miércoles, 26 de noviembre de 2014

Camisa amarilla

Gal Costa en el Blue Note de Nueva York, Mayo 19, 2006.


"Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando."

 Rabindranath Tagore


Ary Barroso, uno de los más afamados y prolíficos compositores de música brasileña, reconocido con la Orden del Mérito en 1955 y aclamado como presidente de honor y consejero perpetuo de la Sociedad Brasileña de Autores, Compositores y Música, fundada en 1944, aportó innovaciones melódicas y armónicas a la samba del Brasil y se irguió como ferviente defensor de la música popular brasileña y de los derechos de autor. Su trabajo más destacado fue "Aquarela do Brasil", un típico ejemplo del tipo de samba que componía, con temáticas y arreglos grandilocuentes que hicieron que su música se denominara samba de exaltación por honrar las bellezas de su pueblo y de su tierra. Este tema se encumbró internacionalmente como un himno del Brasil al ser incluido en la película animada de los estudios Disney "Saludos Amigos" en 1942, y pasó a ser la primera canción brasileña con más de un millón de reproducciones en las radios estadounidenses.


Es, sin embargo, un tema algo menos conocido el que me ha fascinado por estos días, llamado "Camisa Amarela", y no logro encontrar ninguna traducción digna ni interpretación contextual de esta poesía que hallo tan bella. Así es que, armada de mis modestos conocimientos de Portugués y de mi enorme gusto por la música del povo brasileiro, intentaré homenajearla y dejarles la versión que más me gusta en la voz de Gal Costa.


La letra original dice así:


 Encontrei o meu pedaço na avenida de camisa amarela
Cantando "A Florisbela", "A Florisbela"
Convidei-o a voltar pra casa em minha companhia
Exibiu-me um sorriso de ironia
Desapareceu no turbilhão da galeria


Não estava nada bom, o meu pedaço na verdade
Estava bem mamado, bem chumbado, atravessado
Foi por aí cambaleando, se acabando num cordão
Com um reco-reco na mão


Mais tarde o encontrei num café zurrapa do Largo da Lapa
Folião de raça, bebendo o quinto copo de cachaça

Voltou às sete horas da manhã, mas só da quarta-feira
Cantando "A jardineira", "A jardineira"
Me pediu ainda zonzo um copo d'água com bicarbonato
Meu pedaço estava ruim de fato, pois caiu na cama e não tirou nem o sapato


Roncou uma semana
Despertou mal-humorado
Quis brigar comigo
Que perigo, mas não ligo!


O meu pedaço me domina
Me fascina, ele é o tal
Por isso não levo mal
Pegou a camisa, a camisa Amarela, botou fogo nela
Gosto dele assim
Passou a brincadeira e ele é pra mim

Acá va mi traducción y se aceptan con agrado correcciones:


Encontré a mi pedazo en la avenida de camisa amarilla
Cantando "La flor es bella", "La flor es bella"
Lo invité a venir a casa a hacerme compañía
Exhibió una sonrisa de ironía
Y desapareció en el torbellino de la galería 
No estaba nada bien, y mi pedazo, la verdad
Estaba bien mamado, emplomado, encabronado
Fue por ahí tambaleando, acabando en un cordón
Con una canaca en la mano
Más tarde lo encontré en un café mugroso de Largo da Lapa,
Jaranero de raza, bebiendo el quinto vaso de cachaça.



Canaca, en Portugués "reco-reco".


Largo da Lapa, Río de Janeiro. Los Arcos de Lapa actualmente no funcionan como acueducto, pero siguen siendo vitales para Rio ya que forman parte del recorrido del famoso "bondinho", el tranvía eléctrico de la ciudad, rumbo al barrio de Santa Teresa, a 5 minutos del Sambódromo da Marquês de Sapucaí y a pocas cuadras de la estación de Metro Cinelândia.
Volvió a las siete de la mañana, pero de un día miércoles
Cantando "La jardinera", "La jardinera"
Me pidió un poco zonzo un vaso de agua con bicarbonato
Mi pedazo estaba en mal estado, pues cayó en la cama
Y no tiró ni un zapato.

Roncó una semana

Despertó malhumorado
Quiso camorrear conmigo
Que seduzco aunque no ligo

Mi pedazo me domina, 

Me fascina, él es así
Por eso no lo tomo a mal
Tomó la camisa, la camisa amarilla y le prendió fuego
Gusto de él así 
Pasó la festichola
Y él queda para mí.


