Tantas veces perdida, perdida-me, por fin me encuentro encontrando-me en el duelo de mi desmadre, desmadrando-me. ¡Por fin me encuentro! Luminosamente encontrando-me, luz que negadamente ahora descubro en mi atardecer: yo la heredé. ¡Ay, qué legado que me legaste, legaste-me!
Luz que en mi esencia vives, que vive-me, luz que siempre me habitaste entre negras sombras, hoy me iluminaste, ¡Ilumina-me! Hoy por fin celebro yo tu visita, - tu venida, tu llegada, tu partida, tu perdida -, ungiendo-me habitando-me, visitando-me, encontrando-me.
Deviniendo mi propia madre, pariendo-me, en mi propio ser, madre-me, encontrando-me.
Madre hoy te doy las gracias por la vida que vos me diste en mi nacimiento, y antes también, y porque en tu muerte por fin renazco yo a mi propio ser, encontrando-me.