Esto de escribir un blog es un fenómeno. Es un fenómeno fenomenal en cuanto se trata de un proceso que se genera a partir de escribir y hacer de lo escrito algo compartible. He ahí lo fenomenal del fenómeno. Un fenómeno fenomenal y relativamente nuevo, que vale la pena estudiar y explorar, algo sobre lo que voy a indagar: el blog como un nuevo “multigénero literario”, si se me permite el neologismo, multipropósito y multifacético, digitalizado e interactivo, en tanto permite incluir no solamente textos propios y citas de otros textos, sino además artículos, ensayos, reflexiones breves, relatos, cuentos, poesía, y también potenciar la palabra a través de la incorporación de pinturas, dibujos, caricaturas, fotos propias y ajenas, canciones, videos, tweets, reacciones y comentarios del los lectores, las devoluciones del autor del blog a esos aportes de parte de sus lectores, que pueden elegir ser seguidores y conformar un grupo virtualmente, el acceso a estadísticas del seguimiento del blog de lectores cercanos y remotos.
¡Es un fenómeno fenomenal!
Es más, me puedo equivocar, pero igual me juego a decir que, en este sentido, el blog puede llegar a exceder al fenómeno de imprimir y publicar un libro, por su inmediatez en tiempos que la imponen, por su grado de cercanía e interacción directa y fluida entre escritor y lector, por la flexibilidad que le proporciona al autor con sensibilidad artística de fusionar diferentes expresiones del arte y la cultura colectivas, hoy tan al alcance de la mano en Internet y patrimonio cultural universal, y por darle al autor la chance de entrelazar esa riqueza que se obtiene fácilmente desde la Web con sus propias apreciaciones, resonancias, y vivencias personales. Genera además la posibilidad de editar lo escrito una vez ya publicado, para enmendar algún dato erróneo o enriquecer, aunque tal vez, como me está enseñando Rozitchner en su taller de escritura, sea mejor no obsesionarse con releer y corregir, sino más bien fluir, escribir, postear y dejarlo ser. Esta es la riqueza del blog: su espontaneidad, su honestidad “a boca de jarro”, su ingenuidad, su cierto grado de improvisación y desparpajo, su frescura, su accesibilidad, y sobre todo, su imperfección. La imperfección lo hace aún más interesante como nuevo medio de expresión literaria, mucho más humano. Y lo hace también más abierto a tantísima gente que, como yo, “no es nadie” en el mundo de las librerías y las editoriales, pero escribe, y hasta escribe bien, y hasta escribe mejor que muchos que publican libros aunque no son escritores; y aquí mi profesor me diría que no entráramos en el debate, pero yo soy así: vivo “a boca de jarro”, me la juego, aunque no tengo la verdad agarrada por un puño. Con el blog, exterminamos al fraudulento escritor fantasma y desenmascaramos a más de uno que publica y vende carradas de libros sin apenas lograr poner dos palabras juntas en papel, pero que por “ser alguien”, es decir, por ser conocido, acomodado, mediático o popular, aprovecha la oportunidad que le sirven en bandeja los que ven él un negocio editorial. Mientras que otros muchos escritores de verdad, con real talento literario, deberán emprender el tortuoso camino de ir de editorial en editorial con un proyecto, arriesgándose a que el editor les diga: “¿Pero vos quién sos? ¿A vos quién te conoce? ¿A quién le vas a vender un libro vos, más que a tus amigos?” Y si ese escritor quiere publicar su libro, cosa a la que todo escritor legítimamente aspira, tendrá que pagar de su bolsillo para hacerlo, y resignarse a que sus ventas no reembolsen su inversión ni realicen su sueño.
Pues bien, ¡esto no pasa con un blog!
Y la pregunta filosófica subyacente que dejaré flotando es “¿qué significa ser escritor?” No deseo profundizar mucho en eso por ahora. Y aclaro que sé lo que significa no ser escritor, y que no me siento definida por esa bella, enorme palabra, justamente porque, a pesar de que la escritura fluye en mí, me inunda, y está en mí desde siempre, siento que para que el sustantivo “escritor” te quepa, hay que tener al menos un buen libro publicado que sea leído y reconocido. El mejor ejemplo que se me viene ahora a la cabeza es J.D. Salinger, autor de mi novela favorita, El Guardián en el Centeno (The Catcher in the Rye) . Sólo ese libro, ya que no publicó mucho más, lo consagra "Escritor", así, con mayúsculas. Esto es un sentir, nada más. Las cartas de lectores en LNR , que tanto orgullo me dan cuando me las publican, no bastan ni soñando para calificar. Ni siquiera los números para mí estremecedores de visitantes de mi humilde espacio de reflexión, coqueteo con el arte y sinceramiento ABSOLUTO sobre quien soy yo “en espíritu y en verdad” me hacen sentir que soy escritora.
Pero volviendo al tema, el blog es gratuito, es amigable al usuario, no requiere tercerización, comercialización o intermediarios, y eso lo hace muy noble y digno.
Sí, señoras y señores: hoy, desde mi blog, reivindico al blog, y lo consagro como un nuevo género literario con gran potencialidad de desarrollo a futuro.
Muy probablemente, ya le esté robando público a ciertas revistas de interés general que cuestan mucho y valen poco, cargadas de anuncios para venderte todo lo que no necesitás tener, o para mostrarte como necesitás lucir si querés dejar de ser tu valioso ser, o llenas de noticias de la vida íntima de mucha gente que es famosa sólo porque la gente que quiere vender esas revistas la hace famosa a fuerza de exposición más que de mérito.
Desde ya, estoy generalizando “a boca de jarro”: de hecho, hay y leo revistas valiosas que incluyen buenos personajes y buenos escritos y escritores, pero no son las que me veo obligada a leer cuando voy a la peluquería o al dentista sin mi libro, y quiero pasar el rato de espera insufrible leyendo algo digno de ser leído, que aporte o enriquezca. Y estimo que no son las más vendidas y, por ende, las más leídas: una pena…
IGUALMENTE ACLARO QUE PARA MÍ...
NO HAY NADA TAN MARAVILLOSO COMO UN LIBRO
Desde el aroma del libro, nuevo o viejo, hasta el tocarlo, anotarlo, subrayarlo, pasar sus páginas, llevarlo conmigo a donde voy, marcar sus páginas con los dibujos de mis hijos, tenerlo en mi mesa de luz, en mi biblioteca amada y abarrotada, en esa parte de mi vida en la que lo leí, en el ojo de mi mente que lo recreo, y en mi conocimiento de su autor por la complicidad de habernos hecho uno en el acto de la lectura...
NO HAY CON QUE DARLE AL LIBRO
Pero hoy celebro una vez más el fenómeno fenomenal del blog y se los dejo así, como todo, como siempre…
¡A boca de jarro : Arriba el blog!