Imagen de un pehuén, árbol "madre" y sagrado para los mapuches según La Leyenda del pehuén errante. |
Sergio Sinay, a quien reiteradamente he citado y tengo como referente en cuestiones de reflexión sensata y profunda de mi sociedad y de la vida misma, me ha regalado, en su nota en LNR del domingo 25 de marzo, el recuerdo de este poema que leí de adolescente en mi paso por la escuela secundaria sin entenderlo ni apreciarlo como lo hago ahora, desde el lugar de adulta en el que estoy plantada hoy:
SONETO
Si para recobrar lo
recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado.
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado.
Si para estar ahora
enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he
comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez
Por estos días, ha desmejorado la salud de un miembro de la familia que lleva años postrado, y, sin embargo, ha expresado que se sentía agradecido a la vida por haber permanecido vivo como raíz para disfrutar de lo que el árbol familiar le ha dado de florido. El precio ha sido soportar lo soportado, padecer lo padecido.
Por estos días también, murió una mascota familiar. Yo jamás he tenido un perro en casa, así que sé muy poco sobre cómo viven y aún menos, sobre cómo mueren. Pregunté y me contaron: empezó a quedarse más quieta, a esconderse, a dejar de alimentarse, hasta que murió. Me impactó la sabia conducta del animal ante el fin de la vida: entregarse mansamente a volver a la tierra.
Por estos días, además, han comenzado a caer las hojas de los árboles. Hay muchas hojas secas para recoger. Curiosamente, es una tarea doméstica diaria del otoño que no me pesa. Me conecta con el ciclo de la naturaleza que arremete con su curso, que renueva, que prepara, que apacigua y reconforta.
La repentina llegada del fresco y el sol templado de otoño vigoriza, enraíza una rutina que hace a un fluir que se traduce en un sentir liviano a pesar de los vientos.
El momento en que me encuentro enraizada en la vida se me hace como el comienzo del otoño: un tiempo de sol tibio y cálido, una necesidad de estar y de ser protección y alimento para los míos, como una raíz.
La repentina llegada del fresco y el sol templado de otoño vigoriza, enraíza una rutina que hace a un fluir que se traduce en un sentir liviano a pesar de los vientos.
El momento en que me encuentro enraizada en la vida se me hace como el comienzo del otoño: un tiempo de sol tibio y cálido, una necesidad de estar y de ser protección y alimento para los míos, como una raíz.
El poema y los hechos así hilvanados me muestran, una vez más, que se debe confiar en la perenne sabiduría de los ciclos de la vida y de la naturaleza. Me embarga la sensación de que somos parte de un entramado y estamos a buen recaudo, bajo un árbol enraizado que nos nutre y nos regala su sombra y su cobijo. Y que todo lo que hacemos, gozamos y padecemos, es nutriente para los brotes tiernos que se alimentan de nosotros, troncos y raíces subterráneas.
A boca de jarro
No deja de sorprenderme la diferencia estacional que vivimos entre los dos hemisferios. Nosotros estamos entrando en la primavera con su lógica y esplendor creciente que desemboca en el verano que llevará al otoño.No deja de ser desconcertante que hables de la caída de las hojas.
ResponderBorrarAdemás es significativo que abordes un tema tan otoñal como el que sugieres y que parte del poema que has transcrito. No lo conocía,pero es denso y hermoso. Yo también observo la vida desde un otoño existencial, aunque aquí sea primavera. Hubo un tiempo que me rebelaba dramáticamente contra ello, lo que me hacía sufrir. Sin darme cuenta, un día llegó la aceptación de lo que es, de lo irremediable pero sin pesar. Y entiendo que los seres somos permanente y continua transformación, y que los diferentes estados en que esta se manifiesta no dejan de ser una ilusión. El sustrato profundo del ser está en las profundidades del mar donde no llegan las tempestades y todo es quietud y paz si la mente logra serenarse. El nacimiento, el crecimiento, la madurez, el otoño y la muerte no dejan de ser una manifestación del ciclo de la vida que tienen importancia relativa. Escribo desde la felicidad que tiene en esta primavera privilegiada un estadio de crecimiento pero sobre todo de observación.
Besos.
Gracias, Joselu. La de ustedes es una primavera con mucho para observar. Y el poema tal vez nos les venga mal a los españoles en estos días. Se percibe, por lo que se publica en muchos blogs, que el tema de la huelga los tiene muy absorbidos. Ojalá no se pierdan de reparar en las manifestaciones cíclicas de la naturaleza y de la vida, y en encontrar serenidad frente a la circunstancia del momento, tanto en lo que el árbol tiene de florido en primavera como en las profundidades de las raíces que lo nutren.
