martes, 10 de noviembre de 2015

Baños de diseño



En mi próxima vida, no quiero pensar. ¡Quiero diseñar! Ya lo decía Steve Jobs, que de esto sabía algo: "Estamos aquí para dar un mordisco al Universo, sino ¿para qué otra cosa podemos estar aquí?" Eso es. En mi próxima vida, quiero pegarle, no un mordisco, un tremendo tarascón al Universo. Definitivamente, en mi próxima vida voy a tener un baño de diseño, por lo menos para no mear fuera del tarro a la hora de contestar las preguntas de mi hija adolescente.





Es que el otro día me sorprendió con una pregunta tan posmoderna que me hizo caer en este anacronismo de pensar. Asaltada por esa inquietud de vanguardia que la caracteriza siempre que damos una de nuestras vueltas al perro, a la antigua, me preguntaba cómo eran los baños de mi escuela. Mi respuesta, ahora que me doy cuenta, fue paupérrima, muy siglo XX:

-Los baños de mi escuela eran baños. Tenían una puerta, inodoros pequeños en la primaria, más grandes en secundaria, ventanitas altas, como respiraderos, una pileta para lavarse las manos y un espejo todo salpicado.

Debo confesar que su tren de pensamiento me apabulló una vez que lo pillé. Para la generación de mi hija, un baño no es simplemente un baño: un baño es un objeto de diseño. Mi hija nació en una casa con más de un baño, por lo tanto, ha tenido la chance desde muy chica de compararlos. No se trata ya de un único espacio compartido por el grupo familiar ni de ese sagrado lugar al que acude tanta gente... A Dios gracias, mi hija ignora también la cruda realidad de tantos millones de seres humanos que aún hoy, en la era del diseño, no cuentan ni con baño ni con casa. Para los adolescentes de su generación y de su condición social, la cruda realidad pasa por el sushi. Y los baños son poco menos que sitios turísticos, aptos para dar rienda suelta a la creatividad y al buen gusto, y así dejar en ellos mucho más que aquello que dejan los valientes. Son sitios donde se debe dejar una huella personal, pero a la luz de las velas aromáticas, con aceites esenciales, sales de baño y en una lengua foránea.






Inevitablemente, mi respuesta iba a frustrarla y hacer que se encendiera como una lámpara de diseño.

-El diseño es el pensamiento hecho visión, Má.

- ¿Y se puede saber de dónde sacaste eso vos, che?

-¡Ay, Má, por favor! Eso lo sabe cualquiera. Lo postearon en Instagram el otro día.




Eso lo sabe cualquiera... Tristemente cierto. Las frases de diseño arrasan en las redes un día cualquiera. Hoy hay pensamientos, citas, libros, tipografía y autores de diseño. Hay sillones, mesas, camas, blanquería, accesorios decorativos, vajilla, cocina y hasta mates de diseño. Con decirte que este pasado Día de la Madre no tenía ni puta idea de qué regalarle a la vieja - que afortunadamente, aun siendo jubilada argentina, no necesita nada -  y entré como por un tubo: ¡un mate de diseño!




Hay celulares, ordenadores, tarjetas, comidas, parejas y cuerpos de diseño. Así como la liquidez inundó la solidez de los vínculos en nuestra era - generando relaciones en las que los individuos se consumen uno a otro sin llegar a fusionarse, diluyéndose en su esencia amorosa so pretexto de escaparle al compromiso y al vínculo maduro, profundo y responsable - de la misma manera se está abriendo paso a una corriente en la que sólo flota la imagen. Y la imagen se crea, ya no para satisfacer una necesidad humana, sino para crear la necesidad. ¿Se entiende o es muy de diseño? Es que en mi época, digámoslo, lo que flotaba era otra cosa. Ahora nos parece que el mate qualunque ya no sirve para tomarse unos buenos verdes. Hace falta tener un mate de diseño. Y el baño ya no es solamente un baño, es "el cuarto de baño"- ojo al piojo - y ya no nos basta para hacer nuestras necesidades, ni siquiera en el colegio, hija mía. Es preciso contar con un receptáculo agradable que observe la armonía cromática incurriendo en la iconolingüística y - de ser posible - que respete también las leyes del feng shui para lavarse los dientes y darse una duchita rapidita antes de irnos a dormir. Así seguro que no era el baño de mi escuela, qué esperanza. Eso sí: que al baño lo siga limpiando Magoya o, en su defecto, Má.






A boca de jarro

20 comentarios:

  1. Me encanta tu post.... mi hija me deja también así.. a dos ... besicos.

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    1. Así nos dejan. Me alegro que te haya gustado, Maríjose. Muchas gracias por la visita.

      Besicos!

