miércoles, 25 de mayo de 2011

"CHILD-LESS": EL NO TENER HIJOS...Más enlaces

                                                  


  Nuevamente, gracias a la riqueza interactiva de los blogs, se armó una especie de debate en el popular blog que sigo de Alejandro Rozitchner, http://www.100volando.net/,  a raíz de un artículo que publicó el  lunes 23 de mayo en la sección Opinión de La Nación Digital  titulado "Para qué sirven los hijos". Estoy leyendo a Rozitchner, como ya comenté, lo estoy siguiendo, e hice un taller de escritura con él hace poquito. Me parece un tipo piola que, a través de su inteligencia, es capaz de olfatear el escenario y decir lo que de antemano intuye va a causar sensaciones ambivalentes y generar polémica. Se define como filósofo, y tal vez esto sea acertado, en tanto la tarea del filósofo es de alguna manera generar una fuerte reacción a través de una cosmovisión provocativa que se retroalimenta de la de otros pensadores y de su propia lectura de su realidad y su circunstancia. Y él se lleva todas las palmas en este sentido.
  Rozitchner cita muy a menudo a Nietzsche , un filósofo que deconstruyó las actitudes vitales y morales del individuo, clasificándolas en actitudes positivas o negativas, un pensador que sentenció que "Dios ha muerto", con un sutil estilo y una cosmovisión que, en su momento, emergía como repuesta al desencanto que emanaba de la circunstancia histórica de sus tiempos. Fue quien le dio el puntapié inicial a la llegada del pensamiento existencialista y postmoderno , según el cual, cada uno es libre de optar y responsable por sus elecciones de vida y por la lectura de la vida a la que finalmente accede. Esta posturas filosóficas nos plantean el "para qué" y el "por qué" del ser y el existir, y eso es justamente lo que hace Rozitchner, cuando titula a su artículo "Para qué sirven los hijos", y cuando lo explica en términos más o menos "utilitarios", argumentando que los hijos son para hacernos la ilusión de "retener el tiempo", por eso nos obsesionamos con sacarles millones de fotos; son para que podamos a aprender a amar más y mejor; sirven para asomarnos al misterio de la muerte y asegurarnos una continuación de nuestra existencia  a través de la de ellos; sirven para "revitalizarse" y limar nuestra egolatría o narcisismo; sirven para entender a nuestros propios padres y para descubrir el sentido de la vida . Y, según él, nada de todo esto implica el sacrificio propio o la autopostergación: yo, desde mi humilde realidad de madre de dos hijos, me pregunto cómo lo hace, cómo hace para no autopostergarse y autosacrificarse para así lograr asegurar el bienestar de sus hijos, no sólo en términos materiales, sino en presencia, escucha y acompañamiento que, sin dudas, implican renuncias a cosas que nos gustaría hacer por y para nosotros; cosas tan aparentemente banales como prepararles la leche, que, desde ya, nos quitan tiempo para pensar en el sentido de nuestra propia existencia y mirarnos la pelusa en nuestro ombligo por unos cuantos años. Y él mismo afirma que esto es así, al sentenciar que los hijos "suavizan nuestro narcisismo" antes de concluir diciendo que los hijos no significan una autorenuncia : ¿cómo se suaviza el narcisismo si no es a través de la autorenuncia, de "poner tu vida entre paréntesis"? Y en esto lo cito y me "autocito" en mi entrada: "¡Bienvenido al mundo Simón!" del 10 de mayo, donde incluyo algo que escribí sobre lo que criar significa para mí:
   
                      Criar es: 
                                       "poner tu propia vida 
                entre paréntesis para ser tutor del árbol de la vida de tus hijos
mientras te necesiten: es decir, por mucho tiempo…"


Tener hijos implica inevitablemente ponerlos en el centro del universo para correrte vos de allí, darse a ellos renunciando al propio ego. Para Osho, otro pensador que Rozitchner cita a menudo, y que yo también leo y leí, la clave de la felicidad y la realización vitales está en la desintegración del ego, y en el vivir solamente el presente. Pero no sé si Osho tuvo hijos... y si los tuvo, cuánto los paternó entre tanta meditación y práctica espiritual que se comercializa y vende que da gusto.
Todo blog se alimenta de comentarios, y hubo varios comentarios como reacción a este artículo en el blog de Alejandro. Hubo uno que incitó mi respuesta: el de Ramiro. Ramiro retruca que los hijos en verdad sirven para cumplir con un mandato social y para asegurarnos los cuidados que necesitaremos de viejos. También Ramiro piensa en los hijos desde una "postura utilitaria", pero expresa su pesar ante lo que seguramente vive como en estigma social que es muy real aún hoy, en pleno siglo XXI:  el estigma que carga quien decide no tener hijos. Es innegable que en buena parte del mundo occidental, los roles sexuales están aún bastante estereotipados, a pesar de la revolución feminista, y todo lo que no responda al estereotipo se verá como "disfuncional", término que usan y abusan los psicólogos.
A Ramiro le contesta, si no me equivoco, Ricardo, la primera persona en comentarme en mi blog y en alentarme a seguir escribiendo, a quien le estaré siempre agradecida, bajo su seudónimo blogger de "Delivery Post-Crucifixion" quien también se autodefine como filósofo, y quien hace una defensa y alabanza de las ideas vertidas por Rozitchner, aunque se ve obligado a escribir otro comentario para aclararle a Ramiro que tener hijos es "una elección existencial", y que él respeta a quien decide no tenerlos.
Yo, por mi parte, no quiero ni hacer apología ni denostar ninguna postura o circunstancia vital con respecto al tener o al no tener hijos: y no es que me lavo las manos. Acuerdo con Rozitchner cuando dice que tener hijos es algo maravilloso, pero no por todas las razones que él enumera, sino porque los hijos son Vida, los hijos son el Dios en el que yo sí creo, y, como dice el genial Khalil Gibran en un fragmento de "El Profeta":
       
Tus hijos no son tus hijos,
son los hijos de la vida, deseosa de sí misma.

Vienen a través de ti, pero no vienen
de ti.
Y aunque están contigo                         
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos.
Porque ellos tienen
sus propios pensamientos.

Puedes albergar y cuidar sus cuerpos, 
pero no sus almas.

Porque sus almas habitan
en la casa del mañana,
que tu no puedes visitar
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no busques hacerlos iguales a ti.
Porque la vida no retrocede
ni se entretiene con el ayer.

Ustedes son el arco
en el que vuestros hijos,
como flechas vivientes,
son impulsados hacia adelante.

