miércoles, 14 de marzo de 2012

En busca de sentido

                  El combate entre don carnaval y doña cuaresma, Pieter Brueghel el Viejo, 1559.


"En razón de su autotrascendencia, 
el hombre es una esencia en busca de sentido."
                         Ante el vacío existencial, Viktor Frankl.

A veces parece como que los pequeños rituales cotidianos que hacen a nuestra vida diaria se vuelven monótonos, aburridos, carentes de sentido. Se nos habla en los medios o leemos libros de personas que logran hacer trascender sus vidas más allá de los límites de su mortalidad. ¿Quién alguna vez no ha soñado con lograr alcanzar algo grande que lo haga trascender? Y sin embargo, la gran mayoría de nosotros vivimos vidas que se nos hacen pequeñas, anónimas y hasta insignificantes.


Ante el panorama del mundo que nos toca protagonizar, nos sentimos abatidos, empobrecidos, estrechados nuestros horizontes, vaciada nuestra capacidad de soñar, casi enfermos. Viktor Frankl le habla al hombre de hoy desde el siglo XX, y el mensaje que le transmite sigue siendo preciso, contundente y es posible que haya cobrado aún más sentido en nuestro confuso y líquido siglo XXI.


Viktor Emil Frankl, (1905-1998), neurólogo y psiquiatra austríaco, fundador de la Logoterapia y sobreviviente de  varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau, nos alecciona a partir de su experiencia:

"Preocuparse por algo así como el sentido de la existencia humana, dudar de tal sentido o incluso hundirse en la desesperanza ante la supuesta falta de sentido existencial, no es un estado enfermizo,  un fenómeno patológico.(...)
...  no es sólo que la frustración existencial esté lejos de ser algo patológico, sino que lo mismo cabe decir - y con muchísima más razón - de la voluntad misma de sentido. Esta voluntad, esta pretensión humana de una existencia llena, hasta el máxino posible, de sentido, es en sí misma tan poco enfermiza que puede - y debe - movilizársela (...)
Algunas veces no se trata tan sólo de movilizar la voluntad de sentido, sino de despertarla a la vida allí donde ha sido resquebrajada..."
                                                                 
Es un tiempo en el que se nos informa que se agregan al manual de trastornos de la mente más etiquetas y rótulos para lidiar con emociones, estados del alma y características de la personalidad como la tristeza ante las pérdidas, la timidez y la rebeldía, y se cree que la psiquiatría es la respuesta omnipotente a todos nuestros estados, Frankl advierte que es necesario dejar de divinizarla para intentar humanizarla. Es en el momento en el que el hombre atraviesa sus desiertos y se confronta con sus preguntas y dudas cuando se hace más auténtico, más hombre, cuando realmente comienza a comprender y a protagonizar su trascendencia, su grandeza. Sólo al hombre atormenta esta lucidez por la cual se duda de todo sentido. La sanidad reside en la voluntad de la búsqueda. Y advierte, lleno de sentido, que no se debe desvalorizar lo que hay de humano en nosotros. Cabe preguntarse por qué resulta tan atractivo andar etiquetando y buscando salidas farmacológicas y terapéuticas a situaciones que nos hacen transitar el sendero de nuestra más vibrante humanidad: "A nuestros mediocres les causa, al parecer, contento, oír decir que a fin de cuentas Goethe era también un neurótico como vos y como yo, si es que me permiten decirlo así. (Y quien esté libre de neurosis al cien por cien, que tire la primera piedra.)"
 

Según este brillante y apasionado pensador y orador, son cada vez más los que acuden al psiquiatra aquejados de un profundo sentido de vacuidad, a tal punto que él lo considera una "neurosis de masas". Es que no hay instinto que nos dicte qué tenemos que ser o tradiciones que nos marquen el rumbo hacia lo que se debe ser, y ya casi no conectamos con lo que queremos ser. Caemos en el conformismo y la deseperanza. Y la deseperanza, según Frankl, es comparable a una ecuación matemática:


D = S  −P
DESESPERANZA = SUFRIMIENTO − PROPÓSITO

Frankl reivindica la lucha por encontrar la voluntad de salir al encuentro de la actitud acertada para hacerle frente a nuestro destino más que una forma de cambiarlo, y la ecuación cobra sentido. Vivir es aceptar con dignidad el desafío que plantea la vida, con su carga de adversidad, porque nuestra vida tiene un propósito que descubrimos amando, trabajando, creando, y pensando en cómo afrontar el sufrimiento cuando toca. La pregunta no es ¿por qué a mí? sino ¿para qué?

Somos afectados por nuestro entorno, sin dudas, pero gozamos de una capacidad de elección, de libertad espiritual, de independencia mental, incluso en circunstancias terribles. Se nos podrá arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir nuestro propio rumbo. Sentido no es algo que nace de la propia existencia, sino lo que le hace frente. Vale la pena leer en su legado la pasión y convicción con la que lo explica, para contagiarse de ella y seguir en la perenne búsqueda de sentido transitando los senderos de nuestra extraordinariamente ordinaria vida.

