La indignación ha tomado las calles de las principales urbes norteamericanas. Los indignados de Wall Street protestan contra "la codicia y la corrupción" del sistema financiero mundial y redoblan presión sobre la Bolsa neoyorquina acampando a los alrededores, en lo que parece ser sólo el comienzo de una protesta que se esparce por ciudades importantes como Washington, Boston, Chicago, Los Angeles, San Francisco, así como también focos menos notorios pero enormes y populosos como Seattle, Carolina del Norte y Minneápolis.
El germen madre son los M15, los indignados españoles que han inspirado a jóvenes, adultos y ancianos por igual en diversos lugares del planeta. En Estados Unidos llama la atención la cantidad de juventud en pie de protesta, poniéndole el cuerpo a ésto que parece un despertar del sueño americano que termino por convertirse en pesadilla desde la caída financiera del 2009.
Este año le he dedicado atención y varias entradas a este movimiento. Como dije en otras oportunidades, no soy analista política ni entendida en política internacional. Pero en ésto veo un movimiento netamente humano, un hartazgo con la indignación ante el abuso y lo espurio que comparto y celebro. Es un decir "BASTA" de manera civilizada y contundente. Y lo celebro. Y lo observo y lo sigo con interés, porque me gustaría ver a esta la indignación convertirse en el motor de un cambio hacia un mundo más equitativo que creo que nos merecemos como humanidad, más allá de todos los errores que hemos cometido. Además, me llama poderosamente la atención que la protesta se encienda en lugares dispares y remotos, de etnias e historias tan distintas, todos marchando y acampando al son del mismo sentimiento de indignación.
¿Será acaso un virus contagioso?
Y cada vez que me informo sobre este creciente fenómeno, se me viene el genial Quino a mi corazón "mafaldesco", hoy más vigente que nunca:
"NADA" por Norma Morandini, periodista, escritora, senadora por la Provincia de Córdoba.
“La primera noche, ellos se acercan y toman una flor de nuestro jardín.
No decimos nada. La segunda noche ya no se esconden, pisan las flores,
matan a nuestro perro y no decimos nada. Hasta que un día, el más frágil de ellos,
entra solo a nuestra casa, nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo,
nos arranca la voz de la garganta. Y porque no dijimos nada,
ya no podemos decir nada”.
*Y de yapa, por alegórico, comparto algo que me pasó mi hijo mayor para compartir en el blog:
Este video que estás a punto de ver está hecho sólo de voces humanas, y de nada más. Ningún efecto de sonido ni ningún instrumento.
Puras Voces; "PURE VOCA"
A boca de jarro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios!
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.