Dejad, alegremente,
que la mano del Arquero
sea para la alegría.

A propósito de la alegría que me suscitó el cumpleaños de mi hijo mayor, reflexioné yo también acerca de lo maravilloso de tener hijos, y también escribí una vez, y esto se puede leer en los textos que incluyo en el sector de la derecha del blog, "el sector ilustrativo", una reflexión propia sobre los hijos. Hace poco también, el 24 de abril, día del cumpleaños de mi hija menor, el genial y erudito Sergio Sinay contesta la carta de una lectora en La Nación Revista acerca del desencantamiento que ella expresa por no haberse "realizado" como se esperaba socialmente de ella: como madre. Sinay cita en ese riquísimo aporte, titulado "Todos somos fecundos", a un brillante y valiente ensayo escrito en inglés por Laurie Lisle:"Without Child: Challenging the Stigma of Childnessness" ("Sin hijo : Desafiando el estigma de no tener hijos"), Ballentine Books, 1996. La verdad es que les debía un aporte sobre este ensayo a un par de mujeres que comentaron mi entrada sobre mi celebración y recuerdo del tener a mi hijo mayor, ya que ellas dicen entenderme y me felicitan por lo que transmito, y no tienen hijos. En el caso de una de las dos, a quien conozco en profundidad, el tema pasa y pasó por una decisión personal inteligente, meditada y totalmente altruista. Se puede, y creo que se debe, elegir no tener hijos, si uno siente que no va a ser apto para criarlos. No somos animales. Y el tema del instinto maternal y paternal ya está bajo la lupa de los estudiosos hace rato, tanto como el instinto de conservación de la especie, que a esta altura de la civilización, nos juega en contra más que a favor, por la superpoblación que nos aqueja; y si no, miren lo que sucede en Europa o en Japón, donde se elige o se coarta la posibilidad de los hijos, desde un punto de vista hedonista, en el caso de Europa, donde las "DINKY couples" (Double Income No Kids: Doble Ingreso Sin Hijos), prefieren disfrutar del consumo y autorrealizarse en lo laboral o lo intelectual en lugar de cargarse con la crianza; o, como en el caso oriental, donde no hay más lugar para nadie, entonces han llegado hasta el extremo de regular que cada familia (léase pareja con un hijo como mucho, y si no te multan), sólo puede tener un perro, por ejemplo. Interesante...
Lisle es una mujer inteligente y valiente, como mi amiga, pero sufriente, por eso necesita confrontar lo que siente que se espera de ella del afuera, igual que mi amiga. Habla con total honestidad intelectual y emocional del sentimiento que nos embarga de "ambivalencia a "madres" y "no-madres" por igual" acerca de nuestros roles. Se alza como portavoz de una minoría malentendida y mal vista, como las solteronas de antaño, que siente que es percibida como "egoísta", y desde ese sentir hace un brillante aporte autobiográfico, sociológico, psicológico y literario a la humanidad, aunque tal vez no figure en la lista de bestsellers, en tanto intenta, y estimo, consigue, saltar la brecha entre los "con-hijos" y los "sin-hijos". Es un libro que es un placer leer, y que entrelaza la narrativa personal con variados ejemplos de lo que ella denomina "chidlessness"( y aquí tendría que acuñar un sustantivo en español, pero la mejor transferencia sería "la condición de no tener hijos"), y las reacciones del entorno social a esa condición, ya sea por elección o por defecto, digo, por la incapacidad de engendrar hijos que muchos padecen aún deseándolos.
  Lo que yo puedo aportar sin ser filósofa, ni Lisle, ni Sinay, sino mujer y madre pensante y sensible, a un hombre que expresa ese misma sensación de estigmatización social y que cuestiona el "por qué" del "deber ser", es que procrear puede adoptar múltiples formas que no necesariamente incluyen hijos. Por empezar, parimos nuestra propia vida, y encarnamos su misterio desde el momento en que somos hijos. Desde ese rol, tenemos que, tarde o temprano, paternar o maternar a nuestros padres, o a otros seres humanos que elegimos "como hijos", desde lo psicológico y filosófico hasta lo material y espiritual, en honra del respeto que les debemos, y en esos cuidados a los que alude Ramiro, que son un sabio mandato Bíblico. Paternamos y maternamos vida en la forma de trabajo, creación, vínculos, mascotas, plantas... la lista es infinita, creo. Los ejemplos de vidas fecundas sin hijos abundan: Jesucristo (¡y no me vengan con que los tuvo!), María Teresa de Calcuta, Juan Pablo II, Anselm Grün, Jorge Luis Borges, María Elena Walsh, etc, etc, etc. Vidas maternantes y paternantes hiperfecundas y sin hijos biológicos.  Y, como bien dice Sinay, es válido encontrar la autorealización en todo o en algo de todo eso, si no se elige o no se puede tener hijos. 
   Pero es cierto lo que Ramiro expresa acerca de la presión social que está puesta allí, y en muchos otros lados: cuando sos soltero/a, te preguntan:"¿No tenés novio/a, vos?". Cuando tenés novio/a, te preguntan: "¿No te casás, vos?".  Cuando te casás, la pregunta es: "¿Para cuándo el bebé, che?". Y cuando por fin tenés un bebé, la pregunta es "¿Para cuándo la parejita, eh?". Y entre las celebrediades de Hollywwod, la pregunta será: "¿Cuando adoptás a un Camboyano?"...
Hay presión social. Yo la sentí. Por eso entiendo a Ramiro y empatizo con su postura, aunque tengo hijos, y sé que es maravilloso. Como diría Rozitchner, en su último libro, "Ganas de vivir", de Sudamericana, 2011, la diferencia nos hace iguales, en tanto es un rasgo en común, pero no debe ser acallada
   Y para concluir, quisiera blanquear  otra sensación, no tan maravillosa, que me inunda cuando leo reflexiones de padres y madres de hoy en sus disquisiciones sobre la maternidad y la paternidad. Siento, lisa y llanamente, que no tienen la valentía de blanquear la ambivalencia que expresa Lisle, y otras autoras que ya leí por sentirme un tanto solitaria en mi sentir, como María José Eyras en "La maternidad sin máscaras: Un testimonio sincero sobre la encrucijada de criar hijos", publicado por Temas de Hoy, o Clara Coria, Anna Freixas y Susana Covas, en "Los cambios en la vida de las mujeres:  Temores, mitos y estrategias" de Editorial Paidós;  mujeres que, en definitiva, expresan lo que también sentimos los "con-hijos", aparte de la maravilla: el sentir muchas veces que son "un grillete más que un barrilete que nos permite volar" (aquí cito a un varón, Ramiro : cito a mi obstetra Mario Sebastiani en su libro, que me recomendó comprar mientras fui su paciente, "Embarazo dulce espera?" de Paidós,  y que  obviamente no te recomiendo). Es el sentir que los hijos nos limitan en nuestra total autorrealización como así también nos plenifican, que nos acotan en muchos sentidos, y nos enriquecen, y nos potencian en otros tantos. Los padres que no se permiten ese sinceramiento, el del lado oscuro, el que mis admirados Carl Jung, Anselm Grün y mi maestra de crianza Jungiana, Laura Gutman, explicarían en términos de las luces y las sombras que todos encarnamos y que a todos nos habitan, también está mal visto,  y conlleva cierto estigma. Gutman en realidad echa tanta claridad sobre esto que dice que es gracias a los hijos que logramos enfrentarnos con nuestra propia sombra y acceder a la posibilidad de ACEPTARLA. 
  Yo siento que nos hemos ido a un extremo en el tema de lo maravilloso de traer hijos al mundo, sin permitirnos, como hace Joan Manuel Serrat en su famosa canción, decir sin culpa que nos joden bastante muchas más veces de las que quisiéramos, en tanto nos descolocan e incomodan también, y no nos damos permiso para decirlo en voz alta por sentir que es feo. Pero es cierto: hay fealdad dentro nuestro, por más hijos que traigamos al mundo, y por mucho que los amemos, como de hecho yo los amo.  Y blanquearlo nos hace mejores padres, en tanto nos hace mejores personas, honestos con nosotros mismos. Como también nos hace mejores personas decidir a conciencia no tenerlos, si para nosotros tenerlos es meramente cumplir con otro mandato social más, y pensamos que traer hijos al mundo no es nuestra aspiración vital más profunda. Cuando hombres y mujeres tienen hijos por que "hay que tener hijos", se dañan, y les hacen un daño a sus hijos que suele dejar huellas indelebles.