A boca de jarro

14 comentarios:

  1. desde pequeños se nos educa, no senseñan matemáticas en el colegio y educación en casa, a nadar en la piscina y a dibujar en clases... pero nadie nos educa emocionalmente nunca. Si nadie nos ha dicho nada de eso, ¿no somos analfabetos emocionales? Si a uno le duele el pie va al médico; si a uno le duele algo por dentro, no sabe qué es y sufre.
    Un abrazo

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    1. Muy cierto, Diego. Creo que hay mucho que aprender sobre las emociones porque ellas mismas son grandes maestras que nos traen mensajes que a veces nos alarman, y salimos en busca de la pastillita milagrosa y el doctor en lugar de enfrentarlas con la voluntad de conectar con ellas, dejarlas ser e intentar encauzarlas para nuestro propio bien y el de quienes nos rodean.

      Para ese dolor del alma que todos sentimos intento nutrirme del pensamiento y la experiencia de vidas llenas de sentido como la de Frankl, uno de cuyos libros, Ante el vacío existencial, me impactó y quise compartirlo.

      Un abrazo y gracias por tu aporte.

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  2. Me gusta, Fer, me gusta la idea. La desesperanza es el sufrimiento sin propósito. No plantar cara al sufrimiento, no saber como salir de él, es lo que nos lleva a la nada. Tenemos que saber ir contra él, entenderlo y saber vivir la vida que nos ha tocado, pero siempre luchando y buscando "porqués" aunque no los encontremos nunca.
    Tenemos que aprender que es lo que queremos e ir a por ello. Un beso.

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    1. Esa es la idea que transmite este hombre, un maestro de la supervivencia ante el sufrimiento y el sinsentido de la crueldad del campo de concentración. Cualquier realidad se enfrenta desde el sentido que nosotros mismos le encontramos a nuestro paso por el mundo, por pequeña que parezca nuestra vida. Siempre buscando sentido aunque nosotros no lo encontremos: es posible que otros lo encuentren si nosotros no logramos verlo.

      Un beso grande, querida Lola, y gracias por darle sentido a mi reflexión sobre esta movilizante lectura.

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  3. Hace unos años hablé de este libro aplicándolo a mi sentido de la docencia EL PROFESOR EN BUSCA DE SENTIDO. Leí atentamente varios libros de Frankl además de el que citas. Me interesaron sobremanera su análisis de la depresión endógena y citas de sus textos me acompañaron durante varios años. La necesidad de sentido es una idea de una coherencia extraordinaria. Intenté asimismo seguir una terapia inspirada en la logoterapia que acabó insatisfactoriamente. Mi experiencia con Frankl es reveladora de la imposibilidad de superar un estado depresivo endógeno sin la ayuda de la química. El hombre en busca de sentido, el hombre doliente, no puede salir de su sima personal, si es que está verdaderamente en ella, sin el apoyo de los fármacos. Es una constatación dolorosa y no la excluye el propio Frankl, pero solo a base de ideas fuerza sacadas de sus libros, que leí y subrayé con una intensidad máxima, no pude salir del laberinto de la mente hundida en la vorágine depresiva.
    Me gustaría pensar lo contrario, pero cuando cada día se convierte en una tortura, cuando se cuentan los minutos que quedan hasta levantarse con horror (de esto da cuenta Frankl), uno no puede sobrevivir sin un tremendo sufrimiento. Pienso que hay personas más proclives a la depresión endógena, y afortunadamente el presente tiene posibilidades de ayuda farmacológica que antes no existían. Me gustaría poder decir otra cosa, pero esta es mi experiencia.

    Besos.

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  4. Tu experiencia es un testimonio valioso y auténtico. Frankl era psiquiatra y neurólogo. Hoy las ciencias de la salud mental saben que muchos de nuestros desbalances, trastornos y estados tienen que ver con lo químico, no sólo con lo actitudinal. Y los fármacos cumplen la función de apuntalar la mala química con la que algunos nacemos. También pienso que en lo actitudinal hay mucho que se hereda, aunque sobre eso se puede trabajar y aprender, que no es otra cosa que crecer.

    Yo misma leo a Frankl y subrayo para encontrar sentido ante el agujero negro de mi propio vacío existencial, ya que hay días que se agiganta y parece fagocitarme entera, y otros en los que siento que sólo con la fuerza de voluntad y el testimonio de otros que emergieron íntegros y encontraron sentido a la búsqueda puedo vislumbrar el camino hacia la luz.

    No creo que los fármacos estén de más cuando no se trata simplemente de anestesiar el sufrimiento, de tratar de evadirse, sino de salir del pozo, Joselu. Para salir del pozo hay que tener la humildad de buscar y aceptar ayuda, aunque luego sientas que no resulta, porque lo resuelves a tu modo. Con la terapia me pasó igual que a tí.

    Lo que me resulta penoso es que en los tiempos en los que vivimos no se esté dispuesto a transitar por el más mínimo dolor existencial, lo cual es bien distinto a lo que te sucedió a tí o a mí. Eso es negar nuestra propia esencia.

