Hay días en los que arde magia,
en los que llueve alegría,
en los que la vida emana
su claridad meridiana
y se me florece su mejor profecía.
Hay días en los que atisbo
la luz en mi propio abismo,
en los que todo es promesa,
en los que siento certeza,
días que libran la piedra.
Hay días en los que tus manos
crean un teclado
y tocan para mí
aquella melodía
que sabía mía.
Días en los que camino a ritmo.
Días que se me hacen cluecos
pero de los huevos
de empollar los versos
dentro de mi pecho.
Días en los que me río
del revés del reino,
en los que no freno
si me pega el viento,
días de alto vuelo.
A boca de jarro