                                        Todos somos esto:


                                                    

                                  
   Y con esto concluyo, Ramiro, Alejandra y Lorena. Alejandro dice que no tiene tiempo de leer mi blog, así que a él no le aviso que voy terminando, porque no va a leer esto, como tampoco mayormente responde a los comentarios de sus seguidores en su blog: deja que se geste una especie de foro. Está bien, todo vale, si es la elección consciente que cada uno hace con el regalo más preciado que se nos da: LA VIDA.
    
  
Y te lo digo así, como siempre, a boca de jarro.   

domingo, 22 de mayo de 2011

Más Sting para mi insomnio...

       "Noche Estrellada", Vincent Van Gogh.


  Ya sé que hoy es domingo, es un día para descansar y no para trabajar... Pero cuando el sostén económico de tu familia, sobre todo, de tus hijos, fue despedido, como ya comenté oportunamente celebrando el Día del Trabajo por el despido y la pronta posibilidad de encontrar un nuevo empleo part-time de mi esposo, y por la repercusión que el hecho tuvo y tiene sobre nosotros como familia, se hace difícil hacerle entender a nuestro cerebro que descanse. Por eso estoy con insomnio: me despierto temprano, me desvelo, y entonces me pongo a escribir. También soy reiterativa cuando digo que mi blog me desvela, que esto es terapéutico, en tanto me permite trabajar, elaborar el duelo que este despido conlleva y que hacemos mucho por superar, y seguir en la búsqueda de caminos.
  Dormir también es un tema del que ya escribí, y en realidad creo que merece un libro entero... Mi hija padeció insomnio el pasado año, y yo, naturalmente, ya padecí insomnio en otras circunstancias puntuales de mi vida, y se que ésta es una más, y que pasará, y que vendrán otras. Me amigué con el insomnio, lo trato amable y pacientemente, lo llevo lo más creativa y silenciosamente posible (digo esto en voz bajita, porque intento no despertar a nadie de los tres que duermen mientras yo escribo...), y dejarlo que esté hasta que un día se vaya, como ya pasó otras veces, sabiendo que  inevitablemente volverá. Procuro tratarlo con siestas, arte y vida. Trato de pensar en todos los laburantes que se despiertan a estas horas de la madrugrada, como mis vecinos, el panadero, el diariero, el colectivero que pasa por la esquina, y me siento una laburante del alba más, que ya está despuntando en mi ventana.
  Además del insomnio, el despido hizo que yo reabriera un blog que consistía de una sóla entrada, y que produjo muchas más, y que crece fecundo y se agiganta ante mi asombro: es claro que no estoy sola en mis desvelos. Por una razón u otra, la vida adulta nos genera variados motivos para perder el sueño bastante seguido, y hay que tomarlo con calma: es el mundo en que nos toca vivir, y así siempre fue el mundo. 
  Me gustaría poder charlar hoy con familiares ya idos, pero vivos en mí, sobre este tema; preguntarle a mi abuela paterna, mi abuela Maruja, que emigró de su Galicia natal recién casada y dejando a gran parte de su familia directa allí, que perdió a su primer hijo bebé después del viaje en barco, y años más tarde, a su esposo, ya siendo madre de tres hombres en pleno desarrollo de sus carreras y vidas jóvenes, cómo hizo para seguir durmiendo después de todo eso y más que la vida le trajo, y qué tan bien dormía. Me resulta paradójico ver lo que está pasando hoy en España, la tierra de mis ancestros: ¡cuántos desvelos habrá por allí ahora, muchos de los cuales, en aquel entonces, decidieron emigrar a mi tierra! 
  De chica me asustaba un poco la casa de esa abuela, colmada de imágenes religiosas; y ahora, sin embargo, mi casa se parece bastante a aquella, en la abundancia de esas imágenes que acompañan y encienden la luz de la esperanza, así como también en la cantidad de plantas y el cuidado que les dispenso, igual que ella hacía, seguramente como terapia. Mi abuela cocinaba muy bien, sobre todo ricos postres y tortas: lo mío es escribir y "cocinar clases" para mis alumnos, como si fuesen ricas y nutricias tortas. Mi abuela era también muy musical, y cantaba muy bien, y yo hago lo mismo cada vez más, aunque en tiempos en los que sentí una sensación de mayor estabilidad laboral y bonanza económica, dejé de hacerlo: paradojas de lo que creemos "felicidad", y otra de las tantas bendiciones con las que nos colmó este despido que seguro, erróneamente, asociamos con "infelicidad". 
  El pensar en las vicisitudes de las vidas de mis abuelos y en sus formas de encararlas también me ayuda a minimizar las mías: no hay vidas sin problemas, no hay vidas sin desvelos...
  Pero, como  hoy es domingo, e insisto en la creatividad de mi insomnio, y en traer VIDA Y ESPERANZA al hogar en forma de plantas, buenos libros, buenas películas, este fin de semana va dedicado a la  música, a la que le llegó el turno a través de la mínima inversión en un minicomponente que no tuvimos por años. El último había muerto a causa de los dedos toquetones de mi hijo mayor que terminaron con su vida útil, y finalmente decidimos reemplazarlo por uno nuevo, haciendo buen uso del dinero,y dándoselo como regalo de cumple 13 al "destructor de aparatos domésticos" que amamos. Entonces, voy a llenar estas horas de oscuridad con el destello del brillo de esta canción que nombré ayer de Sting: "Fields of Gold". Una vez más, otro grande se me viene a la mente: Carl Jung, y su fabulosa definición de la sombra que nos habita, y que debemos ACEPTAR Y BLANQUEAR para vivir en la luz
  Y con respecto a esta canción, como siempre pasa con los grandes escritos, siento que me habla a mí, ahora, en mi circunstancia. Me gusta el video porque deja ver con absoluta claridad que Sting, el grande, se nutre de los artistas que elige para que lo acompañen, y les da el lugar que merecen: NO LOS DEJA A MERCED DE SU SOMBRA.