    Tú siempre te sinceras con respecto a tu depresión y yo siempre te hablo de mi neurosis, que también requiere fármacos. Frankl pagó mi lectura al decir que "...quien esté libre de neurosis al cien por cien, que tire la primera piedra." Los fármacos son un bastón más, al igual que las terapias. El tema es no tener la dignidad y el propósito de enfrentarse con el abismo tomando el atajo de las pastillitas de colores o depositándolo todo en manos del terapeuta como si se tratara de magia. Quienes pasmos por algo de esto sabemos que nada lo hace desaparecer mágicamente nunca más. Pero se encuentra un sentido en la experiencia de haber pasado noches enteras en el desierto.

    Sería el colmo que se medicara a gente por transitar sus duelos, por ser tímida o rebelde. Es como cuando a los niños les suministran drogas por el Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, cuando en verdad lo que sucede es que son inquietos y dispersos porque son niños tratando de encajar en esquemas pensados por adultos para niños que no fastidien. Hay un abuso de etiquetas psiquiátricas al menos en mi sociedad, abusivamente psicologizada en mi opinión, que me resulta ridículo y alarmante. Por eso este hombre que sobrevivió a los horrores de los campos de concentración y que tiene la valentía de decirnos que también se le puede y hasta se le debe encontrar un propósito, un significado profundo y personal al sufrimiento, me nutre mucho más que todos los programas que nos venden para dejar de sufrir al instante.

    Un beso y gracias por tu honestidad de siempre: eres, sin dudas, pura esencia en busca permanente de sentido, y te admiro y te respeto por eso.

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  5. Gran post Fer, te tengo que decir que lo leí dos veces pues no tiene desperdicio, filosofando párrafo a párrafo. Me gusto y mucho. Saludos.

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    1. Gracias, amigo. Toda la grandeza se la lleva este hombre que fuen un incansable luchador en la pelea de la búsqueda de sentido existencial en la que todos la peleamos día a día.

      Un saludo.

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  6. Hola Fer, yo creo que este tema de la psiquiatría y la psicología, que han sacado a la luz muchas enfermedades emocionales, (aunque es cierto que algunas si debe ser tratadas y medicadas, como la esquizofrenia) pero hay otras que mas sirven para aumentar las ganancias de la industria farmacéutica que para curar a las personas, a veces leer libros de auto-ayuda pueden ejercer un mejor efecto que tomar antisicóticos o antidepresivos
    Abrazos.

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    1. Hola, Alejandra. Tienes un buen punto. Te dejo el link a un vídeo que he posteado en otras entradas antiguas y que demuestra a las claras cuánto se puede abusar de las etiquetas psiquiátricas y cuánto daño pueden llegar a causar: Etiquetas psiquiátricas de trastornos inventados.
      Hasta uno mismo, sin libro alguno de por medio, también puede llegar a superar sus problemas y sus bajones. Esas experiencias por las cuales tantos solemos pasar suelen fortalecernos, ayudarnos a crecer como personas y enseñarnos que somos más fuertes de lo que en verdad creemos.
      Muchas gracias por tu lúcido aporte y por tu interés en esta entrada.

      Un abrazo.

      Fer

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  7. Te leí ayer pero necesitaba meditar un poco. Me llama la atención, lo complejos que somos los hombres. Lo digo porque a diferencia de otros autores que padecieron la destrucción total de su entorno y que fueron sometidos a las peores brutalidades imaginables aceptó que la vida era digna de ser vivida. No leí nada de Frankl, pero si lo hice con Primo Levi, Tamiki Hara o Alexander Solzhenitsyn por poner algún ejemplo, y todos tienen un denominador común: denunciar y un tremendo pesimismo hacia el ser humano. Todos llevaban grabado el sufrimiento a flor de piel !Aquello era peor que el infierno! si se me permite exagerar...sin embargo, por lo que he entendido en tu reseña, la contribución de Frankl se caracteriza por un mensaje extraordinariamente positivo.
    Somos libres de elegir nuestra actitud, sean cuales sean las circunstancias que nos rodean. !Extraordinario, sí, pero llegar a ese nivel de autocontrol requiere tener experiencias brutales? O entonces, ¿qué nos sostiene ante la adversidad?
    Me he extendido espero haberme expresado bien jejeje
    Apunto el libro.
    Un fuerte abrazo.

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    1. Interesante planteo, estimada Marybel. No creo que sea necesario llegar a circunstancias extremas para descubrir que podemos elegir cómo afrontamos la adversidad. A todos nos tocan situaciones complejas, ya que vivimos en un mundo complejo, y creo que el mensaje de Frankl reivindica la ausencia de odio y de sed de venganza, y el hallazgo de que toda vida está imbuida de una dignidad que nada ni nadie nos puede arrebatar. Estimo que este libro merece una lectura cuidadosa para poder llegar a captar su profundo y positivo mensaje, que no es un mensaje rosa como los que suele propagar el movimiento New Age.

      Te agradezco profundamente la meditación de esta reseña y el rico aporte que me has dejado.

      Un abrazo.

      Fer

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  8. El Dolor es inevitable .... el sufrimiento una eleccion

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    1. Eso es algo que se dice mucho, que se escucha mucho también. Es muy posmo, pero no me termina de convencer.

      Un saludo.

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