ResponderBorrarUn beso.
Estás, de alguna forma (y tal vez por la reflexión sobre el otoño y las pérdidas en la familia) conectada con mi libro. Ese soneto de Bernárdez es una belleza, y es parte de uno de los capítulos.
ResponderBorrarEl tapiz con que ilustrás el post me encantó. El otoño y la primavera esconden grandes enseñanzas...
Un beso
Voy a contactarme con vos para conseguir tu libro, Victoria. Marzo se llevó unas cuantas hojas de los árboles y una buena invesión en liros escolares, por los cual en abril me propongo ponerme al día con los libros que quiero leer.
BorrarEl poema enseña tanto como el fluir de la vida y las estaciones, sí, es realmente bellísimo. Tal vez otro día me dedique a la Leyenda del pehuén errante, que ispiró la elección de imagen, y es un texto hermoso también.
Un beso y gracias.
Fer, lamento esos hechos que tocan vivir por "ley de la vida" :( Aunque me cueste aceptarlo aún, así son los ciclos...de hecho el otoño no me gusta, pero así como deben caer las hojas de los árboles, todo debe morir en algún momento...Es buenísimo que puedas conectarte con ese ciclo natural y recoger las hojas sin que te pese.
ResponderBorrarTe mando un beso!!
A mi me encanta el otoño. Tengo memorias intensas de otoños que en verdad fueron el cenit de mi vida: cuando conocí, me enamoraré y comencé a ser novia de quien hoy es mi esposo, y los otoños en los que nacieron mis dos hijos, frutos de ese amor. Esas memorias también fortalecen para recoger las hojas que caen.
BorrarUn beso y gracias, Gi.
El poema es hermoso y desvelador en su amarga lucidez.
ResponderBorrarEn tu reflexión me llama la atención que crees que somos más raíz que fruto, más materia inerte de la que brota vida, que la propia vida nacida de la materia inerte. Siempre nos habían dicho o habíamos pensado que éramos final de trayecto, el último anclaje de la evolución, la copa del árbol que enseñorea el bosque, el súmmum de la civilización nos costará adaptarnos a que somos un simple eje de una rueda que puede seguir girando sin nosotros, que no nos necesita y que sigue su propio proceso al margen de nuestros deseos.
Tiene razón, Joselu, se nos hace curioso esta situación hemisférica: aquí primavera, allí otoño aunque a decir verdad cualquiera diría que vivimos en el trópico: tenemos una sequía espantosa, hace cuatro meses que no llueve y el calor es propio del más tórrido verano.
La huelga es una de las pocas protestas posibles ante una situación cada día más asfixiante. Vamos hacia un corralito semejante al vuestro pero más insidioso ya que lentamente se esta apoderando de las conciencias y las lleva hacia el desemparo y el pesimismo.
Qué jugoso comentario, Dr.Krapp!
BorrarHay un tiempo para ser fruto, copa de árbol enseñoreando el bosque, y otro en el que es necesario tener la humilde grandeza de asumirse tronco y raíz. Y correrse del eje de la rueda para dejar que otros ocupen ese sitio y así siga girando. Por más evolucionados que estemos, no escapamos al ciclo de la naturaleza y de la vida. Es la desconexión con este ciclo lo que pone palos a la rueda y hace que involucionemos y nos sintamos como tú expresas sentirte ante la realidad de lo que se plantea a nivel social y laboral en España. Y te entiendo perfectamente. Tanto mi generación, como la de mis padres y mis abuelos, inmigrantes españoles, han debido soportar lo soportado, y en esos momentos no se puede ver el bosque por el árbol. Por eso cada día me convenzo más de que es necesario confiar en la perenne sabiduría del ciclo de la naturaleza y del árbol de la vida.
Un cordial saludo y gracias por tu compartir.
Desde luego llama la atención ese diferente paso estacional. Pero ello nos muestra esa cíclica rueda natural que no cesa nunca. Esos ejemplos que pones son perfectos para observar como la naturaleza en sus diversas expresiones se impone, y nos influencia.
ResponderBorrarAlgunos terminaron la huelga de 24 horas ayer. Otros continuan con la huelga implacable y forzosa sin saber hasta cuando. Igual estamos ante otro ciclo. Solo que ante este tipo de cosas debemos poner voluntad y remedio.Un placer leerte. Saludos primaverales.
Voluntad y remedio hacen falta para todo. Como decía antes, a veces no se puede ver el bosque por el árbol....
BorrarUn placer recibir tus comentarios, Victor.
Gracias y un saludo otoñal.