                                     

P.D. ESTA BELLA CANCIÓN VA DEDICADA A MI EX-ALUMNA LUCÍA, HIJA DE MI ENTRAÑABLE COMPAÑERA GRACIELA, QUE AYER FUE MAMÁ DE UN "LEÓN", QUE VA A RUGIR FUERTE... ¡MUCHAS FELICIDADES, GENTE QUERIDA!

¡Me la regalo, y se las regalo! 

A boca de jarro 

miércoles, 18 de mayo de 2011

Hoy estoy de cumple de hijo!!!


Hoy, mi hijo mayor, mi primogénito, cumple 13 años, y yo cumplo 13 años como mamá: todo un rito de pasaje, para él y para todos los que lo amamos desde el momento en que asomó al mundo. Fue el primer bebé y niño de la familia después de mi generación, y eso lo hizo especialmente intenso, trascendente e inolvidable. Pesaba 2,100 Kg. Como dijeron sus abuelos, "Un peceto". Yo no sabía lo que era un recién nacido: me parecía totalmente normal, pero las enfermeras y el neonatólogo me decían que era muy chiquito, de bajo peso, que había que cuidarlo mucho, tenerlo en habitaciones con mucho calor, y amamantarlo Y darle complemento: nació hambreado por una placenta envejecida que ya no lo nutría debido a la preclampsia que padecí.

En el momento de la cesárea, cuando por fin, después de velar la noche entera para esperar que se diera el parto natural, o esperar al obstetra que acomodara sus horarios, o las dos cosas, no sé y ya ni me importa, me lo acercaron, me miró fijamente a los ojos, unos ojos llenos de olas color turquesa, los ojos del alma que me re-conocieron, porque ya nos habíamos visto y conocido antes, estoy convencida, aunque no creo en eso de las vidas pasadas. Creo en que nos conocimos en la fuente de la que la Vida emana y  a la que la Vida vuelve después de la muerte del cuerpo: en eso creo. Y a eso lo llamo Dios.


Mi hijo de las entrañas, de mi único gran amor, del deseo... mi primer hijo, primogénito varón... Le susurré que ya tenía un nido calentito esperándolo en casa, al que llegamos eufóricos, convertidos en padres y en familia, mi esposo y yo 5 días después. ¡Qué maravilla es tener un hijo!


El nacimiento de mi primer hijo es la huella más profunda y el momento más feliz y pleno que yo recuerdo en mi existencia. Espero que mi hija menor no se cele si algún día lee esto: supongo que al devenir madre, lo entenderá, y sabrá, porque sabe y no paro de decírselo y demostrárselo en cada detalle, que la amo tanto como a su hermano: no hay diferentes medidas para el amor por los hijos y, agregaría, para el Amor.


   
Era un día de otoño como hoy: soleado y fresco, y el suelo estaba cubierto de hojas doradas y crujientes bajo un lento y gozoso caminar. Y me inundaron sentimientos tiernamente salvajes que me conectaron con la naturaleza, con la verdadera femineidad de la absoluta fusión "hembra-y-cría", sin maquillaje ni depilación ni peluquería y con todo mi cuerpo hecho un flan (como es la maternidad real y no la de las propagandas de televisión), sensaciones que brotaron de mis mamas, de mi mamá presente y acompañando y evocada en un rincón de mi memoria más primaria y remota, y una conección inefable y honda con Dios: ¡Dios estaba ahí!

  
No podía dejar de cantarle entonando melodías que creía olvidadas, y nunca canté tan lindo ni tan afinado, tan en sintonía... No podía dejar de oler ese perfume único, soberbio, de Vida recién nacida, que habría que poder guardar en un frasquito. No podía dejar de mirar y admirar el milagro, de acariciarlo, de colmarlo de besos, de sostenerlo... Muy, muy fuerte y vívido el recuerdo.
    
Esto dá para el libro que sueño con escribir: el libro de mi vida, el que escribimos todos día a día... Esto y todo lo que vino después, y lo que sigue viniendo.
   
Un hijo que se está haciendo hombre, a quien le están asomando pelos, que está mutando, que se siente inseguro y se mira al espejo para encontrarse y des-cubrirse, y que me sigue abrazando fuerte, llenándome de "Te quiero, má", y con quien adoro compartir nuevas aventuras en esta maravillosa travesía por las aguas profundas de la maternidad.

"¡Bendita la luz de tu mirada desde el alma!  
¡Bendita sea tu presencia!"

¡Te amamos y  te deseamos feliz cumpleaños, VARÓN! 

http://youtu.be/CISiowcWb6o


"Bendita la luz" por Maná y Juan Luis Guerra.

     
 ¡¡¡ A boca de jarro!!!                      

martes, 17 de mayo de 2011

Espejos: "Vuela esta canción para tí, Lucía..."

