Un lector de La Nación Revista que leyó mi carta publicada el domingo 16 de abril del corriente, y que yo comentara y festejara en este blog, tuvo el maravilloso gesto de dirigirse a mí vía mail para expresar su reacción a mi carta. Esta es un fragmento de nuestro intercambio epistolar que merece ser publicado por su profundidad, sutileza y riqueza, más allá de que me honra, alimenta y alienta a seguir con mi humilde intento de
“… pensar la realidad que me toca vivir con total honestidad y en voz alta”, y de escribir.
Xavier Bustos tituló su primer envío “Espacios”, y yo tomo su apropiadísima elección como título de esta entrada.
Aquí va el intercambio:
El 19 de abril de 2011, 23:36, Xavier Busto escribió:
Fue muy agradable encontrar una carta como la que usted escribió para la revista del domingo. Más de una vez sentí que la mujer -ser que literalmente venero- cobraba fuerzas en lo relativo a lo laboral o lo empresarial y a la vez era devorada por la impaciencia, la competitividad y un creciente e inconsciente (o no) estado de similitud con lo masculino, dejando trozos de piel en esa lucha (además de su familia y su propia persona). Ojalá que al descubrir la necesidad de un cambio, esa revolución que propone se efectivice para lograr con ella la calma, recuperar espacios perdidos y, fundamentalmente, reencontrar la exquisita femineidad que eternamente debe acompañar a la mujer. La felicito por un tema que ayuda a pensar, le pido perdón por mi intromisión y gracias por por su lúcido análisis que provocó mi necesidad de responderle a través de Internet. Hasta otra nota, cordialmente. Xavier.
El 20 de abril de 2011, 06:09, Fernanda escribió:
Estimado Señor Xavier Busto: Yo soy quien se siente profundamente agradecida y honrada por recibir una reflexión tan sensata y honesta como la suya. Más allá de las diferencias de género, que estimo nos complementan y no nos distancian, estoy absolutamente convencida de que lo que escribí en mi carta del domingo, y lo que Ud. tan acertada y correctamente agrega, es la humilde verdad que padezco como mujer día a día: ir dejando trozos de piel propia y de la quienes más amo en una lucha fútil por pretender ocupar espacios donde, precisamente, no me hallo en mi piel, y no la hacen sentir piel de mujer. No podría Ud. haber usado una imagen mejor.
La revolución que propongo es un cambio pacífico, ordenado, paulatino y armonioso hacia una forma de vida sin más "ismos", donde todos nos sintamos a gusto, aunque suene utópico. Es mi deseo que las generaciones futuras, en especial la de mis hijos y sobrinos, logren alcanzar algo del equilibrio que nosotros parecemos haber perdido. Y celebro este contacto.
Muchísimas gracias por su exquisito aporte, que me reconforta el alma, ya que escribir y sentir que hay eco en otras voces es algo sencillamente maravilloso que he adoptado como hobby, aunque admito que me gustaría ir un poco más allá…
Muchísimas gracias por su exquisito aporte, que me reconforta el alma, ya que escribir y sentir que hay eco en otras voces es algo sencillamente maravilloso que he adoptado como hobby, aunque admito que me gustaría ir un poco más allá…
Lo saluda muy atentamente,
María Fernanda Paz.
El 20 de abril de 2011, 21:40, Xavier Busto escribió:
Estimada Señora: Aún me encuentro bajo los efectos emotivos producidos por el mail que me enviara. Tomando en cuenta lo expuesto por Vd. en la revista no deberían asombrarme la claridad de conceptos o calidad en su narrativa, pero su respuesta superó expectativas de mi parte. Me gratificó reencontrar un encanto literario que creía perdido a través de errores y horrores cotidianos que maltratan a nuestro idioma. Quizá por tales razones no me parece utópico el cambio que Vd. propone y creo forma parte del sentir de muchos que soñamos con la paz, estar a gusto sin necesitar de "ismos" (que en más de una oportunidad devienen en "itsmos", si se me permite el juego retórico). Habla también de gente noble que no se detiene en su persona sino en los que están junto a nosotros, hijos, sobrinos y, en mi caso, mi nieto Ignacio. Su blog es un lugar tan bello, donde encontré la magia de Klimt, Van Gogh y el encanto de lo poético (más allá de Neruda o no, toda la página es poesía pura). Sin dudas, el domingo tenía que leer la revista, encontrar su carta y hacer sobre la misma un comentario, el saber que de alguna manera he llegado a su alma acrecienta las esperanzas de que esa revolución por Ud. propuesta no es un imposible. Si deseara emprender un intento literario, cuénteme entre quienes van a ir a buscar con mucho placer su obra en Yenny o Cúspide, por ejemplo.
Xavier.
Xavier.
Un encuentro de almas que ensancha a las dos en un espacio virtual de comunicación concreta y real :
¡UNA Y MIL VECES MÁS:
GRACIAS SEÑOR XAVIER BUSTO!
Y te lo digo así: a boca de jarro, que rebalsa hoy…
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