Cuenta la historia de una mujer que, como la buena samaritana, encuentra a un hombre jaranero y bebedor y se lo lleva a su casa por encontrarse sola. El color amarillo de la camisa tiene connotaciones supersticiosas, ya que se cree que trae mala suerte por estar asociado con el orgullo, la falsedad, la traición y el azufre de los infiernos, amén de haber sido usado como color de banderas para alertar sobre epidemias en la Edad Media y vestir a los apestados de este color. Aún hoy, se habla de prensa amarilla por su morbosidad, y en el ámbito teatral es un color vetado por creerse que Molière murió vestido de este color pocos días más tarde del estreno de "El enfermo imaginario". Las canciones que este buen señor entona son típicas marchas carnavalescas, lo que los brasileños denominan "Marchinhas de Carnaval". El tipo se va por ahí a emborracharse en una parte típica de Río de Janeiro, Largo da Lapa, y vuelve recién un miércoles, probablemente el miércoles de ceniza, cuando termina la fiesta de Carnaval. Finalmente, cae dormido en la cama sin siquiera descalzarse, despierta con resaca luego de una semana, ella lo atiende y, como en toda historia de amor con final feliz, él le prende fuego a su mala suerte y se quedan juntos. Lamentablemente, se pierde la poesía del original en la traducción, pero les dejo a la espléndida voz del Brasil, Gal Costa, que se dio el lujo de cantarla en vivo en el Blue Note de Nueva York, llevando a la bossa a las dimensiones del jazz en un concierto formidable grabado el 19 de mayo del 2006, para que la disfruten tanto como lo hago yo en casa con sumo placer. 




A boca de jarro

viernes, 14 de noviembre de 2014

La belleza


Antonio Berni, La mujer del sweater rojo, 1935
Escuchando algunas canciones de mi adolescencia, me encontré con una emotiva composición de Alejandro Lerner,  cantante, compositor y músico argentino, quien nos marcó a muchos con sus temas, titulada "La belleza". Mucho se ha escrito y hablado acerca de la belleza y, hasta hoy, es un don de los más preciados. Para muchos, lleva a ser catapultado a la fama y al éxito, entendidos estos como triunfar en el mundo material y hacerse popular sin tener ningún otro mérito ni talento.

Sin meterme demasiado en el complejo mundo de la filosofía, diré simplemente que la belleza puede ser considerada como una valoración puramente subjetiva y personal del sujeto que concierne a la estética, o bien una característica objetiva que es propiedad inherente a la persona o al objeto que se reconoce como bello.


Oscar Wilde
Para Oscar Wilde, escritor, poeta y dramaturgo  irlandés, la belleza era un tema sumamente importante. En la vejez, su madre se encerraba en una habitación a oscuras, con las cortinas corridas, para que nadie la viera porque sentía que había perdido la belleza que alguna vez de joven tuviera. Además, hizo retirar todos los espejos de su casa. Posiblemente, él heredó esa obsesión estética, y esto se vio reflejado en varios de sus escritos y conversaciones. Tal vez, el epítome del tratamiento del tema sea el que quedó plasmado en la novela El retrato de Dorian Gray, la cual parte del argumento universal de la eterna juventud, dado que el protagonista posee una excesiva admiración por sí mismo que lo conduce a no desear otra cosa que conservarse joven y bello tal y como aparece en un retrato que un artista realiza de él. Ese empecinamiento del joven por mantenerse siempre atractivo lo induce a conjurar una especie de pacto faustiano a través del cual logra conservar siempre la misma apariencia, mientras que la figura del cuadro es la que envejece por él. Cae en una espiral de perversión y búsqueda desenfrenada de placer hedonístico, y es así como el retrato refleja los actos cometidos como si se tratara de la imagen de su alma.

De allí viene una famosa y aforística cita que dice:

"La Belleza es una forma de Genialidad  es superior al Genio ya que no necesita ser explicada."

El mucho menos afamado y agraciado Lerner, sin embargo, le da una vuelta de tuerca al tema de la belleza que me ha conmovido aunque no convencidojustamente en una etapa de la vida en la que se siente que la juventud se va y esa belleza de antes comienza a esfumarse irremediablemente. La canción de Lerner dice así:

Cuando la belleza pase
Será bella tu mirada
Será bella tu sonrisa
Y las noches serán claras.

Cuando la belleza pase 
Cada beso, cada abrazo
Será un grito de belleza
Serás bella en mi conciencia.

Oh, mi amor, oh , mi amor
Oh, mi amor, oh, mi amor...

Cuando la belleza pase
No habrá más que lunas nuevas
Y en un círculo de estrellas
Brillarás con luz eterna.

Cuando la belleza pase 
Te daré lo que me queda
Cuando la belleza pase
Cuando la belleza pase
Quizás no nos demos cuenta.

Es un buen consuelo, aunque no es cierto que cuando la belleza pasa no nos damos cuenta. Cuando la belleza pasa, duele.



miércoles, 29 de octubre de 2014

La mitad de la vida

"Las edades y la muerte", Hans Baldung Grien.