  
      Algunos sabrán que esta es la línea que abre una bella canción de Joan Manuel Serrat, que le cantaba a "la más bella historia de amor que tuve y tendré". Bueno, la única asociación aquí pasa por el nombre, "Lucía". Ayer me enteré que una ex-alumna llamada Lucía, querida alumna e hija de una queridísima colega, está por ser mamá. Y además tengo en el presente el privilegio de guiar a un lujo de alumna especialmente dotada para las lenguas en su aprendizaje de inglés muy avanzado, llamada Lucía Arambasic, que estudia Letras. Para mí, en este momento de mi vida tan especial por tantas cosas, mis alumnas y alumnos adolescentes y jóvenes son una presencia corpórea y etérea con un aura que me remite al espejo de la adolescente y joven adulta que fui. Me hace bien, me llena de ternura, de empatía y de cierta nostalgia evocar esa imagen. Un espejo que me retrotrae a Serrat y a mi intento por tocarlo en la guitarra, a mis vivencias agridulces de adolescente aniñada entre pares desarrolladas ya  y hechas hembras codiciadas, y a mi refugio en la literatura que empecé a descubrir recién entonces, y con la cual tengo una profunda historia de amor, como Serrat con su Lucía. Bueno... resultó haber más de una asociación.
    Ésta Lucía, estudia Letras, y naturalmente asumí que escribía y muy bien. Le propuse enriquecer mi blog con algo de su propia producción literaria, ya que otros de sus compañeros me sugieren esos hermosos cortos que posteo y que tanto me enseñan. Estuvo encantada de aportar. Es más, gracias a esta propuesta, se animó a revelar su aspiración de estudiar inglés a este alto y arduo nivel para poder llegar a leer clásicos de la literatura anglosajona sin diccionario, literatura en la que se quiere especializar. Yo le dije que en verdad ya podía hacerlo con las herramientas lingüísticas bilingües de las que dispone, y que no hacía falta que entendiera todas las palabras ni que usara el diccionario cada cinco minutos: se puede leer en inglés, directo de autor, sin diccionario y disfrutando mucho a este nivel en el que ella está. 
Y hay escritores como Hemingway, Salinger, Steinbeck, y hasta Stevenson, Mary Shelley, Orwell , Huxley o aún tal vez Wilde y el mismísimo Poe (sobre quien ella escribe analizando su impacto sobre Horacio Quiroga), que no taladran con la necesidad del diccionario. Ya le voy a demostrar que esto es así.
     Me remitió también a mi eterno amor por Shakespeare,a quien, como bien me enseñaron, hay que ver en teatro más que leer, y para quien, si lo lees, sin dudas necesitás un buen maestro que sepa llevarte línea por línea como quien me guió a mí a través de tanta genialidad, y la bella poesía de ese pasaje de "As You Like It" o "Como Gustéis" conocido como "The Seven Ages of  Man" ("Las siete edades del hombre"). De acuerdo al bardo, en esa clasificación y maravillosa descripción de las siete edades del hombre en las que "All the world's a stage" ("Todo el mundo es un escenario") y todos, hombres y mujeres, somos "merely players" ("meramente actores"), Lucía estaría ahora encarnando el papel del joven amante, suspirante y lleno de baladas románticas escritas a su amor, o el del soldado altisonante y pronto a darle batalla a la vida. Mientras que su profesora ya asume el rol del juez, con panza abultada y cierto aire de seriedad, lleno de consejos y ejemplos para dar, aunque ninguna de las dos encajamos perfectamente en esta descripción a tono de comedia Shakesperiana, por suerte para nosotras, porque somos personas, no estereotipos ni personajes : somos mujeres de carne y hueso.
     Señoras y señores, "without futher ado" ("sin más rodeos"), les presento a Lucía Arambasic y su comparación entre Quiroga y Poe: una joya a boca de jarro

¡A disfrutarla!
         
                Quiroga y el horror de lo real

Dicen que le tememos a lo que no conocemos. Desde sus comienzos, la humanidad  no ha dudado en acudir a la invención de extraños espíritus, que rondan misteriosamente en la noche,  para dar escalofríos y hacer helar la sangre. Sin embrago, existen excepciones en las que, paradójicamente, la literatura nos muestra que la realidad supera a la ficción en materia de terror. Aquello de lo que deberíamos cuidarnos no se encuentra oculto en un bosque tenebroso, y más que acechar pasea tranquilamente a la luz del día, sin que nadie atine a sospechar su verdadera naturaleza horrorífera.
 Horacio Quiroga jamás se molestó en ocultar el profundo efecto que Edgar Allan Poe había causado sobre sus escritos. Su Decálogo del perfecto cuentista coloca al autor estadounidense en un lugar más que central, al equipararlo en el precepto inicial a un modelo incuestionable de perfección:

        “Cree en un maestro -Poe, Maupassant, Kipling, Chejov- como en Dios mismo.”


Sin duda alguna, la incontenible fantasía creadora de Poe había atrapado la imaginación del uruguayo. Con sus escenarios grotescos y llenos de melancolía, Poe le traía un mundo en el que la psicosis y el mundo de ultratumba corroían  el límite de la realidad, la cual se veía repentinamente poblada de amenazas inquietantes.                                               
    Adepto especialmente a los misterios de la muerte y el más allá, son numerosos los relatos del autor que se dedican a explorar casos límite, en los que el orden natural del universo pareciera revertirse. Recordamos al señor Valdemar, quien por efecto hipnótico queda atrapado por varios días en un limbo entre la conciencia y la inconciencia hasta  llegarle la hora de la muerte, o a Ligeia, cuyo espectro vuelve repetidas veces a su cuerpo, antes de decidirse a abandonar el mundo por última vez. Son éstos estados de ambigüedad entre la vida y la muerte los que resultan más inquietantes para el lector, ya que en ellos los causes de la normalidad prueban ser débiles e inestables, al desbordarse permanentemente hacia lo irreal y lo sobrenatural.                                                                                                    
    Pero, ¿cómo pagar tributo a éste maestro del horror, en una era que reniega de la fantasía para abrazar la precisión de lo real? Las extravagantes invenciones de Poe encajaban a la perfección en el espíritu gótico-romántico del  S XIX, pero estaban completamente fuera de lugar en la avidez de realismo tan típica del S XX. Sin embargo, la maestría literaria de Quiroga nos muestra que no siempre es necesario elevarse por encima de lo real para inquietar al lector, sino que, si se lo examina bajo la luz adecuada,  el más acá  puede resultar tan oscuro y espeluznante como el más allá.                         
    No existe nada tan incuestionablemente real en el mundo como la ley de la naturaleza. En sus escritos, Quiroga retoma a Poe al hacer exactamente lo contrario a su maestro: no es lo sobrenatural, sino la naturaleza misma, la presencia que oscurece y pone en peligro la vida de los hombres, que deben andar siempre con cuidado. El parásito que chupa la vida de Alicia en El almohadón de plumas, la serpiente que muerde al hombre en  A la deriva; no pueden atribuirse estas amenazas a un defasaje en el orden de lo normal, si no que son el resultado de una serie de eventos desafortunados combinados al azar. Es por pura y llana mala suerte que se descansa sobre un almohadón donde se esconde un parásito mortal,  o que se recibe una picadura de yaracacusú al pasear por la selva.                           
     Quiroga no necesita salirse por fuera de lo real para asustarnos, porque lo terrorífico es lo real mismo. La muerte y la destrucción acechan donde menos se lo espera, y se apropian de uno al menor descuido. Una niña sale a pasear y al minuto siguiente es degollada por un grupo de idiotas. Y esto no por maldad, sino porque es su naturaleza misma la que los impulsa a hacerlo. Y lo harían nuevamente, si no tenemos la precaución de no pasear junto a su cerca.   
    Es evidente que Poe y Quiroga compartieron una misma concepción de la condición humana, siempre indefensa y desvalida ante los elementos destructivos que la acechan. Pero, en una época creciente racional, en la que los fantasmas pasan de moda, los relatos de Quiroga más que los de Poe nos dejan con un escalofrío en la nuca y presas del pavor. Porque siempre es posible cerrar le libro, y dejar atrás los extraños espíritus que circulan por sus páginas. Pero es imposible escapar de la realidad.       