Es curioso, aquí está pasando al revés y mi ánimo va en aumento cada día. Yo soy de sol, ya te lo he comentado en alguna ocasión, con el frío me encojo, me hago pequeñita. Pero cuando llega el sol radiante, el calor y el cielo se llena de olores y sabores de verano, me vengo arriba. Aún así, me encanta ese poema que no conocía y lo suscribo totalmente.
ResponderBorrar¡Besos!
Mi ánimo está bien a pesar de lo que trae el comienzo del otoño de la vida, que se acepta como lo natural. Este poema es bellísimo, Antonia. Es difícil encontrar objeciones a su profunda sabiduría de vida.
BorrarUn beso grande para tu primavera y gracias.
Que soneto más autentico… Fer yo soy afortunado por vivir en una primavera constante, que pena no todo el mundo pueda disfrutarla.. Saludos desde esta tierra cálida.
ResponderBorrarNo estaría mal vivir en un sitio de clima siempre templado. De todas maneras, el palpar tan claramente el paso de las estaciones hace que tome conciencia de los ciclos vitales y que sienta que el ciclo de la vida es idéntico al de la naturaleza, sin más.
BorrarSaludos y gracias, amigo verde.
Preciosa entrada, ese poema que has puesto, me ha fascinado, que certero eh? nunca mejor dicho...estupendo tu blog, te sigo ya mismo guapa.
ResponderBorrarQue tengas precioso finde, besos y abrazos!
Muchísimas gracias. Eres muy cálida y amable, y con la misma calidez y amabilidad te doy la bienvenida.
BorrarBesos.
Me ha gustado mucho tu.. blog.. espero poder leerte con mas frecuencia.. te sigo.. y enlazo tu espacio en mi blog de poesía..
ResponderBorrarUn abrazo
Saludos Fraternos..
Que disfrutes el fin de semana...
Que disfrutes de las vacaciones..
Muchísimas gracias, Adolfo. Te doy la bienvenida y me daré una vuelta por tu espacio con mucho gusto.
BorrarUn abrazo fraterno para tí también.
Ahí caen las hojas - qué bonito es el otoño con toda su gama de colores tostados - y aquí en una semana ha retornado la primavera. El invierno, sin embargo, está presente en el clima social que estamos padeciendo... Así es la vida: a una estación se sucede otra...
ResponderBorrarDel poema que nos has mostrado me ha conmovido el final:
"lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado".
Conforta saber que los restos alimentan otras vidas y alumbran esperanzas renovadas
Un abrazo
He estado leyendo en el periódico de hoy sobre el invierno de vuestro descontento y sé que el clima social no es muy primaveral. Lamento tanto lo que les está sucediendo, Luis Antonio, como todo lo que nos sucede a nosotros, porque España para mí siempre será la tierra de mis raíces, de mis ancestros, de esos que alimentan mi vida y hacen que lo que tiene de florido viva de lo que tiene sepultado.
BorrarUn abrazo fraterno.
Reviví este poema con vos. Gracias.
ResponderBorrarEstoy transitando un otoño que me está enfrentando a nuevos finales e inicios... Tengo el alma dispuesta a abrazar lo nuevo y aceptar lo que ya no será.
Tengo amor, profundo amor para cubrir los ciclos de la vida y todo lo que se llevan y traen.
Amén. (me salió pensarlo, me salió escribirlo).
Muy conectadas Fer!.
Besos
Amén por tu disposición y aceptación.
ResponderBorrarUn beso grande, Lore!
Esos benditos momentos en qe la conexión real que perdimos con la sabiduria de la Naturaleza, se manifiesta logramos entender tantas tantas cosassss
ResponderBorrarLos momentos en que no me senti mas ni ajena al ciclo Natural y Divino, fueron mis momentos mas esclarecedores y hago todo todo lo posible por conectarme con esa magia a menudo
Besos Fer, hermoso post y deseo que la tibieza del sol de otoño recorra tu cuerpo y tu alma
Gracias, Ana. Muy sentido tu comentario. Se hace todo lo posible por vivir conectada con lo que brinda claridad.
BorrarUn beso grande.
Amiga me ha emocionado ésta entrada de blog, el poema cierto cómo la vida misma, te comprendo mucho porque yo también he pasado todos esos episodios que cuentas tengo 61 año y a esta edad una ya ha pasado por mucho y lo que queda por pasar que sólo Dios lo sabe.
ResponderBorrarLa naturaleza nos habla pero el hombre está ciego, sordo y mudo. Así que te deseo con todo mi amor lo mejor para tí, y sigamos el ciclo de la vida que es sabio. Un fuerte abrazo.
Gracias, Carmen. El poema es bellísimo, sí, y la vida, a pesar de todo el dolor, más bella aún: nada se compara con la poesía de la vida, por eso duele tanto cuando se termina.
