lunes, 8 de enero de 2018

Día de definiciones





"Momentos felices", Gabriel Celaya


Cuando llueve, y reviso mis papeles, y acabo 
tirando todo al fuego: poemas incompletos, 
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos, 
fotografías, besos guardados en un libro, 
renuncio al peso muerto de mi terco pasado, 
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego, 
y así atizo las llamas, y salto la fogata, 
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento, 
¿no es la felicidad lo que me exalta? 

Cuando salgo a la calle silbando alegremente 
-el pitillo en los labios, el alma disponible-
y les hablo a los niños o me voy con las nubes, 
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando, 
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos 
desnudos y morenos, sus ojos asombrados, 
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando, 
salpican de alegría que así tiembla reciente, 
¿no es la felicidad lo que siente? 

Cuando llega un amigo, la casa está vacía, 
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso, 
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco, 
y yo asisto al milagro -sé que todo es fiado-, 
y no quiero pensar si podremos pagarlo; 
y cuando sin medida bebemos y charlamos, 
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos, 
y lo somos quizá burlando así a la muerte, 
¿no es felicidad lo que trasciende? 

Cuando me he despertado, permanezco tendido 
con el balcón abierto. Y amanece: las aves 
trinan su algarabía pagana lindamente: 
y debo levantarme, pero no me levanto; 
y veo, boca arriba, reflejada en el techo 
la ondulación del mar y el iris de su nácar, 
y sigo allí tendido, y nada importa nada, 
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo? 
¿No es felicidad lo que amanece? 

Cuando voy al mercado, miro los abridores 
y, apretando los dientes, las redondas cerezas, 
los higos rezumantes, las ciruelas caídas 
del árbol de la vida, con pecado sin duda 
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio, 
regateo, consigo por fin una rebaja, 
mas terminado el juego, pago el doble y es poco, 
y abre la vendedora sus ojos asombrados, 
¿no es la felicidad lo que allí brota? 

Cuando puedo decir: el día ha terminado. 
Y con el día digo su trajín, su comercio, 
la busca del dinero, la lucha de los muertos. 
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa, 
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos, 
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi, 
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio, 
sencillamente limpio y, pese a todo, indemne, 
¿no es la felicidad lo que me envuelve? 

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones, 
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice: 
"Estaba justamente pensando en ir a verte." 
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores, 
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme, 
sino de cómo van las cosas en Jordania, 
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento, 
y al marcharme me siento consolado y tranquilo, 
¿no es la felicidad lo que me vence? 

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo; 
pasar por un camino que huele a madreselvas; 
beber con un amigo; charlar o bien callarse; 
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro; 
mirarse en unos ojos que nos miran sin mancha, 
¿no es esto ser feliz pese a la muerte? 
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo 
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo, 
¿no es la felicidad que no se vende?




A boca de jarro

lunes, 20 de noviembre de 2017

Mi religión




"O Rose thou art sick."

"The Sick Rose", William Blake.



Florece el cactus entre espinas 
cuando tu muerte se me avecina. 
¡Bendita flor, dulce consolación, 
 inocente de la última herida, 
le opone vida a tu partida! 


En toda su amarilla iniciación 
hace de la flor mi religión, 
en pleno nacimiento me desmadra, 
letal ironía de agonía, 
y me convierte en huérfana de dios. 



A boca de jarro


lunes, 5 de junio de 2017

Yo te cielo... Ciélame

"Estuary In Summer", John Miller



"¿Se pueden inventar verbos?
Quiero decirte uno: 
Yo te cielo,
así mis alas se extienden enormes para amarte sin medida."

Frida Kahlo




"Ciélame, móndame, 


miamórame, mivídame, 


amanéceme, lamparéame,


gerúndiame, núblame, 


omblígame, alcoholízame, 


pellízcame, arranca estos días de mí, 


acurrúcame, tóseme, 


respírame, entíbiame, 


báñame, péiname, 


escúrrete en mi noche, 


piméntame, azúlame, 


azucárame, desnúdame, 


bésame con las manos, 


ensalérame, vérbame, 


arbólame, líbrame, 


cierra la puerta tras de ti, 


cuélame, cálame, 

tóntame, 

trae del olvido el olvido, 


arrúllame, piénsame, 


cántame una canción de cuna, 


articúlame, léeme, 


acaríciame las nalgas, 


siénteme, ábrete, ciérrate,


tuéstame, agilibíame


tráeme del viento la luz, 


delírame, arrebátame, 


ceféame, lluéveme, 


apriétame, lúname, 


estréllame, floréame, 


si he de morir, peréceme, 


águame, anochéceme, 


minóviame, ojéame, 


cómeme, bébeme, 


viájame, acolúmbrame, 


maréame, cuélame, 


manoséame con la boca, 


pestañéame, cervecéame, 


respírame en la nariz, 


escríbeme, 


lámeme, miélame, 


bárcame, avíspame, 


seme, déjame ser en ti, 


púnzame, sacúdeme, 


si he de vivir, víveme, 


acalámbrame, arrúllame, 


arróllame, ríeme, muérdeme, 


regálame tu risa bella, 


méceme, rízame, 


fúmame, tuérceme, 


viernésame, 


ámame, otóñame, 


dame tu risa, huye, 


cúrame, sálvame, 


vísteme, 


pronómbrame, 


llévate de mí toda la oscuridad, 


poémame."



 Martha Rivera-Garrido, Los amantes del inbox de papel, 2016.





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