Por Lucía Arambasic
 lucia_arambasic@hotmail.com

A mí me enseñaron que el buen maestro es el que pasa la tiza...
"The good teacher hands over the chalk", y no lo hace por probar que es buen maestro, 
lo hace por lo bueno que se obtiene a hacerlo!!!
Gracias Lucía!!!


                                                                                                  


lunes, 16 de mayo de 2011

Hoy sigo sin ganas de escribir...

                                                           
"Un sacerdote francés perdido en el desierto, en la inmensidad de las dunas y los oasis.... ¿Qué había en el corazón de Charles de Foucauld? Podemos atisbar su vida interior a través de los numerosos escritos, cartas y notas personales que nos ha dejado.
En las resoluciones que formula después de un retiro espiritual el año 1902, en Beni-Abbés, podemos leer: «Ven: es necesario que el valor esté a la altura de la voluntad». «Búscate en Mí. Búscame en ti». «Es la hora de amar a Dios». Buscar a Dios sólo. Bondad, delicadeza, suavidad... Ánimo... Humildad”. 

Charles de Foucauld llevaba siempre consigo un cuaderno con sus deseos más profundos. En la primera página había escrito: “Vive como si debieras morir mártir hoy..."
Llegó la hora de morir una muerte violenta. Para algunos, fue un auténtico martirio. Un grupo de rebeldes asalta el lugar donde vive el misionero. Lo atan mientras se dedican al saqueo. Quien vigila al P. Charles, de repente, le dispara un tiro en la nuca. Era el 1° de diciembre 1916.
En el desierto del Sahara un sacerdote enamorado de Cristo derramaba su sangre. Y nos deja sus escritos"

  ... Sus cartas desde el desierto.. el desierto en el que tantas veces nos encontramos.


 FUENTE:  Búscate en Mí, búscame en tí”
                 Por el Padre Fernando Pascual L.C.



Oración de entrega a Dios
(La oración que está sobre mi mesa de luz y que me cuesta tanto hacer carne...)


Padre, me pongo en tus manos,
haz de mí lo que quieras,
sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal que tu voluntad se cumpla en mí,
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te confío mi alma,
te la doy con todo el amor
del que soy capaz,
porque te amo.
Y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.


 ¡Que así sea! 

Hoy no quiero escribir...

                                                                                                             
     Hoy no quiero escribir. Quiero simplemente redirecccionarlos a un sitio que me nutre y que hoy me habla a mí en mi circunstancia. Su autora está siempre presente aquí, es una persona verdaderamente valiosa. Más allá de tus creencias religiosas, seguí este link y escuchá por 6 minutos lo que este Cristiano tiene para decir acerca de "EL LÁPIZ". Se titula "La Parábola del Lápiz". 
Vale la pena...
    Te valoro muchísimo, María Guadalupe Buttera, y seguimos en empática sintonía!!!


"Despertar y Crecer" ©: Tu Vida tiene un propósito


http://despertarycrecer.blogspot.com/2011/05/tu-vida-tiene-un-proposito.html#links


Gracias, María,una y mil veces más: a boca de jarro.

domingo, 15 de mayo de 2011

PUBLICACIÓN NÚMERO TRES EN EL AÑO EN LA NACIÓN REVISTA : "YO LECTOR"



                                                                               

                                                             
     ¡¡¡Me publicaron otra y es la tercera en este año!!! Y juro que no es vanidad: pero me hace tan feliz, y le viene tan bien a mi antiguamente alicaída autoestima. Esto de escribir y ser leída, reabrir un blog y ver que hay comentarios y respuestas y aliento a lo que hago con mis limitaciones y mis herramientas, improvisada y pasionalmente... 

    Insisto con lo de ayer: 

          ¡Es un fenómeno fenomenal en mi vida!

   Todo esto de escribir y compartir mis escritos con el mundo, en LNR y en la nube, en mi blog y en los que sigo, me ha plenificado, me siento conectada, en expansión, comenzando a andar un camino nuevo y lleno de delicias, que disfruto recorrer...

*Varias epifanías (me encanta esta palabra) que me surgen de esto:

* SOY MÁS YO Y ACEPTÉ MI HISTORIA: Al escribir, redescubrí mi identidad, mi ser esencial, reelaboré mi historia familiar, mis vínculos cercanos y no tanto,  me amigué con mi biografía humana y la asumí con orgullo: por eso las fotos familiares a la derecha de los escritos, porque esa soy yo, de ahí sale lo que está escrito aquí, del amor de todas esa personas que hicieron siempre y hacen lo mejor que pueden igual que yo, igual que todos. María Guadalupe Buttera me lo enseñó, de la mano de Bert Hellinger y sus maravillosas "constelaciones familiares". Me destapé, soy más yo que nunca antes, tengo ganas de seguir cumpliendo años, más ganas de vivir, de trabajar, y le encontré un nuevo sentido a mi trabajo más allá del sueldo que gano, y a mi vida, y a mi paso por el mundo. Suena como demasiado, pero así se siente.