Alguna vez leí un libro, que ahora me encuentro releyendo, acerca de la crisis de la mitad de la vida, la cual, de acuerdo al autor  un monje alemán, benedictino y jungiano, Anselm Grün, se produce entre los cuarenta y los cincuenta años, etapa en la cual me encuentro. En esta ocasión, me he acercado al libro con un mayor grado de escepticismo, ya que si hay algo que enseña la vida es que, a ciencia cierta, nadie sabe cuál es la mitad de su vida, dado que todos podemos morir mañana. Según Grün, este tramo se caracteriza por un profundo replanteamiento del sentido de todo que trae aparejado una sensación de "apretura" y puede conducir a grandes cambios, abandono de las circunstancias habituales, separaciones matrimoniales, depresiones y trastornos psicosomáticos diversos que se manifiestan como síntomas externos del confrontamiento del ser consigo mismo.

Muchos han sido los autores que han dividido la vida en etapas o edades. En mi modesta opinión, el más genial ha sido William Shakespeare, cuando, a través de Jaques (Jaimeel bufón de "Como gustéis" ("As You Like It")  — una comedia sobre el amor y sobre la búsqueda de la identidad  en un soliloquio que ha pasado a la historia de la mejor dramaturgia mundial   divide a la vida en siete edades. Cito porque vale la pena leer aunque más no sea la traducción:


"El mundo es un gran teatro,
y los hombres y mujeres son actores.
Todos hacen sus entradas y sus mutis
y diversos papeles en su vida.
Los actos, siete edades. Primero, la criatura,
hipando y vomitando en brazos de su ama.
Después, el chiquillo quejumbroso que, a desgano,
con cartera y radiante cara matinal,
cual caracol se arrastra hacia la escuela.
Después, el amante, suspirando como un horno
y componiendo baladas dolientes
a la ceja de su amada. Y el soldado,
con bigotes de felino y pasmosos juramentos,
celoso de su honra, vehemente y peleón,
buscando la burbuja de la fama
hasta en la boca del cañón. Y el juez,
que, con su oronda panza llena de capones,
ojos graves y barba recortada,
sabios aforismos y citas consabidas,
hace su papel. La sexta edad nos trae
al viejo enflaquecido en zapatillas,
lentes en las napias y bolsa al costado;
con calzas juveniles bien guardadas, anchísimas
para tan huesudas zancas; y su gran voz
varonil, que vuelve a sonar aniñada,
le pita y silba al hablar. La escena final
de tan singular y variada historia
es la segunda niñez y el olvido total,
sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada."

                                                                                "Como gustéis", Acto II, Escena VI.

Es posible que, hoy por hoy, nos empeñemos en desterrar ciertas edades, en prolongar otras, en negar al soldado dentro nuestro, o al juez, lleno de falsas verdades, y mucho más en aniquilar al viejo enflaquecido en su segunda niñez, pero, señoras y señores, doy fe de que abundan, y al verlos postrados en una cama de hospital no dan ganas de llegar a la vejez.

Recientemente, ha fallecido un primo hermano mío de cuarenta y nueve años, dejando viuda e hijo huérfano. Lo cierto es que, como en tantas familias, no nos tratábamos, pero la noticia de su muerte, tanto como la de Daniel, el año pasado, me conmocionó.  Es un tanto impresionante enterarse de que mis coetáneos ya comienzan a emigrar. En otra etapa de la vida, la muerte suele ser lo que les sucede a los ancianos que han vivido lo suficiente y han cumplido con todas las metas que, se supone, se deben alcanzar, pero estas muertes de personas a quienes he conocido y que parten de este mundo acusando más o menos mi edad hacen que me replanteé todo el sentido de mi existencia y la posibilidad de que puede acabar en cualquier momento y de un modo súbito o doloroso, y, dado que eso no se elige, mete miedo.

Este año mi vida ha sido rara. Dejé las aulas, extraño enseñar y el contacto con alumnos, aunque las condiciones de trabajo no me conformaban. Las tareas domésticas no me complacen, no obstante, las realizo todos los días por obligación, y no me siento inspirada como antes para escribir. Tuve que hacer un alto en mi labor como voluntaria de acompañante de los enfermos ya que no me daba el alma para irles a dar esperanza cuando veía que las mínimas condiciones sanitarias no se encuentran satisfechas. Como acompañantes espirituales, no estamos respaldadas por algún especialista que nos contenga en la tarea, que es realmente ardua. Salía del hospital apaleada por las realidades que veía y que sólo con un rato de escucha no se pueden subsanar. No se nos otorga permiso para dar de comer a los que tienen hambre y nadie que los alimente, ni de beber a a aquellos que claman por agua. Tenemos casi todo prohibido, y nuestra presencia por la mañana entorpece el trabajo de médicos, enfermeras y personal de limpieza. Parece que todo lo que emprendo finalmente queda trunco y no logro encontrar mi lugar en este mundo en lo que ni siquiera creo que sea la mitad de la vida.

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