BorrarYo también te deseo lo mejor a ti, y coincido en que sólo Dios sabe cuáles son nuestros caminos. Lo único sabio y tal vez lo más arduo de hacer es ponernos en las manos de Dios con ciega confianza.
Un fuerte abrazo.
Fer
El poema es una joya...y gracias por compartir con las del otro lado esa visión tuya del otoño, mi estación preferida...espero que el viaje a tus raíces sea placentero y nutra tu corazón de nuevos quereres y de viejos recuerdos compartidos con quien te dio la vida...
ResponderBorrar¿Recibiste mi mensaje con la dirección y el teléfono? por si necesitas algo...
Un abrazo
Querida Julia: no podés negar que sos abuela ya, si hasta me hacés de abuela a mí. Te lo agradezco tanto, en nombre de esas abuelas y abuelos amados a quienes voy a buscar, aunque ellos viven en mí y en mis retoños amados.
BorrarCreo que todos estamos en el otoño si conectamos con esa estación vital que atraviesan aquellos que amamos y que honramos desde nuestra primavera, nuestro verano o nuestro invierno. Las estaciones del alma no coinciden con las del calendario. Vos has sido testigo de mi invierno, Julia querida, no tengo mucho más que explicarte. Y entonces me regalabas flores de primavera en cada gesto, en cada entrega: ¡dulce y perfumada Julia!
Por eso hoy yo pongo mi corazón en sintonía con el cálido otoño al que voy, con ese fin del verano de la vida que ha dado fruto fecundo, y que ahora, no tengo duda alguna, plantará semillas en tierra fértil para seguir dando frutos en el amor.
Cualquier cosa que necesite, te voy a avisar: ¿a quién si no? Los españoles que me ofrecen su asistencia no hacen más que confirmarme lo que sé de los españoles a quienes amo tanto: corazones amplios y nobles, llenos de generosidad, siempre dispuestos a dar y darse desinteresadamente. Son una bendición y los voy a disfrutar. De hecho, hace tiempo que lo estoy haciendo: no en vano se me llenó el blog y el corazón de Ustedes.
¿Viste, Julia? Hoy me salió la porteña, mi ser más auténtico. No tengo que hacerme la galleguita: hablamos el mismo idioma.
¡Un abrazo enorme!
Fer
No conozco esta estación.En mi patria solo hay tiempo de verano y tiempo de lluvia. Pero si reconozco cuando veo un buen escrito, como este, en el que las hojas del sentimiento caen pero no se pierden.
ResponderBorrarLo compartí en Twitter y Facebook. Espero que mis lectores les agrade igual que a mí.
Saludos
¡Qué gusto recibirte en este jarro, Isaías!
BorrarEs una estación muy bella el otoño, llena de colores ocres, tibios soles suaves vientos y hojas secas cubriendo las veredas de mi ciudad que se deshacen al pisarlas y hacen un sonido difícil de poner en palabras, pero enormemente disfrutable en las largas caminatas que las temperaturas invitan a realizar. Es el alivio que llega a dar un empuje hacia el año lectivo y laboral después del tórrido verano porteño.
El otoño es también, según lo veo, como toda estación, un estado del alma que no siempre coincide con las estaciones que marca el calendario o la naturaleza misma. Así me sentía yo cuando lo escribí, y ahora me preparo para otro otoño muy intenso. Es en verdad mi estación favorita, porque dio nacimiento a mis dos amados retoños, y en un otoño que nunca olvido conocí al gran amor de mi vida, padre de esas vidas en las que se prolongará la nuestra en una eterna primavera.
Un saludo afectuoso y gracias por compartir mis escritos, Isaías, mi profeta en las letras.
Fer
Me gusta mucho el poema, yo también le tengo en mi blog y también lo puse en google+. Siempre me recuerda a una compañera de trabajo y amiga, que murió siendo muy joven en un accidente y fue ella la que me lo enseñó.
ResponderBorrarEs un bellísimo homenaje a ese árbol del cual venimos, del cual somos fruto fecundo, ese árbol que creamos al formar nuestra propia familia, ese árbol que somos, que echa raíz profunda y que, a veces, como le ha sucedido a esa amiga tuya que te lo enseñó y a quien no olvidas, queda trunco por causa de alguna tormenta vital pero, como ves, el árbol siempre renace y florece de aquello que tiene de sepultado.
BorrarUn fuerte abrazo y gracias por la grata compañía que me brindas cada día.
Fer
Me embelesa ese poema. Somos todo lo que hemos vivido y en razón de lo vivido somos, nada es lamentable porque en razón de todo, lo bueno y lo malo vivido hoy somos!!!!. Me apasiona!!!!!
ResponderBorrar