*ESTOY EN LA LUZ Y LA IRRADIO A LOS MÍOS: Al sentirme yo así, tan amplificada y en la luz, salió a luz lo mejor de los míos, sobre todo, lo mejor de mi hija menor, que estaba en la sombra porque yo estaba instalada en la sombra, y ahora brillamos al unísono.Ella lleva su blog gigante en la terraza, y brilla como yo sabía que brillaba, pero desde la luz, ya no desde la sombra que yo misma proyectaba...Esto lo aprendí de Grün, que me enseñó Jung, pero no lo podía vivenciar, aunque lo notaba. Escribir me curó:  vivo en la luz y acepté mi sombra.

*SOY TUTOR DEL ÁRBOL DE LA VIDA DE LOS MÍOS : Me convertí en sostén emocional de un amado esposo golpeado por un injusto despido y de un hijo preadolescente transitando el imponente rito de iniciación al mundo adulto, y aunque todo esto no cambie la natural preocupación económica que tenemos por resolver para llevar adelante el proyecto de vida en familia que ideamos y potenciar el crecimiento de nuestros hijos con lo material que hace falta, nos llena de optimismo.
El optimismo que irradio es sanidad mental para toda la familia en esta coyuntura.

* SOY MÁS FELIZ:Lo que empecé a escribir desde la bronca y la impotencia, el desengaño y el enojo, se convirtió en medicina para curar el resentimiento y lograr apostar a lo bueno que hay en el mundo, a lo que puedo cambiar yo desde mi pequeño ámbito. Me llevó a ver claramente la verdad en lo  que alguien dijo acerca de que para cambiar al mundo, primero es necesario que yo cambie. Como enseñan Jesús, Buda, Gandhi, Luther King, Mandela, Teresa de Calcuta, Juan Pablo II. Fertilizó el sedimento de MI MUNDO FELIZ. Y empezamos a leer literatura que nos llena de ganas de vivir y nos confirma lo que sabemos sobre dónde se encuentra la verdadera felicidad. Ayer, sin ir más lejos," invertimos" en dos libros más de los que ayudan: el de Sergio Sinay," LA FELICIDAD COMO ELECCIÓN", y el de Bernardo Stamateas, "QUERERME MAS".
Después  los comentaré oportunamente...

*ME CURÉ Y PUEDO CURAR: Para fines de un triste y eterno enero después del despido del 29 de diciembre, reabrí el blog, y me encontré con la sorpresa de que dos almas me habían leído y comentado favorablemente. Coincidentemente, mi cactus favorito se enfermó. Comenzó a sufrir por un hongo pegajoso y ponzoñoso, que lo debilitaba cada vez más. En mi ignorancia y ceguera, por padecer yo la misma enfermedad, lo regaba más y más, y lo fertilizaba... Finalmente, consulté a los que saben, en el vivero del que ya les conté, ese que les encanta a mi hija y a mi sobrina ahijada. Los médicos de plantas nos enseñaron que cuando un ser vivo en maceta se enferma, hay que cambiarle el sustrato, aflojar con los excesos, ponerle un tutor, y darle tiempo... No quisieron hacerlo ellos, porque las espinas estaban terriblemente filosas: nos pidieron que nos ocupáramos nosotros. Hoy se está sanando él, y todos nosotros...de a poco: lleva tiempo superar esas infecciones que se respiran en el aire de un hogar, pero con amor, cuidados, ayuda y paciencia, se puede, aunque ni mi cactus ni nosotros volveremos a ser los mismos después de esta infección... POR SUERTE.

* ESTOY MÁS RECEPTIVA Y FESTIVA: Justo anoche vimos una película de la que no esperaba demasiado, y nos sorprendió: "¿Cómo saber si es Amor?"(“How Do You Know” el original en inglés) con Reese Witherspoon, Owen Wilson, Paul Rudd, y el insuperable y dignamente anciano ya Jack Nicholson. Y se la hice pausar a Javier para hacer lo que hace tiempo no hacía: copiar una parte del genial guión que me conmovió porque nos viene como un regalo, como que lo dicen por y para nosotros:

  Situación: Un hombre grande le dice a un joven que está perdiendo su posición laboral privilegiada a los treinta años...

 (Y LA ESCENA ESTA MUY BIEN LOGRADA VISUALMENTE, PORQUE HABLAN POR TELÉFONO, EL GRANDE MIRÁNDOLO DESDE UN VENTANAL SOBERBIO Y EN LO ALTO AL JÓVEN, QUE ESTÁ EN LA CALLE, LITERAL Y METAFÓRICAMNTE HABLANDO…)

 "Yo he pasado por cosas como esas y quisiera darte un consejo difícil, si querés escucharlo.
 Aceptá la enormidad. Abandoná toda ilusión de contención.Lo más difícil de todo es
 el hecho de que no importa cuál sea el resultado,es muy improbable que puedas alguna vez ser la persona que alguna vez fuiste hasta ahora. ¡Buena suerte! ”

(“I have been through things like this, and I’d like to give you some difficult advice, if you would like to hear it. Accept the enormity. Give up illusions of contentment. The hardest fact of all is that no matter what the outcome, it is unlikely you can ever again be the person you have been until now. Good luck!”)

¡Y en esto reconocimos una bendición, y brindamos, como corresponde : por no volver a ser los que fuimos nunca más, por ser mejores, más fuertes, más adultos, más sabios, para darle más a los demás y al mundo!
          
* LEO MÁS Y VALORO LO LEÍDO: En la carta que me publicaron hoy que ellos titularon "DOS GRANDES ARTISTAS", ya que halago a Clive Owen, intenso y sensato actor que encarnará a Hemingway en una película próxima a estrenar, reivindico a Hemingway, un fabuloso autor, de estilo elaboradamente simple, un tipo complejo que eligió vivir una vida difícil jugándose por sus ideales, que sufrió el exilio con otros expatriados, y que nos dejó genialidades maravillosas que merecen ser leídas, como "El Viejo y el Mar". Estúpidamente, se lo condenó extemporáneamente por su gusto por las corridas de toros, la cacería y la pesca, hoy tan mal vistas por el sufrimiento del aninal involucrado, y  que plasmó en muchos de sus escritos sino en todos,además de su alcoholismo y su suicidio. Precisamente, en todas sus miserias humanas reside su grandeza literaria, que lo hizo acreedor de un Nóbel incuestionablemente merecido, no como otros...

Lean Hemingway, se los recomiendo.