      Fer

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  2. Jajajajaja, es cierto, el baño de diseño o no, lo sigue limpiando má. Cáustica conclusión que arrumba toda la belleza conceptual del diseño. Nuestro mundo se basa, efectivamente, en el diseño. Ha penetrado tan profundamente en nuestra cultura que cuando vemos imágenes de otro tiempo, salvadas por la magia de la técnica, vemos que hace sesenta u ochenta años no existía esa fiebre de diseño. Las cosas eran menos pensadas, más utilitarias, menos sofisticadas en su plasticidad real. Otra cosa es que nos apropiemos de elementos del pasado, aunque sea griego o medieval y los rediseñemos a la luz de nuestro tiempo reinterpretando la historia. Porque también existe la historia de diseño, como producto consumible dotado de una luz que la hace parecer bella y verdadera. El diseño tiene algo de platónico -pienso- pues el platonismo, al menos en su actualización humanista, era una vía para ascender de la grosera realidad a la Verdad y la Belleza, a través de la contemplación sensible de la hermosura de una mujer, o la contemplación de la naturaleza o la creación artística. La Verdad y la Belleza se identificaban con Dios. Así que la contemplación nos elevaba hasta la Deidad. Así el diseño, en un mundo sin Dios, nos eleva hasta una Belleza y Verdad que es expresión del tiempo en que vivimos. Cada época tiene su diseño. Y observamos en películas de hace veinticinco años que su momento ha pasado. Solo algunas nos siguen pareciendo actuales. Pero tu texto irónico no nos llevaba por estos vericuetos zancandilescos sino que era llanamente una consideración de la liquidez del diseño, de las relaciones humanas, de las verdades de época. No sé si me hubiera gustado vivir en otro tiempo que este. Era el tema de la película de Woody Allen Midnight in Paris. Un tiempo con menos diseño y más profundidad. No sé. Es una cuestión extraña a la que no sé qué respuesta darle. Viví un tiempo de mi vida, el de mi juventud, en una sociedad ajena al diseño. Sin duda era otra realidad, otra forma de vivir, pero los baños también los limpiaba Magoya o Má. Eso parece ser ajeno a los avatares del tiempo.

    Un beso.

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    1. Ajeno a los avatares del tiempo... Dímelo a mí, que saco pelos y polvo facial robado del baño de Má todas las mañanas.

      Besos y gracias por tu aporte, Joselu.

      Fer

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  3. Verdad, hay por excelencia lugares en los que tu mente se puede ir al limbo sin mucho trabajo...jajaja
    Besos

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  4. Respuestas
    1. Los hijos nos llevan por caminos inusitados, Mark...

      Un abrazo y muchas gracias!

      Fer

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  5. Muy bueno María. Un ejemplo perfecto de cómo convertir una anécdota cotidiana en un interesantísimo relato.
    Un saludo y a seguir batallando con la prole.

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    1. Seguiremos en la lucha, Manuel ;)!

      Un abrazo y muchas gracias.

      Fer

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  6. Qué bueno, Fer, qué bueno.
    Yo, de veras te digo, que el diseño, así como tantas otras cosas, las crean para nuestra necesidad y lo hacen para que entren por los ojos hasta esa neurona algo atrofiada que siempre va persiguiendo a las listas, las roza, pero jamás logra darles alcance...
    No sé si me entiendes o me explico.
    El caso es que de haberme hecho esa pregunta mi hija, hubiese incurrido en el mismo argumento, porque un baño, antes, era eso: un lugar para hacer necesidades" vitales" sin aspavientos ni entreteneduras, jajajaja
    Ahora y como bien dices, tienen en ese lugar, un bonito recodo en la casa, un sitio donde además de depositar ordinarieces, otra vez jajajaja, puedan regalar la mirada mientras oyen música o hablan a viva voz con su móvil, leen una revista y muchos etcéteras más...
    Cómo nos dejan a veces con sus cosas, ¿verdad?
    Y es que el mundo, el suyo y el nuestro, nada tienen que ver e incluso su ignorancia respecto a quienes nada tienen, por mucho que los vean por la tele o les hables de ello, les es ajena, por suerte para ell@s.
    Besos y perdona la extensión.

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    1. También suelo pensar que es mejor que no sean aún demasiado conscientes de las crudas realidades de este mundo. Mi hija va para los trece, y si bien es grandota físicamente, todavía es aniñada y bastante inocente en muchos aspectos, cosa que celebro. Ya habrá tiempo.

      Un beso y gracias por la empatía, Marinel ;)!

      Fer

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  7. Genial entrada, Fer. Las cosas cambian, tu hija (y mis sobrinas) son de otra generación -la generación Instagram, por lo que se ve- pero si te consuela, cuando ellas sean madres tendrán que lidiar con el mismo tipo de preguntas, el mismo tipo de complicados procesos mentales y serán ellas las que tengan que "limpiar el baño" como hace "Má". Besitos

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    1. Me encantaría llegar a vieja para ver cómo se las arregla mi hija para responder preguntas como las que ella me pone, Chari ;)!

      Besitos y muchas gracias.

      Fer

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  8. Buenísimo, Fer. Un relato muy divertido a la par de original y no te falta en absoluto la razón. ;)

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    1. Me alegro que así lo encuentres. A mí me divirtió vivirlo y escribirlo, Soledad.

      Muchas gracias!

      Fer

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  9. Aysss María... que buen relato, q digo bueno...¡¡¡fantástico!!! jajaja... tendré en cuenta lo dicho y en tu próxima vida, espero "verte" para q me expliques el nuevo diseño q inventes, eso si, tráete tb a quien lo limpie- más q nada, para poder disfrutarlo con más tranquilidad ;)
    Te sonrío con el Alma.

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    1. Te sonrío con el Alma también yo y te agradezco.

      Fer

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  10. :) Sí, la perspectiva cambia cuando un@ sabe lo que es limpiarle los desagües al diseño. Y el esnobismo posmoderno es en realidad un diseño que... en fin, que es capaz de oler verdaderamente mal ;)

    ¡Un abrazo!

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    1. Tú lo has dicho, Ximo. Muchas gracias por la visita.

      Un abrazo.

      Fer

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