comentarios:

  1. ¡Con razón la cuenta no me cerraba! Con semejantes porcentajes está para replantearse qué estamos haciendo de nuestras vidas. Estoy plenamente de acuerdo con todo lo expuesto en esta entrada, y creo que más allá de los que nos pasa "after feminismo", este estado de cosas tiene su raíz en la esencia misma de la mujer (o de cómo fue educada por siglos). La autoexigencia. Nadie nos pide tanto como nosotras mismas. Sinceramente creo que si nos relajáramos un poco y en vez de apuntar al 100% llegamos a un 65% de nuestras propias expectativas, nadie se daría cuenta (nosotras sí, porque estaríamos menos agotadas!!).
    Para pispear cómo vivían las mujeres hace unos 150 años atrás, leer un poco de cómo pensaba Juana Manso (te amargás) y para reírse un poco del hoy, buscar en YouTube "Tale of two brains". Nada cambió tanto... antes las obligaban a ser superpoderosas (dentro de su acotado espacio) y ahora lo elegimos nosotras :-P
    BTW, hermoso jardín urbano!!

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  2. ¡¡¡Ale, querida!!! ¿Sos mi amiga Ale,la que anda silenciosa últimamente? ¡Qué buen aporte: no sabés cuánto te lo agradezco!
    Y qué honor le hacés a este humilde espacio de reflexión con las tuyas, que son siempre tan lúcidas y valiosas para mí.
    Absolutamente de acuerdo con vos: la autoexigencia parte de nosotras mismas porque nada ni nadie demanda tanto como la autoexigencia femenina. Y no se si se lo podremos achacar a la educación o los genes.
    Obvio que voy a ir a Youtube a ver esa "Tale of two brains".
    Y lo de Juana Manso será para consuelo.
    ¡Un besote grande!
    Yo, jardín con tortugo ahora, vos tus plantas y tus gatos: todo es vida...

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