¡Y te lo digo así: a boca de jarro colmado!
                               

viernes, 13 de mayo de 2011

El blog: Un fenómeno fenomenal

                                                                                                          


Esto de escribir un blog es un fenómeno. Es un fenómeno fenomenal en cuanto se trata de un proceso que se genera a partir de escribir y hacer de lo escrito algo compartible. He ahí lo fenomenal del fenómeno. Un fenómeno fenomenal y relativamente nuevo, que vale la pena estudiar y explorar, algo sobre lo que voy a indagar: el blog como un nuevo “multigénero literario”, si se me permite el neologismo, multipropósito y multifacético, digitalizado e interactivo, en tanto permite incluir no solamente textos propios y citas de otros textos, sino además artículos, ensayos, reflexiones breves, relatos, cuentos, poesía, y también potenciar la palabra  a través de la incorporación de pinturas, dibujos, caricaturas, fotos propias y ajenas, canciones, videos, tweets, reacciones y comentarios del los lectores, las devoluciones del autor del blog a esos aportes de parte de sus lectores, que pueden elegir ser seguidores y conformar un grupo virtualmente, el acceso a estadísticas del seguimiento del blog de lectores cercanos y remotos.

    ¡Es un fenómeno fenomenal!


Es más, me puedo equivocar, pero igual me juego a decir que, en este sentido, el blog puede llegar a exceder al fenómeno de imprimir y publicar un libro, por su inmediatez en tiempos que la imponen, por su grado de cercanía e interacción directa y fluida entre escritor y lector, por la flexibilidad que le proporciona al autor con sensibilidad artística de fusionar diferentes expresiones del arte y la cultura colectivas, hoy tan al alcance de la mano en Internet  y patrimonio cultural universal, y por darle al autor la chance de entrelazar esa riqueza que se obtiene fácilmente desde la Web con sus propias apreciaciones, resonancias, y vivencias personales.  Genera además la posibilidad de editar lo escrito una vez ya publicado, para enmendar algún dato erróneo o enriquecer, aunque tal vez, como me está enseñando Rozitchner en su taller de escritura, sea mejor no obsesionarse con releer y corregir, sino más bien fluir, escribir, postear y dejarlo ser. Esta es la riqueza del blog: su espontaneidad, su honestidad “a boca de jarro”, su ingenuidad, su cierto grado de improvisación y desparpajo, su frescura, su accesibilidad, y sobre todo, su imperfección. La imperfección lo hace aún más interesante como nuevo medio de expresión literaria, mucho más humano. Y lo hace también más abierto a tantísima gente que, como yo, “no es nadie” en el mundo de las librerías y las editoriales, pero escribe, y hasta escribe bien, y hasta escribe mejor que muchos que publican libros aunque no son escritores; y aquí mi profesor me diría que no entráramos en el debate, pero yo soy así: vivo “a boca de jarro”, me la juego, aunque no tengo la verdad agarrada por un puño. Con el blog, exterminamos al  fraudulento escritor fantasma y desenmascaramos a más de uno que publica y vende carradas de libros sin apenas lograr poner dos palabras juntas en papel, pero que  por “ser alguien”, es decir, por ser conocido, acomodado, mediático o popular, aprovecha la oportunidad que le sirven en bandeja los que ven él  un negocio editorial. Mientras que otros muchos escritores de verdad, con real talento literario, deberán emprender el tortuoso camino de ir de editorial en editorial con un proyecto, arriesgándose a que el editor les diga: “¿Pero vos quién sos? ¿A vos quién te conoce? ¿A quién le vas a vender un libro vos, más que a tus amigos?” Y si ese escritor quiere publicar su libro, cosa a la que todo escritor legítimamente aspira, tendrá que pagar de su bolsillo para hacerlo, y resignarse a que sus ventas no reembolsen su inversión ni realicen su sueño.

     Pues bien, ¡esto no pasa con un blog!
       
 Y la pregunta filosófica subyacente que dejaré flotando es “¿qué significa ser escritor?” No deseo profundizar mucho en eso por ahora. Y aclaro que sé lo que significa no ser escritor, y que no me siento definida por esa bella, enorme palabra, justamente porque, a pesar de que la escritura fluye en mí, me inunda, y está en mí desde siempre, siento que para que el sustantivo “escritor” te quepa, hay que tener al menos un buen libro publicado que sea leído y reconocido. El mejor ejemplo que se me viene ahora a la cabeza es J.D. Salinger, autor de mi novela favorita, El Guardián en el Centeno (The Catcher in the Rye) . Sólo ese libro, ya que no publicó mucho más, lo consagra "Escritor", así, con mayúsculas. Esto es un sentir, nada más. Las cartas de lectores en LNR , que tanto orgullo me dan cuando me las publican, no bastan ni soñando para calificar. Ni siquiera los números para mí estremecedores de visitantes de mi humilde espacio de reflexión, coqueteo con el arte y sinceramiento ABSOLUTO sobre quien soy yo “en espíritu y en verdad” me hacen sentir que soy escritora.
           
Pero volviendo al tema, el blog es gratuito, es amigable al usuario, no requiere tercerización, comercialización o intermediarios, y eso lo hace muy noble y digno.

Sí, señoras y señores: hoy, desde mi blog, reivindico al blog, y lo consagro como un nuevo género literario con gran potencialidad de desarrollo a futuro.

Muy  probablemente, ya le esté robando público a ciertas revistas de interés general que cuestan mucho y valen poco, cargadas de anuncios para venderte todo lo que no necesitás tener, o para mostrarte como necesitás lucir si querés dejar de ser tu valioso ser, o llenas de noticias de la vida íntima de mucha gente que es famosa sólo porque la gente que quiere vender esas revistas la hace famosa a fuerza de exposición más que de mérito.

Desde ya, estoy generalizando “a boca de jarro”: de hecho, hay y leo revistas valiosas que incluyen buenos personajes y buenos escritos y escritores, pero no son las que me veo obligada a leer cuando voy a la peluquería o al dentista sin mi libro, y quiero pasar el rato de espera insufrible leyendo algo digno de ser leído, que aporte o enriquezca. Y estimo que no son las más vendidas y, por ende, las más leídas: una pena…

IGUALMENTE ACLARO QUE PARA MÍ...

       NO HAY NADA TAN MARAVILLOSO COMO UN LIBRO

Desde el aroma del libro, nuevo o viejo, hasta el tocarlo, anotarlo, subrayarlo, pasar sus páginas, llevarlo conmigo a donde voy, marcar sus páginas con los dibujos de mis hijos, tenerlo en mi mesa de luz, en mi biblioteca amada y abarrotada, en esa parte de mi vida en la que lo leí, en el ojo de mi mente que lo recreo, y en mi conocimiento de su autor por la complicidad de habernos hecho uno en el acto de la lectura...

      NO HAY CON QUE DARLE AL LIBRO

 Pero hoy celebro una vez más el fenómeno fenomenal del blog y se los dejo así, como todo, como siempre…
            
          

                                                     



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